Deep Shadows & Brilliant Highlights

Su perturbadora paz y soledad logra, como siempre, absorberme. El cementerio Lafayette, tan solitario, ta hermoso en su penumbra y en su lobreguez, siempre logra ser un lugar tranquilo para mí, en donde puedo pensar y refleccionar en paz, sin las constantes críticas de Lestat ni los ojos inocentes y llenos de infantil curiosidad de Claudia. "Mi amada, mi pequeña. Aún me cuestiono, mientras tú juegas o ríes o lees, cómo es que pude hacerte esto", pienso mientras me encuentro de pie frente a mi tumba vacía. "Y aún me cuestiono, también, cómo es que pude hacerme esto a mí mismo, dejar que Lestat y su encanto me sedujeran..." Qué cruel es la desesperación. Y qué desesperante, es el dolor.

Un suspiro. Una mirada a la luna apenas visible por la cortina de nubes que la cubren en este invierno. Y luego, un ruido que me hace sobresaltar, aunque aún se encuentra lejano quien se pasea por las tumbas. Me pregunto, "¿Quién podrá ser a estas horas? De seguro no han de ser Claudia ni mucho menos Lestat... ¿O sí?" Aguardo un poco confuso y alerta, pues es primera vez luego de casi dos décadas, que me encuentro acompañado en este cementerio. Nunca nadie más que yo había estado paseándose por aquí en la noche. Ni mucho menos, en una tan fría como esta. Sólo aguardo, también, motivado por una curiosidad que no sabía que poseía.

Acostumbrada a la noche, el frio que yo no sentía nunca, pero aun así el aire me confortaba Salí a caminar sin rumbo hacia el cementerio un lugar donde había paz, donde nadie te observaba por lo que hacías o mirabas los humanos eran muy extraños ellos aunque no tenían una mejor vista que los de nuestra especie observaban todo detenidamente para no perderse ningún detalle, sonreí recordando a los humanos y sus imprudencias.

Esa noche la luna no favorecía, una extensa ola de nubes cubría la gran parte de ella, estaba saciada acababa de alimentarme un dama había sido producto de mi satisfacción, tome una piedra y caminando sin saber donde iba las tiraba con fuerza al suelo, yo misma me divertía con mis tonterías, entraba y salía de las tumbas vacías, lo hacía con toda la confianza porque nadie pisaba el cementerio de noche los humanos eran tan cobardes tenían leyendas en las que claro los de mi especie estábamos metidos, Salí de una de las tumbas y note a alguien era un joven lo note por la figura, -“otro vampiro mas” – pensé y me acerque a asegurarme

Buenas noches – dije y espere alguna respuesta

Mi mirada atenta apenas si pudo vislumbrar la sombra de una mujer, a veces sentía que pese a que mis sentidos se habían agudizado sobremanera al recibir la sangre de Lestat, no eran tan agudos, no al menos comparados con los de mi creador e incluso algunas veces con mi pequeña Claudia. Y mis pensamientos otra vez, se dirigían a Lestat y sus mentiras e hipocresías, pese a estar también con la mente ocupada en la figura humana que tenía frente a mí.

Por fin fue visible y me encontré frente a una mujer de cabellos cortos y porte elegante, la cual, sin embargo, no parecía humana. La piel pálida, el cabello opaco y ninguna escencia o aroma de sangre que proveniera de su persona... Todo eso, y el hecho de que su corazón si quiera era audible, me hizo estremecer, pero no de miedo. Un sentimiento, estaba seguro de que aquella mujer que ahora me dirigía la palabra, también era una vampira, como Lestat, como Claudia y como yo.

Me parecía difícil de creer, Lestat jamás nos había hablado de la existencia de otros como nosotros, y si de repente me parecía que hacía alusión a otros vampiros tal vez inexistentes, éstos se hallaban en Europa. No en América. Ni mucho menos en New Orleans. Aunque... en el fondo, sabía que no podíamos ser los únicos. Eso era verdaderamente lo imposible, y lo improbable.

-Bonne nuit, mademoiselle -le saludé, con una cortés sonrisa y luego una leve inclinación de cabeza, sin saber si acercarme más a ella o no. "¿Sería aquella vampira como nosotros? ¿Seríamos iguales todos los vampiros?", me pregunté, pero por prudencia aunque sin querer ser descortés, mantuve las distancias.

Ya no era tan asombroso para mi ver un vampiro había ya conocido a una niña hasta ahora me asombro el saber que alguien convirtió a una niña, esta niña llamada Claudia me dijo que habían dos mas como ella, pero no podía disimular mi asombro al verlo hacia años que no tenia el agrado de cruzarme a los de mi especie aunque esto me daba algo de miedo y preocupación, porque yo tenia que ser muy cuidadosa al alimentarme no sabia que tan cuidadosos eran ellos, llevaba tiempo viviendo acá y no había dado indicios de desapariciones era extremadamente cuidadosa

El me saludo y yo asentí a su saludos inclinando poco la cabeza - Bonsoir, monsieur, mon nom est Amanda – le correspondí el saludo muy cortésmente el era como Claudia muy educado y amable .- “seria el el tal Lestat o Louis de le que tanto me hablo aquella noche Claudia” – pensé mirándolo a los ojos, su mirada era recatada, distante pero muy segura, el era distinto a Claudia era mas aislado mas distante

Frncí levemente el ceño, pero aquella criatura inmortal parecía ser igual a nostros, educada, inteligente. No como las criaturas que me imaginaba. Decidí acercarme un poco más, sólo un poco, pues aún sentía cierto recelo al hallarme frente aun ser totalmente desconocido, pese a conocer su nombre. Y decidí, por supuesto y de acuerdo a los patrones de la cortesía, darle a conocer mi nombre.

-Un plaisir, Mademoiselle, je suis Louis d'Pointe du Lac -me presenté, pero algo detuvo mis pasos al acercarme a ella, dejándome a menos distancia de su persona.

Había captado en ella una escencia conocida y demasiado familiar, y por sobre todo, el perfume que mi pequea Claudia solía usar y que no era muy común. "¿Claudia?", me pregunté, viéndola más detenidamente. Estaba seguro de que era su escencia infantil la que captaba. ¿Cómo podía ser eso posible? ¿Había estado acaso con ella, con mi nña? Un instinto sobreprotector afloró en mí, y también una curiosidad por quien tenía al frente.

-Disculpe la intromisión, Mademoiselle Amanda, pero, ¿conoce usted a una pequeña niña de nombre Claudia? -no pude atenerme de preguntarle, observando sus ojos tan fijamente como ella observaba los míos.

Era muy cuato mantenia siempre su distancia, yo no sabia si era miedo no podria tenerlo eramos iguales sabiamos lo que teniamos ambos, su desconfianza la percibia pero el no la demostraba en aquellos ojos perdidos, que pareciera que no sabe donde esta ni con quien esta, pero era solo eso la mirada porque respondia todas y cada unas de mis preguntas sin equivocacion alguna , su nombre se me hizo conocido lo haboia escuchado antes claro que si , no olvidaba nunca nada, Claudia me habia mensionado a un Louis, no podria ser coincidencia eran dos caballeros y una dama, -"somos tres y andamos juntos" - recordaba lo que me habia contado Claudia aquella noche en nuestro encuentro en un restaurant.

Al momento que se me acerco, apenas ya que como siempre su distancia estaba de antemano, me miro con recelo su mirada era penetrante como si hubiera descubierto algo en mi, me mirada directamente a los ojos y yo no le bajaba tampoco la mirada, iba a hablar cuando me interrumpio con su pregunta, me pregunto por quien pensaba estaba yo en lo cierto el conoccia a Claudia, ella me habia hablado justamente de el Louis,
- Yo se quien eres y se quien es Claudia, la conoci de casualidad en un restaurant y me hablo de ustedes - sonrei - es un honor poder conocerte tambien - finalize mientras lo miraba y descubria que era el aroma de Claudia aun en mi el que lo habia hecho deducir tal cosa

Me sorprendió, aunque esperaba una respuesta afirmativa. Claudia sabía de otros vampiros. Había otros vampiros y estaban aquí mismo, en New Orleans... Y esta situación me hizo pensar otra vez en la inutilidad de Lestat, me hizo cuestionarme el por qué de que siguiéramos juntos... Tal vez sólo por la presencia de Claudia. Sólo entonces, todo tuvo sentido, o lo que creemos que es el sentido y la razón por la cual hacemos las cosas.

Lestat había creado a Claudia para que yo no me marchara de su lado. Sabía que mientras ella estuviera y nos necesitara a ambos, no me marcharía. Pero lo que no alcanzaba a entender era: "¿Por qué Lestat no quería dejarme marchar, habiendo otros vampiros aquí mismo, en New Orleans?" Esa sería ahora mi incógnita.

Pero lo otro, el hecho de que hubiera más vampiros, y que Claudia y yo supiéramos, le jugaba en contra. Ahora, podría saber mucho más sobre mi especie, sobre mí mismo. Había otros vampiros, otros que podían ser más como yo y menos como Lestat, que sintieran la experiencia de ser un vampiro como algo hermoso y admirable. Otros que experimentaran los cambios y que sintieran, no como Lestat, que definitivamente no sentía nada. Volví a sentirme como un mis primeros meses de vampiro. Maldito, sí, pero con esperanzas.

Le sonreí a la señorita, más relajado, sintiendo una chispa de esperanza en años de oscuridad. Terminé de acercarme, siempre precavido y alerta, pero ya con la confianza suficiente. Si Claudia había estado y hablado con ella, entonces mis temores eran infundados.

-El honor es mío, Mademoiselle, por encontrarme por fin frente a otro de mi especie, y sobre todo, frente a una dama como usted.

Le sonreía mientras lo miraba detenidamente, su mirada era inexpresiva perdida estaba segura que estaba ensimismado en estos momentos en sus propios pensamientos en que pensaría seguramente en Claudia ya que cuando le comente que la había conocido se había quedado pensando por unos minutos, mientras el seguía en ello yo lo observaba pareciera que tenia años de existencia de que año seria, no lograba entender sus gestos que mostraban confusión y dolor a la vez de un momento a otro lo note más relajado y menos tenso como si confiara mas en mi se acerco un poco mas.

-Hace cuanto no vez a uno de los nuestros, que te causa tanto el asombro – continúe – yo prefiero siempre evitarlos no nos conviene ser descubiertos por humanos – le dije mientras sonreía – estas muy apresurado o deseas contarme sobre ti me asombro mucho ver a una pequeña como vampira y se por Claudia que ustedes siempre andan juntos

Observé su permanente sonrisa mientras ella hablaba, todo me parecía extraño y por sobre todo, el hecho de que ella hablara con esa naturalidad sobre otros vampiros, como si fuera diario el encontrarse con ellos. En cierta forma, me sentí ridículo por haber pensado tanto tiempo que podríamos ser los únicos, por haberle creído a Lestat tanto tiempo pese a mí mismo. Liberé un suave suspiro antes de responderle a aquella mujer-vampira.

-En verdad, Mademoiselle, es primera vez que me encuentro con un vampiro que no sea mi creador o mi hija, por eso me asombra tanto su presencia –le dije, haciendo una pequeña pausa antes de continuar- No estoy apresurado, aunque sí, usted me causa curiosidad y me gustaría conocerla mejor…

Claramente. Si podía saber un poco más de nuestra especie, si podía por mí mismo descubrir a otros y ser menos dependiente de Lestat, no quería dejar ir la oportunidad. Claudia obviamente no lo había hecho, si le había hablado de nuestra familia a ella.

-Así es, vivimos juntos como una familia inmortal y estamos juntos, pero no siempre. Este es uno de esos casos, como puede ver, nadie me acompaña… -dije, con un tono de leve tristeza que a último momento supe disimular- ¿Le molestaría si le invito a dar un paseo por New Orleans? Sería una buena forma de poder charlar sin llamar la atención…

Me preguntaba interiormente como es que alguien de una especie en la que podría estar en el sitio que desease no sabía que tanta cantidad de vampiros existía en alguna zona, o al menos tener una idea, si era fácil poder reconocernos entre nosotros, llegue a pensar que tal vez el había sido engañado u obligado a permanecer bajo techo sin salir por mucho tiempo, viviendo en su eterno y único sueño. Su suspiro me llamo la atención y lo mire más detenidamente mientras me comentaba lo extrañado que estaba de saber que habíamos mas de nuestra especie que no fueran él su hija o su creador, fue cuando caí en la cuenta que había dicho hija – hija caballero? – lo mire con curiosidad sabia que se refería a Claudia así como también sabia que nosotros no procreábamos.

Era curiosidad mía saber cómo es que vivía sin salir a la calle como era que se alimentaba sabíamos que éramos depredadores condenados por un Dios a vivir eternamente, pero yo durante mas de cientos de años había viajado por el mundo a través de los humanos inconscientes, en busca de sentirse alguna vez una de ellos buscando alguna sensación que la hiciera olvidar su condena, - no podría molestarme, ha sido hasta el momento muy amable y aun tengo muchas preguntas que hacerle, estoy interesada por saber de Usted. – le dije esperando tener todas las respuestas a mis preguntas – Podría demostrarle que en esta ciudad no solo habitan humanos y vampiros – le dije par luego ofrecerle una amable sonrisa

Asentí a modo de respuesta a su pregunta antes de hablar, supongo que le sorprendió a aquella dama que hablara de Claudia de esa forma pero era algo que tampoco podía evitar, pues prácticamente ella era mi hija. Así la había adoptado y así, de esa forma, era como la quería.

-Sí, Mademoiselle. Amo a Claudia como si fuera mi hija -le dije simplemente a modo de explicación, mientras ella parecía bastante concentrada observándome, para luego volver a hablar para responder a mi invitación.

-Yo también estoy muy interesado por saber sobre usted -le dije, para luego ofrecerle mi brazo cortésmente para que caminara a mi lado. Esperaba que aquel gesto de cortesía no le molestase.

Entonces, su nuevo comentario me llenó de indisimulada sorpresa. ¿No sólo vampiros y humanos? ¿Qué otras criaturas podrían existir? A pesar de todo, me encontraba presa de una enorme fascinación, por lo nuevo, por todo aquello que se presentaba fresco y claro ante mis ojos. La sonrisa de ella me hizo sonreírle también.

-Me encantaría que me mostrase qué más hay, sería toda una... Experiencia para mí, Mademoiselle. Como todo lo que significa ser como nosotros -le pedí. Me sentía como un neófito, como si acabara de abrir los ojos y dejara de ser humano. Volvía a sentirme fascinado y ansioso por saber, por contemplar todo lo que se presentaba aquí, frente a mí. Y por un momento, aquella tal vez infantil fascinación me hizo olvidar gran parte de mis dudas y iedos, del hecho de que era un condenado que debía tarde o temprano alimentarse de las criaturas de Dios.

Su respuesta con respecto a Claudia, aclaro todas mis dudas, si bien era cierto que mi pregunta habia sido tonta pero Claudia tambien se habia referido hacia el como padre, apenada se disculpo - disculpe la pregunta, no era mi intencion meterme en cosas personales - dijo y agacho la cabeza por un momento.
Mi brazo se entrelazo con el suyo, me dispuse a caminar a su lado, la confusion invadia su rostro, el no comprendia a totalidad lo que yo le estaba diciendo, sabia que habrian muchas preguntas con respuestas largas para dar.
-Somos unos seres, sin vida, ni alma, ni sentimientos, estamos condenados para vivir en la oscuridad, creo que lo unico que tenemos de especial son nuestros sentidos y nuestro instinto de caza asesino- Amanda suspiro, sabia que no podia llamarle especial a sus instintos que solo la llevaban a asesinar con la finalidad de alimentarse y vivir
- cuanto tiempo tienes como vampiro y de donde eres - le pregunto Amanda mirandolo, queria saber que era lo que el pensaba