Alecto, o Elodie Chevalier

- Nombre: Alecto. Entre los humanos se hace llamar Elodie Chevalier.

- Edad: No lo recuerda.

- Especie: Ojos Rojos

- Clase Social: La envoltura humana es de clase alta. Le gusta elegir bien.

- Avatar: Rachel Weisz

- Lugar de Origen: El Infierno. Sus sucesivas reencarnaciones han fluctuado entre Macedonia, Mileto, Esparta, Creta, Nápoles, Florencia, Münich, Berlín, Manchester, Londres, Reims, Amiens y París.

- Poderes: Los concedidos a los demonios de Ojos Rojos; fuerza sobrehumana, telequinesis, manipulación del tiempo en los tratos...

- Descripción Física: Esbelta, bien formada, hermosa. Aparenta en este recipiente no más de veintitrés o veinticuatro años. Tiene el pelo muy oscuro, pasando un poco la altura de los hombros, completamente ensortijado y abundante. Sus ojos son negros, intensos y ardientes del deseo de vivir, que sin embargo puede convertir en dos carbunclos cuando lo desea. Viste con elegancia y, a veces, también con un poco de atrevimiento dentro de la rigidez de la clase social a la que pertenece, aunque los comentarios le traen sin cuidado.

- Descripción Psicológica: Inmensamente caprichosa, juguetona, egoísta, taimada y cruel. Puede ser realmente violenta si no consigue sus propósitos: Tan sólo se ve superada por los Ojos Blancos, a los cuales no les da un trato especial pero considera iguales, excepto Lilith. Guarda un gran respeto por ella, y es una de las poquísimas criaturas a las que no defraudaría ni decepcionaría nunca. No tiene ambición de ser más poderosa de lo que es; ella es feliz con su senda en el mundo, sembrando maldad y catástrofes entre las personas que le dan su confianza, y cumpliendo deseos de una forma tan retorcida que no significan más que la perdición de aquel que los ruega.

- Orientación sexual: Le satisfacen hombres y mujeres.

- Historia: Qué decir de Alecto. Su existencia ha viajado por gran parte de los confines del mundo terrenal, pero su forma original también ha sobrevolado las húmedas cabezas incorpóreas del Leteo y las llamas azules del Tártaro, donde demonios como ella infectan el aire viciado, sin aire, de las cavernas infernales. Ella en sí misma - tratémosla como una criatura femenina, por su envoltura carnal, pero ha estado amparada en cuerpos de ambos sexos - es un compendio de la experiencia y el conocimiento. Su procedimiento es siempre el mismo: Desnuda y alegando que no recuerda nada, acompañada sólo de su violín, toca de forma magistral en algún campo de caza noble hasta que, embelesándolos con su música, deciden introducirla en la adinerada familia para potenciar tan sublime talento. El encanto de haber aprendido qué hacer y decir, y cómo proceder en cada instante, hacen más tarde de ella un elemento imprescindible entre sus acogedores, a los que uno por uno va llevando a la ruina personal hasta que el demonio termina siendo, inexorablemente, el eje de la familia entera.

- Temores: El agua bendita, la sal, que su envoltura humana envejezca y no pueda abandonarla por alguna razón.

- Casa: París, Francia.

Fixa aceptada