Presentada en Sociedad (Libre)
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Presentada en Sociedad (Libre)
Era más que increíble, más que un sueño hecho realidad. Llevaba años siendo tratada como una marquesa, pero era difícil sentirse como tal entre las aldeas perdidas de las montañas de Transilvania. Pero cuando entró en aquel espléndido y elegante salón, con los ojos abiertos como platos admirando todo a su alrededor, y fue presentada ante la multitud como la marquesa Van den Heede, la euforia llenó su cuerpo. Tenía veinte años, pero nunca antes había estado en un baile. Y estrenarse en el palacio real francés era más que una fantasía.
Caminó rodeando la pista admirando los vestido y trajes de los invitados. Nunca había estado tan cerca de otros miembros de la alta sociedad, y pensar que ella sólo era una huerfanita acogida por un marqués la hacía sentirse pequeña y apartada entre ellos. Con seis años había tenido que extender la mano para que le soltaran unas monedas, y ahora era ella quien las entregaba. Pero esos recuerdos no podían hacer que su alegría y su euforia se quebrara. Era como cuando de niña soñaba con convertirse en una princesa. Pensar que el sueño podía estar cerca de hacerse realidad hacía que olvidara sus modales y se sonriera sin disimularlo.
De pronto se dio cuenta de que por muy magnífica que fuera París y todo cuanto la rodeaba estaba sola. Nunca había estado sola. ¿Por qué había pensado el marqués que fuera buena idea que se presentara sola en sociedad? No conocía a nadie, no conocía nada. No se sentía tan intimidada desde hacía mucho tiempo. Buscó con urgencia a su alrededor, pero no encontraba nada que la hiciera recobrar la confianza.
Caminó rodeando la pista admirando los vestido y trajes de los invitados. Nunca había estado tan cerca de otros miembros de la alta sociedad, y pensar que ella sólo era una huerfanita acogida por un marqués la hacía sentirse pequeña y apartada entre ellos. Con seis años había tenido que extender la mano para que le soltaran unas monedas, y ahora era ella quien las entregaba. Pero esos recuerdos no podían hacer que su alegría y su euforia se quebrara. Era como cuando de niña soñaba con convertirse en una princesa. Pensar que el sueño podía estar cerca de hacerse realidad hacía que olvidara sus modales y se sonriera sin disimularlo.
De pronto se dio cuenta de que por muy magnífica que fuera París y todo cuanto la rodeaba estaba sola. Nunca había estado sola. ¿Por qué había pensado el marqués que fuera buena idea que se presentara sola en sociedad? No conocía a nadie, no conocía nada. No se sentía tan intimidada desde hacía mucho tiempo. Buscó con urgencia a su alrededor, pero no encontraba nada que la hiciera recobrar la confianza.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
-No deberíamos estar aquí…esto no está bien.- escuché la voz de mi colega detrás de mí, siempre quejándose, siempre ahogándome la fiesta, solté una carcajada sarcástica.
-¡No me jodas ahora Michael! Sencillamente es la ocasión perfecta para darme a conocer. – dije girando la cabeza para mirarlo. –Además no hace falta que vengas ¡no te he obligado! –elevé la voz volviendo a darme prisa para no llegar tarde al Palacio Real, sí es cierto que no estaba invitado ¿pero qué importaba eso?
-No puedo dejarte solo.- murmuró Michael por lo bajo. Me paré en seco quedando delante de él. –Hagamos algo…tú te encargas del guardia…y yo ya me buscaré la vida para poder entrar. – Le coloqué mejor las solapas del traje, que con la caminata que nos habíamos dado estábamos hechos unos zorros. Le dí unas palmaditas en la mejilla y le hice una señal.
-Estás loco.
-Nada nuevo Michael, nada nuevo.- me escabullí entre las multitudes que estaban invitadas a la fiesta. No debía ser tan difícil entrar, o eso fue lo que pensé en un primer momento.
Tomé a una anciana muy bien puesta del brazo.
–Usted no es mi nieto.- gruñó la vieja.
-¡Ay!… sí que lo soy abuela... – le susurré haciéndome el loco. Ella estaba desconcertada, pero no me importó en absoluto, tampoco lo fuerte que la estaba agarrando del brazo.
Michael le propinó a un caballo un pequeño pinchazo que hizo que el carruaje que estaba delante de la entrada del Palacio saliese despavorido, la multitud se giró, inclusive el guardia que custodiaba la puerta. Corrí hacia la puerta pegándome a las paredes para no ser visto.
Sonreí victorioso al entrar en el salón principal, me olvidé por completo de Michael…yo tenía un objetivo…éste era el tocar alguna pieza en el piano, y llamar la atención de algún partido, me daba igual quién. Cogí una de las copas de champan que ofrecían y me fui moviendo entre la gente, pero sin mirar a nadie en concreto, yo me había puesto el mejor traje que tenía, para no desentonar. Por donde pasaba escuchaba conversaciones aburridas que me provocaban repugnancia, así que me separé un poco del grupo quedándome pegado a una de las paredes, mientras bebía de mi copa, una mujer morena pasaba por allí con un semblante ausente, alcé una ceja sorprendido, no tanto por su belleza, sino por lo poco contenta que se la notaba.
-¿Esto os aburre tanto como a mí? – pregunté sin más.
-¡No me jodas ahora Michael! Sencillamente es la ocasión perfecta para darme a conocer. – dije girando la cabeza para mirarlo. –Además no hace falta que vengas ¡no te he obligado! –elevé la voz volviendo a darme prisa para no llegar tarde al Palacio Real, sí es cierto que no estaba invitado ¿pero qué importaba eso?
-No puedo dejarte solo.- murmuró Michael por lo bajo. Me paré en seco quedando delante de él. –Hagamos algo…tú te encargas del guardia…y yo ya me buscaré la vida para poder entrar. – Le coloqué mejor las solapas del traje, que con la caminata que nos habíamos dado estábamos hechos unos zorros. Le dí unas palmaditas en la mejilla y le hice una señal.
-Estás loco.
-Nada nuevo Michael, nada nuevo.- me escabullí entre las multitudes que estaban invitadas a la fiesta. No debía ser tan difícil entrar, o eso fue lo que pensé en un primer momento.
Tomé a una anciana muy bien puesta del brazo.
–Usted no es mi nieto.- gruñó la vieja.
-¡Ay!… sí que lo soy abuela... – le susurré haciéndome el loco. Ella estaba desconcertada, pero no me importó en absoluto, tampoco lo fuerte que la estaba agarrando del brazo.
Michael le propinó a un caballo un pequeño pinchazo que hizo que el carruaje que estaba delante de la entrada del Palacio saliese despavorido, la multitud se giró, inclusive el guardia que custodiaba la puerta. Corrí hacia la puerta pegándome a las paredes para no ser visto.
Sonreí victorioso al entrar en el salón principal, me olvidé por completo de Michael…yo tenía un objetivo…éste era el tocar alguna pieza en el piano, y llamar la atención de algún partido, me daba igual quién. Cogí una de las copas de champan que ofrecían y me fui moviendo entre la gente, pero sin mirar a nadie en concreto, yo me había puesto el mejor traje que tenía, para no desentonar. Por donde pasaba escuchaba conversaciones aburridas que me provocaban repugnancia, así que me separé un poco del grupo quedándome pegado a una de las paredes, mientras bebía de mi copa, una mujer morena pasaba por allí con un semblante ausente, alcé una ceja sorprendido, no tanto por su belleza, sino por lo poco contenta que se la notaba.
-¿Esto os aburre tanto como a mí? – pregunté sin más.
Tristán Evans- Mensajes : 355
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
No pudo evitar dar un respingo cuando una voz masculina llegó a sus oídos a sus espaldas. Se volvió rápidamente, haciendo crujir el brocado del vestido y que uno de sus cabellos le cayera delante de los ojos. Miró con curiosidad a un hombre joven que había aparecido como de la nada. Por algún motivo, a los ojos de Emeraude, destacaba entre la multitud, como si tuviera algo diferente al resto de los invitados a la fiesta. No poseía el aspecto refinado y estirado que los demás.
Con las puntas de los dedos, ella se apartó el cabello que había caído sobre su rostro al girarse y le dirigió una sonrisa tímida y cortés.
-El caso es que no conozco a nadie -se explicó-. Acabo de llegar y es la primera reunión social a la que asisto.
Se volvió sobre su hombro, mirando a un corrillo de escandalosas mujeres que no dejaban de contarse chismes.
-Y, bueno, sí, lo cierto es que me encuentro un poco aburrida. ¿Las cosas acostumbran a ser de este modo en la casa del rey?
Con las puntas de los dedos, ella se apartó el cabello que había caído sobre su rostro al girarse y le dirigió una sonrisa tímida y cortés.
-El caso es que no conozco a nadie -se explicó-. Acabo de llegar y es la primera reunión social a la que asisto.
Se volvió sobre su hombro, mirando a un corrillo de escandalosas mujeres que no dejaban de contarse chismes.
-Y, bueno, sí, lo cierto es que me encuentro un poco aburrida. ¿Las cosas acostumbran a ser de este modo en la casa del rey?
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
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Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
La mujer se había sobresaltado al escuchar mi voz, no entendí por qué, así que no le di demasiada importancia al asunto. Giró sobre sí misma para mirarme, un mechón se le había escapado cayendole sobre los ojos, enarqué una ceja estupefacto, parecía como si aquel movimiento hubiese estado preparado, pero eso era imposible. Se apartó aquel mechón con la elegancia de alguien de su clase, alcé la cabeza en respuesta a su sonrisa.
Tras escucharla hago una mueca que podría semejarse a una sonrisa, me acerqué a la mujer hasta quedar a su altura, pero sin rozarla.
–Bueno…le diré un secreto, no suelo frecuentar estas fiestas.- murmuré con una media sonrisa, desvié los ojos hacia el grupo de mujeres que antes habían llamado la atención de la mujer que estaba a mi lado.
– No parece que ellas lo estén pasando muy mal, es más parecen desenvolverse a la perfección, como gallinitas.- me reí por lo bajo llevándome la copa a los labios. Menudo humor que tenía hoy.
-Así que se podría decir… que estamos en las mismas, madame. Aunque…- volví a mirar a la mujer, queriendo así escudriñarla con los ojos. – es evidente que no estamos aquí por lo mismo.- por cómo iba vestida se descartaba la idea de que estuviera allí por casualidad, debía ser alguien importante.
Un camarero pasó por nuestro lado, cogí con agilidad una de las copas de cava y se la ofrecí a la mujer.
-Quizá esto pueda suavizar vuestra noche.- sonreí y busqué con los ojos el piano.
Tras escucharla hago una mueca que podría semejarse a una sonrisa, me acerqué a la mujer hasta quedar a su altura, pero sin rozarla.
–Bueno…le diré un secreto, no suelo frecuentar estas fiestas.- murmuré con una media sonrisa, desvié los ojos hacia el grupo de mujeres que antes habían llamado la atención de la mujer que estaba a mi lado.
– No parece que ellas lo estén pasando muy mal, es más parecen desenvolverse a la perfección, como gallinitas.- me reí por lo bajo llevándome la copa a los labios. Menudo humor que tenía hoy.
-Así que se podría decir… que estamos en las mismas, madame. Aunque…- volví a mirar a la mujer, queriendo así escudriñarla con los ojos. – es evidente que no estamos aquí por lo mismo.- por cómo iba vestida se descartaba la idea de que estuviera allí por casualidad, debía ser alguien importante.
Un camarero pasó por nuestro lado, cogí con agilidad una de las copas de cava y se la ofrecí a la mujer.
-Quizá esto pueda suavizar vuestra noche.- sonreí y busqué con los ojos el piano.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
La mirada del joven se movía alrededor del salón, como si hubiera ido a buscar algo en concreto. Cuando Emeraude escuchó que no frecuentaba demasiado aquellas fiestas no pudo sentir más que alivio al pensar que, probablemente, no era la única novata entre los presentes.
No pudo evitar soltar una suave risilla al escucharle, divertida, cuando escuchó cómo se refería a aquellas mujeres. Bueno, le alegraba al menos tener la certeza de no ser la única que tenía ese tipo de pensamientos fuera de lugar. Aquel joven le resultaba agradable. Su olor a humanidad palpitaba en cada poro de su cuerpo, pero a ella no se le pasaría por la cabeza morder su cuello. Había humanos que servían para alimentar, y otros con talentos ocultos que merecían seguir con vida.
-Gracias -le dijo, tomando la copa de champagne que él le ofreció.
Probablemente la noche se amenizara un poco cuando las burbujas comenzaran a subir. Al menos esas eran de las mejores noches.
-Disculpad mi descortesía, creo que aún no me he presentado. Me llamo Emeraude. -Y seguidamente inclinó con cortesía la cabeza, en una suave reverencia.
No pudo evitar soltar una suave risilla al escucharle, divertida, cuando escuchó cómo se refería a aquellas mujeres. Bueno, le alegraba al menos tener la certeza de no ser la única que tenía ese tipo de pensamientos fuera de lugar. Aquel joven le resultaba agradable. Su olor a humanidad palpitaba en cada poro de su cuerpo, pero a ella no se le pasaría por la cabeza morder su cuello. Había humanos que servían para alimentar, y otros con talentos ocultos que merecían seguir con vida.
-Gracias -le dijo, tomando la copa de champagne que él le ofreció.
Probablemente la noche se amenizara un poco cuando las burbujas comenzaran a subir. Al menos esas eran de las mejores noches.
-Disculpad mi descortesía, creo que aún no me he presentado. Me llamo Emeraude. -Y seguidamente inclinó con cortesía la cabeza, en una suave reverencia.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
Edad : 34
Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Cuando tomó la copa de mi mano yo aún tenía los ojos clavados en el piano que por fin encontré, distraído en mis cosas. La escuché de fondo, ladeé la cabeza para mirar el leve movimiento que creó, yo me quedé estático cual estatua observandola.
-No es descortesía, madame. – Sabía perfectamente que podría haber seguido aquella conversación sin necesidad de saber el nombre del receptor, además al final del día olvidaba los nombres. –Muy bien Emeraude, yo soy Tristán.- dictaminé seguro de mí mismo ¿se supone que debía inclinarme? Para vuestra información no lo hice. Volví a mirar al piano, allí tan solitario, esperando a ser tocado.
El salón comenzó a llenarse de gente, nosotros dos estábamos algo apartados del centro de toda aquella vorágine de personas, cada uno con su propia historia, cada uno con su propia razón. Comenzó a sonar la música, tocando una de Haydn, sino me equivoco (nunca lo hago), el Minuetto, el rey debía estar cerca, porque siempre eran ellos quienes comenzaban a bailar.
-Si gusta.- dije inclinándome un poco instándola a comenzar un baile. Mi mano quedó en el aire esperando su respuesta.
La canción:
https://www.youtube.com/watch?v=YTm8I2nFNq8
-No es descortesía, madame. – Sabía perfectamente que podría haber seguido aquella conversación sin necesidad de saber el nombre del receptor, además al final del día olvidaba los nombres. –Muy bien Emeraude, yo soy Tristán.- dictaminé seguro de mí mismo ¿se supone que debía inclinarme? Para vuestra información no lo hice. Volví a mirar al piano, allí tan solitario, esperando a ser tocado.
El salón comenzó a llenarse de gente, nosotros dos estábamos algo apartados del centro de toda aquella vorágine de personas, cada uno con su propia historia, cada uno con su propia razón. Comenzó a sonar la música, tocando una de Haydn, sino me equivoco (nunca lo hago), el Minuetto, el rey debía estar cerca, porque siempre eran ellos quienes comenzaban a bailar.
-Si gusta.- dije inclinándome un poco instándola a comenzar un baile. Mi mano quedó en el aire esperando su respuesta.
La canción:
https://www.youtube.com/watch?v=YTm8I2nFNq8
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
El sonido dulce del piano hizo que Emeraude se volviera unos instantes sobre su hombro. Desde que fue convertida ciertos sonidos le provocaban recuerdos, pero jamás lo hacía la música. Al menos hasta ese momento, porque cuando las primeras notas del piano llegaron a sus oídos unos recuerdos desconocidos y lejanos se extendieron de forma difusa por su mente. Era sorprendente cómo iban expandiéndose sus nuevas habilidades casi sin que se diera cuenta.
La voz de Tristán, como se había presentado él, hizo que los recuerdos se disiparan y volvió a volcar toda su atención sobre el mundo real. Le gustó la forma en la que le tendió la mano, sin la ñoña y altiva galantería de la que gozaban otros aristócratas. No pudo evitar sonreír con cierta ligereza al pensar que estaba a punto de comenzar su primer baile en sociedad. Buscó un lugar donde dejar la copa y seguidamente posó su mano fría sobre la de él.
-Sería para mí un placer, monsieur.
La voz de Tristán, como se había presentado él, hizo que los recuerdos se disiparan y volvió a volcar toda su atención sobre el mundo real. Le gustó la forma en la que le tendió la mano, sin la ñoña y altiva galantería de la que gozaban otros aristócratas. No pudo evitar sonreír con cierta ligereza al pensar que estaba a punto de comenzar su primer baile en sociedad. Buscó un lugar donde dejar la copa y seguidamente posó su mano fría sobre la de él.
-Sería para mí un placer, monsieur.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
Edad : 34
Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Sonreí al escucharla dejé también mi copa junto a la suya, y una vez la tuve cogida de la mano la atraje hacia mí con delicadeza, por suerte yo sabía bailar este tipo de bailes, mi madre me había enseñado. Pasé mi otra mano por su espalda, pero sin que nuestros cuerpos se juntasen (como era debido) y nos metimos en el grupo de danzantes, pude sentir que tenía la mano unos grados por debajo de lo normal. Yo era más alto que ella así que tuve que inclinarme un poco para llegar hasta su oído, y susurrarle:
-¿No cree que ha cogido un poco de frío?- sonreí de medio lado moviéndonos ambos al son de la música, mis ojos solo buscaban aquel piano, solo querían verlo de nuevo a solas para poder dedicarme a él como se lo tenía merecido.
Desvié la mirada para posarla sobre la dama que tenía junto a mí, se la veía ahora emocionada con lo que estábamos haciendo, “son tan fáciles de contentar” pensé satisfecho. Es cierto que era una preciosidad, lo malo era que estuviera entre toda esa gente.
No me hacía falta tener la virtud de saber qué merodeaba en sus cabezas para saber qué clase de gentuza eran, sí, se podría decir que eran prejuicios, tampoco estaba interesado en cambiar de opinión. Ellos que lo han tenido todo, y que muchos no sabían lo que cuesta conseguir las cosas.
Mientras nos movíamos de un lado a otro no dejaba de pensar en ese tipo de cosas, no es que estuviese amargado, sencillamente estaba cansado.
-¿La velada está siendo como imaginabais? – pregunté mirando a mi derecha intentando hacernos hueco entre dos parejas. – Desde mi punto de vista…le falta algo más de movimiento, algo más de vida u emoción, es demasiado correcto todo, bueno tal vez así tenga que ser ¿no cree?- volví la cabeza hacia Emeraude con una leve sonrisa.
-¿No cree que ha cogido un poco de frío?- sonreí de medio lado moviéndonos ambos al son de la música, mis ojos solo buscaban aquel piano, solo querían verlo de nuevo a solas para poder dedicarme a él como se lo tenía merecido.
Desvié la mirada para posarla sobre la dama que tenía junto a mí, se la veía ahora emocionada con lo que estábamos haciendo, “son tan fáciles de contentar” pensé satisfecho. Es cierto que era una preciosidad, lo malo era que estuviera entre toda esa gente.
No me hacía falta tener la virtud de saber qué merodeaba en sus cabezas para saber qué clase de gentuza eran, sí, se podría decir que eran prejuicios, tampoco estaba interesado en cambiar de opinión. Ellos que lo han tenido todo, y que muchos no sabían lo que cuesta conseguir las cosas.
Mientras nos movíamos de un lado a otro no dejaba de pensar en ese tipo de cosas, no es que estuviese amargado, sencillamente estaba cansado.
-¿La velada está siendo como imaginabais? – pregunté mirando a mi derecha intentando hacernos hueco entre dos parejas. – Desde mi punto de vista…le falta algo más de movimiento, algo más de vida u emoción, es demasiado correcto todo, bueno tal vez así tenga que ser ¿no cree?- volví la cabeza hacia Emeraude con una leve sonrisa.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Se internó con Tristán entre las parejas, cogida como correspondía a él para comenzar el valls. Le parecía indudablemente un hombre más agradable para el baile de lo que había sido su hermanastro. Al menos, le resultaba más apuesto que él.
Se sintió un poco nerviosa cuando mentó su temperatura corporal. ¿Cómo esplicar que estuviera más fría que un humano medio? Hizo que su mente trabajara a toda velocidad para buscar una excusa.
-He estado un poco enferma -mintió-. Un ligero resfriado. Por suerte ya ha pasado, pero mi cuerpo sigue sin templarse.
Para no acudir con frecuencia a ese tipo de fiestas Tristán le parecía un bailarín magnífico, una encantadora pareja de baile. Sin duda no podía haber encontrado a nadie mejor para iniciar su primer baile en sociedad. Desde luego parecía que la cosa iba mejorando por momentos.
-Ciertamente no es como imaginaba -confesó ella-. Esperaba algo más... estirado, más serio. Pero me agrada que no sea así. Aunque tenéis razón, Tristán. Indudablemente este tipo de personajes son más aburridos de lo que me gustaría. Aunque no vos, desde luego. Vos me resultáis un caballero muy agradable.
Bajó un poco la voz, con una media sonrisa.
-Aunque debo confesaros que este tampoco es que sea mi lugar. Si os soy sincera realmente yo no nací para integrarme en esta sociedad. Quizá no debería decir esto, pero antes de que cumpliera los seis años mi madre y yo nos manteníamos como podíamos mendigando en las calles de la pequeña aldea en la que crecí.
El marqués la habría censurado por hablar de esos asuntos en sociedad, pero por suerte el marqués ya no estaba allí.
Se sintió un poco nerviosa cuando mentó su temperatura corporal. ¿Cómo esplicar que estuviera más fría que un humano medio? Hizo que su mente trabajara a toda velocidad para buscar una excusa.
-He estado un poco enferma -mintió-. Un ligero resfriado. Por suerte ya ha pasado, pero mi cuerpo sigue sin templarse.
Para no acudir con frecuencia a ese tipo de fiestas Tristán le parecía un bailarín magnífico, una encantadora pareja de baile. Sin duda no podía haber encontrado a nadie mejor para iniciar su primer baile en sociedad. Desde luego parecía que la cosa iba mejorando por momentos.
-Ciertamente no es como imaginaba -confesó ella-. Esperaba algo más... estirado, más serio. Pero me agrada que no sea así. Aunque tenéis razón, Tristán. Indudablemente este tipo de personajes son más aburridos de lo que me gustaría. Aunque no vos, desde luego. Vos me resultáis un caballero muy agradable.
Bajó un poco la voz, con una media sonrisa.
-Aunque debo confesaros que este tampoco es que sea mi lugar. Si os soy sincera realmente yo no nací para integrarme en esta sociedad. Quizá no debería decir esto, pero antes de que cumpliera los seis años mi madre y yo nos manteníamos como podíamos mendigando en las calles de la pequeña aldea en la que crecí.
El marqués la habría censurado por hablar de esos asuntos en sociedad, pero por suerte el marqués ya no estaba allí.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
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Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Yo como siempre estaba seguro de mi mismo, de todos los movimientos, de todas las palabras emitidas en la noche. Nada iba a impedirme llegar a mi destino.
Comentó que había estado enferma, yo no dije nada sobre eso ¿qué iba a decir? Había gente que no lograba nunca llegar a una temperatura normal, o se sobrepasaba o no llegaba, era así.
La escuché mientras yo nos sincronizaba acorde a la música, estaba muy pendiente de eso, ¿qué clase de músico sería si no lograse hacerlo?
Sí, yo también me imaginaba algo así como ella pensaba. Sonreí cuando comenzó a halagarme, sí, eso era una de las cosas que más me gustaban. La adulación un arte que me encantaba que usasen conmigo, hasta que se daban cuenta que no podía sacar nada de mí, panda de payasos, me repetía una y otra vez al escucharles.
Como de costumbre me había perdido en mis cosas, y la mujer continuaba hablando ¿sobre qué? Sobre ella… Hablándome de cosas demasiado privadas. Negué con la cabeza.
-No recuerde ahora esas cosas, estamos en una fiesta ¿recuerda?- sonreí creíblemente.
–Sois la primera persona que me dice que soy “un caballero agradable”. – solté una risa sarcástica que se fue ahogando por el hecho de que una pareja me miró con desconcierto, eso sí que me pareció gracioso.
–No importa lo que haya tenido que hacer en el pasado, si habéis conseguido lo que deseabais. – Levanté su brazo para que diese una vuelta sobre ella misma, como todos estaban haciendo.
Había que mantener el tipo. – “El fin justifica los medios” yo soy mucho de aquella frase.- le guiñé un ojo y continué bailando.
Cuando la música concluyó la solté con una pronunciada reverencia, y todos aplaudimos con entusiasmo.
El rey se asomó por uno de los balcones. Algunas soltaron suspiros, otras alabanzas. Yo sonreí, era lo mejor que podía hacer en ese momento.
-¿Ha venido sola?- la pregunté entre aplausos.
Comentó que había estado enferma, yo no dije nada sobre eso ¿qué iba a decir? Había gente que no lograba nunca llegar a una temperatura normal, o se sobrepasaba o no llegaba, era así.
La escuché mientras yo nos sincronizaba acorde a la música, estaba muy pendiente de eso, ¿qué clase de músico sería si no lograse hacerlo?
Sí, yo también me imaginaba algo así como ella pensaba. Sonreí cuando comenzó a halagarme, sí, eso era una de las cosas que más me gustaban. La adulación un arte que me encantaba que usasen conmigo, hasta que se daban cuenta que no podía sacar nada de mí, panda de payasos, me repetía una y otra vez al escucharles.
Como de costumbre me había perdido en mis cosas, y la mujer continuaba hablando ¿sobre qué? Sobre ella… Hablándome de cosas demasiado privadas. Negué con la cabeza.
-No recuerde ahora esas cosas, estamos en una fiesta ¿recuerda?- sonreí creíblemente.
–Sois la primera persona que me dice que soy “un caballero agradable”. – solté una risa sarcástica que se fue ahogando por el hecho de que una pareja me miró con desconcierto, eso sí que me pareció gracioso.
–No importa lo que haya tenido que hacer en el pasado, si habéis conseguido lo que deseabais. – Levanté su brazo para que diese una vuelta sobre ella misma, como todos estaban haciendo.
Había que mantener el tipo. – “El fin justifica los medios” yo soy mucho de aquella frase.- le guiñé un ojo y continué bailando.
Cuando la música concluyó la solté con una pronunciada reverencia, y todos aplaudimos con entusiasmo.
El rey se asomó por uno de los balcones. Algunas soltaron suspiros, otras alabanzas. Yo sonreí, era lo mejor que podía hacer en ese momento.
-¿Ha venido sola?- la pregunté entre aplausos.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Le extrañó el hecho de que nadie se hubiera referido jamás así a él. Sólo era una primera impresión, pero Tristán era una de las pocas personas de París que había logrado proporcionarle una sensación agradable al estar en su compañía.
No pudo más que sentirse agradada cuando él no la juzgó por su pasado, sino que se mostró comprensivo. Otro probablemente la hubiera soltado, más bien asqueado al pensar que no procedía de noble cuna, y se hubiera ido rápido como el viento a soltar el rumor. A Emeraude no le hubiera importado que eso sucediera, jamás le había dado importancia a lo que pudieran pensar de ella, pero sí podría haberse sentido herida. Le gustaba la idea de que Tristán no lo hiciera.
Cuando se soltó de él dirigió un aplauso clamoroso y discreto al valls que había tocado a su fin. La música siempre le había gustado e Emeraude desde que había tomado su violín por primera vez entre las manos y se había dedicado a hacerlo sonar con esa magia que envolvía a las melodías.
No prestó excesiva atención al rey cuando hizo acto de presencia. La más alta nobleza nunca le había interesado, y sabiéndose lejos de su altura prefería mantenerse al margen al principio antes de sentirse decepcionada.
-Sí, estoy sola aquí -le constestó a Tristán, aún ajena al resto de los invitados-. Mi padrastro me envió sola a París. Creía que ya iba siendo hora de que abandonase el nido. Piensa que poseo criterio suficiente para poder manejarme sola.
No pudo más que sentirse agradada cuando él no la juzgó por su pasado, sino que se mostró comprensivo. Otro probablemente la hubiera soltado, más bien asqueado al pensar que no procedía de noble cuna, y se hubiera ido rápido como el viento a soltar el rumor. A Emeraude no le hubiera importado que eso sucediera, jamás le había dado importancia a lo que pudieran pensar de ella, pero sí podría haberse sentido herida. Le gustaba la idea de que Tristán no lo hiciera.
Cuando se soltó de él dirigió un aplauso clamoroso y discreto al valls que había tocado a su fin. La música siempre le había gustado e Emeraude desde que había tomado su violín por primera vez entre las manos y se había dedicado a hacerlo sonar con esa magia que envolvía a las melodías.
No prestó excesiva atención al rey cuando hizo acto de presencia. La más alta nobleza nunca le había interesado, y sabiéndose lejos de su altura prefería mantenerse al margen al principio antes de sentirse decepcionada.
-Sí, estoy sola aquí -le constestó a Tristán, aún ajena al resto de los invitados-. Mi padrastro me envió sola a París. Creía que ya iba siendo hora de que abandonase el nido. Piensa que poseo criterio suficiente para poder manejarme sola.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Pregunté aquello porque esperaba que me dijera que venía acompañada ¿quién iba allí en solitario y más siendo mujer? Me pareció extremadamente extraño.
Bueno lo mío tenía perdón porque no iba a disfrutar de la fiesta. ¿Qué su padrastro la envió sola? ¿Qué clase de…? Pasé una de mis manos por detrás de la espalda y respiré profundamente.
-No juzgo que pueda manejarse sola por estos sitios…pero no sé.- Me coloqué mejor el pañuelo negro que tenía atado a mi cuello. ¿Debía importarme algo la vida de esa señorita?
Suspiré mirando hacia otro lado. –Imagino que motivos tendría su padrastro para tomar esa decisión.- esa respuesta ¿valía?
Se acercó a nosotros un galante caballero de rubios rizos y ejecutó una magnifica reverencia (sí, mucho mejor que la mía…), me quedé mirándole altivamente con la ceja levantada “¿y este?” pensé.
-¿Me concedería la mano de la marquesa?- parpadeé un poco sin entender. Cuando caí en que la estaba pidiendo el siguiente baile y se había pensado que éramos pareja, qué elocuente era a veces. – Tómese usted la libertad.- murmuré sin más, claro que podría bailar con ella ¿quién era yo para impedirlo? Otra cosa es que ella quisiera bailar con él, pero algo me decía que sí porque la notaba receptiva…por lo menos lo había sido conmigo.
Me puse de cuclillas buscando el camino más sencillo para apoderarme del piano. Eché un fugaz vistazo a Emeraude, y me abalancé sobre la gente (no literalmente), anduve deprisa con miedo a que me quitaran la oportunidad. –Por favor.- gruñí entre dientes a una mujer que me obstaculizaba el paso. ¡Qué trabajo me estaba llevando aquello!
Cuando estaba a punto de llegar un músico de aquella orquesta se sentó en el asiento del piano, me quedé con cara de tonto. Él me sonrió con amabilidad, seguro que no se imaginaba mis intenciones.
Me llevé la mano a la cara reprimiendo un grito de rabia. Le di la espalda y me fui decepcionado a uno de los balcones que adornaban aquel salón. “Qué mala suerte tengo…¡joder!”
Bueno lo mío tenía perdón porque no iba a disfrutar de la fiesta. ¿Qué su padrastro la envió sola? ¿Qué clase de…? Pasé una de mis manos por detrás de la espalda y respiré profundamente.
-No juzgo que pueda manejarse sola por estos sitios…pero no sé.- Me coloqué mejor el pañuelo negro que tenía atado a mi cuello. ¿Debía importarme algo la vida de esa señorita?
Suspiré mirando hacia otro lado. –Imagino que motivos tendría su padrastro para tomar esa decisión.- esa respuesta ¿valía?
Se acercó a nosotros un galante caballero de rubios rizos y ejecutó una magnifica reverencia (sí, mucho mejor que la mía…), me quedé mirándole altivamente con la ceja levantada “¿y este?” pensé.
-¿Me concedería la mano de la marquesa?- parpadeé un poco sin entender. Cuando caí en que la estaba pidiendo el siguiente baile y se había pensado que éramos pareja, qué elocuente era a veces. – Tómese usted la libertad.- murmuré sin más, claro que podría bailar con ella ¿quién era yo para impedirlo? Otra cosa es que ella quisiera bailar con él, pero algo me decía que sí porque la notaba receptiva…por lo menos lo había sido conmigo.
Me puse de cuclillas buscando el camino más sencillo para apoderarme del piano. Eché un fugaz vistazo a Emeraude, y me abalancé sobre la gente (no literalmente), anduve deprisa con miedo a que me quitaran la oportunidad. –Por favor.- gruñí entre dientes a una mujer que me obstaculizaba el paso. ¡Qué trabajo me estaba llevando aquello!
Cuando estaba a punto de llegar un músico de aquella orquesta se sentó en el asiento del piano, me quedé con cara de tonto. Él me sonrió con amabilidad, seguro que no se imaginaba mis intenciones.
Me llevé la mano a la cara reprimiendo un grito de rabia. Le di la espalda y me fui decepcionado a uno de los balcones que adornaban aquel salón. “Qué mala suerte tengo…¡joder!”
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Ladeó un poco la cabeza cuando escuchó a Tristán hablar de los motivos de su padrastro. Realmente dudaba que ese joven mortal quería que extendiera su apellido y convirtiera a todos aquellos que viera suficientemente convencidos para unirse a su clan. Pero ¿quién sabía? No suponía que fuera a levantar sospechas, no hacía mucho que había dejado de ser humana y aún tenía la costumbre de ser en extremo discreta.
Le pareció divertido que aquel hombre pidiera su compañía a Tristán. No era raro que creyeran que fuera acompañada por él, no se la había visto con otro en toda la noche. Se disculpó con él inclinando la cabeza, ya que no debería negar ninguna compañía. Se suponía que era una debutante y tenía que integrarse en sociedad.
-Me alegro mucho de haberos conocido, Tristán -le dijo con una sonrisa-. Espero que no tardemos mucho en encontrarnos.
Y seguidamente se cogió de la mano del otro hombre y dejó que la tomara en posición para bailar. Observó un poco confusa a Tristán mientras el caballero se presentaba como barón de Nosequé internarse entre la gente, con un objetivo decidido. Se preguntó que estaría buscando ese joven en aquel baile, pero lo perdió de vista cuando comenzó a girar en compañía de su nueva pareja.
Le pareció divertido que aquel hombre pidiera su compañía a Tristán. No era raro que creyeran que fuera acompañada por él, no se la había visto con otro en toda la noche. Se disculpó con él inclinando la cabeza, ya que no debería negar ninguna compañía. Se suponía que era una debutante y tenía que integrarse en sociedad.
-Me alegro mucho de haberos conocido, Tristán -le dijo con una sonrisa-. Espero que no tardemos mucho en encontrarnos.
Y seguidamente se cogió de la mano del otro hombre y dejó que la tomara en posición para bailar. Observó un poco confusa a Tristán mientras el caballero se presentaba como barón de Nosequé internarse entre la gente, con un objetivo decidido. Se preguntó que estaría buscando ese joven en aquel baile, pero lo perdió de vista cuando comenzó a girar en compañía de su nueva pareja.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Como siempre era una noche fría de invierno. Me apoyé en la barandilla de aquel balcón mirando todo lo que quedaba a mis pies, tanto trabajo que me había costado colarme en aquel lugar ¿para esto? ¡No tenía nombre! Un caballero se puso distraídamente a mi lado y me invitó a uno de sus puros.
-Son de Cuba, dicen que son los mejores que hay.- Yo lo cogí sin más, aunque mi rostro aún estaba turbado por mi intento fallido.
-Gracias. Probemos entonces.- Y una nube de humo se fue condensando entre nosotros, ¿quién me iba a decir a mí que estaría fumándome un puro en el Palacio Real?
-Os noto decaído ¿no es así?- preguntó aquel hombre mirando el jardín que se extendía ante nuestros ojos.
–Quizá había pensado que la noche se tornaría distinta.- Respondí, aunque podría haberme quedado cayado ¿por qué tendría que hablar con él? Puede que porque había sido amable conmigo, una opción.
-¿En qué sentido?- Insistió el caballero. Yo suspiré lánguido, eso ya no se lo iba a responder. Él no tenía por qué meterse donde no le llamaban.
–Bueno, no me lo diga si no quiere. – Yo sonreí, se había dado cuenta a tiempo y no había hecho falta que me pusiera arisco.
Al girarme vi cómo continuaba bailando la señorita Emeraude, con esos tacones ¡qué martirio! ¿Se lo estaría pasando bien o bailaba con ese hombre por puro compromiso?
Me encogí de hombros y volví a dirigir la mirada hacia el piano.
-¿Os gusta la música?- escuché una voz tras de mí.
– No hay nada que me guste más.- murmuré llevándome el puro a los labios.
–Yo soy el dueño de la orquesta que estáis viendo.- me giré para mirarlo.
-¿Querríais tocar algo señor?- Me quedé patidifuso ¿yo? ¿Tocar algo? Se alejó para decirle algo al pianista que estaba en esos momentos tocando. Luego me hizo una señal para que me acercara, y así hice.
–Todo vuestro.- No pude responder de lo emocionado que estaba, y saber que la música es lo único que me hace vulnerable.
Me senté en la banqueta, y pulsé dos teclas a modo de introducción, después comencé a tocar algo movido, algo rápido y divertido, los músicos que había a mi lado me siguieron, era una improvisación en toda regla. Yo tenía el puro en mis labios mientras tocaba, mientras vivía cada cambió rítmico.
-Son de Cuba, dicen que son los mejores que hay.- Yo lo cogí sin más, aunque mi rostro aún estaba turbado por mi intento fallido.
-Gracias. Probemos entonces.- Y una nube de humo se fue condensando entre nosotros, ¿quién me iba a decir a mí que estaría fumándome un puro en el Palacio Real?
-Os noto decaído ¿no es así?- preguntó aquel hombre mirando el jardín que se extendía ante nuestros ojos.
–Quizá había pensado que la noche se tornaría distinta.- Respondí, aunque podría haberme quedado cayado ¿por qué tendría que hablar con él? Puede que porque había sido amable conmigo, una opción.
-¿En qué sentido?- Insistió el caballero. Yo suspiré lánguido, eso ya no se lo iba a responder. Él no tenía por qué meterse donde no le llamaban.
–Bueno, no me lo diga si no quiere. – Yo sonreí, se había dado cuenta a tiempo y no había hecho falta que me pusiera arisco.
Al girarme vi cómo continuaba bailando la señorita Emeraude, con esos tacones ¡qué martirio! ¿Se lo estaría pasando bien o bailaba con ese hombre por puro compromiso?
Me encogí de hombros y volví a dirigir la mirada hacia el piano.
-¿Os gusta la música?- escuché una voz tras de mí.
– No hay nada que me guste más.- murmuré llevándome el puro a los labios.
–Yo soy el dueño de la orquesta que estáis viendo.- me giré para mirarlo.
-¿Querríais tocar algo señor?- Me quedé patidifuso ¿yo? ¿Tocar algo? Se alejó para decirle algo al pianista que estaba en esos momentos tocando. Luego me hizo una señal para que me acercara, y así hice.
–Todo vuestro.- No pude responder de lo emocionado que estaba, y saber que la música es lo único que me hace vulnerable.
Me senté en la banqueta, y pulsé dos teclas a modo de introducción, después comencé a tocar algo movido, algo rápido y divertido, los músicos que había a mi lado me siguieron, era una improvisación en toda regla. Yo tenía el puro en mis labios mientras tocaba, mientras vivía cada cambió rítmico.
Tristán Evans- Mensajes : 355
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Cuando la pieza finalizó aplaudió de nuevo en la compañía de su nueva pareja de baile. No podía decir que se encontrara demasiado cómoda con su nuevo compañero. Era uno de esos elegantes pisaverdes tan egocéntricos como adinerados. Había pronunciado tantas veces la palabra yo y había hecho tatísimas referencias a sí mismo que estaba segura de que se miraba al espejo todas las mañanas y se decía que se amaba.
Una pieza más animada llenó el ambiente. Emeraude volvió su vista a la orquesta y se sorprendió al encontrar a Tristán al piano. ¿Era un músico? No lo habría imaginado. Desde luego le había resultado muy diferente al resto de los invitados, pero no había hecho ninguna referencia a aquel asunto.
-¿Desea volver a bailar, mademoiselle?
Ella se volvió enseguida a su actual pareja de baile, de quien se había olvidado completamente mientras había fijado su mirada en Tristán.
-Me siento un poco mareada -mintió ella, observando todavía de soslayo la orquesta-. Iré a reposar un poco. Quizá más tarde.
El caballero se despidió educadamente, besando su mano y lanzándole una sonrisa. Pero Emeraude pasó aquellos detalles por alto y se apartó de la pista de baile sin decir nada más. Cogió una nueva copa de champagne que otro de los criados le ofrecía en una bandeja y se acercó un poco al lugar donde Tristán tocaba.
Era algo magnífico. Nunca había visto a nadie manejarse tan bien con un instrumento. Ella había estudiado violín y podría decirse que era un poco virtuosa, pero la magnificencia con la que Tristán tocaba aquella melodía la dejaba a su sombra completamente en cuanto a dotes musicales.
-Fascinante -murmuró casi para sí, dando un leve sorbo a su copa.
A sus ojos le parecía un verdadero virtuoso de la música.
Una pieza más animada llenó el ambiente. Emeraude volvió su vista a la orquesta y se sorprendió al encontrar a Tristán al piano. ¿Era un músico? No lo habría imaginado. Desde luego le había resultado muy diferente al resto de los invitados, pero no había hecho ninguna referencia a aquel asunto.
-¿Desea volver a bailar, mademoiselle?
Ella se volvió enseguida a su actual pareja de baile, de quien se había olvidado completamente mientras había fijado su mirada en Tristán.
-Me siento un poco mareada -mintió ella, observando todavía de soslayo la orquesta-. Iré a reposar un poco. Quizá más tarde.
El caballero se despidió educadamente, besando su mano y lanzándole una sonrisa. Pero Emeraude pasó aquellos detalles por alto y se apartó de la pista de baile sin decir nada más. Cogió una nueva copa de champagne que otro de los criados le ofrecía en una bandeja y se acercó un poco al lugar donde Tristán tocaba.
Era algo magnífico. Nunca había visto a nadie manejarse tan bien con un instrumento. Ella había estudiado violín y podría decirse que era un poco virtuosa, pero la magnificencia con la que Tristán tocaba aquella melodía la dejaba a su sombra completamente en cuanto a dotes musicales.
-Fascinante -murmuró casi para sí, dando un leve sorbo a su copa.
A sus ojos le parecía un verdadero virtuoso de la música.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
De reojo pude ver cómo la gente bailaba con ánimo ante la nueva melodía que les envolvía y eso me alegraba, quizá diera un cambio a la noche, quizá aquello retomara la vida que aparentemente nunca tuvo. Con la cantidad de opciones que había para pasárselo bien, solo cuando se perdía el control de lo éticamente correcto, es ahí cuando uno lo pasa bien, o por lo menos a mi modo de ver.
Dejé que una de mis manos volase sobre las teclas mientras distraídamente exhalaba el humo de mi puro cubano, miré hacia delante donde estaba el hombre que me había ofrecido todo esto sin ningún ánimo de recibir algo a cambio, eso me gustaba.
Ladeé la cabeza a un lado y mis ojos vislumbraron a Emeraude, mirándome, cuando yo pensaba que se iba a quedar toda la noche con aquel caballero, era una buena opción para ella.
Volví hacia el piano concentrándome en un buen colofón. Componer improvisando me dejaba en estado de tensión y más aún cuando improvisaba ante gente de tan alto cargo.
¿Lo estaría haciendo bien? ¡Qué preguntas! ¿Por qué tendría que estar inseguro?
Puede que no tener cerca a mi saxo me dejara perdido, tres cuartas partes de mi corazón le pertenecían, y no había otro instrumento que lograra compararlo, ¿le estaría siendo infiel? Sí, hablo de mi saxo como mi amante… pero por suerte nunca le puse un ridículo mote.
Al terminar la gente aplaudió, cuán acostumbrado estaba ya. Me levanté de la banqueta y sonreí torcidamente.
-¿Sois Evans, no es así?- Le miré extrañado, y asentí con la cabeza. -¿Quién si no?- exclamó sonriente, me quedé boquiabierto tomando una de sus tarjetas, la guardé y bajé los escalones de aquel privilegiado lugar. ¿Por qué sabía mi nombre? ¿Tan lejos había llegado que ahora había cruzado el charco?
Cogí una copa de champán y fui directo hacia Emeraude:
-Seguro que se me olvidó deciros que soy músico…- tampoco es que llevase un cartel en el frente que así lo dijera, y tampoco es que lo publicara en los periodicos.
Di una calada al puro para después beber de aquel burbujeante líquido dorado, a mi me gustaba hacerlo en ese orden. -¿Cómo fue vuestro baile?- sonreí de lado posando mis ojos en la señorita.
Dejé que una de mis manos volase sobre las teclas mientras distraídamente exhalaba el humo de mi puro cubano, miré hacia delante donde estaba el hombre que me había ofrecido todo esto sin ningún ánimo de recibir algo a cambio, eso me gustaba.
Ladeé la cabeza a un lado y mis ojos vislumbraron a Emeraude, mirándome, cuando yo pensaba que se iba a quedar toda la noche con aquel caballero, era una buena opción para ella.
Volví hacia el piano concentrándome en un buen colofón. Componer improvisando me dejaba en estado de tensión y más aún cuando improvisaba ante gente de tan alto cargo.
¿Lo estaría haciendo bien? ¡Qué preguntas! ¿Por qué tendría que estar inseguro?
Puede que no tener cerca a mi saxo me dejara perdido, tres cuartas partes de mi corazón le pertenecían, y no había otro instrumento que lograra compararlo, ¿le estaría siendo infiel? Sí, hablo de mi saxo como mi amante… pero por suerte nunca le puse un ridículo mote.
Al terminar la gente aplaudió, cuán acostumbrado estaba ya. Me levanté de la banqueta y sonreí torcidamente.
-¿Sois Evans, no es así?- Le miré extrañado, y asentí con la cabeza. -¿Quién si no?- exclamó sonriente, me quedé boquiabierto tomando una de sus tarjetas, la guardé y bajé los escalones de aquel privilegiado lugar. ¿Por qué sabía mi nombre? ¿Tan lejos había llegado que ahora había cruzado el charco?
Cogí una copa de champán y fui directo hacia Emeraude:
-Seguro que se me olvidó deciros que soy músico…- tampoco es que llevase un cartel en el frente que así lo dijera, y tampoco es que lo publicara en los periodicos.
Di una calada al puro para después beber de aquel burbujeante líquido dorado, a mi me gustaba hacerlo en ese orden. -¿Cómo fue vuestro baile?- sonreí de lado posando mis ojos en la señorita.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Cuando acabó la melodía apoyó su copa para aplaudir con efusividad. Realmente había sido fascinante. Había muchos más instrumentos en aquella orquesta, pero Emeraude sólo era capaz de escuchar aquel piano, aquella melodía totalmente desconocida para ella y los recuerdos que podría ejercer, una obra maestra adelantada a su tiempo.
Sonrió ampliamente al ver que Tristán regresaba junto a ella. Volvió a tomar su copa y bebió un sorbo pequeño. Al menos su presencia no había llegado a disgustarla. Todo lo contrario.
-No, ciertamente no lo mencionó. Pero supongo que cada uno debe guardar sus propios secretos.
No podía juzgarlo. Después de todo ella no le había contado que se alimentaba de sangre humana, ¿no?
Suspiró y sonrió amargamente cuando le preguntó sobre su baile.
-Terriblemente tedioso. ¿Ve por qué no me había presentado antes en sociedad? Los invitados a este tipo de fiestas son unos ridículos egocéntricos. Y una ya no sabe cómo librarse de ellos.
Sonrió ampliamente al ver que Tristán regresaba junto a ella. Volvió a tomar su copa y bebió un sorbo pequeño. Al menos su presencia no había llegado a disgustarla. Todo lo contrario.
-No, ciertamente no lo mencionó. Pero supongo que cada uno debe guardar sus propios secretos.
No podía juzgarlo. Después de todo ella no le había contado que se alimentaba de sangre humana, ¿no?
Suspiró y sonrió amargamente cuando le preguntó sobre su baile.
-Terriblemente tedioso. ¿Ve por qué no me había presentado antes en sociedad? Los invitados a este tipo de fiestas son unos ridículos egocéntricos. Y una ya no sabe cómo librarse de ellos.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
-No, ciertamente no lo mencionó. Pero supongo que cada uno debe guardar sus propios secretos.- Por supuesto, aunque mi pasión era un secreto a voces, como se suele decir.
Sonreí débilmente cuando comenzó a quejarse sobre su anterior acompañante de baile. Yo también era un poco egocéntrico cuando me ponía, así que me podía dar por aludido, eso me hizo gracia.
–Sí, la entiendo perfectamente. Pero será mejor que no evidenciemos nuestra posición. En fin,
estamos entre ellos no estaría bien ser descortés.- ¿cómo? Bebí de la copa distraídamente pensando en lo que había dicho, ¿había echado un capote a esta panda? Lo parecía ¿pero qué voy a hacerle? Ellos son los que me contratan… son dinero para mí, y punto.
-Imagino que esta no será la última fiesta a la que vayáis a asistir, solo diré que yo no estaré para salvaros la noche.- solté una ligera risa tomándola de la mano.-Es broma. Vamos, disfrutemos de la noche, ahora no importa nada más.- murmuré con una sonrisa categórica.
-Dicen que el Palacio tiene unos grandes jardines. ¿Quiere ir a verlos…o? mmmmh, quizá debería ponerse un abrigo.- comenté al sentir que aún estaba fría, bueno quizá no había sido la mejor idea.
Sonreí débilmente cuando comenzó a quejarse sobre su anterior acompañante de baile. Yo también era un poco egocéntrico cuando me ponía, así que me podía dar por aludido, eso me hizo gracia.
–Sí, la entiendo perfectamente. Pero será mejor que no evidenciemos nuestra posición. En fin,
estamos entre ellos no estaría bien ser descortés.- ¿cómo? Bebí de la copa distraídamente pensando en lo que había dicho, ¿había echado un capote a esta panda? Lo parecía ¿pero qué voy a hacerle? Ellos son los que me contratan… son dinero para mí, y punto.
-Imagino que esta no será la última fiesta a la que vayáis a asistir, solo diré que yo no estaré para salvaros la noche.- solté una ligera risa tomándola de la mano.-Es broma. Vamos, disfrutemos de la noche, ahora no importa nada más.- murmuré con una sonrisa categórica.
-Dicen que el Palacio tiene unos grandes jardines. ¿Quiere ir a verlos…o? mmmmh, quizá debería ponerse un abrigo.- comenté al sentir que aún estaba fría, bueno quizá no había sido la mejor idea.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
Edad : 41
Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Alzó una ceja inquisitiva al escuchar cómo defendía a los cortesanos allí concurridos. Le resultó gracioso. Seguramente ellos tenían a sus espaldas la misma descortesía que cualquier otro invitado. Estaba incluso segura de que lo merecían. A lo mejor así aprendían a dejar de inventar chismes y a cuchichear sobre lo que no sabían.
-No, desde luego que no es mi última fiesta. Sólo es la primera.
Correspondió a la sonrisa de Tristán dirigiéndole la suya propia y dejó que la tomara de la mano.
-Me encantaría ir a ver los jardines con usted. Y no os preocupéis por mí, estoy bien. Es sólo que... me enfrío muy deprisa. Pero tenéis razón, iré a buscar mi abrigo.
Que ya no sintiera la caricia del frío no quería decir que pudiera exhibirlo ante los ojos de un mortal.
-No, desde luego que no es mi última fiesta. Sólo es la primera.
Correspondió a la sonrisa de Tristán dirigiéndole la suya propia y dejó que la tomara de la mano.
-Me encantaría ir a ver los jardines con usted. Y no os preocupéis por mí, estoy bien. Es sólo que... me enfrío muy deprisa. Pero tenéis razón, iré a buscar mi abrigo.
Que ya no sintiera la caricia del frío no quería decir que pudiera exhibirlo ante los ojos de un mortal.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/09/2010
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Localización : En tus fantasíasn más humedas
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
-Vayamos pues.- Dictaminé en seguida guiándola hasta el ropero. Algunos invitados se nos quedaban mirando sorprendidos, “pasando” pensé con desprecio. Al llegar ella tomó su abrigo, y la ayudé a colocárselo perfectamente, ya de paso cogí el mío, las noches invernales no son para ir a pecho descubierto.
-Es una noche perfecta para estar encerrados ¿no cree?- Abrí la ventana de cristal que daba paso a los esplendidos jardines. Me giré un poco para ver si alguien nos seguía, algunas parejas se quedaron extrañadas, me daba igual.
Nos acercamos a una fuente que curiosamente estaba como un témpano de hielo. – Mmmh…- me asomé para ver mi reflejo congelado en aquella fuente. -¡Ja! ¡¿Ha visto?!- señalé escandalizado hacia el agua. -¡Los peces!- comencé a reírme descontroladamente. Me llevé la mano a la cara para mitigar el ataque, había como veinte peces de colores allí muertos de frío.
-¡Qué lástima! Congelados en el tiempo.- murmuré para mí mientras se me escapaban las lágrimas por la risa. –No tienen tiempo de sacar a los peces…pero ¡qué clase de personas son!- seguí riéndome rodeando aquella fuente, que más que fuente era un cementerio. Agarré bien el brazo de Emeraude y continuamos.
–Si tienes frío…solo dígamelo.- bromeé alzando las cejas. -Cuénteme qué es de usted.- pregunté sin más, teniendo en cuenta que yo nunca preguntaba cosas personales, era bastante raro, pero imaginé que le gustaría hablar, aunque mis pretensiones fueran dispares.
-Es una noche perfecta para estar encerrados ¿no cree?- Abrí la ventana de cristal que daba paso a los esplendidos jardines. Me giré un poco para ver si alguien nos seguía, algunas parejas se quedaron extrañadas, me daba igual.
Nos acercamos a una fuente que curiosamente estaba como un témpano de hielo. – Mmmh…- me asomé para ver mi reflejo congelado en aquella fuente. -¡Ja! ¡¿Ha visto?!- señalé escandalizado hacia el agua. -¡Los peces!- comencé a reírme descontroladamente. Me llevé la mano a la cara para mitigar el ataque, había como veinte peces de colores allí muertos de frío.
-¡Qué lástima! Congelados en el tiempo.- murmuré para mí mientras se me escapaban las lágrimas por la risa. –No tienen tiempo de sacar a los peces…pero ¡qué clase de personas son!- seguí riéndome rodeando aquella fuente, que más que fuente era un cementerio. Agarré bien el brazo de Emeraude y continuamos.
–Si tienes frío…solo dígamelo.- bromeé alzando las cejas. -Cuénteme qué es de usted.- pregunté sin más, teniendo en cuenta que yo nunca preguntaba cosas personales, era bastante raro, pero imaginé que le gustaría hablar, aunque mis pretensiones fueran dispares.
Tristán Evans- Mensajes : 355
Fecha de inscripción : 17/09/2010
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Localización : La Clave de Sol
Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Caminó con él hasta el ropero para recoger su abrigo. Le pareció un gesto encantador que la ayudara a ponérselo. Últimamente hombres con modales quedaban pocos. Tomó su brazo para salir con él a los jardines. Una brisa suave agitaba sus cabellos, pero no podía sentirla. A veces echaba de menos todo eso. A veces echaba de menos ser un ser humano normal.
Se llevó una mano a la boca al descubrir los peces congelados para reprimir la risa. No debería hacerle gracia, ciertamente, pero era imposible no encontrársela. Pobres animales.
-Eso es para que vea el aprecio que posee el rey por todo cuanto le rodea -comentó ella-. Tanto como lo ha hecho con los peces lo hace con los guardias. A la entrada he encontrado a dos pobres desgraciados muertos de frío recibiendo los carruajes. La etiqueta, no les permite abrigarse.
Volvió de nuevo la vista a los peces. Por eso no le gustaba la alta sociedad a la que se había visto obligada a pertenecer.
-No se preocupe, estoy bastante bien -le dijo, arropándose mejor en su abrigo. Le echó una mirada, sonriendo a medias. ¿Qué podía ser suficientemente interesante en ella para contarle-. Ciertamente no sé qué puedo contarle sobre mí. Mi vida en Francia se ha vuelto monótona y aburrida. Sólo un día como hoy se altera la rutina. Desde luego todo era más divertido en Transilvania. Una podía subirse a horcajadas sobre un caballo o enseñar los hombros y los tobillos sin que la llamaran puta. Lo cierto es que siempre he sido un poco... menos femenina de lo que puedo aparentar. Si esperaba encontrase una dama, se ha equivocado de mujer-
Le dirigió una sonrisa divertida. Ciertamente prefería la vida libertina a los estirados modales de las altas esferas.
Se llevó una mano a la boca al descubrir los peces congelados para reprimir la risa. No debería hacerle gracia, ciertamente, pero era imposible no encontrársela. Pobres animales.
-Eso es para que vea el aprecio que posee el rey por todo cuanto le rodea -comentó ella-. Tanto como lo ha hecho con los peces lo hace con los guardias. A la entrada he encontrado a dos pobres desgraciados muertos de frío recibiendo los carruajes. La etiqueta, no les permite abrigarse.
Volvió de nuevo la vista a los peces. Por eso no le gustaba la alta sociedad a la que se había visto obligada a pertenecer.
-No se preocupe, estoy bastante bien -le dijo, arropándose mejor en su abrigo. Le echó una mirada, sonriendo a medias. ¿Qué podía ser suficientemente interesante en ella para contarle-. Ciertamente no sé qué puedo contarle sobre mí. Mi vida en Francia se ha vuelto monótona y aburrida. Sólo un día como hoy se altera la rutina. Desde luego todo era más divertido en Transilvania. Una podía subirse a horcajadas sobre un caballo o enseñar los hombros y los tobillos sin que la llamaran puta. Lo cierto es que siempre he sido un poco... menos femenina de lo que puedo aparentar. Si esperaba encontrase una dama, se ha equivocado de mujer-
Le dirigió una sonrisa divertida. Ciertamente prefería la vida libertina a los estirados modales de las altas esferas.
Emeraude Van den Heede- Vampiro - Clase Alta
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Re: Presentada en Sociedad (Libre)
Reí entre dientes por lo que dijo de los guardias, que era cierto, quizá en parte tuvo que ver para que yo me colase esa noche. Escuché lo que tenía que decirme mientras miraba lo bien podadas que estaban las plantas, tenían formas dispares, no estaban mal.
- Desde luego todo era más divertido en Transilvania. Una podía subirse a horcajadas sobre un caballo o enseñar los hombros y los tobillos sin que la llamaran puta.-Abrí los ojos con una sonrisa, me la imaginé, vaya que sí.- Lo cierto es que siempre he sido un poco... menos femenina de lo que puedo aparentar. Si esperaba encontrase una dama, se ha equivocado de mujer- Comencé a reírme por todo lo que había dicho, cuando me calmé un poco me dí cuenta de que me había acalorado, pensé apoyarme en la fuente, pero no era la mejor idea.
-¿Qué decir?- pregunté haciendo una mueca cómica. –No…no, si ya estoy curado de espanto. Las mujeres con ese toque “rural” tienen su encanto.- me llevé la mano a la boca girando la cabeza a un lado. – Con mujeres como usted se pueden hacer muchas más cosas.- enarqué una ceja mostrándole las segundas. Pero dejé el tema a un lado.
-Con que Transilvania… me encantaría hacer una pequeña visita un día de estos.- ¿Un día de estos? Sí sabía perfectamente que no tenía tiempo para viajes de placer.
-¡Ah! No importa lo que la gente diga…si quiere enseñar los hombros y los tobillos está en su pleno derecho. Muchos de los que protestan…sencillamente es para no sufrir una terrible erección. – Reí de nuevo, me estaba pasando. –Si me permite decirlo.- concluí moviendo la mano a modo de disculpa.
- Desde luego todo era más divertido en Transilvania. Una podía subirse a horcajadas sobre un caballo o enseñar los hombros y los tobillos sin que la llamaran puta.-Abrí los ojos con una sonrisa, me la imaginé, vaya que sí.- Lo cierto es que siempre he sido un poco... menos femenina de lo que puedo aparentar. Si esperaba encontrase una dama, se ha equivocado de mujer- Comencé a reírme por todo lo que había dicho, cuando me calmé un poco me dí cuenta de que me había acalorado, pensé apoyarme en la fuente, pero no era la mejor idea.
-¿Qué decir?- pregunté haciendo una mueca cómica. –No…no, si ya estoy curado de espanto. Las mujeres con ese toque “rural” tienen su encanto.- me llevé la mano a la boca girando la cabeza a un lado. – Con mujeres como usted se pueden hacer muchas más cosas.- enarqué una ceja mostrándole las segundas. Pero dejé el tema a un lado.
-Con que Transilvania… me encantaría hacer una pequeña visita un día de estos.- ¿Un día de estos? Sí sabía perfectamente que no tenía tiempo para viajes de placer.
-¡Ah! No importa lo que la gente diga…si quiere enseñar los hombros y los tobillos está en su pleno derecho. Muchos de los que protestan…sencillamente es para no sufrir una terrible erección. – Reí de nuevo, me estaba pasando. –Si me permite decirlo.- concluí moviendo la mano a modo de disculpa.
Tristán Evans- Mensajes : 355
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