¡Qué empiece la función! [Libre]

Había llegado a la mansión de los Di Martino en Florencia, un precioso y grandioso salón de baile me esperaba, mi función debía comenzar. Los invitados empezaban a llegar y el salón se iba llenando poco a poco; me había puesto mis mallas de color piel con el tutú dorado, las medias también de color piel y las bailarinas rosas con los lasos en dorado, un perfecto recogido y mi flequillo a un lado, me sentía yo misma vestida de aquella manera, libre de los apretados e incómodos corsés.

Me acerqué lentamente a la señora Di Martino quien venía a darme la entrada a mi glorioso baile, -¡oh qué mujercita más bella he contratado!- sonrió y posó sus manos sobre mi frío hombro - cuando empiece la siguiente sonata darás la entrada bella signorina- dijo con una amable sonrisa, ¡qué mujer más buena y graciosa!, me sentía a gusto al trabajar para ella, -yo estoy lista, cuando usted me diga mi función empezará- dije yo devolviendole la sonrisa. Los músicos dieron la señal y la sonata de Vivaldi, el otoño, empezaba sonar, con unas vueltas y unos perfectos jetés di mi entrada gloriosa y comencé a bailar de la forma más elegante y grácil posible, mi gran flexibilidad y precisión a la hora de bailar hacían que mis movimientos sean fluidos y precisos; yo era otra a la hora de bailar, era realmente yo misma, fina, delicada, ágil, encantadora, una perfecta muñequita de caja de música, todo eso me sentía y muchas personas en aquella sala lo pensaban. Todos hicieron un semi circulo alrededor mía mientras yo me dedicaba a bailar tan ligera como una pluma, las miradas y los susurros alababan mis pasos.

Yo seguía bailando ajena a las demás personas, pero en un momento mis ojos se posaron en las personas que miraban atentas, todos encantados con el baile, algunas mujeres resentían una pequeña envidia de mi forma, de mi físico, de mis pasos y de mi belleza, otras simplemente admiraban mi arte, pero los hombres, ¡ah! esos pensamientos me enervaban, muy pocos podían destacar mi arte, los demás simplemente destacaban mi figura perfectamente delineada bajo esas ajustadas mallas de ballet; las mujeres siempre fueron su punto más débil y siempre lo serán.

-Años de práctica es el más ligero secreto de lo que vio hace un rato-Me dijo sonriendome juguetonamente
-Me temia que me dijeras eso...Pero tu gracilidad bailando parecia mas que solo muchos años de practica-Dije yo con una sonrisa amable,pues su baile me habia sorprendido demasiado
-¿desea dar un paseo por el jardín conmigo? y así le comento mis verdaderos secretos en el ballet- Me dijo sonriendome ampliamente como si se estuviera riendo de algo que pensaba,me parecio gracioso verla asi y tambien esboze una pequeña sonrisa, desde luego esa chica me iva a caer bien
-Por supuesto,demos un paseo-Acepte gustosa sonriendole
Bajemos las escaleras que daban a el jardin,cuando bajemos ella me miro y me dijo amablemente- Si me permite, mi nombre es Lorette, Lorette Gheraldini, ¿cual es el vuestro mi distinguida signorina?-
-Mi nombre es Berenice Di angelo-Dije yo orgullosa de mi nombre-Pero llamamé Berenice-Le dije intentando ser amistosa
- I dime ragazza desde cuanto llevas bailando?-Pregunte curiosa y ansiosa porque me contestara

- Y dimmi ragazza desde cuanto llevas bailando?- preguntó amable Berenice, mientras yo dirigía mi mirada a lo lejos del jardín. -Desde muy pequeña, mi estimada Berenice, no recuerdo ya con exactitud, pero no tendría más de 5 años cuando mi madre me llevó a la escuela de baile- dije serena, pues era verdad, ya no recordaba muchas cosas de mi pasado, momentos como ese iban desvaneciendo de mi cabeza.

-Pero dime Berenice, ¿de donde eres? qué te trajo a este lujoso baile?, si se puede saber- volví a decir mirandola a los ojos, esos preciosos ojos verdes suyos eran dignos de admirar, su belleza era casi inhumana y perfectamente envidiable por las demás mujeres del salón.
Era una chica bastante alta, así que debía levantar la mirada para poder observar sus ojos, yo en cambio parecía una niña pequeña con cuerpo de mujer junto a ella.

-Soy de florencia,Ballerina Lorette. Y estoy aqui,Porque sono una de las mas nobles de Florencia,y si yo no estuviera aqui,estaria mal visto y seria muy criticada, ademas quería pasar una hermosa noche,Divertirme un rato ya sabes Amata Lorette. E dimmi bella Lorette tu de donde eres?- Respondió ella y sus palabras me hicieron recordar a mi vida junto a mis padres, siempre de bailes y etiquetas, odiaba eso, por suerte ya no estoy obligada a ello. La sociedad era realmente malvada y escrupulosa con la vida de todos, ¡ah! cuanto lo odiaba.

-Io Sono di Napili- dije con una sonrisa picarona -bailo a cambio de un sueldo para nobles y adinerados, pero lo hago como un pasatiempo más que por necesidad, mia bella Berenice- y tenía razón, no necesitaba nada, ni dinero ni joyas, nada, simplemente verlo a él, conocerlo y obtener respuestas, pero eso aun me resultaba imposible, mi búsqueda hasta ahora era en vano, como si el viento se hubiese tragado todas las respuestas y no hubiese quedado rastro de ella, así era buscar a mi creador.

-Y ¿tienes familia Lorette?- preguntó mi acompañante algo pensativa. -No. Mis padres murieron no hace mucho y soy hija única, por tanto vivo sola, pero vivo bien- mentí, vivía bien si, pero deseaba tanto una compañía, deseaba volver a estar con mi familia, lamentablemente eso para mi ya no sucedería. -Y tú, querida, ¿donde vives?- sentía curiosidad por aquella mujer, guardaba una historia que yo quería desvelar.

Sabía perfectamente que algo en ella me era familiar, y comenzaba a darme cuenta ligeramente de su naturalidad. Era tan familiar, me hacía sentir tan... tan ¡yo! que no daba crédito. ¿Sentiría ella lo mismo?, se daría cuenta de que no soy una simple bailarina, si no una amante de la noche, no estaba segura pero teníamos toda la noche para averiguarlo.

- Voy a hacerte una pregunta sin malas intenciones, ¿ eres una como yo no?, ¿eres vampira?, puedo sentirlo en tí.- sus palabras se habían clavado en mí de una forma exagerada, no me lo esperaba, sabía que ella era diferente pero no me esperaba que me lo dijera así y tan segura estaba de que yo fuera lo mismo. Me paré en seco, no pude seguir caminando, mantenía la boca ligeramente abierta, pero le iba a contestar con la más absoluta sinceridad.

-Veo que no soy buena escondiendo mi presnecia- dije sonrindo ligeramente - efectivamente, soy una vampiro, llevo pocos meses siendolo y no conozco a mi creador, y es por eso que me dedico a viajar, por saber si puedo encontrarlo o simplemente entender lo que soy- volví a decir bajando la cabeza, odiaba no poder recordarlo, odiaba tantísimo haber olvidado esa parte de mi vida, hacía que me sintiera vacía, un vacío que no se podía llenar fácilmente.

Muchas noches gritaba desesperada, y aun tengo ganas de hacerlo, de volverme loca y acabar con todo, pero soy cobarde, lo suficientemente cobarde como para limitarme a vivir una simple vida tan ¿humana?, ¡ah! ¿por qué demonios la vida me jugaba estas tretas?; almenos esa noche contaba con una agradable compañía, eso me hizo sonreír levemente y buscar su mirada serena.

-Si vos quereis os podria ayudar en algo bella Lorette sus palabras llegaron a mi como un soplo de aliento, era realmente encantadora, sonreí y la miré fijamente, -toda ayuda viene bien, pero a decir verdad Berenice, no sé por donde empezar, raras veces me envía una carta preguntando por mi, pero no da direcciones ni pistas, y eso es pco o nada para tenerlo en cuenta- bajé la mirada, con esos escritos no se podía llegar a nada, su anonimato era algo desquiciante, -tengo que hacerme a la idea de que solo me tengo a mi misma, y en estos momento a usted como grata compañía. Pero no nos lamentemos por hechos del pasado, algún día tendran solución, ¡divirtámonos esta noche como dos amantes de la vida!- dije con tono burlón, quería que olvidásemos por un día nuestro pesares, y la noche era nuestra como nosotras de la noche. ¿Quien podía deternos? nadie lo haría, estaba segura de ello.

Sonreí de nuevo, divisé los ojos de Berenice y me sujeté bien la capa, corrí lo más rápido que pude a ver si ella era capaz de seguirme, tal vez sea impropio de dos damas correr en la noche, pero ¿de dos vampiras? la sociedad no tenían decretos sobre nosotros, por tanto haríamos los que nos venga en gana.

Corrimos lo más rápido que pudimos, nuestra velocidad era potente y nadie podía siquiera vernos, de eso se trataba, reí divertida mientras veía que Berenice me pisaba los talones, ¡rayos! era muy rápida. Como si nos llevara el mismisimo demonio corrimos traspasando los jardines de la familia Di Martino llegando a las afueras completamente.

Intenté escaparme de Berenice escondiendome entre los árboles del bosque, pero mis risas me delataban, era rápida y eso iba a mi contra. llegamos en un claro donde la luz de la luna alumbraba un paisaje natural realmente precioso, unas flores silvestres se alzaban de entre la hierba. - ¿Podremos nosotras ser eternamente bellas y conservar esa dulce inocencia?- pregunté a mi compañera mientras recobrábamos el aliento tras la carrera, muchas veces me sentía un completo monstruo, algo que en mi vida me imaginé siquiera que existía y eso me atormentaba profundamente, cuanto deseaba poder escapar, pero esto era eterno y no había escapatorias, no por las buenas. Me senté en la hierba dejandome caer como abatida, solo quería estar en aquel bello lugar sin sentirme una criatura del demonio.

-Y tambien creo que conservaremos nuestra inocencia,porque aunque matemos para alimentarnos mi querida Lorette lo hacemos de malechores y asesinos,y no de gente inocente,ademas hasta creo que les hacemos un favor quitandole personas asi,No os sintais un monstruo,que no lo sois,es mas diria que sois una joven adorable- me respondió ella con la más dulce sonrisa, sus palabras me hicieron sentir mejor, aun que yo no lo viera así del todo, pero ella tenía razón en parte y no era cuestión de llevarle la contraria, ella simplemente me escuchaba y era dulce conmigo y yo necesitaba una palabra de aliento, necesitaba otra persona como yo cerca mía, que entienda como me siento pero que pase la mano cuando la necesite. Y eso, queridos míos, eso era Berenice para mi.

-Berenice, te... te necesito - dije apoyando la cabeza en sus piernas mientras se me escapaban las lágrimas, aveces me sentía tan inútil e infantil que solo deseaba sentarme y llorar hasta que todo pasara, tal cual lo hacía de pequeña cuando algo me agobiaba o simplemente me reñían, pero cuando me ponía así solo deseaba un abrazo, eso siempre fue mi punto débil y mi mejor remedio en esos casos. Sentirme querida y fuera de una completa soledad era el mejor regalo que podía desear jamás, y en aquel momento de mi vida era simplemente lo único que realmente necesitaba.

-Yo tambien te necesito. Siento como si nos conocieramos de siempre,siento como si fueras mi propia hermana, ¿Y si desde ahora nos consideramos hermanas de sangre oscura? ¿Que me dices mi querida Lorette?- preguntó ella tan dulce y risueña, yo levanté mi cabeza en busca de sus preciosos ojos verdes mientras secaba las rojas lágrimas de mi mejilla, había manchado ligeramente el vestido de Berenice, aveces se me olvidaba que mis lágrimas ya no eran transparentes y saladas, si no de un rojo pasión perfecto y dulce como la más pura azúcar, al menos para mi.

-¿Lo dices enserio mi querida Berenice?, ¿podríamos formar parte la una de la otra?- la loca idea de mi amiga me encantó, quería y necesitaba a alguien con quien contar cuando yo me sienta aislada, quería tanto una persona cerca mía que muchas veces me pasaba horas y horas charlando con una posible victima, aun que a ellos nunca llegaba a cogerles cariño, en cambio con Berenice era todo tan diferente y tan perfecto, ella tan parecida a mi, de mi misma naturaleza y tan ligada a mi ya, como si el corto tiempo que pasamos juntas ya hayan sido una eternidad. La vida te sorprende muchas veces gratamente, y aquellas palabras fueron la mejor de mis sorpresas desde hacía tiempo. Hermanas de sangre oscura, para mi eso sonaba a gloria.

-¿Lo dices enserio mi querida Berenice?, ¿podríamos formar parte la una de la otra?- Le sonrei ampliamente.-Claro que lo digo enserio mi bella Lorette,Si me permites debo decir que el destino nos ha echo encontrarnos para acabar juntas,nos complementamos perfectamente-Le dije mirandola atentamente ,me agrado ver que sonreia pero en su rostro habia alguna que otra dulce lágrima escarlata.-Asi ya nunca mas nos sentiremos solas,ni desdichadas, es mas creo que nos sentiremos dichosas de felicidad,de saber que tienes a alguien igual que tu,que jamas te fallaria,no te dejaria sola en los momentos dificiles pero tambien celebraria contigo los buenos momentos,pero sobretodo tener a alguien que te comprenda e intente animar,todo eso mi querida Lorette,lo hemos compartido tu y yo en una sola noche,imaginate toda la eternidad juntas,todo seria mas alegre y no pensariamos siempre en nuestras pequeñas desgracias,¿Que me deciís hermanas de sangre oscura?- Le dije sonriendole divertida,Me agradaba mucho pensar que a partir de ahora siempre tendria a Lorette cerca,ella me tranquilizaba y me hacia sentir yo misma,puede que desde ahora esta vida me agradara un poco mas.

"¿Que me deciís hermanas de sangre oscura?" aquellas palabras resonaron cantarinas en mis oídos, ¡oh señor! como me gustaba oír aquello. La abracé muy fuerte como si en ello se me fuera la vida. -Hermanas de sangre oscura, por la ternidad-pude decir por fin, aquellas palabras fueron las mejores en toda la noche, y todo lo que yo deseaba, por fin tendría una persona con quien pasar mi tiempo, mi vida, si esto en realidad lo es, una persona de mi misma naturaleza y tan compenetrada a mi, quería tanto a Berenice, que me era imposible asumir tanto cariño hacia una persona en una sola noche.

Me tendí en la fría hierba y reí a carcajadas de la felicidad, reí tanto que el las mejillas y el estómago empezaban a tener contracciones de dolor, un dolor realmente agradable y placentero, ¡oh cuan dichosa fui esa noche! y ¡cuan dichosa seré las siguientes!, pensé y miré divertida a mi amiga, a mi hermana, ¡si, hermana! por que eso eramos ya, hermanas de sangre oscura para la eternidad, nuestras risas se hicieron sonoras en aquel claro mientras nos abrazábamos como dos locas que acababan de escapar del manicomio, ¿eso era la felicidad? o ¿simplemente una alegría bana?, ¡qué cuernos importaba ya si nos teníamos la una a la otra!, eso era lo importante.

-Hermanas de sangre oscura, por la eternidad-
Dijo ella mientras me abrazaba fuerte,yo le correspondi el abrazo y rei junto a ella,pareciamos dos locas,pero eramos dos locas felices.Me alegraba tanto tener a alguien con quien compartir lo que siento y pienso,y mas si era Lorette la quería tanto,nadie hubiera dicho que nos conociamos solo de esta noche,pareciamos hermanas,pero que estoy diciendo,si ya lo somos,hermanas de sangre oscura para la eternidad.Volvi a reir de felicidad,me dolian las mejillas de reir pero no me importaba la dicha que sentia era tan grande que ni me acordaba de los dolores.

La mire divertida -¿Estáis segura de que quereis aguantarme toda la eternidad?-
Bromeé riendo-Nunca os dejare,Siempre estare rondandole para que me aconsejé hasta en las cosas mas banales y tu deberás hacer lo mismo-Le dije con un brillo de ilusión en mis ojos,pues estaba muy emocionado con aquello-En cuanto a quien te hizo esto,te ayudare en cualquier cosa que necesites,no dudeis en contar conmigo-Dije agachando mi cabeza y mirando a la hierba,no quería arruinar este fantastico momento anime mi cara y le dije cojiendole de la mano-Pero no es momento de hablar de esto,animémonos y disfrutemos del momento mi querida hermana-Le dije sonriendole

Ella tenía razón, debíamos disfrutar del momento, tenía una hermana por fin y la alegría no me la quitaría nadie, juntas y unidas, quien diría que todo eso puede llegar a suceder en una sola noche...

-¿Y qué haremos ahora querida Berenice?, el buen dios Apolo se aproximará en unas pocas horas...- no quería que terminara la noche, yo quería seguir con nuestras locuras y no ir a dormir, tal cual una niña pequeña era yo, los dulces y las aventuras me volvían loca en mi mortalidad, y ahora la sangre y las locuras eran mi mayor droga, quien me tachara de loca tendría toda la razón del mundo, aun que ¿quien no lo está hoy en día?, yo lo disfrutaba así y lo seguiría haciendo.