Llegando a casa[Lorette]

Preparo una cama para ella (no mejor que la mía) y le dejo que se instale a su marcha. Cuando ya esta todo listo, me acerco a ella.
-Me gustaría que si sois tan amable no me molestéis si me véis en mi trabajo, espero que no me malinterpretéis, pero suelo trabajar en silencio y no estoy acostumbrada a la visita, a no ser que sea un hombre.
Le digo con una media sonrisa. Quizás piense que soy un poco desagradable, pero no es mi intención, simplemente me gusta dejar las cosas claras antes de empezar la convivencia.
Esperaré un tiempo a preguntarle sobre el vampirismo, a investigar los secretos de esta raza... pero no es el momento apropiado, ya que aun es prácticamente una desconocida para mí.

Llegamos a su casa y ella acomodó una cama para mi, examiné el lugar mientras lo hacía, pues solo esperaba que sea lo suficientemente ideal para que por el día no entrara ni un rayo de luz y efectivamente, el lugar era perfecto para mi descanso.

-Me gustaría que si sois tan amable no me molestéis si me véis en mi trabajo, espero que no me malinterpretéis, pero suelo trabajar en silencio y no estoy acostumbrada a la visita, a no ser que sea un hombre.- sus palabras me llegaron como una orden y arqueé las cejas en señal de comprensión, asintiendo tontamente con la cabeza, pues me había sumido en observar el lugar y había olvidado que pertenecía aquella bruja.


-Prometo no molestar señorita...- dije con semblante ausente, pues era verdad, mientras ella se sumía en sus trabajos yo estaría buscando a ese ser que anhelo conocer, aun que ya no sé ni por qué lo hago, podía perfectamente vivir sin él.

Lorette asintió con la cabeza y yo sonreí ligeramente.
-Como podéis ver os he dado la habitación más oscura, solo hay una pequeña ventana la cual es facil tapar. No tengáis miedo a preguntar lo que sea- Hice como último apunte.

-Prometo no molestar señorita...- Dijo entonces, me pareció que la chiquilla tenía la cabeza en otro lado, pero no le dí mucha importancia. Esto de tener invitados no se me había pasado jamás por la cabeza y era extraño que justamente yo, una persona como yo, me refiero, acogiera a alguien en su casa. Y para colmo una vampira, aunque supongo que era esta circunstancia la que me había impulsado a acogerla y que si hubiera sido una mera humana la hubiera dejado allí. Pero como se suele decir la ciencia es la ciencia, y la ciencia me impulsaba a hacer cosas que jamás haría en circunstancias normales. Se me venían a la cabeza bastantes casos que por perseguir a un vampiro o a un licántropo habían pasado cosas realmente malas, y que yo había hecho daño a gente por aprovecharme de la situación... pero no me arrepentía, para nada, mi vida giraba en torno a mi gran pasión, la cual decidí en el momento en el que mi madre gritaba mientras la quemaban y yo me acurrucaba al lado de Erz mientras ella me abrazaba con fuerza, todos esos recuerdos me invitaban a seguir viviendo.
Me acerqué un poco a ella.
-Algun día de estos, me gustaría que respondieráis a unas simples preguntas sobre vuestra condición, si eso no os supone un gran dolor claro... y si os lo supone, me gustaría que respondierais igual- Por un momento inperceptible, mi sonrisa era algo macabra.
-Pero de momento, es ya bien entrada la noche y los humanos como yo necesitamos descansar. Si gustáis podeis cazar pero os agradecería que no trajieráis a nadie a casa- Me giré en dirección a mi habitación y cerré lentamente la puerta- Ah, por cierto-Dije entonces- Recordad que tengo el sueño ligero y que duermo con una estaca al lado.... que tengáis una buena noche, bella.

-Algun día de estos, me gustaría que respondieráis a unas simples preguntas sobre vuestra condición, si eso no os supone un gran dolor claro... y si os lo supone, me gustaría que respondierais igual
-Pero de momento, es ya bien entrada la noche y los humanos como yo necesitamos descansar. Si gustáis podeis cazar pero os agradecería que no trajieráis a nadie a casaAh, por cierto... Recordad que tengo el sueño ligero y que duermo con una estaca al lado.... que tengáis una buena noche, bella.- una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro, tragué saliva y me mordí la lengua para no reír, pues no me imaginaba a aquella mujer tan mala y dura como aparentaba. Y tras darme las normas a seguir se giró y se dirigió hacia su habitación, no sin antes recordarme que prácticamente dormía con un ojo abierto y otro cerrado.

-No os preocupéis, por hoy ya estoy servida y prometo no interferir en vuestro descanso. Buenas noches, madame- dije entonces.
Cuando la mujer se encerró en su habitación, yo me saqué los zapatos y el pomposo vestido, quedándome con un camisolín de seda blanca, lo que hacían más ligeros y silenciosos mis movimientos.

Me dediqué a escudriñar el lugar en que me encontraba, y a indagar en la forma de vida de Daphne, sin entrometerme en sus asuntos personales, claro, eso era algo que odiaba hacer desde que tengo memoria, así que simplemente me dediqué a observarlo todo con detenimiento, sin posar la mano en ningún lugar, para no moverlo o dañarlo.

Cuando me cansé del recorrido volví a la habitación y me tiré en la cama de paja, mis pensamientos empezaban a cesar y mis párpados a caer pesadamente, el largo viaje me había dejado agotada y aun que me alimenté previamente, ya se hacía notoria que la noche llegaba a su fin, por tanto caer en un estado de sopor era prácticamente certero.