Por los callejones [libre]

-El destino es la escusa de los débiles para no asumir sus propios actos- reí en silencio a su afirmación. Podía ser, no negaba aquella posibilidad. Pero llegaba a confortarme. Quizás el destino deparaba en mí aquel cometido, aquel pesado cometido que me traía desgracias y más desgracias. Sí… ¿sería yo quien dictara mi destino? Claro que sí, pero siempre me arrepentía de mis actos- Pero sí, nunca se sabe lo que puede pasar. Y de todos los errores se aprende, al menos, de todos los errores aprende la gente capaz de asumirlos.

-No todos los errores pueden asumirse, algún día quizás llegues a comprenderlo. Algunos te dejan un vacío infinito, te dejan sin existencias, te reconcomen la conciencia todo lo que pueden y más… esos errores son los causantes de muertes.- Por eso prefería cazar yo sola, suficiente tuve una vez, un pequeño error y la muerte de un compañero, era algo difícil de asumir, pero capaz de hacerte un mal eterno.

- Estas calles están llenas de criminales. Hay un hombre tras esa esquina... Supongo que intenta ser silencioso.- Fruncí la mirada débilmente, miré hacia la esquina, un cuerpo se escondía tambaleante. ¿Pretende atracar? Já, que lo intente.

-La vida te lleva a los más desdichados caminos que existen hoy en día. Me da cierta lástima, pero ellos no eligen serlo, al menos, no todos…- Yo elegí uno de los desdichados caminos de la vida, muerte, muerte y más muerte. Pero la moral subía cuando se trataba de acabar con monstruos que causan el caos.

Sin darme cuenta habíamos llegado al fin de la calle, de la esquina salió aquel muchacho, cuchillo en mano, amenazante, ultrajando y pidiendo dinero a costa de nuestras vidas. Suspiré, rogué que volviera por donde había venido, Sheila estaría por la misma labor que yo, imaginaba. Aquel muchacho se acercó demasiado a mí, no lo pude permitir. Di una patada al aire que acabó en la mano con la que sujetaba el cuchillo, éste cayó precipitado al suelo. Agarré su mano y le acerqué a mí dándole la vuelta. Como consiguiente, su brazo estaba en su espalda, si lo subía le haría daño, sí, incluso podría rompérselo. Mi otro brazo se puso alrededor de su cuello.

-Termina con esta vida de criminal si no quieres acabar en la horca, trabajo para la Iglesia, podría condenarte con una simple acusación…- susurré en su oído, empujándole hacia delante. El hombre cayó al suelo, pero se levantó con rapidez y salió corriendo.- Solo se necesita una amenaza para hacer ver los pecados de un hombre. Espero que siente la cabeza.

- No le haces ver sus pecados con una amenaza, sino el riesgo que entrañan. Es poco probable, pero tal vez siente la cabeza, y muera de hambre. O quizá consiga un trabajo en una fábrica. Tendrá una jornada laboral de doce horas, cobrará menos de lo que necesita para mantenerse y estará expuesto a sufrir algún accidente. Si no sienta la cabeza... Seguirá ganando la miseria que roba, exponiéndose a acabar en la horca. Qué curioso, las condiciones se parecen, solo que aquí trabaja menos duro...- interioricé las palabras de Sheila. Tenía razón en gran parte, aquel hombre podía sentar la cabeza o seguir como hasta ahora. Pero si hacía una u otra cosa, sería igual de desgraciado. Si se pensaba bien, no se ganaba mucho dinero trabajando, tenías que ser alguien especial y de familia adinerada para vivir bien. Pero si aquel hombre quería vivir, al menos, medianamente bien… lo tenía muy complicado.- No me extraña que las calles estén llenas de criminales y borrachos. Supongo que tienen que olvidar en qué mundo viven. Por cierto, buena llave, veo que sabes pelear. Él no es que fuera muy hábil, pero lo has inmovilizado perfectamente.

-Gracias, pero si aquel muchacho supiera alguno de los artes de la lucha, podría haberla contrarrestado fácilmente. Si no hubiera sido human..- silencié mis palabras al instante. La acababa de hacer buena… “Que lo deje pasar, por favor…”- Vamos, que habría que estar experimentado si quisieras deshacerte bien de llaves como el estilo- dije mirándola de reojo, cuidadosa, ¿se habría dado cuenta?- ¿Conoces algún sitio donde cobijarnos un rato? Tengo las manos entumecidas por el frío.

Preguntas, preguntas, ¿esperaba preguntas? Lo que sí sabía era que necesitaba preguntar a aquella mujer más cosas, no podía estar con alguien sin saber sobre él… Era algo que me inquietaba y llegaba a molestarme, pero que de momento, no podía remediar. Sería cortés y no haría preguntas Sheila, no al menos, hasta que ella rompiese el silencio con una pregunta.

- Sí, hay que estar muy experimentado para deshacerse de esa llave... O estar lo suficientemente calmado como para pensar y notar que las piernas están libres y pueden usarse. Aunque también hay que saber cómo usarlas. Y coincido contigo en lo del frío. No conozco demasiados sitios, y aquí no habrá nada "de calidad", pero creo que hay una taberna en la siguiente manzana.

Parecía no haberse dado cuenta, o en cambio, parecía no saber del tema o no querer sacarlo. Lo preferí. No quería estar respondiendo mentiras cada dos por tres, finalmente, siempre se te acaba descubriendo, y más a mí, que no sabía mentir (no por mucho tiempo).

Acepté las palabras de Sheila, una taberna en la siguiente manzana, sí, necesitaba entrar en calor, y no había nada mejor que el alcohol para hacerlo. Podrían llamarme borracha y miles de cosas más, pero me había acostumbrado tanto al alcohol que no me afectaba de ese modo, simplemente, me relajaba, me hacía entrar en calor o ahogaba mis penas. Siempre había algo bueno en las cosas malas, ¿o no?

Anduvimos por la calle hasta llegar a aquella taberna que había nombrado Sheila. En efecto, al entrar, se vio un ambiente típico de las tabernas, como ella dijo “de calidad”. Solo faltaba ver si sus bebidas eran de buena calidad. Me acerqué a la barra, nos miraban mal. Ver a dos mujeres en aquellas horas de la noche y en un lugar así les desconcertaba, a mi no me importaba que me mirasen, que digan lo que quieran, yo seguiría siendo así de liberal, en cuanto a la sociedad.

-Un buen vaso de ginebra, por favor.- Estaba tan acostumbrada al vodka que necesitaba una bebida nueva para probar “sus efectos”. Nada más me lo trajo, lo bebí de un trago, que proeza, quemaba la garganta como el vodka, se daban mucho la mano, por lo que pedí la botella al tabernero.- ¿Quieres tú también Sheila?

- No, gracias- dijo rechazando la propuesta - Tal vez luego pida un vaso de cerveza, pero ahora no me apetece beber nada. Y no quiero gastarme demasiado en alcohol, no me gusta desperdiciar el dinero.- Asentí. Cada cual era libre para hacer lo que quisiera, por lo que yo seguí con la botella de ginebra en la mano, echando el contenido de ésta en el vaso.

Me quedé en silencio durante bastante tiempo. Ninguna queríamos hablar sin que la otra lo hiciera, muy normal ¿no? Estaba segura de que ella escondía algo, como yo lo hacía. Revelar a un desconocido quién eres y a qué te dedicas no es fácil… Podía acabar malamente, las dos lo sabíamos. En eso se parecía mucho a mí, testaruda y cuidadosa, aunque a mí la segunda me costaba un poco más, solía meter la pata en innumerables ocasiones. Ese error iba enmendándose poco a poco. De momento, seguí bebiendo ginebra como una cosaca, no me importaba lo que los demás pensaran, no… Solo me importaba yo y mis acciones. Beber alcohol me afectaba menos que a los demás, el cuerpo se acabó acostumbrando, pero si bebía más de la cuenta… ya no era dueña de mis actos. Así que opté por dejar de beber.
Bien… ¿y ahora? Sheila… Tanto silencio… ¿Debería preguntar? Mala idea… o tal vez no tan mala. Debía elegir y mediar bien mis palabras, si aquella mujer escondía algo, estaba segura de que no sería tan fácil descubrirla… Pero ¿quién dice que no deba intentarlo?

-Dime Sheila, ¿piensas formar algún día una familia?- quizá creyera que me dejaba llevar por los efectos del alcohol, craso error, pero era una escusa- Es raro que una muchacha tan bonita esté en las calles y vista de esta manera. Pero qué diré yo, a mí me dicen lo mismo. Pero… no, creo que se equivocan. Si somos así es por algún motivo… ¿Cuál es el tuyo? ¿Delincuente, trabajo bien remunerado que lo implique, fetiche…?- ¿colaría? Ahora lo comprobaríamos…

Off: Me has matado de risa xD, es muy bueno jajajaja. No te preocupes, yo no soy de las que te cuentan sus penas xDD: "Por favor, que no sea una borracha... Que sepa beber, que sea de esas personas que saben cuál es su límite. Me niego a terminar hablando con alguien que no se sostiene en pie ni recuerda su apellido"

- Comodidad. Poco me importa lo que digan o si es raro que siendo... "bonita"- reí. Me hacía gracia que aquella mujer se pareciera tanto a mí, ¿mi alma gemela? Dios mío, alguien igual que yo… eso sería exasperante.- Pero un vestido dificulta mucho los movimientos, y un corsé la respiración. Además, no soy de una clase que deba preocuparse por los escándalos. La gente que me ve por la calle murmurará y dirá lo que quiera, pero, ¿qué importa? No me voy a morir por ello.- ¿qué decía? Tantas semejanzas me asustaban, y más cuando se referían a mí… Pues eso llevaba hacia una pregunta: “¿es un cazador, o sabe sobre el mundo sobrenatural?”. Miedo me daba-¿Y tú? Tampoco vistes como supuestamente debería hacerlo una mujer. ¿Acaso eres una delincuente, como has preguntado antes? ¿O la Iglesia te pide o exige que vistas así?

-La Iglesia ni me mira a la cara.- y tenía mucha razón. A ellos, lo único que les importaba era que aniquilase a los seres inmortales y que pecaban contra Dios (brujos/as y hechiceros/as).- Yo visto como quiera, nadie me “puede ordenar” que lleve o haga algo. Se tragarían sus propias palabras- reí finalmente. Recordé aquella vez que “me ordenaron” ponerme ropa de mujer. ¿Y cómo narices iba a luchar yo con un vestido? A veces, reconsideraba la capacidad mental de los hombres y que, se hacían ver más tontos de lo que eran.- Los vestidos y el corsé solo me lo pongo cuando es estrictamente necesario y a veces, ni eso. Estoy muy incómoda con esos ropajes. Y no, no soy una delincuente… más bien, todo lo contrario- aunque la mayoría de las veces me miraban como si lo fuera.

Si supieran que quitaba a la escoria con la que peligraban sus vidas… todo cambiaría. Pero el mundo no es justo, ni nunca lo será. Me di cuenta que no respondió a la pregunta de “la familia”, ¿habría dado en su punto débil? A mí me daban escalofríos pensar en una familia, más siendo lo que era… me resultaba un trabajo más difícil que la cacería. ¿A ella le sucedería lo mismo?

- ¿Todo lo contrario a una delincuente? Técnicamente eso significa "policía". O tal vez lo interpretes como alguien que trabaja para la ley, o en contra de los delincuentes. O ambas opciones- sonreí tras sus suposiciones. Ojalá fuera tan fácil- ¿Sueles preguntar a las personas con las que te cruzas si visten como sea porque son delincuentes? Si los delincuentes fueran sinceros, sería más fácil atraparlos.

-No. No suelo entablar conversaciones, por lo que no hago preguntas. Y no, no soy “policía” pero algo parecido. Sí, aniquilo la delincuencia de las calles, el tipo de delincuencia que provoca asesinatos y masacres. La Iglesia me contrata para que mantenga el orden en el nombre de Dios. Pero yo actúo según mi criterio. No me gusta eliminar a personas inocentes, va en contra de mi moralidad. Quien esté “en contra de Dios” debe morir, por así decirlo.- algo muy técnico. En cuanto aquello, se refería a todo ser que para la Iglesia fuera anormal e inconcebible, algo que no debía permanecer en el mundo, y que pecaban contra Dios.

- Así que la Iglesia afirma que debe morir quien esté en contra de alguien qué, según creo recordar, murió para salvarnos y dijo que nos amáramos entre nosotros. Aunque supongo que considerarán que quienes provocan "asesinatos y masacres" se han condenado ellos solos y no aman a los demás, por lo que, siguiendo el clásico "ojo por ojo, diente por diente", deciden matarlos...- Algo parecido… Cada vez se acercaba más a mi secreto, y no dudaba de que pudiera saberlo ya. Yo también tenía mis dudas sobre ella. ¿Qué era? ¿Era una cazadora? ¿O un ser inmortal que sabía actuar? Aún me faltaban ver algunos aspectos que la delatasen.- Bueno, si ese es el caso no te daré mucho trabajo, no tengo nada en contra de ninguna divinidad, ya que no influyen en mi vida, existan o no.

-A mi no me importa que alguien crea o no crea en alguna divinidad, cada quien es libre para elegir qué creer, pero no en esta sociedad…- Y yo creía, más bien porque conocía pruebas de su existencia. Existían demonios, y por supuesto, cualquier cosa religiosa les afectaba hasta tal punto de hacerles sufrir. Eso quería decir algo ¿no? Mi fe era absolutamente fiel hacia el todopoderoso, debía creer si quería usar sus armas- Pero cuando te pagan por algo haces cualquier cosa para obedecer “órdenes”, aunque aún sigo diciendo, que elijo según mi criterio. ¿Y tú, qué clase de trabajo realizas?

Necesitaba hacer algo para entretenerme, si no tenía algo en las manos no pararía de beber, y ya había bebido suficiente, sabía cuando parar y aquel era el momento. Abrí mi gabardina y saqué la daga de plata que llevaba guardada dentro. Comencé a hacer “malabares” con ella en la mano. Percibí… ¿cierta tensión? La miré de reojo, se había puesto algo nerviosa. Puede que su semblante fuera igual de indiferente que antes pero su mirada… Medio sonreí. Espera su respuesta Katrina…

- Negocios de todo tipo... Pequeñas inversiones y tratos con algunos nobles. Y, si puedo ganarme algún dinero extra sin demasiados problemas, acepto algún que otro trabajo físico, se me dan bien- sí… tratos con nobles. Sabía qué tratos podías hacer con nobles. Asesinos por dinero, era lo más normal. Los nobles no solían juntarse con gente como ella o yo, aunque eso cambiaba cuando necesitaba los servicios- Espero que esos borrachos –miré hacia donde indicó- no sean de los que piensan que las mujeres no debemos ir armadas e intenten quitarte la daga por mostrarla tan abiertamente. Alguna vez he estado a punto de acabar en una pelea por cosas por el estilo.- reí por el comentario.

Era cierto, pero aún así no se atreverían a acercarse, y si lo hicieran, no acabarían muy bien parado. Nadie notablemente humano podía ganarme cuerpo a cuerpo, por lo que miedo no tenía. ¡Qué narices! ¡Que se acerquen, así tendré con quien desquitarme un rato! Buah… una causa perdida, ¿para qué iba a manchar mis manos con gente que en realidad no estaba a mi altura? Fracasados.

-Bueno, no me importaría comenzar una pelea, tengo las de ganar- un último movimiento con la daga y la clavé bruscamente en la madera de la barra, apoyé el brazo en ésta- Tampoco creo que seas una mujer a quien le importe lo que opinen bárbaros como aquellos, por lo que no tienes que preocuparte.

Bebí un trago más. Observé de reojo a los borrachos, un movimiento en falso y les dispararía a la cabeza. Pero qué bestia soy, dejémoslo en la daga clavada en el corazón. Miré a Sheila, se había calmado un poco cuando dejé la daga en la barra. Pero yo sabía que su preocupación seguía en pie. ¿Sería lo que yo creía que era? Era arriesgado hacerle un corte para darme cuenta, ¿y si me equivocaba?, ¿y si no? Tendría que pensar muy bien mis acciones. ¿Y si nos internásemos en una pelea y ocurriese “un accidente”? Mmm… No era mala idea. Dejé al descubierto el arma que tenía en la gabardina con solo abrirla un poco. Aquellos muchachos se pusieron alerta y… se acercaron, como creía. ¿Íbamos a tener guerra? Me gustaba la idea.