(Libre) ¿Alguien interesante?

- No soy un espíritu ni un demonio. La próxima vez probad a preguntar que qué soy o qué hago aquí... Os habría dicho la verdad y me ahorraría este sabor salado.

“Sí, claro. Como es tan fácil preguntar esas cosas… es lo más normal del mundo, sí señor. Todo el mundo sabe de la existencia de seres sobrenaturales y cada vez que ven un fantasma se les quedan mirando y dicen: -¡Hola! No había visto un fantasma antes por aquí, ¿qué tal te va todo?- ¡está muerto estúpido! Bueno, sí, tanto meterte en tu propia mente y mira las cosas que sacas como consecuencia. A lo que iba, que puedes decir a un crío y a un adulto que existen los hombres lobo, los vampiros, los espíritus, los windigos , las strigas, etc; el primero se pone a chillar y a llorar pasando un miedo atroz por las noches y el otro te envía a un manicomio. Ais… qué ingenua puede ser la gente a veces.”

-O estáis muy paranoica o sois una cazadora, para ir con sal a mano y utilizarla cuando conocéis a alguien.

“En realidad, llevo sal en mano porque me gusta echarle gran cantidad a las comidas. Malas costumbres- suspiro”

-Me inclino por la segunda opción, aunque no descarto que la primera también sea cierta. Así que supongo que en vuestra profesión se encuentra el motivo de esta visita, aunque igual me equivoque. Ahorraos las pruebas con plata, Katrina, no pasará nada, solamente me irritaréis... Ni con la luz del sol, ni con nada que no dañe a un humano.

Si hubiese sido profesional habría sacado mi revolver y le habría ahorrado todo el discursito, pero eso me había hecho descubrir que no era una persona normal. Una cosa por otra. Me había dado información suficiente.
Tras el fin de su “pequeño” discurso de sabelotodo - lo cual llegaba a extrañarme – solo pude arquear una ceja y mis labios dibujaron una sonrisa irónica. Tenía gracia la situación. Pero no respondí en lo absoluto.

- Mi nombre es Erzsebeth Harsányi... Supongo que tenéis derecho a saberlo, ahora que además del vuestro sé a qué os dedicáis.- tomé aire antes de hablar.

-Bien- dije bajando la cabeza y aclarando mi garganta. Volví a subir la mirada- Creo que me toca: ¿Quién os ha dicho nada de quién soy? ¿Quién ha dicho que no sois un demonio o espíritu? ¿Por qué el nombrar la plata y el daño que puede hacer? Ninguna de mis preguntas está con vuestras palabras, pero sé escuchar y lo que me dice mi mente- sonreí un poco y volví a lo mío- ¿Quién ha dicho tales barbaridades por las que podrían encerraros? Pensadlo bien Erzsebeth. ¿Vos pensáis que si alguien tiene sal en los bolsillos no puede ser por otra cosa que demonios y espíritus? ¿Qué si os tiran sal a la cara puede ser por protección propia o por una huida fácil en situación de peligro “o” en peligro causado por la propia mente?- respiré unos instantes y miré a Erzsebeth con seriedad- Os habéis arriesgado demasiado con vuestro discurso. Si en realidad no fuera quien en realidad soy, te habría tomado por loca- qué frase más filosófica, río interiormente, pero sigo con semblante serio- No debes arriesgarte con cosas tan delicadas.

Me tomé un leve tiempo para respirar y antes de que Erzsebeth dijera algo proseguí.

-Siento la pequeña regañina, debéis pensar bien lo que decís y a quién se lo decís. Soy cazadora, esta vez habéis tenido suerte de que no sea una humana corriente, pero puede que a la próxima no corras la misma- sonreí amablemente- Mi trabajo lleva gran responsabilidad y los pensamientos deben ser rápidos y precisos. No puedes fiarte de nadie, ni tú, ni yo, ni nadie. Es ley de vida. Puede que seas una vil mentirosa que se hace la víctima o puede que seas la persona más agradable que pueble Londres, pero debes comprender que lo que hago es por seguridad. Sé que aburro con mi charla, no hace falta que me lo digas si es lo que piensas, estoy acostumbrada a ello.- Sonreí apenada, pero pronto cambié el rostro a una sonrisa amigable- Siento si te molestó mi gesto anterior, ahora sé que no eres un… monstruo, pero… eres otra cosa, no eres una humana corriente, me lo afirmáis, ¿verdad?- dije con media sonrisa.

No sabía con exactitud qué era, y depende de lo que fuese y lo que hiciese a la gente, tomaba unas medidas u otras. Descubrir la verdad no era difícil, con una pelea siempre el enemigo saca sus mejores armas, pero primero iba a ver si lo conseguía por medio de la palabra.

Bueno, ya sabiendo que yo lo sabía me lo soltó todo. Por una parte me quedé más tranquila de que dijera que no era una nigromante, solo me faltaba eso, con las pocas ganas que tenía de enfrentarme con alguien a esas horas de la noche. Bueno, ¿pero quién se fiaría? Cierto es que con el poder que tiene un nigromante y sabiendo lo que yo era habría sido raro que lo fuera y no me hubiese atacado, por lo que quizás no era una "bruja malvada", todo era relativo, por supuesto.

-Además, a diferencia de otras brujas yo no controlo a los espíritus, así que prefiero no invocarlos.

-Es mejor no invocar a los espíritus, y menos aún cabrearles por ello, siempre se acaba arrepintiendo uno. Mientras te hagan caso bien pero como se opongan a tí... da gracias si ves la luz del sol un día más...

-Y lo siento por tus padres. A mi madre la mataron humanos normales y corrientes, de esos que defiendes. Y para eso no estaba la policía. Pero ahora me toca preguntar a mí... ¿Tú tienes tiempo libre? Te preguntaría que a qué lo dedicas, pero no estoy segura de que lo tengas.

-No te preocupes, ya lo he superado, hace ya unos cuantos años de eso. También siento lo de tu madre, sé que no es fácil que ocurran cosas así. Y... bueno, ¿tiempo libre? O lo paso investigando o lo paso bebiendo- arqueé una ceja mirando al suelo- No tengo mucha vida social, es lo que me toca por ser lo que soy, yo elegí esto y me atengo a las consecuencias- puse una sonrisa al recordar mi "tiempo libre", no era muy divertido y no siempre había ocasión de disfrutar un día, no!, aunque fuese una sola tarde para mí sola.

Me crucé de brazos mientras volvía a la realidad. Miré a Erzsebeth, ahora no la miraba como enemiga, sino como una compañera en aquella oscura noche. ¿Qué más podía pedir?

-Déjame hacerte una pregunta, tú... ¿qué magia usas?- dije con curiosidad- ¿Practicas vudú?