Baile de máscaras [Luca]

A mis manos llegó una invitación a un baile de máscaras que se celebraría en el palacio real de París. No dudé en aceptar la invitación, pues me parecía interesante la ocasión para conocer a nuevos contactos, algo me decía que en esa fiesta iba a ver más vampiros de lo que la gente pudiera imaginar.
Llegó el día y me vestí con un corsé burdeos que realzaba mi figura y pecho, y una falda de vuelo del mismo color y de seda. Me ondulé el pelo y me lo recogí en un delicado moño con un pequeño tocado dorado, que iría a juego con la máscara que llevaría, una máscara burdeos con encaje dorado alrededor que dejaría ver a la perfección mis azules ojos y mis labios pintados con carmín rojo.
Llegué a la fiesta con la más cara en alta, ocultado tan solo una pequeña parte de mi rostro, en la otra mano llevaba un abanico hecho de bolillo con el que me abanicaba ocasionalmente, haciendome ver más legante y sofisticada.

Un nuevo baile se celebraría en el Palais Royal. Una nueva ocasión para exponer mi música ante el público, aunque éste sólo se conformara de humanos. ¿Qué más daba? Yo había sido uno de ellos...
Suspiro recordándome a mí mismo que soy diferente, que debo pese a todo sobreponerme a la humanidad que mi maestro siempre me había admirado y volver a situarme en la realidad. Sí, me habían contratrado para deleitar a los invitados con el piano, y debía ir elegantemente vestido.
También debía alimentarme. Antes de tomar el coche que me llevaría al palacio, fuí en busca de una presa. Una que vistiera elegante y que fuera de mi talla de ropa. Y claro, que se adaptara a mis gustos. No fue difícil hallarlo. Un joven también de clase media que se despedía de la señorita que había acompañado. Apenas se había ocultado, había marcado su destino con dos colmillos y una melena dorada...
Ahora estaba listo. En minutos me hallaba en el Palais Royal, vistindo una levita negra que me hacía lucir elegante y un poco más mayor de la edad que aparento. Me situé junto al piano, hermoso y brillante, y esperaba a la señal del maestro de orquesta para comenzar con la primera pieza de aquel baile. Observé a mi alrededor. Sentía la presencia de varios otros vampiros, era extraño, éste sería el primer baile al cual yo iba, en el que habría otros como yo. Bajé la mirada, intentando concentrarme en mi trabajo. Antes de empezar, me pregunté quién estaría aquí...

Entablé conversación con varios de los invitados esa noche presentes, aunque ninguno logró llamar demasiado mi atención, sus vidad eran aburridas y sus conversaciones vacías de sustento intelectual...nada que me resultara apetecible en humanos, y los vampiros de la sala estaban más pendientes de encontrar a su presa perfecta que de establecer contacto con otros como ellos, asi que me alejé de los invitados y vi como se empezaba a poner en marcha la música.
Decidí acercarme a deleitar mis oídos con lo que esperaba que fuera una buena música, en el Palais royal no podía ser de otra forma. Una vez allí el pianista comenzó su música, fijé la vista en él detenidamente, como si lo estuviera escaneando. Él no era humano y había algo e él que me parecía interesante, quizá más tarde hablara con él para conocernos un poco. Seguía con la máscara en alto, ocultandome, pues aún no había llegado el momento en el que todos los invitados tuvieran que quitarselas y mostrar su rostro para el deleite u horror de los demás.

Mientras tocaba una bella sonata, me sentía observado, no podía evitar el sonrojo en mis mejillas producto de la reciente ingesta de sangre. Pero eso no alteraba mi concentración ni mucho menos, creo que me hacía ser uno con la música, las teclas y el piano...

Poco a poco la música se fue extinguiendo, acorde a las notas que indicaba el maestro de ceremonias. Terminé con un final algo melancólico, transformando la música en una especie de baile lento y romántico.... Dejando que la música muriera tras la última tecla precionada.

Despues de esa ultima canción, el pianista pasa a retirarse. Me levanté elegantemente, mi trabajo terminado por aquella noche, aunque para mi sorpresa, los anfitriones de aquel baile de máscaras me invitaron a quedarme. Tal vez me vería de un rango mayor del que en verdad era, con aquel traje que no me pertenecía y dejando mis dedos danzar por el teclado del piano...

Me quedé, conversando con el maestro de orquesta, pero alguien llamó mi atención. Una dama que me observaba con mayor intensidad que el resto. O tal vez era que nadie más se fijaba en el pianista. Y entonces lo sentí. Era una vampira. Me la quedé observando en un gesto poco cortés, algo en ella me llamaa la atención enormemente. Pronto dejé de prestarle atención a mi anfitrión.

Mientras el maestro de ceremonias dirijía, un apuesto caballero se acercó a mi, invitandome a bailar. Para no parecer demasiado descortés con mi actuación, acepté, aunque no fuera lo que quisiera hacer en ese momento.

Bailamos de la forma tradicional de la época, aunque no podía agarrarme del todo a él debido a que tenía que sujetar mi máscara con una de las manos. La música cede y me separo del caballero, haciendo una leve reverencia y retirandome.

Volví a buscar al músico con la mirada, y e seguida lo encontré hablando con el maestro de ceremonias. El músico me devolvió la mirada y la sujetó, sin bajarla. En ese momento decidí acercarme

- disculpadme cabelleros - digo con una cortés sonrisa en mis labios y miro al músico - nos conocemos de algo? - realmente sabía que no, pero era una forma educada de echar al maestro de ceremonias

No supe muy bien qué hacer cuando ella se acercó, salvo sonreír cortésmente.

-¿Me disculpa unos momentos? -le pregunté cortésmente al maestro de orquesta, disculpándome con aquella pregunta. Con una inclinación de la cabeza me excusé y me dirigí a aquella señorita inmortal.

-Buona notte, discúlpeme, pero no creo haber conocido a ninguna dama como usted antes, mademoiselle... -le dije cortesmente, con la mirada baja guardando el respeto que esa dama, pese a ser una criatura inmortal, se merecía. Yo simplemente era un pianista, ella una dama.

- ¿Me disculpa unos momentos? - sus palabras hicieron que el señor que conversaba con él se alejara -Buona notte, discúlpeme, pero no creo haber conocido a ninguna dama como usted antes, mademoiselle... - me responde firme, pero con la mirada gacha

- Bueno, pues entonces que momento mejor para conocernos caballero? - le dedico una sonrisa - Gisèle Chassier - digo tendiendole el dorso de mi mano como era de costumbre en una presentación oficial entre una mujer y hombre - y su máscara caballero? No es justo para usted ser visto por todos, sin poder ver vos el rostro de nuestros acompañantes - digo elgantemente si bajar mi máscara

-Monsieur Luca Andreini, para servirle, madamme.

Tomé suavemente su mano besé el torso, de manera formal y sin mirarla a los ojos. Levanté la vista cuando dijo aquello sobre las máscaras, dándome cuenta de que tenía razón, no la llevaba. Por supuesto, yo no era un invitado. Este pensamiento me hizo ruborizar levemente, y sonreir debilmente, siempre con cortesía.

-No la traigo, sólo soy el pianista y no un invitado como cabría suponer, madamme.