Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
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Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Mis socios e inversores llegarían aquella noche para tratar los últimos problemas y tratos de los comercios que poseía en toda Francia. Tras la cena todos acordaron que sería bueno salir a “pasear”. Tuve que aceptar aunque a regañadientes…
La noche avanzaba y con ella la borrachera de esos estúpidos burgueses...
-Señores, creo firmemente que deberíamos entrar en aquel establecimiento- Intervino Peter, señalando un burdel al final de la calle-Allí podremos hacer negocios...-Todos rieron y se dirigieron hacia allí.
Era todo tan patético que estuve a punto de “escapar” de aquella comitiva. Pero una vez más consiguieron arrastrarme hasta aquel sitio.
Cuando entramos unas mujeres con escasa vestimenta nos recibieron, nos guiaron hasta una mesa donde no tardaron en llegar otras con olfato, cada una se hizo de un pez gordo anclándose en sus regazos.
-Que va a tomar cielo?- Me dijo una pelirroja sentándose a horcajadas sobre mi- Le daré lo que usted me pida..-Me susurro al oído con voz juguetona. La mire con una ceja enarcada. Tenía unos ojos verdes y un voluptuoso escote, empezaba a pensar que no había sido tan mala idea acudir…
-Me gustaría tomar…-Mi frase se quedo interrumpida por algo que llego a mis sentidos. Un aroma exquisito que destacaba entre todo el perfume barato y la vulgaridad. Con los ojos comencé a buscar a la poseedora de tal esencia. Otros olores me distraían y confundían pero conseguí localizarla. Pude escuchar sus latidos bombeando el manantial del que deseaba beber, sus cabellos contoneándose al ritmo de sus caderas. Aparte a la pelirroja y clave la mirada en mi “objetivo” una media sonrisa se hizo presente en mi expresión, me quede esperando a que ella viniese a mí.
La noche avanzaba y con ella la borrachera de esos estúpidos burgueses...
-Señores, creo firmemente que deberíamos entrar en aquel establecimiento- Intervino Peter, señalando un burdel al final de la calle-Allí podremos hacer negocios...-Todos rieron y se dirigieron hacia allí.
Era todo tan patético que estuve a punto de “escapar” de aquella comitiva. Pero una vez más consiguieron arrastrarme hasta aquel sitio.
Cuando entramos unas mujeres con escasa vestimenta nos recibieron, nos guiaron hasta una mesa donde no tardaron en llegar otras con olfato, cada una se hizo de un pez gordo anclándose en sus regazos.
-Que va a tomar cielo?- Me dijo una pelirroja sentándose a horcajadas sobre mi- Le daré lo que usted me pida..-Me susurro al oído con voz juguetona. La mire con una ceja enarcada. Tenía unos ojos verdes y un voluptuoso escote, empezaba a pensar que no había sido tan mala idea acudir…
-Me gustaría tomar…-Mi frase se quedo interrumpida por algo que llego a mis sentidos. Un aroma exquisito que destacaba entre todo el perfume barato y la vulgaridad. Con los ojos comencé a buscar a la poseedora de tal esencia. Otros olores me distraían y confundían pero conseguí localizarla. Pude escuchar sus latidos bombeando el manantial del que deseaba beber, sus cabellos contoneándose al ritmo de sus caderas. Aparte a la pelirroja y clave la mirada en mi “objetivo” una media sonrisa se hizo presente en mi expresión, me quede esperando a que ella viniese a mí.
Última edición por Leonardo Rousseau el Jue Mar 10, 2011 9:14 pm, editado 1 vez
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Una noche más en el burdel, una aburrida y monótona noche más, en la que mi espectáculo sobre el escenario no llenaba la necesidad de divertirme. Cada cliente era atendido por una camarera en busca de su ganancia del día. Yo en cambio seguía asqueada de la vida, tantos hombres y todos tan poco interesantes... la vida no era justa para mi. La música seguía sonando mientras mi baile iba acabando. Siempre lo mismo en verano, la estancia llena, el calor aumentado por las velas y el baile, y el sudor mojando todo mi cuerpo, y eso no lo soportaba. Estaba de mal humor y si no me relajaba acabaría explotando. Mientras intentaba no pensar en todo aquello que me molestaba, cogí una silla y me senté en ella mientras seguía bailando, y lentamente fui despojándome de la camisa blanca que llevaba, dejando al descubierto mi escote, bajo un ajustado y pequeño corsé blanco. Las miradas y los aplausos iban aumentando, y yo, fingiendo una sonrisa de oreja a oreja, seguía con esos movimientos tan usados en mis espectáculos; pero lo mejor era que aún que fuesen repetitivos, yo seguía siendo la reina de la noche.
Me puse de pie sobre la silla, y lentamente fui desabrochándome los botones del pantalón, que aun que poco común era ver a una mujer vestida de hombre, seguía siendo sensual y muy sexy, ya que aquella vestimenta se ceñía perfectamente a mis curvas. No me despojé del pantalón, ni mucho menos, preferiría dejarlos a todos con las ansias, pues el espectáculo lo dirigía yo, y haría lo que quisiera. Bajé lenta y cuidadosamente por las escaleras, sorteando entre miradas lascivas, a quién sería mi víctima y acompañante en lo que durara el espectáculo.
Giré en torno a varias mesas, observando a cada hombre y mujer que allí se hallaban, pero ninguno me parecía interesante, nadie escondía un secreto, una mirada o algo que me llamara la atención, nadie excepto... Mi mirada fue directa a un hombre que se encontraba rodeado de acompañantes, típicos negociantes que acababan la noche en un burdel. Me acerqué a él sin titubear, ni apartar la mirada de sus intensos ojos azules. Su naturaleza era diferente, mucho más que la mía, pues era poco común encontrar en una sola noche a una bruja, bailarina de burdel y la puta mejor pagada de París.
Bailé a su alrededor y su sonrisa delataba sus ansias de sangre y diversión. Él era un vampiro. Aquello me entusiasmó, pues era la primera vez en mi vida que me topaba con uno, aun que siempre haya conocido de su existencia, y de la de los licántropos. A fin de cuentas, si existían las brujas, también existirían los demonios, cada uno con un nombre distinto.
Me senté sobre sus piernas, y seguí moviendo las caderas, meneando todo el cuerpo sobre él, a la par que imitaba su media sonrisa.
-Fuera, en diez minutos.- Susurré en su oído, mientras que me levantaba de nuevo, para dirigirme al escenario y acabar mi actuación sobre la silla, y dejando al resto del público con ganas de seguir viendo mi figura contoneándose al ritmo de la música.
Entré al camerino, y me despojé de aquella prenda masculina, para vestirme con un ligero vestido color negro, para así pasar desapercibida en mi fuga, y al encuentro con aquel extraño. Peiné mis cabellos de mala manera, y me apresuré a salir por la puerta trasera, para que Cristine no me detuviera; total ya me pagaría mañana, el dinero no era algo que me preocupaba.
Una vez fuera, me planté a un lado de la entrada del burdel, a espera del vampiro al que ansiaba conocer, por la simple razón de saber a cerca de su inmortalidad. Aquello era realmente divertido, en verdad, cualquier cosa en mi monótona vida me resultaba divertido.
Me puse de pie sobre la silla, y lentamente fui desabrochándome los botones del pantalón, que aun que poco común era ver a una mujer vestida de hombre, seguía siendo sensual y muy sexy, ya que aquella vestimenta se ceñía perfectamente a mis curvas. No me despojé del pantalón, ni mucho menos, preferiría dejarlos a todos con las ansias, pues el espectáculo lo dirigía yo, y haría lo que quisiera. Bajé lenta y cuidadosamente por las escaleras, sorteando entre miradas lascivas, a quién sería mi víctima y acompañante en lo que durara el espectáculo.
Giré en torno a varias mesas, observando a cada hombre y mujer que allí se hallaban, pero ninguno me parecía interesante, nadie escondía un secreto, una mirada o algo que me llamara la atención, nadie excepto... Mi mirada fue directa a un hombre que se encontraba rodeado de acompañantes, típicos negociantes que acababan la noche en un burdel. Me acerqué a él sin titubear, ni apartar la mirada de sus intensos ojos azules. Su naturaleza era diferente, mucho más que la mía, pues era poco común encontrar en una sola noche a una bruja, bailarina de burdel y la puta mejor pagada de París.
Bailé a su alrededor y su sonrisa delataba sus ansias de sangre y diversión. Él era un vampiro. Aquello me entusiasmó, pues era la primera vez en mi vida que me topaba con uno, aun que siempre haya conocido de su existencia, y de la de los licántropos. A fin de cuentas, si existían las brujas, también existirían los demonios, cada uno con un nombre distinto.
Me senté sobre sus piernas, y seguí moviendo las caderas, meneando todo el cuerpo sobre él, a la par que imitaba su media sonrisa.
-Fuera, en diez minutos.- Susurré en su oído, mientras que me levantaba de nuevo, para dirigirme al escenario y acabar mi actuación sobre la silla, y dejando al resto del público con ganas de seguir viendo mi figura contoneándose al ritmo de la música.
Entré al camerino, y me despojé de aquella prenda masculina, para vestirme con un ligero vestido color negro, para así pasar desapercibida en mi fuga, y al encuentro con aquel extraño. Peiné mis cabellos de mala manera, y me apresuré a salir por la puerta trasera, para que Cristine no me detuviera; total ya me pagaría mañana, el dinero no era algo que me preocupaba.
Una vez fuera, me planté a un lado de la entrada del burdel, a espera del vampiro al que ansiaba conocer, por la simple razón de saber a cerca de su inmortalidad. Aquello era realmente divertido, en verdad, cualquier cosa en mi monótona vida me resultaba divertido.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Llego hasta mí y se sentó encima para continuar con sus movimientos provocadores. Entonces la vi a los ojos “mierda, una bruja….” Pensé… mi experiencia con las brujas no había sido demasiado buena y su sangre me resultaba absolutamente tentadora por lo que acababa quedando a merced de mis instintos. Debí de haberlo supuesto, aquel aroma no era “normal”. Medite unos instantes sobre su propuesta de vernos fuera en 10 minutos, sabía que quizá era poco prudente, al fin y al cabo nunca debes fiarte de una bruja pero…
Me levante de la silla sin decir nada, cada uno de los humanos que venían conmigo estaban más atentos a como se desnudaban las camareras que a lo que hiciera el otro.
Al salir la vi, con otra ropa, un vestido ligero que dejaba poco a la imaginación y del que estaría gustoso en deshacerme.
-Les has dejado con ganas de más allí dentro- Dije bajando un par de escalones para llegar donde ella-Puedo conocer el nombre que quiera darme esta noche?
Me levante de la silla sin decir nada, cada uno de los humanos que venían conmigo estaban más atentos a como se desnudaban las camareras que a lo que hiciera el otro.
Al salir la vi, con otra ropa, un vestido ligero que dejaba poco a la imaginación y del que estaría gustoso en deshacerme.
-Les has dejado con ganas de más allí dentro- Dije bajando un par de escalones para llegar donde ella-Puedo conocer el nombre que quiera darme esta noche?
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
-Les has dejado con ganas de más allí dentro. Puedo conocer el nombre que quiera darme esta noche?- Su voz me sacó de la espera, y no puede hacer más que sonreír casi con malicia. ¡Por fin un vampiro! Tenía que conocer las habilidades de su sangre. Lo estudié con la mirada, de arriba a bajo, y como me lo suponía, no tenía pinta alguna de ser un no-muerto. Su excesiva palidez podía confundirse claramente con el tono de piel de un aristócrata, al fin y al cabo, ellos eran los llamados sangre azul, por el poco trabajo que realizaban bajo el sol.
-Chanelle Dux, monsieur.- Respondí a su pregunta con un asentimiento de cabeza. No perdería mi educación ante un ser como él. -¿Por cual se os conoce a vos? - Pues ahora ya no se hacían llamar los descendientes de Drácula. Cada uno tenía una historia y un nombre el cual temer.
Me acerqué un par de pasos y tomé una de sus manos, de la manera más coqueta y juguetona, pues nadie olvidaría que aparte de bruja era puta. Con el más rápido movimiento que me fue permitido realizar, clavé un alfiler en su dedo índice, observando como de éste salía una gota de sangre, pero al segundo, la pequeña herida se cerraba ya sin rastro de sangre. El vampiro frunció el ceño, y yo solo me limité a asentir pensativa.
-Eres el primer vampiro que conozco... es interesante. - Sonreí una vez más al hombre, y me recogí el pelo, dejando a la vista mi cuello. -Soy inmune a los venenos... es por eso que aveces me alimento de ellos.- Y era cierto, mi habilidad para crear lo más potentes venenos, siempre me llevaban a probarlos, para saber de su eficacia. Tantos fueron los síntomas a los que sometí a mi cuerpo, que prácticamente lo he hecho inmune contra la mayoría de ellos. Solo esperaba que esa sea razón suficiente para que el vampiro no se extasiara con mi sangre tan rápido.
Le di la espalda y comencé mi cuidadoso andar hacia la dirección contraria a la del burdel. Giré una vez el rostro, y solo bastó una simple mirada para pedir al vampiro que me acompañara. Preferiría ir lejos del burdel, a un lugar más íntimo y silencioso, y el lugar perfecto era mi morada. La cueva de una bruja, el baúl de los secretos mejor guardados.
-Chanelle Dux, monsieur.- Respondí a su pregunta con un asentimiento de cabeza. No perdería mi educación ante un ser como él. -¿Por cual se os conoce a vos? - Pues ahora ya no se hacían llamar los descendientes de Drácula. Cada uno tenía una historia y un nombre el cual temer.
Me acerqué un par de pasos y tomé una de sus manos, de la manera más coqueta y juguetona, pues nadie olvidaría que aparte de bruja era puta. Con el más rápido movimiento que me fue permitido realizar, clavé un alfiler en su dedo índice, observando como de éste salía una gota de sangre, pero al segundo, la pequeña herida se cerraba ya sin rastro de sangre. El vampiro frunció el ceño, y yo solo me limité a asentir pensativa.
-Eres el primer vampiro que conozco... es interesante. - Sonreí una vez más al hombre, y me recogí el pelo, dejando a la vista mi cuello. -Soy inmune a los venenos... es por eso que aveces me alimento de ellos.- Y era cierto, mi habilidad para crear lo más potentes venenos, siempre me llevaban a probarlos, para saber de su eficacia. Tantos fueron los síntomas a los que sometí a mi cuerpo, que prácticamente lo he hecho inmune contra la mayoría de ellos. Solo esperaba que esa sea razón suficiente para que el vampiro no se extasiara con mi sangre tan rápido.
Le di la espalda y comencé mi cuidadoso andar hacia la dirección contraria a la del burdel. Giré una vez el rostro, y solo bastó una simple mirada para pedir al vampiro que me acompañara. Preferiría ir lejos del burdel, a un lugar más íntimo y silencioso, y el lugar perfecto era mi morada. La cueva de una bruja, el baúl de los secretos mejor guardados.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
-Chanelle Dux, Monsieur. Por cual se os conoce a vos? – Me pregunto curiosa, evidentemente no le daría mi verdadero nombre a una bruja…
-Me llamo Peter –Conteste con naturalidad. Se acerco y sin que pudiese preverlo me pincho con una aguja, otra bruja loca…-.-“que gusto tan extraño tenia por las mujeres desequilibradas… Estaba claro que solo confirmaba mi verdadera naturaleza, supongo que era tonto fingir que no sabíamos esos pequeños detalles del otro…
-Eres el primer vampiro que conozco... es interesante. – Me sonrió recogiéndose el pelo, provocándome con la vista de su cuello desnudo-Soy inmune a los venenos... es por eso que a veces me alimento de ellos.-Era esta acaso una insinuación? Se dio la vuelta y empezó a caminar contoneándose.
Por suerte o por desgracia, ella no era la primera bruja que yo conocia, pero era un dato que preferia guardar
Seguirla sería una locura, algo me decía que no acabaría bien para mí pero sus caderas me llamaban con su hipnótico movimiento, comenzaba a desear más su cuerpo que su sangre, cosa que no solía ocurrirme con todas las mujeres que conocía. La seguí sin más remedio hacia la boca del lobo, pero qué digo? Si aquí el lobo soy yo…
-Me llamo Peter –Conteste con naturalidad. Se acerco y sin que pudiese preverlo me pincho con una aguja, otra bruja loca…-.-“que gusto tan extraño tenia por las mujeres desequilibradas… Estaba claro que solo confirmaba mi verdadera naturaleza, supongo que era tonto fingir que no sabíamos esos pequeños detalles del otro…
-Eres el primer vampiro que conozco... es interesante. – Me sonrió recogiéndose el pelo, provocándome con la vista de su cuello desnudo-Soy inmune a los venenos... es por eso que a veces me alimento de ellos.-Era esta acaso una insinuación? Se dio la vuelta y empezó a caminar contoneándose.
Por suerte o por desgracia, ella no era la primera bruja que yo conocia, pero era un dato que preferia guardar
Seguirla sería una locura, algo me decía que no acabaría bien para mí pero sus caderas me llamaban con su hipnótico movimiento, comenzaba a desear más su cuerpo que su sangre, cosa que no solía ocurrirme con todas las mujeres que conocía. La seguí sin más remedio hacia la boca del lobo, pero qué digo? Si aquí el lobo soy yo…
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
-Me llamo Peter – Contestó con naturalidad. Pero me estaba mintiendo. ¿Por qué me mentía? No sabía como se llamaba, pero ese nombre era una mentira, pude intuirlo, a fin de cuentas era una bruja. Pero eso qué mas daba, que me importaba como se llamaba, en verdad lo único que me importaba en ese momento, era tener por fin a un vampiro frente a mi. Por fin podía conocer un ser tan mitológico como él, con su longevidad sabría muchas mas cosas que yo, y eso era un punto muy importante a tener en cuenta. Mucho más que mis ganas de tener alguna aventura indebida que me quitara de mi aburrimiento aquella noche. Para mi fortuna, el vampiro siguió mis pasos sin rechistar. Él también buscaba algo aquella noche, pero la víctima no sería yo. Mi vida valía demasiado como para ser desperdiciada por cualquiera, y eso era algo que debía entender.
-¿Qué buscas esta noche, vampiro?- Pregunté cuando llegamos al portal del edificio donde residía. Si yo buscaba la naturaleza de ese ser, él debía estar buscando sangre, pero la mía no era la correcta. No hasta el punto de querer matarme, porque en ese caso, ambos estábamos en peligro de muerte. -¿Qué puede darte una bruja como yo para que hayas decidido aceptar mi propuesta?- Sonreí. Si daba al blanco correcto, subiríamos sin más. Su mirada y la mía delataba las ganas de poder vivir el uno del otro aquella noche. ¿Pero aceptaríamos ser cómplices? Todo era cuestión de esperar.
Me recosté por la puerta esperando su respuesta, y aburrida, me llevé una mano al cuello, bajando lentamente por mi escote, simulando un exceso de calor que no sentía. ¿Podía inmutarse así el vampiro? No lo sabía, pues no era humano e igual yo no le interesaba en lo más mínimo. ¿Qué dices Chanelle? Como no puedes interesar a un hombre. Eso sería pecado. ¿Quién no se interesaría por mi? Era la mejor en todo, eso no habría ni que dudarlo.
Arqueé la espalda, mientras mi mano seguía recorriendo mi brazo y mi cuello, con la lentitud y sensualidad nata de mis dedos, que dibujaban perfectamente mi figura, recorriendo cada palmo hasta bajar a la cintura. El calor imaginario también podía ser agobiante.
-¿Qué buscas esta noche, vampiro?- Pregunté cuando llegamos al portal del edificio donde residía. Si yo buscaba la naturaleza de ese ser, él debía estar buscando sangre, pero la mía no era la correcta. No hasta el punto de querer matarme, porque en ese caso, ambos estábamos en peligro de muerte. -¿Qué puede darte una bruja como yo para que hayas decidido aceptar mi propuesta?- Sonreí. Si daba al blanco correcto, subiríamos sin más. Su mirada y la mía delataba las ganas de poder vivir el uno del otro aquella noche. ¿Pero aceptaríamos ser cómplices? Todo era cuestión de esperar.
Me recosté por la puerta esperando su respuesta, y aburrida, me llevé una mano al cuello, bajando lentamente por mi escote, simulando un exceso de calor que no sentía. ¿Podía inmutarse así el vampiro? No lo sabía, pues no era humano e igual yo no le interesaba en lo más mínimo. ¿Qué dices Chanelle? Como no puedes interesar a un hombre. Eso sería pecado. ¿Quién no se interesaría por mi? Era la mejor en todo, eso no habría ni que dudarlo.
Arqueé la espalda, mientras mi mano seguía recorriendo mi brazo y mi cuello, con la lentitud y sensualidad nata de mis dedos, que dibujaban perfectamente mi figura, recorriendo cada palmo hasta bajar a la cintura. El calor imaginario también podía ser agobiante.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Se detuvo en un portal y me miro antes de comenzar a hablar
-¿Qué buscas esta noche, vampiro? ¿Qué puede darte una bruja como yo para que hayas decidido aceptar mi propuesta?- Se apoyo en la puerta, dejo caer su mano por su cuerpo perfecto, mis ojos seguían su trayectoria recreándose con sus curvas. Me acerque a ella a escasos centímetros de su figura.
-No busco nada de una bruja…-Puse la mano en su muslo, justo en la parte final de su vestido, y comencé a subir y con la mano su vestido también.-Pero, quiero ver que es capaz de darme una mujer como tu- Enarque una ceja con una sonrisa…sí, maliciosa, me acerque a su cuello rozándolo con la punta de la nariz y posteriormente con los labios. Detuve la mano cuando llegue al final de su muslo.-Y tú? Qué pretendes obtener de mi?-Susurre en su oído mientras sostenía con firmeza su nalga
-¿Qué buscas esta noche, vampiro? ¿Qué puede darte una bruja como yo para que hayas decidido aceptar mi propuesta?- Se apoyo en la puerta, dejo caer su mano por su cuerpo perfecto, mis ojos seguían su trayectoria recreándose con sus curvas. Me acerque a ella a escasos centímetros de su figura.
-No busco nada de una bruja…-Puse la mano en su muslo, justo en la parte final de su vestido, y comencé a subir y con la mano su vestido también.-Pero, quiero ver que es capaz de darme una mujer como tu- Enarque una ceja con una sonrisa…sí, maliciosa, me acerque a su cuello rozándolo con la punta de la nariz y posteriormente con los labios. Detuve la mano cuando llegue al final de su muslo.-Y tú? Qué pretendes obtener de mi?-Susurre en su oído mientras sostenía con firmeza su nalga
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Sus pasos fueron directos hasta mi, pegándose con cada gesto a mi cuerpo. Esto terminará en una obsesión... ¡Qué calor!. La trampa ya había sido puesta, y la presa había picado el anzuelo; ahora era yo quien llevaría las riendas del caballo en un trote lento y divertido que nos llevara hacia una noche interminable e inolvidable, porque una vez seducido por mi encanto, nadie lograba deshacerse del hechizo.
-No busco nada de una bruja…- Sus manos recorrieron el camino preciso hasta el final de mi vestido, comenzando a descubrir la carne que éste guardaba. Mi carne.-Pero, quiero ver que es capaz de darme una mujer como tu- Solo existe una mujer como yo, simplemente yo, y soy capaz de todo y más. Una media sonrisa delató mi ansias por empezar un juego de una única regla, pero no me precipité por su tacto, ni simulé gusto o disgusto por lo que estaba haciendo, simplemente me mantuve quieta hasta divisar el momento correcto de actuar.
-No hay dos mujeres como yo... y soy capaz de todo y más- aquel susurro se perdió entre el calor de mi piel y el frío de su piel, un contraste perfecto que definía sin error alguno la perfección del hielo y el poder del fuego. Y así nace el hilo de la pasión. Su sonrisa delató un hecho más que sensitivo en mi cuerpo, cuando su mano sostuvo con firmeza mi nalga, y rozándome con la punta de la nariz y los labios, un pequeño suspiro escapó de mis labios.-¿Y tú? ¿Qué pretendes obtener de mi?- Una de mis manos se posó en su hombro sin perder el tiempo, mientras la otra juguetona subía desde su camisa hasta su cuello, donde una simple caricia delató mis ganas de jugar. Mis dedos se deslizaron hasta su nuca, donde se enredaron en un pequeño mechón de su pelo. Reí maliciosamente, casi imitando su anterior risa, pidiendo un poco más de atención.
-Yo no pretendo nada... eres tú quien ha decidido jugar conmigo, pero la única regla la impongo yo... - Susurré en su oído, riéndome como una niña deseosa de empezar un juego basado en las debilidades de cada uno. Era mi fuerte. -... y es que en éste juego siempre gano yo.- La frase acabó cuando mis labios se precipitaron al lóbulo de su oreja, mordiéndolo con suavidad, mientras me deshacía de su agarre, para ir directa a mi choza, mi guarida como bruja y mujer impura amante eterna de la noche. Corrí escaleras arriba, riendo con cada paso y cada salto, hasta llegar a la habitación, donde una vez dentro, me tiré en el sofá rojo para recuperar el aliento perdido, mientras mis pies subían y bajaban sobre mi pierna, haciendo un recorrido agraciado para la vista de otros. Esto de ser dependiente del oxígeno lo llevas muy mal. Mientras no termine dependiendo de una obsesión como la vida eterna, lo demás me daba igual. Solo esperaba la llamada de la muerte en brazos del más profundo placer. -Ponte cómodo, tenemos toda la noche para perder el tiempo...- Dije al verlo de pie, a expendas de mis decisiones, pero aun que yo llevase el mando, él podía usar mi cuerpo como imán de lujuria, lo sabía perfectamente, pues yo había dado ese paso.
-No busco nada de una bruja…- Sus manos recorrieron el camino preciso hasta el final de mi vestido, comenzando a descubrir la carne que éste guardaba. Mi carne.-Pero, quiero ver que es capaz de darme una mujer como tu- Solo existe una mujer como yo, simplemente yo, y soy capaz de todo y más. Una media sonrisa delató mi ansias por empezar un juego de una única regla, pero no me precipité por su tacto, ni simulé gusto o disgusto por lo que estaba haciendo, simplemente me mantuve quieta hasta divisar el momento correcto de actuar.
-No hay dos mujeres como yo... y soy capaz de todo y más- aquel susurro se perdió entre el calor de mi piel y el frío de su piel, un contraste perfecto que definía sin error alguno la perfección del hielo y el poder del fuego. Y así nace el hilo de la pasión. Su sonrisa delató un hecho más que sensitivo en mi cuerpo, cuando su mano sostuvo con firmeza mi nalga, y rozándome con la punta de la nariz y los labios, un pequeño suspiro escapó de mis labios.-¿Y tú? ¿Qué pretendes obtener de mi?- Una de mis manos se posó en su hombro sin perder el tiempo, mientras la otra juguetona subía desde su camisa hasta su cuello, donde una simple caricia delató mis ganas de jugar. Mis dedos se deslizaron hasta su nuca, donde se enredaron en un pequeño mechón de su pelo. Reí maliciosamente, casi imitando su anterior risa, pidiendo un poco más de atención.
-Yo no pretendo nada... eres tú quien ha decidido jugar conmigo, pero la única regla la impongo yo... - Susurré en su oído, riéndome como una niña deseosa de empezar un juego basado en las debilidades de cada uno. Era mi fuerte. -... y es que en éste juego siempre gano yo.- La frase acabó cuando mis labios se precipitaron al lóbulo de su oreja, mordiéndolo con suavidad, mientras me deshacía de su agarre, para ir directa a mi choza, mi guarida como bruja y mujer impura amante eterna de la noche. Corrí escaleras arriba, riendo con cada paso y cada salto, hasta llegar a la habitación, donde una vez dentro, me tiré en el sofá rojo para recuperar el aliento perdido, mientras mis pies subían y bajaban sobre mi pierna, haciendo un recorrido agraciado para la vista de otros. Esto de ser dependiente del oxígeno lo llevas muy mal. Mientras no termine dependiendo de una obsesión como la vida eterna, lo demás me daba igual. Solo esperaba la llamada de la muerte en brazos del más profundo placer. -Ponte cómodo, tenemos toda la noche para perder el tiempo...- Dije al verlo de pie, a expendas de mis decisiones, pero aun que yo llevase el mando, él podía usar mi cuerpo como imán de lujuria, lo sabía perfectamente, pues yo había dado ese paso.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Puso sus manos en mi nuca y jugueteo con algunos mechones. -Yo no pretendo nada... eres tú quien ha decidido jugar conmigo, pero la única regla la impongo yo... –Reglas? , me reí por dentro. Si quería tomar el mando haría que pensara que lo tenía. -... y es que en éste juego siempre gano yo.- No podía decir lo contrario…ambos saldríamos beneficiados de aquella noche. Me mordió el lóbulo de la oreja y cuando, instintivamente y en respuesta a ese estimulo, fui a atrapar sus labios ella se deshizo de mis manos y comenzó a correr escaleras arriba. La seguí de cerca hasta su habitación, reía sin parar, parecía que ya se divertía. Entramos y se tiro en un sofá rojo moviendo sus pies sobre sus piernas, un acto te provocación sin duda
-Ponte cómodo, tenemos toda la noche para perder el tiempo...- Me saque la chaqueta, mi semblante permanecía inexpresivo, mire el reloj de bolsillo que llevaba en el chaleco y efectivamente, la noche no había hecho más que empezar para nosotros.
No pude resistirme más, me acerque a ella y me arrodillé. Sostuve una de sus piernas, descalzándola, comencé a besarla desde su tobillo hasta sus rodillas, llegados a aquel punto fui separando sus piernas y continuando el camino entre sus muslos. La estrechez de su vestido me impidió continuar en un momento dado así que no tuve más alternativa que levantárselo hasta la cintura. Cuando lo hice descubrí la total desnudez de su cuerpo, algo que ya suponía, me reí entre dientes y seguí avanzando. Recorrí la suavidad de los labios de su sexo con la lengua, posteriormente me abrí camino entre ellos para saborearlo por completo. Mis manos impacientes subieron hasta sus pechos e intentaron desnudarlos también
-Ponte cómodo, tenemos toda la noche para perder el tiempo...- Me saque la chaqueta, mi semblante permanecía inexpresivo, mire el reloj de bolsillo que llevaba en el chaleco y efectivamente, la noche no había hecho más que empezar para nosotros.
No pude resistirme más, me acerque a ella y me arrodillé. Sostuve una de sus piernas, descalzándola, comencé a besarla desde su tobillo hasta sus rodillas, llegados a aquel punto fui separando sus piernas y continuando el camino entre sus muslos. La estrechez de su vestido me impidió continuar en un momento dado así que no tuve más alternativa que levantárselo hasta la cintura. Cuando lo hice descubrí la total desnudez de su cuerpo, algo que ya suponía, me reí entre dientes y seguí avanzando. Recorrí la suavidad de los labios de su sexo con la lengua, posteriormente me abrí camino entre ellos para saborearlo por completo. Mis manos impacientes subieron hasta sus pechos e intentaron desnudarlos también
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Lo vi mirar su reloj de bolsillo, con aquel semblante serio e inexpresivo, tan propio de un hombre de negocios, un hombre que no busca ser comprendido, o tan siquiera amado, carente de algún sentimiento que no exprese el simple deseo de un hombre dispuesto a poseer el mundo. Yo conocía perfectamente aquella sensación, porque el amor no existía para una mujer que vivía del placer, que disfrutaba con ello y que dedicaba su vida a la más libertina forma de perecer cada día en brazos del deseo; así como también adoraba la muerte, el saberme capaz de provocarla y vivir tan cerca de ella, y aún más en aquel momento cuando un hombre ni muerto ni vivo sería capaz de poseer el pecado del que estaba hecho mi cuerpo: La lujuria.
Un par de pasos y lo tuve de rodillas a mis pies, sosteniendo mis piernas y besándolas con un único fin. Sentí sus fríos y finos labios subiendo desde mis tobillos a mis rodillas, como una caricia con la más fina seda, pasándola con delicadeza sobre mi piel tersa, blanca y pura... hasta un punto. Crucé mis brazos sobre mi cabeza, esperando ser poseída por aquel amable demonio de una vez por todas, mientras sentía sus húmedas caricias subiendo por mis piernas, besando cada centímetro de blanca piel, como si de un dulce codiciado se tratase, pero al llegar a mis muslos, sus besos se detuvieron, para dar paso a sus manos, que rápidas como un rayo subieron mi negra y estrecha vestimenta hasta mi cintura, dejando a vista mi sexo desnudo, como no, pues el trabajo de una puta no era precisamente ir bien vestida. Sus labios avanzaron de nuevo sobre mis piernas, produciendo un ligero temblor en mi cuerpo cuando éstos se posaron en mi monte de venus, libre de cualquier bello, bajando lentamente por mis labios externos, como una obsesión sin tregua que enloquecía a mi excitado cuerpo.
Sentí su lengua como un órgano vivo sobre mi pequeño clítoris, ordenando a mi cuerpo a arquear la espalda y suspirar una y otra vez, presa completa de la excitación que sus delicadas caricias me provocaba. Sus manos subieron impaciente sobre mi vientre, hasta llegar a mis pechos, que como era de esperar, también excitados, dejaban sentir la completa dureza de mis rosados pezones. Ayudé a quitarme por completo el vestido, quedando completamente desnuda ante aquel extraño y a la vez tan familiar... ¿cliente?
Suspiré, gemí y arqueé la espalda una y otra vez, sintiendo como mi cuerpo caliente explotaría de un momento a otro, presa del gusto que proporcionaba su fina lengua recorriendo mi húmedo y palpitante sexo. Mis piernas se tensaron y una última arqueada de mi espalda me indicó que el camino a la gloria estaba a punto de culminar, así que de un movimiento más que rápido, entrelacé mis dedos en los cabellos de mi amante vampiro, obligándolo a subir de nuevo, reí como una niña que acababa de darle la primera lamida a su extravagante y dulce piruleta.
-Basta...-Exigí al momento, mientras lo obligaba a sentarse en aquel sofá. -Yo también quiero jugar...- Pasé mis piernas a cada lado de las suyas, sin tocar su cuerpo aún, sin sentarme sobre él. Sin soltar su suave cabellera, le obligué a mirar el techo, tirando de él con brusquedad, y allí comenzó mi juego. Mis labios se aproximaron a los suyos, sintiendo aquel jugo tan discretamente familiar para mi, lo besé con pasión, apresando su lengua con la mía, dibujando círculos dentro de su boca, provocando suspiros e intentos de gemidos, lo besé con locura sintiendo en sus labios aquel suave aroma que inundan los campos de flores en primavera, semejantes al bálsamo que emana las hespérides cuando ofrecen sus cuerpos a los dioses que las protegen y las miman. Lo besé hasta cansarme y volver a reír como una cría. Con gestos de locura, pasé mi lengua por su mejilla, llegando a su oreja, recorriéndola y dibujándola como si de un perfecto retrato se trates, y mi lengua sea aquel pincel húmedo en pintura que realizase la más perfecta obra de arte. Bajé hasta su cuello, mientras mis manos, que acariciaban su nuca y espalda, bajaban de nuevo sobre su pecho, desabrochando los botones de su camisa, hasta el punto de privarla de ella. Mis besos bajaban hasta su pecho, y mis manos lo hacían hasta sus pantalones, donde rápidas y vivaces, se deshicieron de él. Volví a tensar mi cuerpo, mientras ya con total libertad descansaba mis tersas nalgas sobre sus fríos muslos, aún besando su desnudo pecho.
Un par de pasos y lo tuve de rodillas a mis pies, sosteniendo mis piernas y besándolas con un único fin. Sentí sus fríos y finos labios subiendo desde mis tobillos a mis rodillas, como una caricia con la más fina seda, pasándola con delicadeza sobre mi piel tersa, blanca y pura... hasta un punto. Crucé mis brazos sobre mi cabeza, esperando ser poseída por aquel amable demonio de una vez por todas, mientras sentía sus húmedas caricias subiendo por mis piernas, besando cada centímetro de blanca piel, como si de un dulce codiciado se tratase, pero al llegar a mis muslos, sus besos se detuvieron, para dar paso a sus manos, que rápidas como un rayo subieron mi negra y estrecha vestimenta hasta mi cintura, dejando a vista mi sexo desnudo, como no, pues el trabajo de una puta no era precisamente ir bien vestida. Sus labios avanzaron de nuevo sobre mis piernas, produciendo un ligero temblor en mi cuerpo cuando éstos se posaron en mi monte de venus, libre de cualquier bello, bajando lentamente por mis labios externos, como una obsesión sin tregua que enloquecía a mi excitado cuerpo.
Sentí su lengua como un órgano vivo sobre mi pequeño clítoris, ordenando a mi cuerpo a arquear la espalda y suspirar una y otra vez, presa completa de la excitación que sus delicadas caricias me provocaba. Sus manos subieron impaciente sobre mi vientre, hasta llegar a mis pechos, que como era de esperar, también excitados, dejaban sentir la completa dureza de mis rosados pezones. Ayudé a quitarme por completo el vestido, quedando completamente desnuda ante aquel extraño y a la vez tan familiar... ¿cliente?
Suspiré, gemí y arqueé la espalda una y otra vez, sintiendo como mi cuerpo caliente explotaría de un momento a otro, presa del gusto que proporcionaba su fina lengua recorriendo mi húmedo y palpitante sexo. Mis piernas se tensaron y una última arqueada de mi espalda me indicó que el camino a la gloria estaba a punto de culminar, así que de un movimiento más que rápido, entrelacé mis dedos en los cabellos de mi amante vampiro, obligándolo a subir de nuevo, reí como una niña que acababa de darle la primera lamida a su extravagante y dulce piruleta.
-Basta...-Exigí al momento, mientras lo obligaba a sentarse en aquel sofá. -Yo también quiero jugar...- Pasé mis piernas a cada lado de las suyas, sin tocar su cuerpo aún, sin sentarme sobre él. Sin soltar su suave cabellera, le obligué a mirar el techo, tirando de él con brusquedad, y allí comenzó mi juego. Mis labios se aproximaron a los suyos, sintiendo aquel jugo tan discretamente familiar para mi, lo besé con pasión, apresando su lengua con la mía, dibujando círculos dentro de su boca, provocando suspiros e intentos de gemidos, lo besé con locura sintiendo en sus labios aquel suave aroma que inundan los campos de flores en primavera, semejantes al bálsamo que emana las hespérides cuando ofrecen sus cuerpos a los dioses que las protegen y las miman. Lo besé hasta cansarme y volver a reír como una cría. Con gestos de locura, pasé mi lengua por su mejilla, llegando a su oreja, recorriéndola y dibujándola como si de un perfecto retrato se trates, y mi lengua sea aquel pincel húmedo en pintura que realizase la más perfecta obra de arte. Bajé hasta su cuello, mientras mis manos, que acariciaban su nuca y espalda, bajaban de nuevo sobre su pecho, desabrochando los botones de su camisa, hasta el punto de privarla de ella. Mis besos bajaban hasta su pecho, y mis manos lo hacían hasta sus pantalones, donde rápidas y vivaces, se deshicieron de él. Volví a tensar mi cuerpo, mientras ya con total libertad descansaba mis tersas nalgas sobre sus fríos muslos, aún besando su desnudo pecho.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 01/01/2011
Edad : 36
Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
-Basta...-Me detuvo, impidiéndome seguir jugueteando con su sexo, enarque una ceja -Yo también quiero jugar...- Se puso a horcajadas sin sentarse totalmente aun, comenzó a desabrocharme la camisa y a recorrer mi helada piel con sus manos ardientes. Echo mi cabeza hacia atrás bruscamente y sentí sus labios tomar a los míos con fiereza, sus besos salvajes me excitaban, tener su cuerpo desnudo y ardiente sobre mi era provoco que mi erección creciera sin control. Baje las manos por su espalda hasta llegar a su trasero, quise penetrarla con los dedos pero cuando iba a hacerlo se deshizo de mis pantalones y se sentó finalmente…
Sentí mi miembro libre posado en su pubis. Paso su lengua por mi cara, dibujándola, hasta llegar a mi oreja. Dudaba de que fuese consciente de que aquel acto me provocaba más que cualquier otra cosa, mis labios ahora liberados se abalanzaron sobre sus pezones erectos , tenia los pechos medianos por lo que gran parte de ellos me cabían en la boca, los devore con un deseo incontrolable, provocado por las caricias húmedas de su lengua sobre mi lóbulo derecho.
Mis manos comenzaron a recorrer su espalda acercándola más a mí, quería poseer su cuerpo todo lo restante de noche.
-Ambos estamos en este juego madeimoselle- Dije al despegarme de sus labios. Volví a posar las manos en sus nalgas y esta vez las levante para poder empezar a penetrarla.
Sentí mi miembro libre posado en su pubis. Paso su lengua por mi cara, dibujándola, hasta llegar a mi oreja. Dudaba de que fuese consciente de que aquel acto me provocaba más que cualquier otra cosa, mis labios ahora liberados se abalanzaron sobre sus pezones erectos , tenia los pechos medianos por lo que gran parte de ellos me cabían en la boca, los devore con un deseo incontrolable, provocado por las caricias húmedas de su lengua sobre mi lóbulo derecho.
Mis manos comenzaron a recorrer su espalda acercándola más a mí, quería poseer su cuerpo todo lo restante de noche.
-Ambos estamos en este juego madeimoselle- Dije al despegarme de sus labios. Volví a posar las manos en sus nalgas y esta vez las levante para poder empezar a penetrarla.
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
- Mensajes : 872
Fecha de inscripción : 29/05/2010
Edad : 483
Re: Una diosa en los barrios bajos de París [Chanelle] +18
Cuando sentí su miembro dentro de mi, no pude evitar gemir a viva voz, aquello sobrepasaba las expectativas de una simple noche de sexo, aquello era más que eso, era vil, vivaz, exquisito, no había palabras para describirlo.
Mi cuerpo comenzó a moverse con necesidad, el vaivén de mis caderas marcaban el ritmo a seguir, eché la cabeza hacia atrás, pasando los brazos alrededor de su cuello, con necesidad pasmosa de seguir botando sobre su pierna, pues la humedad dentro de mi me pedía a gritos que aquello continuase y no acabase nunca. Me mordía los labios y cerraba con fuerzas los ojos, mientras los botes se hacía más y más intensos, hasta tiré de sus cabellos para que me descontrolara, para que hiciera conmigo lo que le venga en gana.
-Poseeme así, toda la noche... ¡A-ah!- Gemí desesperada, echando la cabeza sobre su hombro, para empezar a besarle y morderle el cuello, ahogando así mis gemidos, que empezaban a parecer gritos desesperados de una gata en celo.
Mi cuerpo comenzó a moverse con necesidad, el vaivén de mis caderas marcaban el ritmo a seguir, eché la cabeza hacia atrás, pasando los brazos alrededor de su cuello, con necesidad pasmosa de seguir botando sobre su pierna, pues la humedad dentro de mi me pedía a gritos que aquello continuase y no acabase nunca. Me mordía los labios y cerraba con fuerzas los ojos, mientras los botes se hacía más y más intensos, hasta tiré de sus cabellos para que me descontrolara, para que hiciera conmigo lo que le venga en gana.
-Poseeme así, toda la noche... ¡A-ah!- Gemí desesperada, echando la cabeza sobre su hombro, para empezar a besarle y morderle el cuello, ahogando así mis gemidos, que empezaban a parecer gritos desesperados de una gata en celo.
Chanelle Dux- Bruja - Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/01/2011
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