Una noche en compañia

Me senté en los escalones de aquella catedral, la escalera estaba empapada por la lluvia que caía en ese momento, pero ni siquiera me moleste en no mojar el vestido rojo quellevaba puesto.

Siempre llovía en Londres, era bastante natural, también llovía aquella noche la recuerdo como si fuera ayer…

Subía esta misma escalera con mi vestido blanco, era denoche y la catedral parecía brillar bajo la luz de la luna. Ningún invitado asistía a la boda, no me importaba casarme en secreto, ni lo que mi abuelo pensaría de ello. El jamás aceptaría esa boda por tratarse mi amado de un simple profesor y yo una marquesa.

“El”, me esperaba adentro, los nervios alojados en mi estomago no me dejaban pensar, yo solo subía radiante e inmaculada, sin saberlo que me deparaba el destino…..

Una lagrima roja rodó por mi mejilla al recordar aquellanoche, no me moleste en secarla, solo miraba la lluvia caer y pensaba, *Otra noche en soledad, ese era mi destino*

Otra noche, una dulce y solitaria caminata bajo una lluvia hermosa y oscura. Mis pasos apenas podian oirse por sobre las gotas que se rompian como cristales en el piso, ni un vampiro hubiera podido oirme aparecer de entre las sombras. Pese a estar todo empapado, el frio apenas lo sentia como una leve sencación en el cuerpo, mientras mis pasos em llevaban a la Catedral, no para resguardarme de las suaves gotas que recorrían mi cabello, sino para... En realidad, no sabía por qué iba hacia allá. Solo tenía el deseo de ir, mientras escuchara el eco de la lluvia sobre mi cabeza y su música salvaje, contrastando con los melodiosos y delicados sonidos de las teclas del órgano que podría tocar con mis dedos, en un roce que no podría contener.

Y así, pensando y ensoñándome por la oscura noche, acabé frente a las escaleras y la figura de una mujer. Me detuve silencioso, sintiendo de inmediato que se trataba de una vampira, y un deseo, una leve voz en mi cabeza que delataba su soledad. Me acerqué y sin querer asustarla, pese a que no tenía mucho contacto con otros de mi especie, me senté en las escaleras a su lado.

-Buenas noches, mademoiselle... ¿Le molesta si le hago compañía? Una dama a estas horas no debería estar sola...

-Buenas noches, mademoiselle... ¿Le molesta si le hago compañía? Una dama a estas horas no debería estar sola...


Una vos me sorprendió.Me di vuelta extrañada sin molestarme en limpiar mi rostro y descubrí parado frente a mí a un hombre rubio y apuesto, que me miraba amablemente.
Se trataba de unvampiro, no había notado su presencia al acercarse por estar perdida en mis pensamientos.

_Buenas noches _ conteste fríamente_ No debería, es verdad, pero creo que así tiene que ser.

Me quede mirándolo un largo rato, tratando de penetrar en su mente, pero no podía hacerlo. *seguramente se trataba de un vampiro tan o mas antiguo que yo* Pensé. Pero igual que a mi se podía percibir la soledad en el.

Una vez que pude ver bien su rostro, sus lágrimas rojas quedaron a mi vista. Lloraba. Pero no temía que otros se enteraran, también me lo dijo el frío tono de su voz. Aún así, seguí sonriéndole amablemente, aunque pronto mi sonrisa se volvió un poco melancólica y mi mirada, eternamente triste.

-Nunca podremos saber cómo tienen que ser las cosas... Pero la soledad, no siempre es una opción, señorita, podemos elegir estar acompañados... -le dije, volviéndome a mirarla a los ojos, sintiendo como intentaba entrar en mi mente sin éxito. Suspiré, un poco triste, todos los vampiros eran iguales...- ¿Por qué quiere entrar en mi mente?

_Nunca podremos saber cómo tienen que ser las cosas... Pero la soledad, no siempre es una opción, señorita, podemos elegir estar acompañados... -¿Por qué quiere entrar en mi mente?


Me pregunto aquel ser un poco decepcionado, sentí vergüenza por comportarme de esa forma así que le respondí enseguida.

_Disculpe, es que soy un poco desconfiada.

La vos de aquel hombre sonaba calida y triste a la ves en realidad no había querido leer su mente por desconfianza, al verlo me lleno de intriga y misterio. Era extraño lo que sentía en ese momento, a pesar de que apenas lo había visto sentía unas incontrolables ganas por saber todo de el. Pero mi cobardía no me permitía decírselo. Simplemente respire hondo y conteste...

_No me molestaría su compañía.

Asentí con la cabeza a su respuesta, volviendo a sonreírle, para luego soltar un prolongado suspiro. Desvié la vista hacia la calle, apenas visible entre las gotas de lluvia y la oscuridad de la noche, pensando aun por qué había dico "Creo que así tiene que ser". Yo, en mi vida, había dado esa frase por hecho. También estaba solo, tanto como ella.

-Gracias por permitirme acompañarla, yo también me encuentro muy solo... -Le susurré, observándola con una melancólica sonrisa- Mi nombre, es Luca Andreini, un placer conocerla señorita...

-Gracias por permitirme acompañarla, yo también me encuentro muy solo...- Mi nombre, es Luca Andreini, un placer conocerla señorita...

Aquellas palabras sonaron en mis oídosdulcemente, hacia siglos no escuchaba a nadie dirigirse a mí de esa forma. Se sentóa mi lado y me observo largamente, de su bolsillo saco un pañuelo de terciopelo azul y me lo ofreció estirando su brazo.
_ Muchas gracias_ le dije y tímidamente tome aquel pañuelo_ Mi nombre es Morella.

Seque mis lágrimas y me quede un largo tiempo observando el terciopelo teñido de sangre, luego gire la cara hacia donde el se encontraba y con una fingida sonrisa le pregunte…

_Dice encontrarse muy solo ¿Y eso por que?

Para mí, con todos mis años, no me era difícil saber cuando una persona fingía alguna emoción, además, ¿no era acaso lo que yo más hacía? Por eso supe que su última sonrisa era falsa, aquella mujer, vampira, guardaba más secretos y angustias en su alma de las que dejaba ver. Lo notaba, sus ojos hablaban por ella. Supongo que los míos también.

-Me encuentro solo, señorita, porque el destino así lo ha querido. Y también mi persona... -Mi corazón, pensé, para luego sonreírle levemnete con un deje de melancolía que no podía ocultar.

Me puse nuevamente de pie, mientras la lluvia menguaba un poco y el viento soplaba con fuerza. Lugo de observar fugazmente al vacío y la egrura del cielo por sobre el techo de la catedral, volví la vista hacia ella, quien en ese momento me pareció no un vampiro, sino sólo una humana perdida en su propia oscuridad. Como yo lo había estado cuando era un humano. Como mi madre lo había estado, con ese brillo solemne de soledad contenida y amarga resignación.

-¿Qué le parece, señorita Morella, si damos un paseo bajo la lluvia? Si desea, puedo escoltarla luego a su hogar, o puedo llevarla al mío y ofrecerle el calor de una estancia seca -le ofrecí, cambiando mi sonrisa por una amable y sincera, casi... inocente. Esa inocencia mía que tanto odiaba y que no podía evitar filtrar en cada gesto y sonrisa mía...

-¿Qué le parece, señorita Morella, si damos un paseo bajo la lluvia? Si desea, puedo escoltarla luego a su hogar, o puedo llevarla al mío y ofrecerle el calor de una estancia seca.

Me dijo sonriendo de una manera taninocente que sentimientos dormidos en mi se despertaron de inmediato pararecordarme que no todo era oscuridad en mi mundo de tinieblas.
No conteste solo me limite a observar sufigura tan perfecta y juvenil bajo la lluvia. Le sonreí y en mis ojos un brilloespecial ilumino mis pupilas, le tendí mi mano, el me ayudo a incorporarme yjuntos caminamos bajo la lluvia.
Cualquiera que nos hubiera visto hubierapensado que éramos dos jóvenes enamorados. Nadie imaginaria las almas condenadas que aquellos cuerpos bellos ocultaban.

Algo en ella reaccionó con mi sonrisa, lo supe al momento de ver sus ojos iluminados por un brillo especial. Su mirada se había tornado más bonita, más sincera. Pareciera que ella tomaba confianza en mí, sentí y me areció que ella me mostraba de a poco su verdadero ser con aquella sonrisa y gestos delicados.

No dije ni comenté nada, sólo seguí sonriéndole mientra ella tomaba mi mano y se incorporaba con lentitud, luego de haberme observado por unos momentos. Una vez que estuvo de pie, empezamos a caminar sin rumbo fijo, bajo la lluvia y en medio de una ciudad dormida, tan llena de sentimientos, miedos y emociones como nosotros, los vampiros.

La noche me pareció más intensa con ella a mi lado. Intensa en el modo en que parecía más mística e irreal, se volvía más hermosa y esa belleza provenía de mi acompañante silenciosa. Me pregunté por qué razón lloraría, qué era lo que le habría roto el alma para hacerle derramar aquellas lágrimas de sangre... Pero tampoco quería preguntar. Quería hacerle sonreír y hacer que olvidara lo que le halla pasado. Era una especie de sentimiento protector que había nacido en mí al sentir en ella el dolor de una mujer que todo lo ha perdido y que ya no sabe si continuar luchando...