Ficha de Dylan Dougherty

Nombre: Dylan Dougherty

Edad: 26

Especie: Cazador

Clase social: Alta

Avatar: Heath Ledger

Lugar de Origen: Inglaterra

Poderes: Puede controlar su sangre dándole forma de una espada para esto normalmente se hace una cortada en el brazo y libera su fluido vital. Lo descubrió cuando en una cacería sangrando y sin armas lo hizo de pronto.

Descripción Física: Fuerte, musculoso, atlético, rápido, alto 1.85 m. de estatura, cabello castaño y rizado, tiene una mirada seria, penetrante y algo fría, ojos cafés, le gusta vestir de gabardinas, chamarras de cuero y botas altas, siempre usa colores obscuros.

Descripción Psicológica: Serio, reservado, es un hombre de pocas palabras, pocas veces su rostro expresa alguna emoción, le gusta proteger a la gente, ya que es la actividad que desarrolla con sus compañeros en su hogar y siente que es su deber, inteligente, cauteloso, con un alto sentido del honor, lealtad y justicia, tiene un espíritu puro y bien forjado, inquebrantable por la maldad.

Orientación sexual: Heterosexual

Historia: Era una noche lluviosa, el aire silbaba con las ramas de los arboles, las gotas golpeaban el cristal de la ventana de mi habitación, un rayo iluminó todo el lugar, traté de ignorar las inclemencias del tiempo y dormir, pero el siguiente rayo mostró algo que no podía omitir, una figura obscura; parada justo ahí frente a mí, al pie de mi cama con esos ojos brillantes que parecían arder en llamas, quede congelado por unos segundos, aquella figura sonrió, burlándose de mi temor. Acumulando todas mis fuerzas grité; grité como nunca antes lo había hecho y jamás lo volveré hacer, ese grito fue el peor error que pude cometer, de haber guardado silencio ellos seguirían vivos. En un instante mi padre corrió por todo el pasillo y abrió la puerta de mi habitación, sin dudarlo un segundo se abalanzo contra él haciéndolo retroceder hasta la pared, unos segundos después mi madre estaba ahí también, al ver la figura obscura gritó; cuando mire de nuevo hacia mi padre, ese maldito lo tenía del cuello, levantándolo como si no pesara nada; con un simple apretón quebró su cuello, pude escuchar claramente como sus vertebras se fracturaban, lo dejo caer y me miró por un instante. Después giró su cara hacia mi madre, entonces salté y me interpuse entre él y ella, inesperadamente él dio un paso hacia atrás, me lancé sobre él empujándolo y me lanzó contra una mesa, al caer pude ver que sacó una daga de forma inusual, en ese momento mi madre me cubrió con sus brazos, sólo pude ver como su mirada se desvanecía y un hilo de sangre corría por su boca, pensé que la había matado con la daga pero no fue así, el engendro infernal atravesó su espalda con su mano, movió el cuerpo de mi madre a un lado, se inclino para acercarse a mí, miró su mano izquierda ensangrentada y lamió sus dedos; luego miró su mano derecha en la cual tenía la daga y dijo - sigues tú diminuto insecto, después de tantos siglos de espera – con su daga me hizo una cortada en el pecho, podía ver como saboreaba y disfrutaba todo lo que había hecho, destrozar a un niño de 6 años era éxtasis para ésta cosa… puso su daga en mi cuello.
De pronto vi una espada salir de su pecho; Kurt el hermano de mi padre lo había atacado atravesándolo con una espada que por años estuvo colgada de la pared, el sujeto volteó y dio un golpe con la daga alcanzándolo en la mejilla, luego se levantó y sacó la espada de su cuerpo y la dejó caer en al piso; llegaron los sirvientes, vi a mi tío ponerse en pie y fue entonces cuando me desvanecí.
Al despertar estaba en la habitación de mis padres, ya habían vendado todas mis heridas, Kurt estaba diciéndoles a los sirvientes que me ocultaría antes de que el hombre volviera a terminar conmigo, al parecer logró escapar con vida.
Al día siguiente mi tío me despertó justo a la salida del sol, ya tenía nuestras maletas hechas y me explicó que iríamos camino a oriente.
Viajábamos a caballo, sólo nosotros 2, me costaba trabajo controlar mi caballo y no estaba acostumbrado a caminar tanto tiempo sin descanso, avanzábamos cruzando los valles y pastizales, no seguíamos los caminos ni las carreteras, nos deteníamos solo para comer y dormir, cuando en realidad sólo yo dormía, mi tío vigilaba toda la noche, no comprendía cómo podía viajar todo el día y vigilar toda la noche sin dormir en ningún momento, cuando dejábamos descansar los caballos kurt me enseñaba a manejar la espada.
Después de un par de semanas viajando perdí la cuenta de los días, caminábamos bajo el sol, nos escondíamos durante la noche, entrenábamos diario, solo entrabamos a los poblados para comprar víveres y prendas de vestir.
Fue un viaje muy difícil para un niño que estaba acostumbrado a las comodidades y tareas fáciles de vivir en una mansión.
Cuando llegábamos a una nación diferente para mí la gente era cada vez más extraña, sus rostros eran cada vez mas diferentes a los nuestros, sobre todo sus ojos eran pequeños y alargados y sus idiomas mas rebuscados, los cuales no entendía ni un poco, pero mi tío no tenia problema con ello, se comunicaba sin dificultad y conversaba con la gente de ahí.
Me explicó que habíamos llegado a un país llamado china y que ahí me quedaría un tiempo con unas amistades que él tenía, me comenzó a enseñar el idioma y un poco de las costumbres de esa gente, seguimos nuestro camino atravesando grandes montañas y bosques de árboles extraños que nunca antes había visto, en los cuales había animales similares a los osos pero con pelaje negro y blanco.
En la cumbre de una gran montaña llegamos por fin a una construcción muy grande, me recordó los grandes viñedos de mi padre, al llegar nos recibieron un grupo de hombres con vestiduras naranjas y amarillas, parecían sacerdotes, bajos de estatura con respecto a mi tío, los cuales se alegraron mucho al verlo y nos recibieron muy amablemente, tomaron nuestros caballos y se los llevaron. Pude entender como entre ellos se decían que había que darles agua y dejarlos descansar, después de todo si había dado fruto las clases que mi tío me había dado, nos hicieron pasar, tras las grandes paredes había hermosos jardines, construcciones muy peculiares, figuras de piedra, grandes árboles, pero lo que más llamo mi atención fueron hombres haciendo movimientos extraños que los hacían parecer animales, se podía sentir un ambiente de tranquilidad y paz, me sentí muy cómodo inmediatamente, me gustó mucho el lugar. Pasamos a un gran salón que asemejaba una iglesia, ahí los hombres charlaron con Kurt por un largo rato y poco pude entender, nos dieron comida y té; sabían extraño pero era sabroso, cuando terminaron, mi tío me explicó que habíamos llegado a un monasterio de monjes shaolin, les había explicado lo sucedido con mis padres y que yo me había salvado de milagro, ellos aceptaron cuidarme y educarme mientras todo se arreglaba, que él había pasado mucho tiempo ahí en su juventud y que ahí me quedaría yo mientras él investigaba por qué y quién había sido el atacante y volvía para dar instrucciones de la administración de las propiedades de mi padre; que era el lugar más seguro al que podía haberme llevado y regresaría constantemente para ver cómo estaba.
Al día siguiente con los primeros rayos de sol al amanecer me despedí de mi tío y comencé con una nueva forma de vida que me convertiría con el pasar de los años un hombre fuerte y honorable, aprendía a ser humilde y disciplinado, dominé los distintos estilos de kung fu pero desde el principio mi favorito fue el estilo del tigre en el cual me especialicé, me apasionaba, el Tigre (虎): representa la fortaleza, la inteligencia, la sagacidad, y la velocidad. Aprendí a no desear la venganza por la muerte de mis padres o de lo contrario mi alma se contaminaría hasta ser yo mismo mi propio enemigo, pero tampoco desperdiciaría la oportunidad de hacer justicia si se me presentase.
Crecí y me crie en el monasterio, convirtiéndome en uno más de los monjes, tuve la oportunidad de aprender más artes con visitas que recibíamos y las que hacíamos a templos de otras naciones, pocas veces salíamos pero cuando lo hacíamos era de mucho provecho, aprendí las bases del muay thai tailandés, el kendo de los guerreros samurái japoneses, el Ninjitsu de los misteriosos ninjas del Japón, me hice un experto en el manejo de la espada, los chacos, las sais, el bastón de combate, el tiro con arco y la lanza entre otras armas.
Dentro del monasterio había una selección de monjes encargados de librar los poblados y ciudades de criaturas obscuras, las cuales asesinaban gente, sembraban terror y manchaban la tranquilidad de las familias con sus aires de maldad, tras años de esfuerzos en mis entrenamientos fui digno se formar parte de este grupo, con ellos aprendí a lidiar y matar a varios tipos de estos seres. En una ocasión nos encontrábamos cazando uno de estos seres obscuros, era particularmente poderoso, ya lo habían enfrentado otros cazadores y habían sido derrotados, lo habíamos estado rastreando durante días y aun no lo habíamos podido encontrar por lo cual decidimos separarnos para cubrir un área mayor, si alguien lo encontraba no pelearía solo contra él, daría aviso a los demás para enfrentarlo todos juntos, llegue a una granja, los animales estaban muertos, destrozados por todo el lugar, entre cauteloso a la casa y las personas habían sufrido el mismo destino, salí y camine hacia el granero, vi un hombre alto de cabello largo, pude sentir su maldad, gire para regresar y avisar a mis compañeros y descubrí que eran 2 y el otro me había descubierto, comenzamos a luchar, era muy rápido y fuerte, tenía que estar bien concentrado para seguirle el paso a sus movimientos, logre herirlo con mi sable cuando recibí el ataque de su cómplice por la espalda, fue un golpe fuerte, intentaba pelear con los 2 al mismo tiempo, pero sus ataques combinados eran demasiado, me hirieron varias veces en los brazos, piernas y abdomen, se estaban divirtiendo conmigo, agotado por el esfuerzo y la pérdida de sangre lograron hacerme caer sobre el pasto, y arrancar el sable de mi mano, creí que ese era mi último momento en esta vida y entonces me tranquilice para partir en paz, mi concentración tuvo un efecto inesperado, la sangre de mi cuerpo derramada sobre el piso fue atraída hacia mi mano, solidificándose formo una espada que yo estaba empuñando, sin pensarlo siquiera ataque inmediatamente logrando decapitar a uno y herir al otro, este escapo hacia el bosque, donde mis hermanos lo encontrarían y matarían mas tarde, ese día descubrí mi habilidad que con esfuerzo y constancia logre controlar tiempo después.
Veía a mi tío un par de veces al año, nos visitaba y se quedaba unos cuantos días con nosotros, cuando deje de ser un niño me ofreció volver para hacerme cargo de las propiedades de mi padre, oferta que rechace y preferí que él siguiera siendo el encargado y quedarme en el monasterio, yo ya era uno más de los monjes, eran mis hermanos y no quería irme, era feliz ahí y quería seguir agrandando mis capacidades físicas así como la fuerza de mi espíritu.
Han pasado 20 años desde que mis padres murieron y llegué al monasterio, recién me avisaron que Kurt desapareció, y por esa razón estoy de regreso, sé que mi tío está vivo, es fuerte y demasiado necio como para morir, no descansaré hasta encontrarlo.

Temores: para ser un verdadero monje shaolin hay que liberarse y superar ese sentimiento de inseguridad que envenena el espíritu y debilita la voluntad.

Casa: Las propiedades que heredo en Inglaterra, pero su verdadero hogar es el monasterio en china.

Otros rasgos: Desde que era un niño pequeño se esforzó en sus entrenamientos para lograr la perfección en sus artes marciales, domina todos los estilos de animales del kung fu pero su especialidad es el Tigre, conoce otras artes marciales como lo son el muay thai, el kendo y el ninjitsu.

Armas: Es un experto en el manejo de la espada, la katana, las sais, los chacos, el bastón de combate, el tiro con arco, entre otras armas, practicamente cualquier objeto en sus mano se convierte en un arma.