Solo un paquete

-¡Mi señora, mi señora!- escuché a Roger caminando a prisa hacia mi escritorio.
-Te he dicho mil veces que no hace falta que me llames así…Roger…- dije sin levantar la vista de los papeles, y facturas que tenía sobre la mesa.
-No, no...es un paquete para usted.- Hice una señal con la mano para que me lo trajera, levanté levemente la cabeza, era una caja bastante grande.
-Veamos entonces qué es…- dije con tranquilidad, aunque una parcial sonrisa se iba dibujando en mi rostro. Al abrir la tapa vi un vestido bien doblado en su interior, me llevé la mano a los labios. –Vaya un vestido…- murmuré.

-Sin lugar a dudas.- me interrumpió Roger. –Viene con una nota.- me entregó el sobre con la caballerosidad que le caracterizaba.

Al terminar de leer la nota me quedé pensando, sí es cierto que había echado a perder uno de mis mejores vestidos aquella noche…pero nunca pensé que fuera a recibir un regalo, sobre todo de Leonardo.

-Es muy bonito ¿eh?- miré a Roger con una sonrisa divertida. –Sí, lo es. ¿Le enviaste las macetas que pedí?- pregunté.
-Por supuesto, mi señora. Una gama de plantas de distinto origen.

Me eché a reír mientras tomaba de nuevo asiento. Cuando me proponía deslumbrar a cualquiera lo hacía a lo grande. Recordé mis tiempos de mortal cuando regalaba a mis amigas objetos de incalculable valor, me hacía feliz ver las caras que se les quedaba “Qué tiempos…”. Cogí un trozo de papel violáceo y comencé a escribir.