Museo de Londres [L. Rousseau]
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Museo de Londres [L. Rousseau]
¡Cuánto tiempo sin visitar la hermosa ciudad de Londres!
Las calles y plazas con un exquisito ambiente victoriano se abrían a mis ojos. Me sentía feliz de haber elegido Londres como paradero de mi pequeño viaje. Mi chófer se encargó de llevar las maletas a la habitación del hotel - el hotel que siempre residía en mis viajes a Londres, lujoso y bastante caro. Con mis mejores galas - un vestido rojo con incrustaciones y detalles de oro, típico francés - me dirigí a un museo que aún no había tenido el placer de visitar. Era una delicia andar por las calles nocturnas, y bueno, ¡quién iba a decir que colarse a un museo de noche no era emocionante! Sorteé varias veces al guardia de seguridad, me divertía jugar con los humanos al corre que te pillo - sin pensar en el mal sentido de la palabra - aquel hombre sería una buena cena, de momento. Cuando me cansé del jueguecito me coloqué tras él, como siempre, mis movimientos con una sensualidad desbordante, rodearon su cuerpo. Acerqué mis labios al oído de aquel pobre hombre, y con mi dulce acento francés susurré:
-No te preocupes mon chéri...- y con una débil sonrisa me acerqué a su cuello.
Mis colmillos desgarraron su piel, la deliciosa sangre que corría por su cuerpo inundó mi boca. ¡Qué delicia era volver a probar la sangre de un londinense! Bebí de él con una gran paciencia y lentitud. Arrebatar una vida lentamente dejando que el placer de la sangre te inundara al final era arrebatador. Por fin su vida se apagó dejándome extasiada. Le solté, cayó al suelo, pero ni me di cuenta. Mis ojos se mantuvieron cerrados disfrutando de aquel momento. Una vez los abrí, con un dedo recogí el pequeño hilillo de sangre que caía por mis labios y me lo metí en la boca. No iba a desperdiciar ni una gota.
-Ohh... pauvre homme- dije en francés sin darme cuenta.
Colocando mi vestido y cabello con elegancia me puse a andar, pasando por encima del cadáver. Precioso. Andaba delicadamente, a cualquier hombre mortal le habría parecido una escena particularmente erótica o simplemente un andar sensual. ¡Y qué! Me había acostumbrado a ser así desde que la inmortalidad abrió mis ojos. Mis ojos sobrenaturales observaban los finísimos detalles de los cuadros, completamente hermoso. ¿Cuánto tardaría en recorrer aquel museo?
Las calles y plazas con un exquisito ambiente victoriano se abrían a mis ojos. Me sentía feliz de haber elegido Londres como paradero de mi pequeño viaje. Mi chófer se encargó de llevar las maletas a la habitación del hotel - el hotel que siempre residía en mis viajes a Londres, lujoso y bastante caro. Con mis mejores galas - un vestido rojo con incrustaciones y detalles de oro, típico francés - me dirigí a un museo que aún no había tenido el placer de visitar. Era una delicia andar por las calles nocturnas, y bueno, ¡quién iba a decir que colarse a un museo de noche no era emocionante! Sorteé varias veces al guardia de seguridad, me divertía jugar con los humanos al corre que te pillo - sin pensar en el mal sentido de la palabra - aquel hombre sería una buena cena, de momento. Cuando me cansé del jueguecito me coloqué tras él, como siempre, mis movimientos con una sensualidad desbordante, rodearon su cuerpo. Acerqué mis labios al oído de aquel pobre hombre, y con mi dulce acento francés susurré:
-No te preocupes mon chéri...- y con una débil sonrisa me acerqué a su cuello.
Mis colmillos desgarraron su piel, la deliciosa sangre que corría por su cuerpo inundó mi boca. ¡Qué delicia era volver a probar la sangre de un londinense! Bebí de él con una gran paciencia y lentitud. Arrebatar una vida lentamente dejando que el placer de la sangre te inundara al final era arrebatador. Por fin su vida se apagó dejándome extasiada. Le solté, cayó al suelo, pero ni me di cuenta. Mis ojos se mantuvieron cerrados disfrutando de aquel momento. Una vez los abrí, con un dedo recogí el pequeño hilillo de sangre que caía por mis labios y me lo metí en la boca. No iba a desperdiciar ni una gota.
-Ohh... pauvre homme- dije en francés sin darme cuenta.
Colocando mi vestido y cabello con elegancia me puse a andar, pasando por encima del cadáver. Precioso. Andaba delicadamente, a cualquier hombre mortal le habría parecido una escena particularmente erótica o simplemente un andar sensual. ¡Y qué! Me había acostumbrado a ser así desde que la inmortalidad abrió mis ojos. Mis ojos sobrenaturales observaban los finísimos detalles de los cuadros, completamente hermoso. ¿Cuánto tardaría en recorrer aquel museo?
- Spoiler:
Pero qué rica XD
Última edición por Katherine Lefevre el Miér Ene 05, 2011 5:59 pm, editado 2 veces
Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
Como cada noche, con la salida excepcional de la luna, hice mi aparición en las calles oscuras de Londres. Aquella noche era diferente, no solo había salido en busca de entretenimiento y alimento, además de eso salí porque me llegaron noticias de que al museo principal de Londres habían llegado unas pinturas nuevas desde Francia e Italia, aquella exhibición era digna de ser presenciada. Se hablaba mucho de ella y de su repercusión en el arte del momento.
Estar limitado a la noche tenía sus desventajas…tenía que colarme en el museo, ya que estaba cerrado, jugaba con la ventaja de que no era la primera vez que lo hacia y con su escasa efectividad a la hora de la seguridad…cuando quisiera me llevaba un cuadro a casa.
Estaba listo para entrar, me fui por la parte trasera y en pocos minutos estuve dentro. Lo que me pareció extraño fue no escuchar a ninguno de los guardias que solían rondar las primeras plantas, seguramente estuviesen dormidos, como otras muchas veces. Al ser una de las exposiciones nuevas se mostraban al público en los pisos superiores así que empecé a subir. Notaba algo extraño y esa sensación no se escapaba, no estaba solo.
Caminando por los pasillos me tope con un cadáver, uno de los guardias estaba tirado en el suelo.
-Parece ser que alguien ha estado jugando…-Dije y observe una pequeña herida en el cuello de aquel hombre –Vaya…eso no me lo esperaba..
Me puse en pie y mire a mí alrededor con una media sonrisa buscando a mi acompañante
Estar limitado a la noche tenía sus desventajas…tenía que colarme en el museo, ya que estaba cerrado, jugaba con la ventaja de que no era la primera vez que lo hacia y con su escasa efectividad a la hora de la seguridad…cuando quisiera me llevaba un cuadro a casa.
Estaba listo para entrar, me fui por la parte trasera y en pocos minutos estuve dentro. Lo que me pareció extraño fue no escuchar a ninguno de los guardias que solían rondar las primeras plantas, seguramente estuviesen dormidos, como otras muchas veces. Al ser una de las exposiciones nuevas se mostraban al público en los pisos superiores así que empecé a subir. Notaba algo extraño y esa sensación no se escapaba, no estaba solo.
Caminando por los pasillos me tope con un cadáver, uno de los guardias estaba tirado en el suelo.
-Parece ser que alguien ha estado jugando…-Dije y observe una pequeña herida en el cuello de aquel hombre –Vaya…eso no me lo esperaba..
Me puse en pie y mire a mí alrededor con una media sonrisa buscando a mi acompañante
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
Recorrí gran parte del museo, con cierta tranquilidad, sí, la típica de un vampiro - no me hacía ninguna falta estar cinco o diez minutos ante un cuadro. Mis ojos analizaban cada detalle de la muestra pictórica que tenía enfrente. Detalles minuciosos, colores específicamente escogidos, los ojos me brillaban de entusiasmo por cada cuadro. El siguiente era mejor que el anterior, o al menos, eso creía parecer.
Hacía rato que notaba a alguien en el museo, alguien como yo. Un bebedor de sangre deambulaba por los largos y perpendiculares pasillos. No le di importancia. Aquel vampiro irradiaba poder, pero no el suficiente para llevarme a la muerte final. Por lo que seguí mirando cuadros y más cuadros.
Comenzaba a cansarme de tantos estilos, de tantas pinturas, de tantos retratos. Sonreí a la penumbra del lugar. Iría a ver al nuevo visitante. No caminaba muy deprisa, seguía el aroma del bebedor de sangre, era fatuo, osado e incluso dulce. ¿Enemigo o amigo? Estaría por ver. El silencio se vio importunado por los pasos de ambos. Tras el cruce de caminos estaba el vampiro. ¿Derecha, izquierda? Izquierda. Una de mis manos acariciaba la pared a mi paso, y allí le vi. Un vampiro de piel marmórea, reluciente; poseía unos ojos claros entre un azul y un gris, encantador; de estilo elegante y sofisticado. Antes de decir palabra alguna, hice una reverencia al caballero que estaba ante mí.
-Good night my lord- acostumbraba a hablar en francés, por poco saludaba en mi lengua materna- Creí que os asustaríais al manifestar mi persona en el museo. Sois valiente, debo decir- Estaba acostumbrada al temor de los demás inmortales que se acercaban a mi zona, claro que, aquellos eran más jóvenes. Me acerqué a su persona un poco más, no me gustaban las distancias- Mi nombre es Katherine Lefevre, ¿cómo os hacéis llamar vos?
Offrol: Siento mucho la demora Leonardo, problemas personales, estudios y numerosos problemas me alejaron de rolear. Por fin encontré el momento de mi resurrección y puedo volver a disfrutar de tan buenos roles
Hacía rato que notaba a alguien en el museo, alguien como yo. Un bebedor de sangre deambulaba por los largos y perpendiculares pasillos. No le di importancia. Aquel vampiro irradiaba poder, pero no el suficiente para llevarme a la muerte final. Por lo que seguí mirando cuadros y más cuadros.
Comenzaba a cansarme de tantos estilos, de tantas pinturas, de tantos retratos. Sonreí a la penumbra del lugar. Iría a ver al nuevo visitante. No caminaba muy deprisa, seguía el aroma del bebedor de sangre, era fatuo, osado e incluso dulce. ¿Enemigo o amigo? Estaría por ver. El silencio se vio importunado por los pasos de ambos. Tras el cruce de caminos estaba el vampiro. ¿Derecha, izquierda? Izquierda. Una de mis manos acariciaba la pared a mi paso, y allí le vi. Un vampiro de piel marmórea, reluciente; poseía unos ojos claros entre un azul y un gris, encantador; de estilo elegante y sofisticado. Antes de decir palabra alguna, hice una reverencia al caballero que estaba ante mí.
-Good night my lord- acostumbraba a hablar en francés, por poco saludaba en mi lengua materna- Creí que os asustaríais al manifestar mi persona en el museo. Sois valiente, debo decir- Estaba acostumbrada al temor de los demás inmortales que se acercaban a mi zona, claro que, aquellos eran más jóvenes. Me acerqué a su persona un poco más, no me gustaban las distancias- Mi nombre es Katherine Lefevre, ¿cómo os hacéis llamar vos?
Offrol: Siento mucho la demora Leonardo, problemas personales, estudios y numerosos problemas me alejaron de rolear. Por fin encontré el momento de mi resurrección y puedo volver a disfrutar de tan buenos roles
Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
Por lo visto mi anónimo acompañante había tomado un camino distinto. Escuchaba sus pasos y su presencia rozando con el aire. No invadiría su intimidad apareciendo sin ser invitado así que seguí con mi plan inicial acercándome a la sala de la exposición. Fui explorando cada historia de aquellas mezclas de colores que formaban escenas y recreaban paisajes iluminados, esos que solo podía conocer mediante aquellas pinturas bajo una tenue luz plateada.
Prácticamente había terminado mi recorrido cuando escuche unos pasos con mayor claridad, cada vez estaba más cerca de mi posición, me gire levemente y la vi frente a mí. Pude distinguir su figura curvada sin problemas a pesar de la escasa iluminación.
-Good night my lord-Me saludo con un toque francés - Creí que os asustaríais al manifestar mi persona en el museo. Sois valiente, debo decir.- Al escucharla sonreí de lado, su mirada me resultaba confiada y altiva. Era de esperar.- Mi nombre es Katherine Lefevre, ¿cómo os hacéis llamar vos?
Hice una reverencia contestando a su saludo- Cuando llevas tanto tiempo conviviendo con la muerte el temor acaba careciendo de sentido señorita Lefevre.-Conteste con una leve sonrisa y una ceja enarcada. El miedo era algo que había desechado hacia tiempo, quizá mi condición de “casi” inmortalidad cooperaba aquello, o simplemente se debiese a la carencia de una razón de existencia. –Yo soy Leonardo Rousseau, un placer coincidir con vos esta noche –Complete la presentación cogiendo su mano derecha y depositando un beso en ella.
Off: no te preocupes, todos andamos igual jaja contesta cuando puedas
Prácticamente había terminado mi recorrido cuando escuche unos pasos con mayor claridad, cada vez estaba más cerca de mi posición, me gire levemente y la vi frente a mí. Pude distinguir su figura curvada sin problemas a pesar de la escasa iluminación.
-Good night my lord-Me saludo con un toque francés - Creí que os asustaríais al manifestar mi persona en el museo. Sois valiente, debo decir.- Al escucharla sonreí de lado, su mirada me resultaba confiada y altiva. Era de esperar.- Mi nombre es Katherine Lefevre, ¿cómo os hacéis llamar vos?
Hice una reverencia contestando a su saludo- Cuando llevas tanto tiempo conviviendo con la muerte el temor acaba careciendo de sentido señorita Lefevre.-Conteste con una leve sonrisa y una ceja enarcada. El miedo era algo que había desechado hacia tiempo, quizá mi condición de “casi” inmortalidad cooperaba aquello, o simplemente se debiese a la carencia de una razón de existencia. –Yo soy Leonardo Rousseau, un placer coincidir con vos esta noche –Complete la presentación cogiendo su mano derecha y depositando un beso en ella.
Off: no te preocupes, todos andamos igual jaja contesta cuando puedas
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
El pequeño vampiro – no tan pequeño pues podía percibir sabiduría adquirida durante siglos, ¿cuántos? No podía decirlo con claridad, aún – hizo una reverencia hacia mi persona como contestación a mi anterior saludo.
-Cuando llevas tanto tiempo conviviendo con la muerte el temor acaba careciendo de sentido señorita Lefevre.- Comentó con una leve sonrisa y una ceja enarcada, qué pícaro, tenía gran soltura en su vocabulario. Sí, lo comprendía a la perfección. ¿De qué sirve ser atemorizado por alguien de tu especie? Lo único que consigues es la decadencia de tu propia personalidad. Me complacía no encontrar un vampiro como tantos otros, era cautivador.- Yo soy Leonardo Rousseau, un placer coincidir con vos esta noche.- Terminó su prólogo. Tomó mi mano derecha otorgándome un beso.
-Enchanté Monsieur Rousseau.- Concluí las presentaciones. En mis labios se dibujó una sonrisa exánime, delicada. Le observé durante unos segundos antes de comentar algo. Irradiaba poder y belleza, un bebedor de sangre con las prioridades y cualidades necesarias para aguantar la eternidad sin sobresaltos, ¿habría sucumbido alguna vez al transitorio sueño? Di un pequeño paso hacia atrás, tendí mi mano al invitado.- ¿Deseáis acompañarme en el deambular escénico? Parecéis inglés…- Dije algo dudosa. En presencia y porte sí parecía todo un caballero inglés de finales del siglo XVIII, aunque completamente adaptado a los principios del XIX. C’est magnifique! ¡Y yo todavía tengo que comprender la mentalidad del nuevo siglo! Katherine, hija mía, qué lenta eres. Pero ciertos rasgos me eran desconocidos... Le miré con encanto, como pudiera hacer una niña a su padre.- S’il vous plaît…- Unos pasos más hacia atrás atrayendo a Leonardo hacia el cruce de caminos.
¿Se sentiría cohibido por mi credulidad? Esperaba que no, tampoco lo parecía, ni mostraba indicios que corroborasen mi pregunta. Si os sentís incómodo con mi falta de espacio hacia vos, hacédmelo saber… Estaba bien pensarlo, ¿decirlo sería tan fácil? Pocas veces me encontraba con vampiros, como para decir ahora que se alejara de mí. ¡No! Un rato agradable con mi propia gente… Demasiado tiempo estoy con humanos, disfrutaba, sí. ¿Peor por qué iba a rechazar la oportunidad de hablar con un inmortal? Sería estúpida.- ¿Qué os ha traído hasta aquí Monsieur? ¿Las obras pictóricas? Según he oído han traído nuevos ejemplares… pero no los encuentro. ¿Vos sabéis dónde se encuentran?- Volteé mi rostro débilmente para mirarle. Me quedaba deslumbrada con sus ojos, y le miraba atontada. ¿Se habría dado cuenta? Los vampiros llegábamos a ser la perfección entre la naturaleza.
-Cuando llevas tanto tiempo conviviendo con la muerte el temor acaba careciendo de sentido señorita Lefevre.- Comentó con una leve sonrisa y una ceja enarcada, qué pícaro, tenía gran soltura en su vocabulario. Sí, lo comprendía a la perfección. ¿De qué sirve ser atemorizado por alguien de tu especie? Lo único que consigues es la decadencia de tu propia personalidad. Me complacía no encontrar un vampiro como tantos otros, era cautivador.- Yo soy Leonardo Rousseau, un placer coincidir con vos esta noche.- Terminó su prólogo. Tomó mi mano derecha otorgándome un beso.
-Enchanté Monsieur Rousseau.- Concluí las presentaciones. En mis labios se dibujó una sonrisa exánime, delicada. Le observé durante unos segundos antes de comentar algo. Irradiaba poder y belleza, un bebedor de sangre con las prioridades y cualidades necesarias para aguantar la eternidad sin sobresaltos, ¿habría sucumbido alguna vez al transitorio sueño? Di un pequeño paso hacia atrás, tendí mi mano al invitado.- ¿Deseáis acompañarme en el deambular escénico? Parecéis inglés…- Dije algo dudosa. En presencia y porte sí parecía todo un caballero inglés de finales del siglo XVIII, aunque completamente adaptado a los principios del XIX. C’est magnifique! ¡Y yo todavía tengo que comprender la mentalidad del nuevo siglo! Katherine, hija mía, qué lenta eres. Pero ciertos rasgos me eran desconocidos... Le miré con encanto, como pudiera hacer una niña a su padre.- S’il vous plaît…- Unos pasos más hacia atrás atrayendo a Leonardo hacia el cruce de caminos.
¿Se sentiría cohibido por mi credulidad? Esperaba que no, tampoco lo parecía, ni mostraba indicios que corroborasen mi pregunta. Si os sentís incómodo con mi falta de espacio hacia vos, hacédmelo saber… Estaba bien pensarlo, ¿decirlo sería tan fácil? Pocas veces me encontraba con vampiros, como para decir ahora que se alejara de mí. ¡No! Un rato agradable con mi propia gente… Demasiado tiempo estoy con humanos, disfrutaba, sí. ¿Peor por qué iba a rechazar la oportunidad de hablar con un inmortal? Sería estúpida.- ¿Qué os ha traído hasta aquí Monsieur? ¿Las obras pictóricas? Según he oído han traído nuevos ejemplares… pero no los encuentro. ¿Vos sabéis dónde se encuentran?- Volteé mi rostro débilmente para mirarle. Me quedaba deslumbrada con sus ojos, y le miraba atontada. ¿Se habría dado cuenta? Los vampiros llegábamos a ser la perfección entre la naturaleza.
Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
-En chanté Monsieur Rousseau.- Me contesto con un acento francés y sonrió de forma suave y delicada, algo me decía que aquella sonrisa escondía todo lo contrario. La sentía examinándome y no pude evitar preguntarme qué conclusiones había sacado.- ¿Deseáis acompañarme en el deambular escénico? Parecéis inglés…-Aventuro y acertó. Retrocedió tendiéndome su mano.- S’il vous plaît…- Se echo para atrás un poco más, parecía que me estaba tentando al pecado o al lado “oscuro”, me reí entre dientes ante aquella idea. Pecar era uno de mis hobbies favoritos y sinceramente no me importaba dejarme arrastrar por la señorita Lefevre a ellos, así que acepte su invitación caminando hasta ella y ofreciendo mi brazo.
-¿Qué os ha traído hasta aquí Monsieur? ¿Las obras pictóricas? Según he oído han traído nuevos ejemplares… pero no los encuentro. ¿Vos sabéis dónde se encuentran?- Pregunto mirándome a los ojos y aunque su mirada no era de análisis la mía si lo era.
Era evidente que aquella vampira era mayor que yo, me daba la sensación de que no encajaba del todo en la nueva era. Por alguna razón sus ojos me resultaron cansados y aburridos, muchas incógnitas y suposiciones se formaban sin freno en mi cabeza, como casi siempre, esa curiosidad a veces tan molesta volvió a acecharme. Qué podría aprender de aquella mujer? Qué me dejaría ver de ella? De su verdadera persona…Excitantemente interesante.
-Da la casualidad madeimoselle que he acudido esta noche por ese motivo y además acabo de pasar por esas salas. Si me acompañáis…
-¿Qué os ha traído hasta aquí Monsieur? ¿Las obras pictóricas? Según he oído han traído nuevos ejemplares… pero no los encuentro. ¿Vos sabéis dónde se encuentran?- Pregunto mirándome a los ojos y aunque su mirada no era de análisis la mía si lo era.
Era evidente que aquella vampira era mayor que yo, me daba la sensación de que no encajaba del todo en la nueva era. Por alguna razón sus ojos me resultaron cansados y aburridos, muchas incógnitas y suposiciones se formaban sin freno en mi cabeza, como casi siempre, esa curiosidad a veces tan molesta volvió a acecharme. Qué podría aprender de aquella mujer? Qué me dejaría ver de ella? De su verdadera persona…Excitantemente interesante.
-Da la casualidad madeimoselle que he acudido esta noche por ese motivo y además acabo de pasar por esas salas. Si me acompañáis…
Leonardo Rousseau- Vampiro - Clase Alta
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Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
-Da la casualidad madeimoselle que he acudido esta noche por ese motivo y además acabo de pasar por esas salas. Si me acompañáis…
Cogidos del brazo, Leonardo me guió por el misterioso museo, desconocido para mí pero conocido por mi acompañante. Cuando hice el viaje hasta aquí, no se me hubiera ocurrido encontrar a otro vampiro con quien pasar las horas de noche. A veces muy solitarios, solemos rehuir nuestra compañía… aunque siempre hay excepciones, y yo era una de ellas.
-Una vampira perdida en un museo, que bochornosa me resulta la idea. Ha sido una suerte encontrarme con vos Monsieur Rousseau, habría invertido toda la noche en buscar los cuadros y tal vez sin éxito.- Le sonreí gentilmente y fijé la mirada al frente, penetrando en la oscuridad y perdiéndonos en el laberinto formado por los pasillos del museo.
No calculé el tiempo que tardamos en llegar a la exposición. Giramos múltiples veces, bajamos escaleras para de nuevo volver a subirlas por la otra ala del museo. Cualquiera diría que estábamos perdidos pero veía tan seguro a Leonardo dando pasos certeramente firmes, que no me atreví a preguntar si quedaba mucho para llegar. Ardía en deseo de contemplar los cuadros. Los mejores cuadros de Londres, eso tenía que verlo con mis propios ojos. Me entretenía con pequeñas miradas a Leonardo, su rostro y porte merecían ser alabados. Una hermosura andante, ¿qué más podía decir? Pero si seguía mirándole acabaría perdiendo el poco juicio que tenía. Necesitaba entretenerme, pero de otra manera.
-Dígame Monsieur Rousseau. ¿Os conocéis Londres tan bien como este museo? La ciudad ha cambiado tanto desde la última vez que pisé sus calles que me dolería marcharme sin haber contemplado sus cambios y mejoras.- De nuevo giramos, pero por fin y sin necesidad de que Leonardo me lo dijera, llegamos a la exposición que ansiaba contemplar.- C’est magnifique.- Comenté asombrada. Me solté del brazo de Leonardo y admiré de cerca y de lejos cada pintura de la exposición.- Que colores tan vivos, perfectas pinceladas y la obra al completo… qué exquisitez. ¿Le gusta el arte Monsieur Rousseau?- pregunté sin desviar la mirada de una de las obras que tenía delante.
Cogidos del brazo, Leonardo me guió por el misterioso museo, desconocido para mí pero conocido por mi acompañante. Cuando hice el viaje hasta aquí, no se me hubiera ocurrido encontrar a otro vampiro con quien pasar las horas de noche. A veces muy solitarios, solemos rehuir nuestra compañía… aunque siempre hay excepciones, y yo era una de ellas.
-Una vampira perdida en un museo, que bochornosa me resulta la idea. Ha sido una suerte encontrarme con vos Monsieur Rousseau, habría invertido toda la noche en buscar los cuadros y tal vez sin éxito.- Le sonreí gentilmente y fijé la mirada al frente, penetrando en la oscuridad y perdiéndonos en el laberinto formado por los pasillos del museo.
No calculé el tiempo que tardamos en llegar a la exposición. Giramos múltiples veces, bajamos escaleras para de nuevo volver a subirlas por la otra ala del museo. Cualquiera diría que estábamos perdidos pero veía tan seguro a Leonardo dando pasos certeramente firmes, que no me atreví a preguntar si quedaba mucho para llegar. Ardía en deseo de contemplar los cuadros. Los mejores cuadros de Londres, eso tenía que verlo con mis propios ojos. Me entretenía con pequeñas miradas a Leonardo, su rostro y porte merecían ser alabados. Una hermosura andante, ¿qué más podía decir? Pero si seguía mirándole acabaría perdiendo el poco juicio que tenía. Necesitaba entretenerme, pero de otra manera.
-Dígame Monsieur Rousseau. ¿Os conocéis Londres tan bien como este museo? La ciudad ha cambiado tanto desde la última vez que pisé sus calles que me dolería marcharme sin haber contemplado sus cambios y mejoras.- De nuevo giramos, pero por fin y sin necesidad de que Leonardo me lo dijera, llegamos a la exposición que ansiaba contemplar.- C’est magnifique.- Comenté asombrada. Me solté del brazo de Leonardo y admiré de cerca y de lejos cada pintura de la exposición.- Que colores tan vivos, perfectas pinceladas y la obra al completo… qué exquisitez. ¿Le gusta el arte Monsieur Rousseau?- pregunté sin desviar la mirada de una de las obras que tenía delante.
Re: Museo de Londres [L. Rousseau]
Deshacía mis pasos volviendo a la sala donde empezaba la exposición
[color=violet]-Una vampira perdida en un museo, que bochornosa me resulta la idea. Ha sido una suerte encontrarme con vos Monsieur Rousseau, habría invertido toda la noche en buscar los cuadros y tal vez sin éxito.ay mejor manera de conocer un sitio es perdiéndose en el. –Sonreí antes de sumergirnos en los oscuros caminos del museo. No estaba lejos pero había muchas salas en medio que debíamos rodear.
[color=violet]-Dígame Monsieur Rousseau. ¿Os conocéis Londres tan bien como este museo? La ciudad ha cambiado tanto desde la última vez que pisé sus calles que me dolería marcharme sin haber contemplado sus cambios y mejoras.
-Lo cierto es que sí, mi residencia fija se encuentra aquí, en Londres, así que conozco la ciudad y lleva usted razón, parece que el tiempo ha sufrido un pequeño acelerón desde el renacimiento.- Reí entre dientes. En seguida llegamos a la estancia que buscamos. Katherine se soltó
- C’est magnifique. Que colores tan vivos, perfectas pinceladas y la obra al completo… qué exquisitez. ¿Le gusta el arte Monsieur Rousseau?- Note emoción en sus palabras. No tenía aspecto de pasar mucho tiempo con otros vampiros, o al menos tuve esa sensación.
-La noche aun es temprana…si lo deseáis después podemos dar un paseo por la ciudad-Ofrecí observándola. Dicen que la noche es traviesa cuando se teje el azar…y algo me decía que aquella vampira había “chocado” conmigo aquella noche por algún motivo…- Sí, digamos que es lo único respetable de las acciones humanas.
[color=violet]-Una vampira perdida en un museo, que bochornosa me resulta la idea. Ha sido una suerte encontrarme con vos Monsieur Rousseau, habría invertido toda la noche en buscar los cuadros y tal vez sin éxito.ay mejor manera de conocer un sitio es perdiéndose en el. –Sonreí antes de sumergirnos en los oscuros caminos del museo. No estaba lejos pero había muchas salas en medio que debíamos rodear.
[color=violet]-Dígame Monsieur Rousseau. ¿Os conocéis Londres tan bien como este museo? La ciudad ha cambiado tanto desde la última vez que pisé sus calles que me dolería marcharme sin haber contemplado sus cambios y mejoras.
-Lo cierto es que sí, mi residencia fija se encuentra aquí, en Londres, así que conozco la ciudad y lleva usted razón, parece que el tiempo ha sufrido un pequeño acelerón desde el renacimiento.- Reí entre dientes. En seguida llegamos a la estancia que buscamos. Katherine se soltó
- C’est magnifique. Que colores tan vivos, perfectas pinceladas y la obra al completo… qué exquisitez. ¿Le gusta el arte Monsieur Rousseau?- Note emoción en sus palabras. No tenía aspecto de pasar mucho tiempo con otros vampiros, o al menos tuve esa sensación.
-La noche aun es temprana…si lo deseáis después podemos dar un paseo por la ciudad-Ofrecí observándola. Dicen que la noche es traviesa cuando se teje el azar…y algo me decía que aquella vampira había “chocado” conmigo aquella noche por algún motivo…- Sí, digamos que es lo único respetable de las acciones humanas.
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