-Parigi, la città di amore/ libre/

por **Marius de Romanus** Lun Ene 17, 2011 12:50 pm

“Venecia ha conseguido devolverme la felicidad que creí muerta hace mucho tiempo. Pero soy un hombre de mundo y me siento agobiado si me quedo mucho tiempo en un mismo sitio, necesito ver un poco más de mundo aunque eso suponga pasar un tiempo fuera de casa.
María, Cristina y Claudia se han temido lo peor, me han suplicado que no desapareciera, que me quedara con ellas. Que mujeres tan encantadoras, me duele tener que separarme de ellas.
Petruccio, altivo y serio como siempre, me ha incitado a partir esa misma noche. Debajo de esa carcasa de abuelo cascarrabias es el que más siente de todos, me tiene un gran afecto. Lo veo en sus cuidados y sus preocupaciones hacia mi persona.
Me despedí de mi pequeña familia, prometiendo volver en 3 o cuatro días y en el caso que prolongara mi ausencia, le enviaría una carta para mantenerlos informados. Muchos besos y abrazados intercambiamos antes de que partiese de Venecia, pero antes estas palabras volvieron a alimentar el fuego de mi chimenea”

Habían pasado escasas horas desde que había partido de casa. Aún podía ver las lágrimas de mis doncellas y la radiante sonrisa de mi mayordomo ¿Por qué tendría tanto afán de separarlos de mi lado? Necesitaba este viaje, temía cansarme de los canales de Venecia.
Europa se abría a mis pies y yo me sentía indeciso con mi destino ¿A dónde ir? El mundo es tan grande…
Pensé en Francia, buscar a Katherine y volver a verla. Descarté la idea al recordar que me comentó algo sobre un viaje fuera de ciudad natal, tal vez hacía el viaje en vano. Pero podría visitar a Armand. No, mejor que pase un poco más de tiempo…
Pese a todo, has vivido tanto en París que tal vez recorrerla te siente bien. No importaba que no viera a ninguno de mis dos amores, sabía que me encontraría tarde o temprano con Katherine y que Armand me esperaría.
La sed quemó mi garganta y me sentí alarmado. ¿Tanto había mellado mis fuerzas el viaje? Había que puntualizar que también llevaba demasiado tiempo sin alimentarme.
Tenía algunas opciones sobre el rumbo a tomar y la mejor que me pareció fue la de un burdel que tenía enfrente-
-Parigi, la città di amore- y abrí la puerta del local internándome en la oscuridad.
Mujeres bailando sobre el escenario, otras atendiendo a los clientes y otras… en el piso de arriba. Era tal y como se tenía que describir un lugar como este.
Ocupe una de las mesas vacías y pedí algo de bebida para guardar apariencias.
Mi mirada iba de un lugar a otra buscando una víctima apropiada, no me apetecía alimentarme con el pequeño sorbo.

por **Avicus** Jue Ene 20, 2011 9:48 pm

Hacia un tiempo muy malo en Francia y la rutina de hacia ya varias semanas m estaba calando hondo. No sabia por donde empezar. La noche caía alrededor mio mientras, solo como casi todas las noches, caminaba por aquellas calles llenas de gente y de vida.

No entendia bien el pensamiento de la nueva era, un mundo lleno de avaricia, de inseguridad, de pobreza; y al mismo tiempo un mundo lleno de alegría, vida, fiestas, bebidas, bailes de salón... y esto. Un enorme burdel abría paso frente a mis ojos. Hacia mucho que no visitaba nada de eso, mi sed por lo carnal estaba mellada con el aburrimiento de tener carne. Pero esa noche parecía distinta a todas, parecía misteriosa, asi que no perdi tiempo y abrí la puerta a un nuevo comienzo.

El sonido del lugar calmo un poco mis nervios, parecia un chiquillo que apenas empezaba a concer la vida. Y tal vez eso parecia en realidad. Mi rostro era apenas el de un joven adolecente perdido en las pasiones de la vida. Asi que tal vez terminarian sacandome de aquel lugar prohibido para mi... a sus ojos.

Una chica no muy mayor se me acerco y me sonrio con coqueteria. Que maja! Era muy hermosa como para tenerla en casa y adorarla. Pero ella parecia preferir y disfrutar los placeres y venderse de esa forma tan... caotica.

Segui mi camino observando a otra mujer bailando sobre un escenario y me sente en una de las mesas que estaban cerca y observe sin inutarme el ritual silencioso que la chica nos ofrecia. Pedi una de esas bebidas que ponian como un toro loco a cualquier humano y espere encantado de poder disfrutar un poco.

por **Marius de Romanus** Vie Ene 21, 2011 1:59 pm

No encontraba nada de mi agrado.
Las mujeres del salón danzaban y movían sus caderas en un intento de llamar mi atención o el de algún cliente que estuviera interesado en algún acto carnal.
Suspiré irritado y cansado, hasta que noté una presencia que no había sentido en casi 1000 años. La presencia de un inmortal que dejé en Constantinopla junto a Mael y una joven Zenobia, que ahora no tendría nada de joven, pero que ahora lo sentía solo, sin los dos compañeros.
“Avicus” le llamé a través de don de la mente, sabiendo que captaría el mensaje “¿Dónde estás Avicus? Búscame, ven a mí. Te estoy esperando” Me sentía excitado y alegre de volver a saber algo de mi antiguo compañero. Junto a él y a Mael hice mi viaje que me llevaría a abandonar Roma y a visitar la nueva capital del imperio, Constantinopla. Más tarde los abandonaría dejándolos al cuidado de una joven vampira que nos encontramos en una de nuestras aventuras.
Quería preguntarle que fue de la pequeña Zenobia y porqué Mael no se hallaba junto a él. Aún recordaba los celos de Mael, siempre temiendo que Avicus lo dejará de lado.
“Avicus, estoy aquí. Encuéntrame”

por **Avicus** Vie Ene 21, 2011 8:04 pm

Una de las jovenes volvio a acercarse, la misma que me habia recibido.

-Monsieur, ¿Il ne plaît pas m'accompagner?- su sonrisa era muy atractiva y parecia engatusarme.

-Avec goût- respondí suavemente, su sangre golpeaba fuertemente en sus venas. Me relami los labios saboreando ya y pensando el dulce sabor que tendria su sangre tan joven y entonces lo escuche.

Avicus
Dónde estás Avicus? Búscame, ven a mí. Te estoy esperando

Me quede quieto. Dejando a la pequeña mujer mirandome con una ceja alzada. Esa voz...

Marius?

Sacudí la cabeza al sentir su presencía, esa presencía incondundible y fuerte. Hacía mucho tiempo que no sabia de Marius, ni de Zenobia, ni de Mael, ni de mis antiguos compañeros de viaje. Hacia mucho que los habia buscado, pero mi busqueda habia sido casi en vano.

“Avicus, estoy aquí. Encuéntrame”

Me puse de pie y pase a lado de la joven mujer, que murmuro algo, seguro un par de majaderias por dejarle ahí sin cumplir sus caprichos. Observe a mi alrededor y por fin pude mirarlo. Estaba sentado a unas cuatas mesas mas alla de donde yo me habia encontrado. Me habia resultado extraño no haberle sentido cuando entre, pero ahí estaba.

¡Marius! Exclame extasiado de poder verlo por fin. Me acerque con una sonrisa

por **Marius de Romanus** Dom Ene 23, 2011 2:11 pm

-¡Marius!- lo vi acercarse por fin a mi mesa y me levanté de la silla para poder recibirlo con los brazos abiertos.
Le di un fuerte abrazo cuando estuvo a la altura y nos quedamos un rato sin movernos.
No había cambiado en todos estos años, seguía siendo igual de hermoso que siempre.
Incluso aroma seguía siendo la misma, deliciosa inmortalidad.
-Cuantos años han pasado querido Avicus, creí que nuestros caminos no se cruzarían jamás- le invité con la mano a que tomara asiento a mi vera, en la misma mesa donde antes yo ocupaba- La última vez que te ví fue en Constantinopla, pero estabas con Mael y Zenobia. ¿Le ha pasado algo a la pequeña- pregunté asustado. La hermosa Zenobia, aún recordaba como me pedía que me quedara junto a ellos y que no les abandonara... la pobre me hubiera seguido si yo lo hubiera permitido- ¿Y a Mael?, sé que él habrá aprendido a valerse solo pero temo por la suerte de la pequeña ¿Cuantos años pasaste junto a ella? Se os veía enamorados y a gusto los dos ¿porqué os habéis separado? No me digas que le ha ocurrido algo- no lo soportaría

por **Avicus** Vie Ene 28, 2011 9:14 pm

Recibí el abrazo y nos quedamos quietos mientras maravillado disfrutaba por fin de la presencia de un buen amigo.

-Cuantos años han pasado querido Avicus, creí que nuestros caminos no se cruzarían jamás

Sonreí al escucharle y me sente ante su invitación.
-Creo que ha pasado demasiado tiempo- dje con vaguedad y sin borrar la estrecha sonrisa que tenía en mi rostro -También llegue a pensar eso, que jamas nos cruzariamos de nuevo... tu partida marco mucho nuestras vidas.

La última vez que te ví fue en Constantinopla, pero estabas con Mael y Zenobia. ¿Le ha pasado algo a la pequeña

-Zenobia esta bien- dije dando un largo suspiro.
¿Y a Mael?, sé que él habrá aprendido a valerse solo pero temo por la suerte de la pequeña ¿Cuantos años pasaste junto a ella? Se os veía enamorados y a gusto los dos ¿porqué os habéis separado? No me digas que le ha ocurrido algo

Negue lentamente y con un poco de tranquilidad dije
-Es una larga historia mi querido Marius... pero hay tiempo para todo- hundi suavemente los hombros y sonreí con melancolía -Poco tiempo después de tu partida... abandone a Mael... sabias el terrible rencor que le tuvo a mi querida Zenobia. Que por cierto ella se encuentra bien.

Me quede callado por un instante.
-Hace mucho que no se de ella... me abandono después de un tiempo. Me pidio que la comprendiera... pero sabes cuanto la amaba... ¡De Mael ya no supe nada! Solo una vaga noticia que se encontraba tan sumiso como siempre....

Observe a Marius, el gran Marius... mi querido Marius.

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