Iracebeth D. Wilde

- Nombre:
Iracebeth Dianne Wilde.

- Edad:
24 años.

- Especie:
Humana (bruja).

- Clase Social:
Media.

- Avatar:
Eva Green.

- Lugar de Origen:
Londres; Inglaterra.

- Poderes:
Tiene especial talento para realizar invocaciones, ya sean tanto para demonios como para otros entes más inofensivos. Para variar, sus poderes de curación son bastante probres (por no decir nulos).

- Descripción Física:

Spoiler:

El rostro pálido de Ira se encuentra enmarcado por una espesa melena castaña, que hace resaltar el color de su piel y sus labios. Posee unos llamativos ojos claros de un color entre verdoso y azulado, y debajo de ellos casi siempre encontrarás unas discretas (y a veces no tanto) ojeras oscuras. Sin embargo, esto no afea su rostro. En cuanto a su figura, si bien no es Miss Inglaterra es una mujer bastante envidiable, y como buena samaritana que es se ah aprovechado de ello pero todo en su justa medida: no quiere revivir ciertos recuerdos.

- Descripción Psicológica:
Ira es una mujer por demás nerviosa, de un carácter sumamente inestable y en verdad nadie puede culparla por ello. Nunca soportó a las personas tranquilas y probablemente no comience ahora, pero tampoco soporta a las personas como ella: realmente, no sabe lo que quiere.
En ocasiones tiene los arranques de una niña de seis años pero trata hacerlo todo lo mejor posible: por ella, y por su niña de seis años. En cuanto a primeras impresiones puede parecer muchas cosas, desde fría e indiferente hasta grosera. Lo cierto es que Ira jamás podrá quitarse sus furias y enojos de encima, ni hablar de su ira. Aun así, en ocasiones puede ser sumamente cariñosa con sus seres queridos (que son casi nulos en este mundo) y hasta comprensiva. Sin embargo, nunca dejará de ser esa niña caprichosa con una infancia lamentablemente perdida… solo que ahora no es una niña. Ahora es una mujer con poder, que puede manejarlos y puede conseguir todo lo que se proponga. O bueno, casi todo…

- Orientación sexual:
Bisexual; con una vida al lado de alguien como su padre ya ah tenido suficiente sobre hombres-cerdo.

- Historia:
Iracebeth nació en una noche de Julio, y aquella noche fue la última que vio a su madre en vida. Por aquel entonces, su madre y su padre vivían en una modesta casa de las afueras de Londres, increíblemente conseguida gracias a su madre y no a su padre. ¿Por qué? Bueno, la mujer resultaba ser muy habilidosa con las pócimas curativas y demás; prácticamente todos en los alrededores la querían por ello y le agradecían… en ocasiones, hasta con modestas sumas de dinero. Sin embargo, a pesar de sus habilidades, Edith era una mujer débil atada a un hombre abusivo y alcohólico. Sí, Edith era una bruja, pero una demasiado débil. ¿Acaso podía hacer algo más que pócimas? No; su misión en aquella vida era cuidar de los demás y así lo hizo hasta el último de sus días. Podría haber evitado todo aquello, podría haber salido adelante en su vida sola, pero no lo hizo. El resultado de aquello fue una infeliz vida con un hombre que no la apreciaba, golpes, insultos, y finalmente una muerte. Extrañamente, Edith fue muy feliz al momento de morir.
Regresando a Ira, no tuvo otra opción que criarse junto a su padre en un lugar lejano a donde había nacido: sin su madre, difícilmente podrían mantener aquella pequeña casa. Además, los vecinos que habían amado a su madre parecían odiarla. No hubo opciones, aun cuando ella no podía caminar por si misma se vieron obligados a mudarse a una zona aun más pobre. Allí transcurrió casi la totalidad de la vida de Iracebeth. Con los años llegaron los llantos, los golpes y progresivamente, las violaciones. Sin embargo, estas últimas no parecían ser movidas por el deseo de su padre, si no que simplemente por la ira. El hombre se saciaba con prostitutas de toda clase; con su “hija” simplemente quería verla sufrir. Y sufrió bastante, hasta una tarde a sus diecisiete años cuando descubrió que ahora serían dos quienes sufrirían la ira y el desprecio del señor Wilde.
Sin embargo, ¿Qué había sido de Ira exactamente en aquellos años? Naturalmente, se había convertido en una bruja y de hecho, en una bastante hábil. No podía hacer ni una pócima como se enteró posteriormente que hacía su madre, pero sí podía hacer otras cosas. Podía ver fantasmas y demás criaturas, y con el tiempo aprendió a comunicarse con ellos. Aquello fue el punto decisivo.
A sus diecisiete años era una mujer pobre pero no inculta, o al menos sabía algunas cosas. Por medio de personas igual de desgraciadas que ella había logrado aprender grandes cosas, y entre ellas estaba la invocación. Si, Ira había logrado contactar con demonios, y tenía mucho que ofrecerles. No abundaremos en detalles innecesarios, solo diremos algo: Iracebeth Dianne Wilde vendió su alma al diablo. ¿A cambio de qué? De riquezas interminables, desde luego y de la muerte de su padre. El sujeto jamás supo que una criatura fruto del incesto con su hija estaría por nacer; al menos no en vida, y la última vez que pensó en su hija estaba aspirando hidrógeno en un río cercano, en lugar de oxigeno. La versión oficial era que había salido de un bar con gran borrachera y se había equivocado ligeramente de casa.
A partir de entonces, la vida de Ira mejoró increíblemente. Ahora tenía todo el dinero que había soñado y no tardó en conseguir una mansión en pleno centro de Londres, haciéndose pasar por una infinitamente rica viuda de un tal Wilde, que esperaba un bebé. De hecho, hasta consiguió documentos que afirmaban que había contraído matrimonio Willian J. Wilde. ¿Por qué no? Después de todo, gracias a él se había decidido a hacer todo… o quizás gracias a su hija. Sí, debería ser por ella. ¿Cómo iba a soportar que otra criatura inocente creciera en un entorno así? El fruto de la unión de dos monstruos no se merecía aquello, se dijo. Era preferible que se criara con ella y tu gran inmadurez. Además, así podría experimentar cómo sería tener una familia real.
Edith Elizabeth Wilde nació un 13 de agosto, actualmente tiene seis años y parece ser la única razón de que su madre siga viva… bueno, ella y el hecho de que debe encontrar alguna forma de suplantar su alma y salvarse del infierno.

- Temores:
Naturalmente, morir. Sabe lo que le espera tras abandonar su cuerpo (habiendo abandonado ya su alma) y desea evitarlo a toda costa.
También le teme a los hombres, aunque no quiere admitirlo.

- Casa:
En la hermosa Londres.