El gran comienzo. (Raziel)

por **Lorette Gheraldini** Lun Jul 26, 2010 7:10 pm

Caminábamos sin prisas por la ciudad de Nápoles, aquello estaba tranquilo aunque aún habían pescadores y mercaderes recogiendo sus puestos y gente paseando; yo me había tapado la cabeza con la capucha de la capa, pues no deseaba que se dieran cuenta que era "la bailarina de la colina" como me llamaban allí, pues lo único que había hecho hasta entonces era bailar a cambio de algunas monedas sin relacionarme con muchas personas.

Subimos colina arriba pasando por un pequeño paseo que contaba con un gran jardín. Alfín habíamos llegado, abrí el pequeño cercado de madera de color blanca para pasar, siguiendo un pequeño camino de piedras al final se podía ver ya la casa, entre arbustos y flores que la rodeaban formando un perfecto jardín ante ella. Mi casa no era muy grande a decir verdad, era de piedra con dos ventanales blancos en cada piso, una puerta de roble macizo del mismo color que las ventanas en medio de dos de ellas, abajo se situaban la cocina con su gran chimenea y la sala de estar con otra pequeña chimenea y arriba dos habitaciones del mismo tamaño y un baño perfectamente equipado.

Pasamos al jardín de atrás para que Raziel pudiera dejar a Sonea, le indiqué un poste grueso de madera donde podía atar sus riendas y aparte de todo el pastizal a su alrededor, cerca tenía también un gran cuenco de madera llena de agua solo para ella. La yegua tan pronto como lo divisó empezó a beber de él, yo sonreí y le acaricié el lomo, debía estar muy cansada. Indiqué de nuevo a Raziel una puerta trasera que daba a la cocina, me despojé de mi capa dejándola a un lado en una silla, encendí dos velas en la mesa y luego la chimenea para iluminar más la estancia y así dar calor a ella.

-Creo tener algo de carne- dije a Raziel algo pensativa, mientras buscaba la carne, - es que mi única visita suele ser una amiga de la vieja escuela de ballet, Cecilia, pero como a ella le encanta el té y los pasteles, es lo único que más abunda en esta casa- volví a decir sonriendo y sacando un cuenco con agua, un vaso de barro y los pastelitos de la lacena y poniéndolos en la mesa. -¡Oh! hay pollos fuera- recordé de repente. -¿Traigo uno y te lo preparo? volví a preguntarle dando un bote en el sitio donde me encontraba de pie, había hablado tan deprisa desde que pasamos el portal de la cocina que no le di tiempo si quiera a responder, ¿lo estría atosigando ya?, que poco cordial me sentí de repente.

por **Raziel** Lun Jul 26, 2010 8:00 pm

Vivir bajo techo era todo un lujo para mí. Aquella casa me parecía una lujosa mansión y no llegaba a creerme que fuera a pasar un tiempo en ella, acomodado.
¿Cuando había sido la última vez que había dormido en una cama mullida bajo la cobertura de un tejado? Haría unos meses en la posada “la yegua gris”. Una posada de mala muerte que me topé de camino a París.
Pasamos por el jardín y Lorette me indicó un lugar donde poder atar las riendas de Sonea.
Tan pronto como el animal sumergió el hocico en el cuenco aproveche para quitarle la silla de montar y la manta.

Seguí a Lorette hasta el interior de la casa y me entretuve inspeccionando los “cacharros” de la cocina mientas la vampira se dedicaba a iluminar la estancia con las velas y la chimenea.

-Creo tener algo de carne, es que mi única visita suele ser una amiga de la vieja escuela de ballet, Cecilia, pero como a ella le encanta el té y los pasteles, es lo único que más abunda en esta casa ¡Oh! hay pollos fuera ¿Traigo uno y te lo preparo?- me seguía pareciendo extraordinariamente sorprendente la facilidad con la que los vampiros eran capaces de engañar a los humanos haciéndose pasar por ellos.

-No te molestes, con la carne tengo más que suficiente. No soy muy especial con la comida- le dije inspeccionando la cubertería ¿para qué demonios se necesitaban tantos tenedores y cuchillos? Qué cosas más extrañas se pueden hacer por dinero- Tienes una casa muy bonita, aunque si te soy sincero un pobre como yo ve todas las casas bonitas- dije rascándome la nuca.

Me senté en una silla de madera que había en la cocina y mire curioso a Lorette. Aparentemente tenía la apariencia de una mujer de 19 años más o menos, pero con los inmortales nunca se sabía.

-¿Cuántos años tienes ya Lorette?

por **Lorette Gheraldini** Lun Jul 26, 2010 8:32 pm

Al oír sus palabras sobre la comida le sonreí de nuevo y me predispuse a preparar la carne, poco hecha supuse que le gustaría más. -Tienes una casa muy bonita, aunque si te soy sincero un pobre como yo ve todas las casas bonitas- volvió a decir él, no me había percatado del todo que aquel hombre no tenía nada mas que a su yegua, me lleno de un sentimiento raro, ¿pena tal vez?, pero ¿pena por qué?, no lo sé sería cosa de que yo siempre lo tuve todo en mi vida, y sinceramente ya me he cansado de ello.

-¿Cuántos años tienes ya Lorette?- preguntó curioso mientras yo ponía en la mesa un plato con un par de filetes poco hechos y el cesto de pan. Lo miré a los ojos y me senté en una silla frente suya y respondí a su pregunta: -pues la noche antes de mis 19 cumpleaños fue cuando aquél vampiro me convirtió y me gusta pensar que tengo 19 pues cuando me desperté el reloj daban las 12 de la noche y yo ya era una vampira. Y si a edad inmortal te refieres llevo dos meses como lo que soy.- sonreí levemente aun que recordar aquello no me agradaba lo más mínimo, nunca había sentido curiosidad ni simpatía por los niños cuando era una simple bailarina de clase, pero ahora se me hacía raro pensar en que nunca tendré un amor o una familia a quien dedicarme cuando ya no pueda bailar...

por **Raziel** Mar Jul 27, 2010 10:18 am

-Pues la noche antes de mis 19 cumpleaños fue cuando aquél vampiro me convirtió y me gusta pensar que tengo 19 pues cuando me desperté el reloj daban las 12 de la noche y yo ya era una vampira. Y si a edad inmortal te refieres llevo dos meses como lo que soy.- se me cayó el tenedor de la sorpresa.

-¿Solo dos meses? Sabía que eras joven y eso pero… guau, no tanto- volví a tomar el tenedor que se me había caído y ataqué a los filetes con voracidad hasta que no quedó rastro de ellos en la cerámica del plato- creía que las sanguijuelas jóvenes estaban como locos por beber sangre y saciarse lo antes posible. Pero yo a ti te veo demasiado calmada. Es más me da que estás muy cómoda aquí en tu casa, haciéndote pasar por humana con hábitos de nocturnos.

Me levanté de la mesa y me acerqué a la chimenea que Lorette había encendido hacía un rato. La brisa otoñal no era suficientemente fría para molestarme, pero ver el fuego crepitar era un buen pasatiempo.

-Mañana empezaremos a primera hora de la mañ- quiero decir, de la noche- que raro se me iba a hacer esto- así que estate preparada. Descansa, sáciate de sangre todo lo que puedas porque mañana no voy a darte ni un momento de respiro. Tal vez unas dos horas antes del amanecer para que vayas a alimentarte y recobres fuerzas, lo necesitaras.

por **Lorette Gheraldini** Mar Jul 27, 2010 12:04 pm

Se había sorprendido sobre mi edad inmortal; yo no sabía como eran los vampiros neófitos pero me sorprendió de nuevo su respuesta.

-Mañana empezaremos a primera hora de la mañ- quiero decir, de la noche, así que estate preparada. Descansa, sáciate de sangre todo lo que puedas porque mañana no voy a darte ni un momento de respiro. Tal vez unas dos horas antes del amanecer para que vayas a alimentarte y recobres fuerzas, lo necesitaras-
sonreí ante esas palabras, la semana a su espera estuve corriendo cada noche, practicando y mejorando algunos movimientos y sobretodo la velocidad, no se lo iba a contar. Me gustaba dar sorpresas.

-No te preocupes, por el puerto siempre desembarcan piratas, ladrones y asesinos con 15 minutos antes de empezar tengo suficiente-sonreí yo.- Pero Raziel, eso que has dicho antes... eso de los vampiros jóvenes... ¿es así?... ¿es así como debo actuar?, digo ¿está mal lo que hago?, aun que no sé bien lo que hago a decir verdad, me limito a lo que me he dedicado toda mi vida, solo que ahora a cambio de dinero por pensar que necesito cosas que en realidad no me hacen falta...-se me cayó la mirada al suelo sin pretenderlo, ¿estaba haciendo mal al pasarme como humana?, yo creía que no, pero no conocía a los de mi especie, no sabía como se comportaban ellos y a mi a decir verdad me repugnaba matar, aun que adorase la sangre y la necesitase no me hacía la más mínima gracia asesinar por ella.

por **Raziel** Mar Jul 27, 2010 4:03 pm

-No te preocupes, por el puerto siempre desembarcan piratas, ladrones y asesinos con 15 minutos antes de empezar tengo suficiente. Pero Rasiel, eso que has dicho antes... eso de los vampiros jóvenes... ¿es así?... ¿es así como debo actuar?, digo ¿está mal lo que hago?, aun que no sé bien lo que hago a decir verdad, me limito a lo que me he dedicado toda mi vida, solo que ahora a cambio de dinero por pensar que necesito cosas que en realidad no me hacen falta...-me quedé boquiabierto por su reacción, era muy inocente y parecía estar perdida.

-No… quiero decir sí… bueno no lo sé- dije confundido- todos los vampiros se comportan de la misma forma que tu, eso querrá decir que estás haciendo las cosas bien ¿no crees?- nunca me había topado con un vampiro pobre, y mucho menos viajero. Todos estaban estéticamente cuidados y sus bolsillos llenos de monedas de oro.

Los troncos de madera se iban consumiendo poco a poco bajo el poder del fuego. Podría haberme pasado toda la noche mirando la chimenea pero necesitaba descansar por el viaje. Me tumbé en el suelo de la cocina utilizando los brazos de almohadón.

-Aún no me creo lo que está sucediendo. Es una locura- por mucho que quisiera no podía dejar de sonreír.

por **Lorette Gheraldini** Mar Jul 27, 2010 5:19 pm

¿Todos se comportan igual que yo? ¿qué quería decir con eso?, no estaba segura de haberlo entendido pero no quise darle mas vueltas al asunto, no me importaba eso en aquel momento.

Mientras su mirada volvía al fuego se tumbó en el suelo poniendo sus brazos bajo la cabeza. -Aún no me creo lo que está sucediendo. Es una locura- volvió a decir, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Debía admitir, me encantaba verlo sonreír de aquella manera; me acerqué a él y le tendí mi mano, yo tampoco podía parar de sonreír al verlo.

-Una habitación cómoda y confortable te espera en el piso de arriba, tienes el baño preparado y ropas que te puedan servir en el baúl.- Dije mientras salía de la cocina para mostrarle donde se encontraban las escaleras.
-La noche es joven para mí, tú en cambio puedes descansar o hacer lo que te plazca con toda libertad, yo me limitaré a ver las estrellas y practicar con el violín de mi madre, no me apetece nada más- diciendo eso marché para mi "habitación", aun que en realidad no era allí donde pasaba las horas de sol.

Me despojé de mis prendas varoniles, las cambié por una simple, larga y holgada camisola de seda blanca, me descalcé tomé el preciado stradivarius y me dirigí al tejado. La noche era despejada, fría pero despejada, mi piel aun estaba algo tibia por la cantidad de sangre ingerida esa noche antes de encontrarme con él, ¿mi instructor?, me gustaba sentir el ligero aire a través de la simple camisola. La nana, la nana que me compuso mi madre era la mejor pieza que podía tocar aquella noche, y por algo en especial o por que simplemente me hacía sentir bien la llevaba tarareando desde que se puso el sol aquel día.

por **Raziel** Miér Jul 28, 2010 12:03 am

-Una habitación cómoda y confortable te espera en el piso de arriba, tienes el baño preparado y ropas que te puedan servir en el baúl. La noche es joven para mí, tú en cambio puedes descansar o hacer lo que te plazca con toda libertad, yo me limitaré a ver las estrellas y practicar con el violín de mi madre, no me apetece nada más.

Tal y como me había dicho Lorette, subiendo las escaleras hasta el piso de arriba encontré una bonita habitación.
Encima de la cama había un conjunto de ropa formados por unos pantalones azules oscuros y una camisa del mismo color un tanto ancha pero que parecía de lo más cómoda.
En la habitación contigua a la de mi cuarto estaba el baño. Aproveché para darme un relajante baño de agua caliente.
Cuando salí me puse la ropa que me habían dejado y me senté en la reconfortable cama. Era extremadamente mullida y cómoda. Me dejé caer sobre ella con los brazos abiertos y acaricié con la yema de los dedos las mantas que la tapaban.

Una bonita melodía entro por la ventana abierta de mi cuarto. Me levanté y me dirigí a ella asomándome para mirar hacia arriba, el lugar de donde provenía la canción.
Poniendo un pie en el alfeizar de la ventana, pegué un pequeño brinco para poder asirme del saliente del tejado.
Usando la fuerza de mis brazos, subí mi cuerpo hasta el tejado y vi Lorette tocando un violín. Parecía concentrada y me sentí un poco mal por haber invadido su momento de intimidad. Pero lo echo, hecho estaba. Me senté junto a la saliente del tejado dejando las piernas colgar sobre el vacio y mantuve el silencio para no molestar a Lorette que parecía a gusto tocando aquella bonita canción

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 28, 2010 12:33 am

Me dejé llevar por las melodías que salían del violín, ¡oh! que hermosos recuerdos me venían a la cabeza, la sonrisa de mi bella madre era lo que mejor recordaba; ¿por qué se me hacía tan extraño recordarla ya?, no quería llorar así que paré de tocar.

Vi a Raziel sentado en la saliente del tejado cerca mía, no había dicho nada o al menos eso me pareció ya que no lo sentí llegar.

-Picoli e bella- dije alzando la mirada a las estrellas -es el nombre de la nana que compuso mi madre, picoli e bella Loretta me llamaba.- Sonreí ante el recuerdo de aquello, aveces duele recordar ciertas cosas, pero otras simplemente te hacen sentir mejor.

-Hasta ahora no he hecho mas que lamentarme frente tuya, debes estar cansándote de mi y con razón- dije entre risas volviendo la mirada hacia Raziel que me miraba con ojos ausentes, -encambio yo de ti solo se tu nombre, ¿de donde eres?, ¿cuantos años tienes Raziel?, si no es molestia saberlo.

por **Raziel** Miér Jul 28, 2010 10:12 am

-Picoli e bella, es el nombre de la nana que compuso mi madre, picoli e bella Loretta me llamaba.- La canción había terminado, Lorette había dejado de rascar las cuerdas del violín y se había percatado de mi presencia en el tejado.

-Es adorable que tengas el recuerdo de algo que le gustaba a tu madre.

-Hasta ahora no he hecho más que lamentarme frente tuya, debes estar cansándote de mí y con razón. En cambio yo de ti solo se tu nombre, ¿de dónde eres?, ¿cuántos años tienes Raziel?, si no es molestia saberlo.- lo justo era contestar, dedicarme toda la noche a contar una historia que todavía no había terminado pero… ¿Dónde estaría la diversión entonces?

-Te lo vas a tener que ganar preciosa – dije levantándome del suelo de un salto- si logras alcanzarme te contare todo lo que quieras saber. Si no…- puse un dedo en el mentón y me puse a buscar algo que podría darme a cambio. El problema era que ya me lo había dado todo: una casa, una cama en la que dormir, comida… ¡Porras!- bueno lo decidiré cuando me haya escapado de ti ¿qué te parece?- y sin esperar una respuesta por su parte corrí por el tejado dando un gran impulso en el borde del tejado que me hizo volar hasta el tejado de la casa de enfrente- Vamos Lorette ¿o a caso no tienes ganas de conocerme?- reí y comencé a correr saltando de tejado en tejado.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 28, 2010 2:17 pm

-Te lo vas a tener que ganar preciosa, si logras alcanzarme te contare todo lo que quieras saber. Si no… bueno lo decidiré cuando me haya escapado de ti ¿qué te parece?. Vamos Lorette ¿o a caso no tienes ganas de conocerme?- Dijo él mientras se ponía de pie e iba saltando de tejado en tejado y a mí se me escapo una pequeña carcajada ante lo que hacía, ¿me estaba poniendo a prueba?, lo dudo, más bien solo tenía ganas de jugar.

-Será mejor que corras como nunca antes lo habías hecho, por que no te escaparás de mi.- Dije entre risas mientras me ponía de cuclillas y daba un salto hasta el siguiente tejado. Me encantaba este juego y aun que para mí sería fácil, ya que poseo una velocidad exagerada propia de los vampiros, pero sabía que él no me lo iba a poner fácil.

¡Qué emoción y de que adrenalina me llené de repente!, eramos como dos niños pequeños jugando al pilla pilla entre tejados, reí descaradamente, quien nos viera se quedaría patidifuso, pero con la velocidad que empezábamos a adquirir ya era casi improbable que nos vieran, bueno y qué mas da si lo hacían, nosotros solo nos estábamos divirtiendo.

por **Raziel** Miér Jul 28, 2010 6:35 pm

No había momento de relajarse con esta chica. El baño me había dejado como nuevo, al menos eso parecía exteriormente pero a cada paso que daba notaba como las piernas se volvían cada vez más y más pesadas. Pero eso no mellaba la sonrisa que había aparecido en mis labios. Era divertido saltar de tejado en tejado y más en compañía.

Con el rabillo del ojo era capaz de ver a Lorette que me seguía de cerca. Su velocidad era buena, pero… ¿y su percepción?
Cuando lo vi oportuno cambié la dirección de mis pasos saltando de uno de los tejados y aterrizando en el suelo rodando para no partirme las piernas por la caída, la recuperación me había hecho perder demasiado tiempo.
Me introduje en el laberinto urbano metiéndome por calles aleatorias, para confundir a Lorette todo lo que pudiese.
¿A ver cómo salía de esta?

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 28, 2010 10:27 pm

Lo tenía muy cerca cuando se le ocurrió dar un salto desde el tejado, aterrizó en el suelo y dio unas cuantas vueltas, yo me había quedado confusa, creí que se había caído, cuando de un brinco aterrizo en el suelo con la más exacta precisión y elegancia veo que se adentra en calles, ¿pretendía confundirme?, busqué su olor y seguí el rastro. Raziel era bueno pero yo era más rápida.

Me introduje entre callejones para sorprenderlo de frente, corría como una desquiciada buscando algo perdido, pero aquello era un juego y todo juego tenía su premio. Salté todo lo que pude y llegué al tejado de un galpón, desde allí las vistas eran buenas ya que el sitio era bastante alto, a lo lejos vi un punto negro que corría aleatoriamente entre las calles mirando de vez en cuando hacia atrás, no podía parar de sonreír y quería estallar a carcajadas como si me hubiesen llenado de cosquillas.

Volví a saltar del tejado al suelo y me adentré en una calle, no muy lejos oía los jadeos y las zancadas de Raziel, se aproximaba por fin. Estábamos cerca del puerto ya y el sonido del mar me había distraído de nuevo, esto hizo que perdiera la pista a Raziel, de nuevo me puse a rastrear lo y ¡lo encontré!, él corría muy rápido entre las callejas y cuando se dispuso a voltear la cabeza para ver si lo seguía salté frente suya y ambos caímos al suelo, yo solté una carcajada muy sonora al quedar tendida en el suelo boca para arriba mientras él aun no daba crédito a causa de la sorpresa.

No podía parar de reír , me senté en ese suelo de piedra fría y entre risas y jadeo a causa de la carrera dije: -ahora lobito me debes unas respuestas, si es que eres capaz de hablar- volví a soltar una pequeña carcajada mientras él se erguía lentamente.

por **Raziel** Jue Jul 29, 2010 11:49 am

Creía que ya me había librado de ella, que en uno de mis cambios aleatorios la había confundido y me había perdido de vista.
Pero me equivocaba. Me di cuenta cuando choqué contra su cuerpo y los dos caímos al suelo rodando.
¡Me había cogido! Demonios.

-Ahora lobito me debes unas respuestas, si es que eres capaz de hablar- arqueé una ceja al escucharla reír. Parecía satisfecha con su trabajo. Si me hubiera transformado… Bah, qué más daba. No busques escusas Raziel, te ha cogido y ahora tienes que cumplir tu palabra.
Sus piré resignado y apoyé la espalda en la pared del callejón.

-Toda la vida he vivido en rodeado de pobreza. Robaba para vivir y vivía para robar, pero eso no es lo más duro que tienes que hacer un niño para sobrevivir en las barriadas.
Tuve la mala suerte de nacer fuera de las murallas de la ciudad de Roma, en las barriadas. Un lugar donde no existía la ley… bueno sí, la ley del más fuerte.
Sobreviví treinta largos años en Roma, haciéndome ilusiones de prosperar como persona y poder dejar de robar y matar para sobrevivir. Para aquel entonces el emperador Constantino pasó la capital del Imperio Romano a una nueva ciudad que estuvo construyendo durante largos años y que llevaba su nombre. Hablo de Constantinopla.
Era la oportunidad perfecta. Nuevos comercios, una nueva ciudad, grandes oportunidades…
No me lo pensé dos veces, decidí viajar hacia la ciudad yo solo.
Parecía que todo estaba solucionado, por fin cumpliría mi sueño, sería una persona nueva… y en cierto modo lo hice solo que no de la manera que yo me esperaba.
Solo sentí el mordisco en el cuello, y luego confusión y dolor. Solo recuerdo una frase antes de caer inconsciente por el veneno del hombre lobo: “Hijo mío, mi historia termina contigo y la tuya comienza conmigo. Vive, por lo que más quieras vive y sigue con nuestra estirpe. Tu antigua vida a terminado, es hora de comenzar la forja del Lobo”

Me rasqué la cabeza en un intento de aclarar mis ideas.
-De eso hace ya 1500 años y por lo que ves me conservo de maravilla ¿verdad?

por **Lorette Gheraldini** Jue Jul 29, 2010 2:04 pm

Comenzó a contar su historia y yo lo escuchaba atenta. Cuando fue terminado me quedé boquiabierta ante lo que había oído.
-De eso hace ya 1500 años y por lo que ves me conservo de maravilla ¿verdad?- dijo tras acabar, ¡1500 años! madre mía, ahora es cuando me hago a la idea de la eternidad, no podía creer lo que había escuchado; pero en un cierto modo él y yo teníamos una historia familiar tras haber sido convertidos en lo que somos.

-Quisiera ser licántropa y no vampiro- dije yo con un pequeño bufido, había arqueado mis labios como un niño pequeño enfadado. -Así que ¡ya eres un abuelito!, vaya entonces tendré cuidado para no hacerte daño y así no te rompas las caderas- dije entre risillas, quería darle un toque simpático al ambiente para no entrar en sentimentalismos absurdos, pues a lo hecho pecho bien dicen y Raziel tiene razón, no podemos cambiar lo que somos.

por **Raziel** Jue Jul 29, 2010 2:39 pm

Mira “jovenzuela” a mis 1500 años te he dejado sin aliento hace un momento. Deberías plantearte ponerte en forma de una vez- dije con una sonrisa socarrona- y la que tiene que tener cuidado de no hacerse daño eres tú, que seguro que eres tan delicada como el cristal- puse cara de indignado y miré al cielo sin poder evitar que se me escapara una pequeña sonrisa.

No creía que fuera a volver tan pronto a Italia. Quería pasar unos cuantos años alejado del clima mediterráneo pero por una razón u otra siempre acababa volviendo como si ésta tierra me llamara.

-¿Qué querías decir con lo de antes?- pregunté volviendo a mirar a Lorette- Ya sabes, eso de que te gustaría ser una licántropa en vez de una vampira ¿a caso desprecias lo que eres?

por **Lorette Gheraldini** Jue Jul 29, 2010 3:05 pm

Se me había vuelto a escapar otra carcajada al oírlo. -No te indignes querido- Volví a decir entre risas, nuestras miradas volvieron a encontrarse. -¿Qué querías decir con lo de antes? Ya sabes, eso de que te gustaría ser una licántropa en vez de una vampira ¿a caso desprecias lo que eres?- preguntó él con tono extrañado.
-No sé, bueno sí, yo es que... yo es que tengo que matar para vivir y eso no me agrada- dije mordiéndome el labio inferior y bajando la mirada -tú en cambio puedes tener una vida algo normal, ves el sol comes lo que quieres y posees una vida casi normal, y eso... eso es envidiable- dije con media sonrisa en mis labios y buscando sus ojos, su mirada siempre me tranquilizaba.

Me incorporé lentamente y tendí mi mano a Raziel, quería llevarlo a un risco en la playa que solo yo conocía, aquel lugar era muy peligroso para los simples humanos, pero realmente hermoso aun que sus piedras y olas se tragaran vidas enteras sin pretenderlo, yo me sentía como aquel lugar.

por **Raziel** Sáb Jul 31, 2010 10:31 am

-No sé, bueno sí, yo es que... yo es que tengo que matar para vivir y eso no me agrada. Tú en cambio puedes tener una vida algo normal, ves el sol comes lo que quieres y posees una vida casi normal, y eso... eso es envidiable.

-No creas que la vida del licántropo es todo un camino de rosas. Hace años, mi dieta por excelencia era carne humana y jamás me arrepentiré de ello.

Los dos habíamos dejado de jadear, volvíamos a respirar con tranquilidad. Pero Lorette fue la primera en moverse.
Se levantó y me tendió la mano. Nunca pensé que fuera a acostumbrarme al tacto frío de un vampiro, pero el electrizante choque de nuestras diferenciadas temperaturas dejaban de molestarme.

-¿A dónde me quieres llevar pequeñaja?- le pregunté cuando comenzó a andar, guiándome.

por **Lorette Gheraldini** Sáb Jul 31, 2010 3:01 pm

Dietas a base de carne humana, sonaba incluso peor, pero bueno todos terminamos acostumbrándonos a lo que somos.
-¿A dónde me quieres llevar pequeñaja?- preguntó dejándose guiar por mi. -Ya lo veras, ¿no empezarás a tener miedo de una pequeña vampira?- dije en tono divertido como burlándome ligeramente.

Caminamos cerca de la playa subiendo por una pendiente llegando a un acantilado, unas piedras muy afiladas alzaban la montaña, el aire frío caló por mi piel más intenso en aquella altura. La vista era preciosa, y el sonido de las olas golpeando las rocas era como música para mis oídos, yo lo veía todo muy claro y aquello me parecía precioso, me preguntaba si él lo vería tan bonito como yo. Sonreí levemente y le solté la mano. Aquel lugar era mágico, nunca me habían dejado subir hasta allí y con razón, era muy peligroso para cualquiera, pero no para nosotros siendo lo que somos nada podía pasarnos. Aquel lugar era como un santuario, esas olas había matado a aventureros llevándolos hacia las rocas, habían hecho naufragar barcos enormes y botes de pescadores; pero el lugar seguía siendo precioso, aterradoramente hermoso, y yo le encontraba una similitud conmigo misma, por que así me veían mis victimas.

Las leyendas que llegaban a mis oídos de aquel lugar eran numerosamente variadas, como las que corren de mi ahora mismo en la ciudad, pero para mi aquel lugar seguía siendo un precioso santuario, eternamente bello pero realmente peligroso. Tal vez Raziel no lo comprendiera, o no lo viera con los mismos ojos, pero yo me sentía plena en aquel lugar y nunca dudaba en lanzarme a sus olas y pertenecer a las piedras, tan duras y frías como yo. El viento se hacía más potente en esa altura y hacía ondear mis cabellos y mi vestido, pero no podía con nuestros cuerpos, la belleza se disfruta de todas las maneras posibles, y aquel lugar encantaba incluso al más duro.

por **Raziel** Lun Ago 02, 2010 10:50 am

Lorette me llevo hasta un acantilado cerca de la playa.
Aquello era una trampa mortal. Su geología lo convertía en un peligro mortal para todas aquellas personas que no gozaran de una vida inmortal.
El viento, las piedras resbaladizas, un paso en falso… eran factores que podían llevarte a una dura caída y un tremendo aterrizaje sobre unas piedras afiladas que ya olían a sangre.
Pese a todo, podría decirse que aquella trampa mortal estaba camuflada bajo un manto de belleza natural.
Lorette me soltó de la mano y pareció que se entregó a aquel acantilado como si de su propia casa se tratara. Se la veía tan natural en aquel lugar…

Tenía que aprovechar los buenos momentos pues mañana mi fachada amistosa desaparecería durante muchos intervalos de tiempo.
Salté por algunas rocas hasta llegar al borde del acantilado. Daba miedo mirar hacia abajo y ver el fuerte oleaje que chocaba contra las rocas y la salpicadura llegaba hasta allí arriba.

-¿Cómo lo encontraste? Es imposible que como humana lograras llegar tan lejos sin perder una pierna o un brazo.

por **Lorette Gheraldini** Lun Ago 02, 2010 2:35 pm

-¿Cómo lo encontraste? Es imposible que como humana lograras llegar tan lejos sin perder una pierna o un brazo- sonreí ante sus palabras, el lugar lo había impresionado pero le había gustado, aquello me hizo sentir bien, era la primera vez que compartía mi santuario con alguien que no sea Nalu, mi desaparecida Nalu.

-Cuando iba a la playa mi padre nos llevaba hasta las rocas pequeñas y desde allí se veía este lugar, una vez intenté llegar a él pero mi madre me detuvo y no volvimos a las rocas, ahora siendo lo que soy puedo estar aquí y ser parte de esto, de sus fría aguas y afiladas rocas, esto transmite paz aun que se trague vidas incontables, es hermosamente aterrador para muchos marineros y aventureros, casi como yo- dije esbozando un intento de sonrisa mientras mi miraba se perdía en el horizonte, -Esto es parte de mi, Raziel, esto es lo que soy- volví a decir sonriendo y clavando esta vez mi ausente mirada en los ojos marrones de mi compañero.

por **Raziel** Mar Ago 03, 2010 9:39 am

-Cuando iba a la playa mi padre nos llevaba hasta las rocas pequeñas y desde allí se veía este lugar, una vez intenté llegar a él pero mi madre me detuvo y no volvimos a las rocas, ahora siendo lo que soy puedo estar aquí y ser parte de esto, de sus fría aguas y afiladas rocas, esto transmite paz aun que se trague vidas incontables, es hermosamente aterrador para muchos marineros y aventureros, casi como yo. Esto es parte de mi, Raziel, esto es lo que soy- desvié la mirada el oscuro horizonte.
¿Podía un lugar formar parte de alguien? No conocía la respuesta porque yo aún no había encontrado ese lugar en todos mis años como viajero.
Había recorrido miles de caminos con la esperanza de encontrar un lugar en el que poder echar raíces y sentirme a gusto, como Lorette se debía sentir en éste acantilado.
¿Dónde estaría mi lugar? ¿Tardaría mucho en encontrarlo? Preguntas, preguntas y más preguntas.

Me giré y comencé a hacer el camino de vuelta.

-Vamos Lorette, volvamos a casa. Tengo que descansar para lo que me espera mañana

por **Lorette Gheraldini** Mar Ago 03, 2010 11:37 am

-Vamos Lorette, volvamos a casa. Tengo que descansar para lo que me espera mañana- su voz me sacó de mi ensimismamiento, sonreí y comencé a andar. Tan pronto como llagamos a la casa Raziel dio las buenas noches y fue directo para la cama, debía estar muy cansado y yo prolongué el estado, me llevé una mano a la cabeza, ¡que poco cordial puedo llegar a ser!

A pocos minutos para el amanecer, fui a mi habitación y abrí la puerta del "armario", esa puerta llevaba a una pequeña habitación donde estaba mejor resguardada que en la anterior, ningún rayo de sol era capaz de entrar en aquel lugar y el lecho de descanso me proporcionaba comodidad. Me tumbé, ¡ah! qué cansancio me entró de repente. Cerré los ojos, mañana ya será un nuevo día... o mejor dicho noche.

por **Raziel** Jue Ago 05, 2010 10:43 am

Mi cuerpo cayó en la cama con la fuerza de una roca dejada caer al suelo.
Cuando mi cuerpo tocó las sábanas yo ya estaba profundamente dormido.

Me levanté a media mañana, no había dormido todo lo que había deseado pero no pude aguantar más tiempo en la cama.
Cogí algo de comida de la cocina y salí a la calle. Como a Lorette aún le quedaban varias horas de sueño quise aprovechar el tiempo para ir en busca del material de entrenamiento.
Antes de venir de nuevo a Nápoles había enterrado junto a un roble dos paquetes. Uno de tamaño mediano y otro que era del tamaño de una persona.
El trayecto al roble duró un par de horas y cuando llegué tuve que transformarme en lobo para cavar y así desenterrar los paquetes.
Del paquete grande sobresalía la hoja curva que iba horizontal a la altura. Desate los cordeles que sujetaban la tela y aparté esta a ambos lados del objeto.
Se trataba de una guadaña un tanto diferente a las demás. En vez de tener un palo de madera que solía ser de nogal tratado, su estructura era una columna vertebral que tenía la misma longitud que mi cuerpo. La columna acababa en un cráneo con la mandíbula totalmente abierta. De la boca salía la hoja afilada y de la nuca otra pequeña hoja igual de afilada que la grande.

Cogí la guadaña y la saqué del agujero. Era un arma pesada, pero con mi fuerza no pesaba más que una espada de una mano.
Hacía años que no sacaba esta preciosidad a pasear pero ahora la necesitaría.
Cogiendo el paquete mediano y colocándome la guadaña a la espalda, inicié el viaje de vuelta a la casa.
Cuando llegara me esperaría a que anocheciera para que Lorette se levantara.

por **Lorette Gheraldini** Jue Ago 05, 2010 10:45 pm

El día se me hizo largo en mi profundo sueño. Tan pronto el sol dejó de verse, salí de mi oscuro escondite con a intención de alimentarme. Había vuelto a cambiar mi vestimenta femenina por otra más ligera, la de mi padre, con ella mis movimientos serían más ligeros y precisos.

No ví a Raziel en la casa, por tanto supuse que había salido, en tal caso me dispuse a hacer lo mismo. Fui al puerto, era el lugar más cerca y donde más malechores había. Un hombre de más o menos 45 años estaba descargando una pesada caja de un barco, se trataba de oros y reservas, eran los llamados piratas de costa que se dedicaban a acechar barcos pequeños y robar la mercancía para revenderlas ellos mismos. Me acerqué sutilmente, su mente me relataba asesinatos a gente trabajadora, robo a hombres pobres y abusos a mujeres nobles, ¡agh! cuanto odiaba a esas personas, aveces el hecho de acabar con sus vidas me parecía lo suficientemente moral.
Cuando se hubo alejado del barco lo cogí de la cabeza, -arrepientete de tus pecados, que la muerte está presente - diciendo esto clavé mis colmillos en su cuello, disfrutando de su dulce sangre caliente, ¡ah, la gloria se hacía presente!.

Cuando me hube alimentado bien volví para la casa, tal vez Raziel ya estuviera allí esperándome, con pasos silenciosos fuí hasta la entrada de la cocina, quería saludar a Sonea antes de entrar, llegué a ella y acaricié su ocico. Entre en la cocina, aún estaba todo a oscuras...

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El gran comienzo. (Raziel)

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