Buscando refugio [libre]

No estaba segura de lo que le había traído a las calles de París, una tarde así, de invierno. Se sumergió aun más si se podía en el tupido abrigo que llevaba, ocultando el cuello desnudo del viento frío.
"Hace demasiado frío" pensaba para sí, mientras recorría las calles, cada vez mas anchas hasta llegar a una plaza que daba directamente a una Iglesia... no muy grande, pero que le pareció perfecta, discreta, para dedicarle un par de oraciones a su amado y viejo amigo.
Sin pensarlo dos veces, se encaminó hacia allí, agarrando el bajo de su vestido con una mano y el cuello del mismo con la otra, todo lo que fuera por no exponer su delicada piel al viento que empezaba a soplar con furia de nuevo.
Subiendo las escaleras, contemplaba a su vez los decorados en piedra tallada de las paredes de la iglesia, mucha dedicación se veía para ser una 'iglesia cualquiera', pero ahora lo que buscaba era mas un cobijo que otra cosa. Con cuidado, se colocó el vestido alisándolo con ambas manos al llegar frente a la puerta y con suavidad la empujó hasta adentrarse en la oscuridad del interior del edificio.
El olor a incienso y velas la invadió y sintió ganas de toser en ese momento. Nunca le habían atraído estos lugares, de hecho solo iba a la iglesia las veces contadas y porque su familia lo tenía como costumbre los domingos, algo típico de esas sociedades... como podría llegarse a pensar.

Apenas se escuchaba el sonido de los tacones al pisar el suelo de piedra cuando caminaba hacia los primeros bancos, donde colocó de rodillas, hacia el altar y rezó un par de oraciones por su amigo.
"Conseguiré descubrir qué te pasó, solo necesito más tiempo"... Sin darse cuenta, había deslizado una de las manos hacia un bolsillo oculto del abrigo, donde llevaba su 'diario y notas'. Con un suspiro, se levantó colocándose el vestido y se sentó mirando hacia el techo decorado, perdiéndose por un instante en los cuadros y frescos de los santos.

¿Qué tan raro podría ser encontrarme encerrado en una Iglesia? Yo…en París de nuevo. Es muy
raro, yo tampoco me lo explico, hacía un frío infernal por aquellas calles y no pude más con la situación, vale que una Iglesia no sea el lugar más cálido que puedas encontrar, pero no pensaba caminar más sin rumbo. La puerta se cerró tras de mí con un golpe sordo. Me llevé las manos a la boca para darles algo de calor, Dios, se me habían olvidado los guantes en el hotel, ¿a quién se le ocurre? No pisaba una Iglesia desde hace…muchísimo, mi familia no era religiosa así que si había ido de pequeño había sido para acompañar a algún amigo a echarle los trastos a una niña, ya sabe las cosas que se hacen de crio.

Todo un pecador entrando en ¿la casa de Dios? Así es ¡en el clavo! Di unas vueltas por la iglesia para que las piernas no se me quedaran heladas y rígidas. ¿Por qué habría salido en un día como hoy? Más tarde sentí como la corriente movía mis cabellos despeinados ¿alguien habría entrado o sería una ventana rota? Di la vuelta al altar en busca de la respuesta, las velas iluminaban mi camino.
Sí, había una joven sentada en uno de los bancos, anduve hasta ponerme al final de la nave central, y desde allí caminé hacia la joven. ¿Por qué no pasarlo bien hasta que la tempestad hubiera pasado? Ella iba abrigada, pero al igual que yo seguro que se estaba muriendo de frío, y yo digo ¿por qué tendríamos que pasar frío? Sonreí un poco sentándome cerca donde ella estaba, solo un espacio donde cavia otra persona nos separaba. Ella miraba los frescos pintados en el techo, ya miraría más tarde, en ese momento no quise apartar la atención de ella.

¿Cómo comenzar una conversación en un lugar como este? El repertorio de frases hechas era escaso para esas ocasiones ¡mierda!

-Yo conozco un medio para calentarnos.- ¡INCREIBLE! ¿Cómo había dicho aquello? Una carcajada salió de mis labios. –Disculpa es solo que el frío me afecta demasiado. – murmuré apoyando uno de mis brazos en el respaldo del banco.

Los frescos son... Interesantes, pero un tiempo después, que ya le parecía demasiado, se hacían monótonos. Al final terminó paseando la mirada por la Iglesia, mordiéndose el labio, clavando la vista por la ventana en busca de una señal de que el tiempo había menguado. Pero qué va, parecía seguir escupiendo viento y rayos helados por todas partes... Eso hizo que le diera un escalofrío y que las manos fueran directamente a donde el abrigo se abría para dejar entrever el vestido que llevaba. Se tapaba como podía, estaba tiritando. No recordaba que hiciera tanto frío en una iglesia... ¿Será porque no las frecuento? Jáh, que cosas.

Sintió abrirse la puerta y dio un respingo en el asiento, no quiso darse la vuelta por no parecer una de esas 'abuelitas cotillas' que solo van a las iglesias para fijarse en la gente. Así que siguió en su asiento, observando de vez en cuando los frescos, escuchando apenas, agudizando el oído, los pasos de la persona que había entrado apenas unos instantes y que por lo visto, había decidido ocupar el mismo banco que ella.
Disimuló, haciendo como que los frescos eran de lo más interesantes, jeh... Sentía su mirada puesta en ella y a pesar del ambiente, volvio a sentir otro escalofrío... Y entonces, él habló.
Bajó la mirada para clavarla en tan pintoresco joven, no sabía si reírse por el comentario o felicitarle por su aguda visión. Estaba claro que él también parecía estar... fresquito. De cualquier forma, una amable sonrisa se dibujó en su rostro.
-Creo que este frío helaría a cualquiera el cerebro, al igual que la niebla nubla la mente de algunos -enarcó una ceja, mirándole sin fingir la curiosidad. La verdad es que no es el prototipo de hombre que se pasaría por una iglesia, aunque tampoco es que ella fuera una de sus más fieles huéspedes.

Sus ojos se encontraron con los míos, yo sostuve su mirada con suma facilidad ¿quién me haría desviarla? Nadie. Sonrió, buena señal, ya que lo que acostumbran hacer las mujercillas de hoy en día es hacerse las ofendidas y en el peor de los casos abofetearte, pero no fue así, así que...dentro de lo que cabe comenzó bien la cosa.
-Creo que este frío helaría a cualquiera el cerebro, al igual que la niebla nubla la mente de algunos – ¿Había segundas en sus palabras? No me importó aunque así fuera, pero en cierta manera estábamos de acuerdo. –Bien...- murmuré con una sonrisa calculadamente atrayente, me desplacé un poco hacia la joven y pasé uno de mis brazos por detrás de ella, pero sin tocarla (claro ¿hasta dónde llegaría mi osadia?).
A ver cuánto aguantaba la presión ¡já! Me encantaban este tipo de juegos y más en sitios como este, le da un rollo espiritual ¡santísimo!

-No querremos perder alguna extremidad ¿verdad? - ¡Sí! – Que tiempo más malo hace ¿no?…bueno eso es algo incuestionable.- Me estaba riendo por mis adentros ¿cómo es eso de hablar del tiempo? ¿De qué hablar sino...de los frescos? Ya claro...
–Aunque…-titubeé un poco antes de seguir.- nunca pensé encontrarme aquí con una monada como tu.- alcé las cejas de manera seductora.

La joven tenía dos opciones: abandonar el banco, aunque eso no le salvaría de mis redes, o seguirme el rollo, tuve curiosidad por unos segundos por saber qué escogería. ¿Tristán otra vez de caza? Era incorregible...

Mientras ella le seguía con la mirada, se intentaba formar una idea de cómo era el hombre que tenía delante. ¿Directo? Bueno, puede ser la palabra perfecta... ¿Atrevido? Vaya, demasiados calificativos temerarios, podía ser interesante llegar a entablar una conversación con él, sin duda, una cabecita digna de estudio.

-No querremos perder alguna extremidad ¿verdad?... Que tiempo más malo hace ¿no?…bueno eso es algo incuestionable -claro, hablar del frío en invierno es algo normal, no empezaría una conversación hablando de, a saber... ¿de la decoración? Observándole, parecía de que alguna forma no se estaba alejando demasiado de lo que pensaba, aunque, quién sabe.
–Aunque…
-¿Hmm? -¿qué iría a añadir ahora? Si pudiera ser sincera, diría que le daba hasta un poco de miedo. Aun así, esperó, no mucho, hasta que él habló. Seguía calmada, total, ¿qué le iba a hacer un hombre, a esas horas... En una Iglesia? Bueno, mejor no pensar, no pensar. Su postura, mas bien informal y sus gestos y reacciones parecían dar a entender que de alguna manera ella le interesaba por algo. ¿Podría ser verdad?... No sería la primera vez que se dejaba llevar por el momento, de hecho era una especie de 'aventura' que le fascinaba... Así que, educadamente, optó por aceptar el cumplido.
-Supongo que debería darle las gracias... -alzó cejas, adquiriendo una expresión entre sorprendida, no solo por aceptar su cumplido, sino por la osadía de él, que le parecía una divertida forma de 'presentarse'-. Y en cuanto al tiempo, es cierto que anda loco... Menos mal que encontramos un sitio donde cobijarnos de tan mala racha -aunque fuera una iglesia-, esperemos que mengue pronto, ¿no piensa lo mismo? -terminó de hablar ladeando la cabeza levemente, dejando que algún que otro mechón negro rebelde se 'escurriera' y le sonrió de la manera mas cálida que le permitía el cuerpo.

-Supongo que debería darle las gracias... – Tenía que andar con pies de plomo, tras tantos años estudiando a las mujeres uno se da cuenta de lo distintas que pueden parecer a simple vista, pero si tengo la certeza de que algo las une, hay que saber llegar al punto adecuado para que estas 'caigan', y estaba tanteando a la señorita que tenía delante para clasificarla. Aunque quizá después de todo no me interesase, es otra opción...pero la daría una oportunidad.
- Y en cuanto al tiempo, es cierto que anda loco... Menos mal que encontramos un sitio donde cobijarnos de tan mala racha, esperemos que mengue pronto, ¿no piensa lo mismo?
Sonreí ampliamente con la picardía que me es propia. Algunos de sus mechones se dejaron caer graciosamente por su rostro, yo me mordí el labio inconscientemente, esto se ponía mejor de lo que podría pensar. Su sonrisa me embelesó.
–Bueno,- comencé acercándome más a ella hasta que nuestros muslos se rozaron. –difiero un poco de vuestra opinión. Sinceramente a mí no me importaría que tras estos muros se esté originando un tifón con tal de estar aquí…- mis ojos la miraron con una indiscreción envidiable.-con usted.

Magistral el papel que estaba tomando esta noche, sonreí débilmente para mirar los cuadros que allí había, ¿pero por qué detenerme a observar las pinturas teniendo a una muchacha pidiendo calor? ¡Mi calor! Yo podía dárselo, y tanto que podía.
-¿Sabe? Yo creo en el Destino, pienso que éste ha querido que nos encontremos precisamente hoy, en este sacro lugar.- Que "poético" podía ponerme, ¿quería engatusarla? Desde el principio tuve la pretensión de hacerlo y de concluirlo satisfactoriamente. Me fije en sus ojos, no supe distinguir de qué color eran...curioso -¿De dónde habéis salido?- murmuré con fingida curiosidad.

–Bueno, difiero un poco de vuestra opinión. Sinceramente a mí no me importaría que tras estos muros se esté originando un tifón con tal de estar aquí… con usted.
No estaba muy segura de cuál sería su expresión actual, dio las gracias internamente a que la sala solo estuviera iluminada por las velas, porque tras escuchar ese comentario seguro que su cara se habría transformado como eso que dicen: de 'poker'
Abrió mucho los ojos por un momento, pestañeando varias veces mientras asimilaba lo que el muchacho le estaba diciendo, sin duda el pulso se le había acelerado al notar el roce de sus piernas, deliberadamente cerca, pero a su vez, reconfortante si se pensaba de otra forma... Hacía frío después de todo, ¿no?.
-¿Sabe? Yo creo en el Destino, pienso que éste ha querido que nos encontremos precisamente hoy, en este sacro lugar. -bueno, ella no era precisamente de las que creían en el destino como quien dice... Pero las oportunidades, están ahí para aprovecharlas, ¿podría ser esta una de ellas? Tan pintoresco acompañante... ¿Qué mira?-¿De dónde habéis salido?.-buena pregunta, pero... ¿Acaso eso importaba mucho? No a ella, la verdad, pero si estaba interesado, al menos podría tragar algo de saliva, o gastarla con él, quién sabe... ¿Pero qué cosas estaba pensando?

-No suelo pasar mucho tiempo en París, así que si usted es de los que residen por aquí, comprendería que no me hubiera visto -pasó una mano para quitarse el molesto mechón- sólo estoy de paso... -o no, quién sabe. Eso depende de lo que le interesase de este lugar, si es que había algo que pudiera interesarla lo suficiente.

-No suelo pasar mucho tiempo en París, así que si usted es de los que residen por aquí, comprendería que no me hubiera visto – No, no era de los que residían en París y la verdad no tenía intención, solo yo sabía lo poco que me gustaba atarme a los sitios.

Observé cómo se apartaba el mechón, yo podría haberlo apartado con la maestria que poseo, pero aún no era el momento de entrar en acción, había que esperar. - sólo estoy de paso...
Asentí con la cabeza como si aquello fuera la revelación de mi vida, qué irónico.
– ¡Veis! algo más que nos une. – No paraba de causarme gracia aquello. No tenía pensado preguntarle de dónde era, ni cómo se llamaba porque sinceramente no era relevante para acometer mis oscuras intenciones. Además de que no tenía porqué decirmelo, no era lo más seguro.

-¿Le importa si me quedo un rato admirando vuestra belleza?- 'Lo pregunté con la mayor inocencia que pude' ¡Ja! No se lo cree nadie, pero ella no me conocía ¿por qué no iba a creerme?
–Quisiera recordar el rostro que ha conseguido eclipsar el mayor tesoro que pueda cobijar tan humilde iglesia. - ¿Qué hacía intentando formar frases bellas? ¿Por qué me molestaba en crear algo más hondo? si sabía perfectamente como entrar a matar (metafóricamente hablando).
Podría seguir como hasta ahora a no ser que me cansase y tomara la situación como a mí más me gustaba.
Hacia tanto tiempo que no me ponía "romántico" ¿y qué le hago? No lo era, no se puede intentar ser algo que no se es. Mientras pensaba este tipo de cosas seguía con los ojos fijos en la joven que por un infortunio o suerte se había topado conmigo en un lugar que no era obstáculo para mí.
¿Qué habría bajo ese abrigo? Ya veríamos más tarde si los astros estaban a mi favor.

– ¡Veis! algo más que nos une. -Uy... ¿Pero de qué va?. Puede que le alentara o que simplemente este hombre se 'emocione' solo, pero ya le veía bastante motivado, aunque debería ir con cuidado por si salta cual tigre hambriento. Por todo comentario posible, suspiró y dio un rodeo con la mirada al espacio que tenían delante en busca de alguien, si es que lo había allí. ¿No hay nadie en una condenada iglesia? Pero igualmente, ¿para qué quería ella buscar a alguien? Se sabe defender solita y de sobra. Además... ¿en un sitio así? Qué 'yuyu'

Volvió a fijar la vista en el hombre cuando este volvió a hablar:
-¿Le importa si me quedo un rato admirando vuestra belleza?... Quisiera recordar el rostro que ha conseguido eclipsar el mayor tesoro que pueda cobijar tan humilde iglesia.- Su mirada no inspiraba emoción alguna, aunque dejaba entrever alguna sonrisa intensificada a medida que terminaba su frase engatusadora. Se le notaba el plumero, bastante amaestrada estaba ya en el arte de la investigación, los gestos, la manera de actuar de las personas... Tanto normales como no, todas suelen seguir un patrón y el de este hombre estaba bastante claro desde que comenzó a hablar.
No por ello dejaba de ser divertido estar con él, probarle hasta donde podía llegar... Eso seguramente sería un riesgo, aunque no llegaba a disgustarla del todo, total,¿ era una aventura más, no?
-Qué bonitas palabras, usted si que sabe tratar a una dama -ajám, ¿cuela? Dejar caer una respuesta inocente siempre suele motivar. Sin duda, una mente digna de estudio, sea paranormal o no... Ya le hacía dudar.
Se mordió el labio inferior, mirándole con algo más de interés. El hombre podría llegar a pensarse que realmente estaba interesada en él como 'diversión', pero quería indagar más en esos ojos que le devolvían la mirada, esperando a ver, si se pudiera, qué contenían.
Se dice que la curiosidad mató al gato, pero me gustaría correr el riesgo.

[Off: Jajajajajajajaja que cosas tienes xD]

Intenté averiguar lo que su cabecita cavilaba, pero solo sacaría vanas conjeturas.
-Qué bonitas palabras, usted si que sabe tratar a una dama – Puse una mueca extraña, el rol que estaba tomando no me estaba gustando del todo. Tantear arenas movedizas no era una de mis aficiones predilectas, a mi me gustaba coger al toro por los cuernos.
Quizá la jovencita que tenía delante de mis ojos se pensaba que yo era el típico hombre desesperado y baboso, cuán contrariada podría estar al revelar mi verdadero ser. A mí no me hacía falta tener que ir ligando con cada mujer que se interponía en mi camino pues las tenía a montones si quería, aunque suene prepotente, pero simplemente me remito a la realidad. No sabes cuánto puede poner un músico a una mujer, y más uno con éxito.

Enarqué una ceja al observar cómo se mordía el labio ¿lo hacía para provocarme? No sabía ella con quién estaba jugando. ¡Bendita ignorancia! - ¿De verdad lo cree?- murmuré con tono serio, se giraban las tornas, ¿cuánto tardaría en salir mi abrasadora pasión? Ya está, ¡a punto estaba!

Con la mano que había dejado detrás de su espalda aparté a un lado su ondulada melena, era suave ¿qué menos?
– Osado.- susurré pegándome más hacia ella. No había nadie que me impidiera ¿acosarla? ¡Oh no por Dios! Pasé la yema de mis dedos por su cuello, tan solo fue una caricia, allí pude sentir la calidez de su cuerpo. –Ya va siendo hora de que sepas con quién estás tratando.- la miré con profundidad.
–Pero no temas lo podemos pasar bien si no tienes inconveniente…permíteme preguntar antes ¿tienes algo que objetar?- pregunté con una sonrisa persuasiva. Así por lo menos se creería que tenía opinión.

[Off: Yeah, mira quien habla jaja... Juguemos xDD]

Observando su expresión cambiante, se dió cuenta de que el tigre estaba a punto de saltar. Esto parecía prometer. ¿Asustada? Para nada, la curiosidad se interponía a cualquier otra emoción en estos momentos. De hecho, podría apostar su preciada pluma de plata a que se había... ¿Ofendido? Parecía algo dolido en su expresión, puede que su ego hubiese vacilado unos instantes. ¡Lo que daría por poder sacar la pluma y apuntes en estos momentos!
Las miradas que se devolvían parecían querer estudiarse mutuamente, ese contacto pareció menguar cuando éste habló.
- ¿De verdad lo cree? –uy… Ese tono tan serio, ¿intenta intimidarme? Entonces notó su mano apartándole el pelo, rozándole el cuello deliberadamente, pero… ¿y qué? -Ya va siendo hora de que sepas con quién estás tratando.-sus ojos se abrieron al notar la profundidad de su mirada, parecía querer penetrar a través de sus ojos para descubrir lo que su cabecita curiosa pensaba. ¡Oh! Ni que fuera un mentalista… Intentó decir algo, pero entonces se le adelantó.–Pero no temas lo podemos pasar bien si no tienes inconveniente…permíteme preguntar antes ¿tienes algo que objetar?
Nada, que no me lo trago, como si ese hombre pudiera darme opción alguna después de lo dicho y demostrado con su osadía. Las cartas estaban ya repartidas, ahora solo había que jugarlas e intentaría jugarlas lo mejor posible.

-¿Objetar? -preguntó sonriendo de una manera casi angelical, bastante adecuado para el sitio en el que se encontraban. ¡Qué irónico!- sólo estaba esperando y midiendo su aguante, parece que llegó a su fin… -suspiró levemente, moviéndose hacia él para quedar algo mas ‘frente a frente’.- Dígame, ¿qué va a hacer a continuación? –aun no se acordaba de lo poderosos que podían llegar a ser los encantos femeninos. Parecía dolido aquel hombre, ¿sería alguien reconocido a quien no conozco? Puede, pero no puede culparme de eso.

-¿Objetar? sólo estaba esperando y midiendo su aguante, parece que llegó a su fin… - ¿Qué sabía ella de mis límites? Por su bien sería mejor que no me enfureciera, mi humor cambiaba súbitamente como para que me diese cuenta.
Se acercó a mí, el conejito había saltado hacia el puma ¡qué valiente!- Dígame, ¿qué va a hacer a continuación?- Se me pasaron mil y una cosas por la cabeza ninguna apropiada ¿qué tengo que decir en favor a mi causa? Nada, que soy un maldito calenturiento.
–Podría haceros tantas cosas.- murmuré rozando la punta de mis dedos en su cuello descubierto.
– Cosas que jamás os han hecho.- ¿por qué estaba tan convencido? ¿Sería por el calentón del momento? Bueno aún así me creí como casi siempre, me veía capacitado para hacer delirar a la señorita en un abrir y cerrar de ojos, lo que pasaba es que no estaba del todo motivado.

-Aún no sé si lo deseáis…- me acerqué a sus labios pero sin tocarlos en ningún momento.
-¿Lo deseáis? – pregunté con una sutil sonrisa. La Iglesia me ponía los pelos de punta, si estuviésemos fuera aunque el viento nos llevase estaría más a gusto, más en mi salsa.

Y sin pensarlo con la mano que tenía libre así la suya, estábamos helados, eso no era bueno, negué con la cabeza separándome de su rostro. Me llevé su mano a los labios, y mordí juguetonamente uno de sus dedos, claro, sin romper el contacto visual (eso era primordial en una acción como aquella). Después la bajé y la ‘obligué’ a reposarla sobre mi muslo, pero ahí no terminaba la cosa.

-¿Sientes el calor?- Aún tenía agarrada su mano, y promoví su ascenso hasta dar con el bulto que iba en progresivo aumento bajo mis pantalones. ¡Pero qué descarado podía ser! –Porque si así quieres me ofrezco para avivar esta hoguera.- ¡vulgar a más no poder! Pero qué coño no había paso atrás. Su mano estaba en contacto con mi palpitante miembro, era de locos. Aparté la mano por si quería quitarla haciendo algún tipo de espectáculo normal en estos casos, reí entre dientes observándola con intensidad.


Off: Muaajajajaja No me hago responsable de la actuación de Tristán x'D

–Podría haceros tantas cosas... -sintió la mano de aquel hombre rozándole el cuello y no pudo evitar estremecerse-... cosas que jamás os han hecho -por la manera en que lo decía podía llegar a creérselo. Sin darse cuenta se veía con los labios entreabiertos, quizá por la sorpresa de la reacción, mirándole fijamente. Aun en esa semioscuridad tenía algo en sus ojos que 'brillaba' con luz propia, ¿Sería la excitación? Pero no se le veía muy motivado, ¿podría considerarse eso como algo bueno? Y es mas, ¿ella lo deseaba?
-Aún no sé si lo deseáis… ¿Lo deseáis? -oh, dios... Le sentía tan cerca que podía notar su suave y cálido aliento en su rostro. Notó como el calor invadía sus mejillas por unos segundos. Parecía estar cediendo hacia su encanto, ¿sería un vampiro? ¿brujo? Desechó esa idea, ¿en una iglesia? Muy poco probable. Su mano se alzó en el aire, sintiendo el contacto con la suya, no podría asegurar quién de los dos estaba más helado, seguramente ella. Tenía ademán de acercársele, le tenía tan cerca... Pero entonces él se separó, obligándola a cambiar de planes en el último momento. Tsk... Entornó levemente los ojos al ver lo que hacia con su dedo, pasaba la mirada de sus ojos al dedo, varias veces hasta terminar observando la intensidad de su mirada. En serio, ¿qué se proponía? ¿Provocarme hasta no poder mas y lanzarme a sus brazos? Bah, seguramente ni esperaría y pasaría a la acción él mismo.
Sus ojos se abrieron con una exclamación de asombro, había estado tan absorta en sus pensamientos que hasta que no rozó el bulto del pantalón del hombre no se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

-¿Sientes el calor?... Porque si así quieres me ofrezco para avivar esta hoguera -ya sentía ella su propio calor, de hecho, el abrigo le estorbaba de una manera sobrenatural. No dejaba de mirarle a los ojos que parecían querer penetrarla así, a lo basto, en un contacto visual potentísimo. Se dio cuenta de que su mano estaba libre, pero ella no la movía de allí, ¿porqué? Es un misterio... ¿Había caído en su 'hechizo'? ¿Acaso eso es lo que quería? ¿Revolcarse con aquel hombre que no conocía de nada en un sitio como aquél? Le daba repelus, si fuera otro sitio, puede que ni lo dudase, pero aqui...

-¿Estaría usted dispuesto a satisfacerme... -y satisfacerse, por supuesto- ...en este lugar? Quizá le parezca indiscreta si le confieso que me siento deseosa de usted -le daban ganas de aplaudirle por conseguir su objetivo, aunque aun no lo había finalizado del todo- ¿aguantaríamos si fueramos hacia otro sitio? ¿O se ve tan... Excitado que no puede contenerse más?... -no había perdido el contacto visual en ningún momento mientras hablaba con voz sedosa, casi en un susurro, moviéndose lentamente hacia aquel hombre que le había provocado, haciendo que su cabello se ondease a cada sutil movimiento que realizaba. Que quede claro... A ella también le gusta alcanzar sus objetivos, al precio que sea.


{Off: Malvado, provocador... ¡Engatusador! xD Adoro y odio a tu personaje al mismo tiempo, qué cosas jajaja}

Bien, parecía receptiva, como siempre me estaba dejando llevar por mis instintos como un verdadero animal, tenía mis momentos, quién sabe cuándo terminaría mi época de desenfreno, nunca nadie lograría atarme, lo tenía bien claro. La verdad nos hará libres amigos. Ese día fue uno de ellos, le tocó a aquella joven soportarme, es lo que hay. -¿Estaría usted dispuesto a satisfacerme...en este lugar?- ¡Oh por Dios…donde sea!- Quizá le parezca indiscreta si le confieso que me siento deseosa de usted- ¡No! ¿Sí? No perdía facultades, eso no hizo más que aumentar mi ego. Como me encantó saber aquella información, sobre todo salida de sus labios que iban perdiendo el tono violáceo que en un principio mostraban.- ¿aguantaríamos si fuéramos hacia otro sitio?- ¿Mmmh? ¡Eso no se pregunta!- ¿O se ve tan... Excitado que no puede contenerse más?... – Dios mío, demasiado. ¿Por quién me tomaba?

Se iba acercando hacia mí más, aún más, “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo” y nunca mejor dicho, no pude evitar sonreír de satisfacción. Su cabello llamaba notoriamente mi atención haciéndome controlar mis impulsos al menos un poco, ella aún no había apartado la mano de allí abajo, eso me dejó endemoniadamente desconcertado.
Volví a coger su mano con donaire, ¡ah! Podría aguantar, o eso creí. Me levanté del banco quedándome delante de ella, sonreí como si fuera a formar alguna travesura.
–Ven aquí.- La levanté del banco rodeándola entre mis brazos en un impulso. Ambos quedamos de pie, el uno pegado al otro. –¿Veis el altar?…imagínate lo que podría haceros sobre él.- acaricié su cabello, ese pelo que estuvo llamándome a gritos. Dejé unos segundos de silencio para que se imaginara lo que acababa de decirle ¡sí! Asimilarlo. Mientras tanto yo me distraía sintiendo el calor que iba aumentando en ambos. -¿Ves? Nada para mí es obstáculo.- volví a mirarla con una sonrisa compasiva.
-¿Soy yo el único que está excitado? No me lo creo.- le susurré en el oído. ¡Diversión garantizada! –Bueno… ¿qué proponéis?- pregunté rozando sus labios con los mios.
–Recuerda la que está cayendo allí fuera, iré dónde sea.- Qué entregado, ¿no?


[¿Odiablemente encantador? jajajaja...para encontrartelo por la calle]

Sonreía ¡ja! Se le notaba todo en la cara... Aunque ambos estaban mas o menos en la misma situación. Al menos ya se dejarían de tanto rodeo y terminarían pronto... o no. Dejó de acercarse a él cuando notó que volvía a coger su mano de ahí para alzarla de nuevo y levantarse después. Ella puso morritos, se lo estaba pasando bien.

–Ven aquí -sin darle tiempo a reaccionar ya estaba junto a él, lo mas juntos que se podía considerando las ropas entre ellos. Tuvo que pasar un brazo rodeándole para no perder el equilibrio, aunque él ya la tenía bien sujeta. ¡Cómo no!–¿Veis el altar?…imagínate lo que podría haceros sobre él -menos mal que no se refería al altar como una propuesta de matrimonio, algo así la repugnaba hasta tal punto que podría irse de allí a todo correr dejando atrás la excitación y cualquier cosa. El compromiso no es algo que fuera con ella. Pero no, él estaba hablándola de hacer cosas... indecentes en ese altar. Fue asimilando esa propuesta, observando el lugar que le había señalado mientras el se entretenía acariciándole el cabello. ¡Dios! Eso la volvía loca... Ya tenía el bello de punta bajo la ropa.
-¿Ves? Nada para mí es obstáculo -no hacía falta que lo jurase, después de todo lo conversado y propuesto en aquel corto tiempo. ¡Menudo canalla! Pero eso le hacía de alguna manera irresistible.
-¿Soy yo el único que está excitado? No me lo creo -se lo había susurrado en el oído, tan cerca... Entreabrió sus labios- Bueno… ¿qué proponéis?... Recuerda la que está cayendo allí fuera, iré dónde sea -¡Ja! ¿Y a dónde irían? Era cierto que estaba cayendo una buena fuera, pero la idea del altar era excitante hasta un punto, después resultaba repulsivo.

Mientras se devanaba los sesos pensando algún sitio cercano y algo mas apropiado, aprovechó que sus labios se rozaban para saborearlos con lentitud. Tenía unas ganas locas de morderlos, pero sin embargo, se sació a medias repasándolos con la lenguecilla, ese contorno tan delicioso puede que pronto estuviera descubriendo sus lugares mas secretos.
Con un suspiro se separó un poco, encogiéndose de hombros mientras miraba alrededor. Podrían haber habitaciones de monjes por allí, sería algo normal en una iglesia. Al ser tan pequeña y descuidada, puede que incluso estuviera deshabitada. Sería un golpe de suerte, ¿no? Aunque siempre podrían ir a algún sitio más cómodo.
-Si esta dispuesto a no perder tiempo, podríamos buscar algún cuarto por aquí... -volteó la mirada- o podríamos buscar un sitio más cómodo... pero si vos tenéis una idea mejor... -alzó la ceja, divertida- yo acataré cualquier idea que usted proponga.

Necesitaba con urgencia apagar o saciar el calor que tenía bajo las ropas... Y sentir... ¡tener! a aquel hombre, dispuesto a yacer con ella es sin duda algo que no debería desaprovechar.


{Si, eso le define a la perfección xD ¿Sería fortuna encontrarselo por la calle? Ya me hace dudar e_é xD}

Sentí la calidez de sus labios sobre los míos, también sentí el contacto de su lengua sobre estos, se las gastaba bien la chiquilla, ya te digo. No dejaba de mirarla mientras lo hacía, con rostro tranquilo, aún pensando si se comportaría así con todos, pero claro lo mismo podrían decirme a mí, porque precisamente yo no era un Santo… y tampoco es que me hiciera mucho de rogar.
Seguí pensando este tipo de cosas mientras era consciente de su intento de pensar, y conmigo cerca ¡es tarea difícil!
-¿Tiempo?- sonreí ante su disposición, eso me agradaba. –No quiero ir deprisa y corriendo.- y quién lo diría. -Quiero disfrutarte.- murmuré achuchándola un poco con una amplia sonrisa.
–Quiero saber si eres lo que busco.- ¿buscar, para qué? Ni yo lo sabía.- Deseo acariciarte.- rocé con la punta de mi nariz la suya, ya, mis cambios de humor, qué extraño era.
–No quiero terminar y tener que correr como alma que lleva el diablo…hoy no.- fui deslizando una de mis manos por su espalda hasta llegar a su nuca y así atraer su rostro hacia el mío para poder besarla, yo también quería un poco de esos labios. Tampoco fue un beso pasional, nada de eso.

Era cierto no me gustaba esconderme, eso ya lo había sufrido años atrás…con una persona del pasado, que no pienso recordar. Vale que yo fuera de momentos esporádicos, pero uno tiene sus límites, uno… ¿tiene su corazoncito? Después de todo sí.
Lo más seguro sería marcharse a otro lugar si era menester, y por lo que ella me hacía creer haría cualquier cosa al igual que yo. Podríamos ir a mi hotel, no quedaba muy lejos, pero eso sí...no en mi habitación, eso era demasiado personal, aunque realmente más de una había pasado por allí, bueno esa noche no quería que fuera así. En mi habitación había demasiadas cosas que me individualizaban y me representaban, y no era plan. No quería preguntas.

-Marchémonos.- musité separándome de sus labios. Volví a agarrarla de la mano y la inste a seguirme. Al abrir la puerta de la Iglesia una ráfaga de aire nos sacudió a ambos. Con un brazo la rodeé por la cintura con firmeza y comencé a andar junto a ella.
– Que no nos lleve el viento.- bromeé mirándola de soslayo. –Vamos al hotel de allí, así también podremos tomar algo. Yo por lo menos tengo hambre.- Hambre de todo, soy culpable.


[Depende del dia en que le encuentres...es tan bipolar xD]

-¿Tiempo? -¿eh? Ahora no parecía correrle prisa-. No quiero ir deprisa y corriendo. Quiero disfrutarte. - abrió los ojos considerablemente. ¿Se estaba 'ablandando'? ¿O es que la consideraba ya como algo distinto a las que ha probado anteriormente? No sabía como tomarse eso... Pero al sentir el achuchón y ver su sonrisa acabó por sentirse bien. Buscar... ¿Acaso estaba de caza o algo así? Mirase por donde le mirase, le encontraba divertido. A saber que escondía esa cabecita. Pasar de querer 'entrar en calor' de una forma apresurada a tomarse su tiempo y buscar un sitio mucho mas adecuado para la ocasión exigía un cambio de disposición bastante radical. ¿Qué le habría hecho cambiar de parecer tan de repente? No pudo evitar reirse por lo bajo cuando rozaron las puntas de la nariz, parecía mas un juego de niños que otra cosa.

Prefería mil veces buscar un sitio mejor antes que hacer cualquier cosa en aquel lugar, y eso que se había hecho un poco a la idea ya de lo del altar, tiene gracia.
Un escalofrío como tantos otros en aquel tiempo pasado en la Iglesia le recorrió la espalda, como siguiendo la mano del hombre, esa mano que un momento después se posaría en su cuello para atraerla hacia sus labios. No se quejó ni se movió, sino que lo correspondió con las mismas, no fue un beso de los que podríamos llamar 'ardientes', pero si fugaz, lo suficiente para saber que ambos estaban de acuerdo.
Asintió cuando le mencionó la idea de marcharse, cogiéndose de la mano, le siguió a través de la Iglesia hasta las puertas, el viento sonaba al otro lado. Se colocó la capucha del abrigo con la mano libre y le asió con la misma cuando este le rodeó.

–Que no nos lleve el viento -eso si sería cómico. Le dedicó una sonrisa y juntos marcharon hacia donde el hombre le había indicado. Al menos allí entrarían en calor desde el comienzo.



{Esperemos que no un día de los que me levante con el pié izquierdo e_é xD... Todo tuyo}

Off: Cerrado