Una visita improvisada [Kory]

Y así comenzamos a cabalgar, me fije en todo lo que había a mi alrededor tan conocido para mí, vi de fondo el pueblo, pobres, me alimentaba una y otra vez de ellos, aunque a veces iba a otros lugares para no levantar sospechas, si seguía así un día me levantaría con el castillo en llamas, no son astutos ni nada los humanos.
El señor Rousseau cambió de camino, no había pasado por allí antes, así que me puse alerta, iba detrás de él, supe que Roldán quería ir mucho más rápido pero no se lo permití, luego podríamos dar un paseo a toda velocidad si había tiempo.
Vi de lejos su hogar, rodeado de árboles, era todo tan frondoso y natural, aquello olía sumamente bien.

-Esta es mi humilde morada, entremos por la parte trasera para no despertar a nadie. – Yo asentí con la cabeza, así que vivía gente en su interior. Seguimos sobre los caballos, miraba estupefacta aquello. Al rato me bajé de mi corcel de un salto pero solo cuando él se bajó de Ícaro, claro, me pasé las manos por la falda un segundo, perfecta. Había una muralla cubierta por vegetación, me quedé asombrada. Giré mi cabeza cuando noté que buscaba las llaves en su chaleco, sonreí. - Menos mal que lo llevaba encima…- no pude evitar reírme ante el comentario. – Menos mal sí…- Siempre hay que llevar las llaves, no sabe uno lo que puede pasar, aunque para un vampiro el no tener llaves no es problema.

- Tiene una casa encantadora, por lo menos exterior mente hablando. Me he quedado sin habla…- de nuevo miré aquello. – Será porque no se parece a mi castillo… Estáis rodeado de vegetación, cerca de aquí pasa un río ¿no?- por lo menos eso era lo que olía. – ¿Vivís con los sirvientes?- no me acordaba si vivía con su mujer o no, estaba tan atolondrada por el viaje, que fui incapaz de recordar.

Paseé por el jardín con paso calmado mientras escuchaba al vampiro. Solté una pequeña risa cuando comentó que la gran parte de los sirvientes eran de su mujer, ¡qué cosas! a mi con Roger me era suficiente, aunque de no estar él quizá no pasaría nada, pero ¡qué demonios! Roger me hacia compañía, lo necesitaba.

Sí, capté a la perfección el estilo que rebosaba el jardín, era precioso. A mí nunca me gustó que diferentes jardines rivalicen por ser el perfecto, cada uno tenía lo suyo, hay jardines descuidados, los cuales se asemejan a ruinas que son sumamente deliciosos, o por lo menos para mis ojos.
Me guió hasta el centro del jardín, vi a la perfección el río, un ambiente fresco que agradecí, la humedad, me recordaba a mi lugar natal, también escuch a los grillos, mis sentidos se agudizaron sin previo aviso.
-Subiendo por aquel sentido. Se sale directamente al bosque que rodea la casa.-Fije mi vista a donde estaba señalando.
– Bueno es saberlo. Los bosques siempre esconden “algo”.- Me encantaban, todavía no me había pasado nada que pudiera lamentar.
– Sabiendo esto podré pasear con comodidad por los alrededores.- Yo no solía investigar lo alrededores de Lancaster, porque me gustaba demasiado aquel pueblo, pero ahora sabiendo que había un bosque de semejante belleza tan cerca podría volver y recorrerlo deteniéndome en cada piedra, en cada pequeño insecto. – La verdad es que es magnífico.- dije mirando a mi alrededor con una placida sonrisa, estaba sumida en las sensaciones que me producía todo lo que me rodeaba.

– Siempre me ha gustado estar en contacto con la naturaleza, si la civilización sigue aumentando de esta manera, creo que haría construir una pequeña cabaña en cualquier rincón del más insólito y bello bosque…- estaba hablando sin pensar. En ese momento me pasó eso por la cabeza, posiblemente podría cambiar de idea sobre lo que había dicho, es muy típico en mí, pero en ese preciso momento pensaba así. Me acerqué a la orilla del río, me arrodillé y metí los dedos, que dibujaban líneas por la corriente, estaba fría, sonreí.
– Me recuerda tanto a La Rochelle…- El lugar donde había nacido, y tuve que abandonar.

Así era, la naturaleza era la pureza, lo más perfecto que ha podido existir, suspiré. Se podría decir que seres como nosotros corrompían lo natural, pero yo no estaba de acuerdo, muchos de nosotros no hemos elegido ser lo que somos, y aún así no hay vuelta atrás, ¿por qué no disfrutar de lo que se nos viene dando? La naturaleza no pedirá nada a cambio, quizá respeto, con esa simple palabra la convivencia sería fructífera por siempre jamás.
Le miré al ver que se había inclinado en cierto modo, volví a mirar al río con la mirada perdida.

-Sí.- respondí sin más, podría decirle muchas cosas de mi lugar natal, pero no me veía capaz, no estaba de humor. - ¿Sabe qué? Sí todo es perfecto…pero necesito… moverme un poco, no sé si me entiende.- Me levanté, quedando totalmente erguida, me sequé las manos con un pañuelo, y le miré con una incentiva posibilidad de juego. –Decidme ¿qué poderes tenéis? Como ya sé, sois mayor que yo, por lo tanto algo debéis dominar.- concluí con una sonrisa traviesa. Parecía que en cualquier momento iba a echar a correr, quizá al establo o quién sabe dónde.

Se puso tras de mí sin que yo me diese cuenta, jugaba con demasiada ventaja, la evidencia hería mi orgullo. ¿Y “uno que quizá no quiera averiguar”? ¿Se las estaba dando de misterioso? Se me escapó una risilla, sinceramente no sabía cuál sería, si quizá fuera un poder desconocido para mí, o si por el contrario era alguno que yo también poseía.

-No.-dije riendo.- No tengo uno en especial, pero creí que usted, Leonardo ¿puedo llamaros así? Tendríais uno que llama especialmente mi atención.- me acerqué lentamente hacia él, como si acechara a mi presa, sonreí de medio lado mientras recordaba a Katherine, y aquella noche en que volamos por los aires.
– No me digáis que…no sois capaz de volar.- ésta vez sonreí ampliamente cuestionándole con la mirada, pensar en la idea de separarme del suelo me provocaba aquella adrenalina que muy de vez en cuando sentía.

-Tengo un poder particular...puede llamar vuestra atención, pero no me gustaría utilizarlo– Con que insistiendo, no se lo preguntaría dos veces ¡ni más faltaba! -Claro que puedo volar.- ¡eso era lo que quise saber! Y ahí estaba, como subiendo por arte de magia, era un espectáculo asombroso ver estas cosas.
Volar… algún día tendrían que inventar algo para hacerlo, todo el mundo debería disfrutar de ello.

Continuando la vista fija en él me percaté de que se había sentado sobre una rama.
-Supongo que vos también-me llevé la mano a la boca para evitar alguna exclamación de asombro. Me acerqué al árbol quedando debajo de Leonardo.
– Perdone que no le acompañe…yo todavía no… - ¿me asqueaba reconocerlo? Moví la cabeza intentando serenarme. – ya sabe…no puedo.
Bajé la cabeza mirando las raíces de aquel enorme árbol. –Podría treparlo…pero por desgracia no llevo la vestimenta adecuada…- como siempre, la vena protectora ¡los vestidos! Eran como un fetiche para mí.

-Quiero…proponeros una carrera…quien llegue antes al establo… ¡gana!- exclamé con una sonrisa. – Pero no podéis hacer trampas.- me incliné un poco para dar el impulso.

-Muy bien… cuatro…tres…dos…- me quedé unos segundos en silencio antes de: - ¡UNO! – salí disparada, sin darme cuenta de lo que estaría haciendo Leonardo.

Corrí hasta que no pude más, ¿me estaba dejando ganar? Atravesé el puente, esquivé los altos árboles, me incomodaba correr con tacones, la verdad sea dicha. Ví al fondo un rosal, no supe si atravesarlo (pinchándome con las espinas) o saltarlo ¡yo no saltaba! Pero al estar a un metro de él lo salté sin pensar en lo que estaba haciendo, es más lo salté con los ojos cerrados por miedo a estamparme.

Bien ya había dado un gran paso. Vi a lo lejos el establo, como emocionada apreté el paso sin mirar el suelo, por lo que gracias a mi torpeza caí por culpa de una rama que estaba saliendo de la tierra, cuando quise darme cuenta me estaba ‘comiendo’ el suelo. Me caí rodando por el suelo a una velocidad mayor a la normalidad, del vestido se me desgarró mayor parte, no me lo podía creer, mi gozo en un pozo.

Cuando dejé de rodar, me senté sobre mis rodillas, con la cabeza entre mis manos. “¡Joder!” pensé sacudiendo la cabeza. Me toqué el pelo, estaba despeinada, la piel del brazo se me había desgarrado, junto con la manga del vestido. Alcé la cabeza para buscar con la mirada a Leonardo.

-Enhorabuena Leonardo, habéis ganado.- dije mientras aplaudía con cierta desgana. En mi rostro se reflejaba el bochorno de la escena.
Miré todo el rastro que había dejado en la tierra por el impacto. Me había llevado por delante bastantes flores.
–Perdón por esto, te compraré otras.- dije al fin con una pobre sonrisa.

Podría resultar cómica la escena, pero realmente a mi no me lo parecía, de nuevo había echado a perder otro vestido ¿cómo lo hacía? ¿Cómo? Encima había quedado fatal delante de este vampiro.
Me di cuenta que empezaba a inspeccionare con la mirada, me sentí rara, me sentí desnuda (aunque realmente no mostraba nada que diera a entender eso), intenté taparme con las manos. Me tocó la mejilla con sus dedos, me chocó un poco aquella muestra de acercamiento, ya que en toda la noche no había pasado a más de un beso cordial en la mano. Parpadeé algo atolondrada por la situación, por la caída, por la forma en que tenía de mirarme.
Se levantó y me permitió cogerle de su mano, y así hice. Me quedé mirando serena el rastro que había dejado “¡¿Por qué?!” me pregunté. La torpeza de antaño no desaparecía…era horrible.

-Bueno…simplemente estoy.- suspiré mirando de nuevo al caballero.

–Sois de verdad muy amable Leonardo… pero ahora no me encuentro ni mental, ni físicamente bien para continuar con la noche, espero que pueda entenderlo. – comencé a andar hacia el establo para llevarme mis dos corceles. –es una lástima, pero volveremos a vernos ¡somos vecinos! – dije mientras andaba, me miré el brazo que comenzaba a dejar de sangrar.

Me volví de nuevo hacia el vampiro. -¡Ah! Mañana Recibiréis unas macetas con bellas flores, ¡y no se hable más!- exclamé con una media sonrisa. Con eso quería decir que toda replica que quisiera dar quedaba totalmente anulada. Unas hermosas flores por la imprudencia de mis actos.

-Ha sido una noche curiosa, Leonardo. Espero recibir noticias vuestras, pronto.- Concluí haciendo una leve reverencia. ¡Necesitaba quitarme la tierra que llevaba encima!



[Off: jaaaaaa xDDD jajajajaja La tia...es así, no puedo cambiarla.]