Avicus regresO

La noche que estaba era mas tranquila de lo normal. Era como si la hermosa luna me estuviera dando la bienvenida a mi hogar, a mi vida, a mis sueños, a mis ilusiones. Suspire nostalgico mientras me hechaba a nadar por aquel sendero tan conocido y recorrido por mi durante muchos años. No sabia ahora que era de aquel lugar, la verdad, y no me interesaba mucho, solo queria encontrar la tranquilidad que me daba poder sentirme como en casa y poder pensar con claridad que era lo que en verdad aun me mantenia en este mundo, en esta vida, atada a algo que aun no lograba entender.
Tenia mucgas ganas de ver a mis antiguos compañeros deviaje, de vida de todo, pero no sabia donde busc arlos, tal vez ellos me encontrarian primero, o tal vez el destino nos uniria. Como siempre..

Por suerte, mi libro no le produjo daño alguno. ¡Menos mal!. Respiré tranquila, tocando por fin el suelo con la planta de los pies.
-¡Qué exquisito francés, monsieur! - exclamé con admiración. El joven me entregó el libro, con mucha amabilidad. Yo lo guardé en un pequeño bolsillo de mi chaqueta, para escrutarle con detalle.

Mi mente asimiló en apenas un segundo, lo siguiente:
Hombre. Uno. Amable. Estado: sereno. Ritmo de pulsaciones... nula.

¿Nula? me pregunté extrañada. Entonces...
Mi cerebro volvió a procesar:
Condición: vampiro.

¡Vampiro!
-¡Sois un vampiro, monsieur! - asentí con entusiasmo, haciendo resonar mi voz en medio de la noche. Los pájaros salieron disparados de los árboles por el susto, volando en bandadas en distintas direcciones -Soy Eva Lavant - sonreí con timidez, aún con la mirada perdida en las aves. Luego me di cuenta de que no había hecho ninguna reverencia -¡Uy! - me incliné de forma graciosa entre risas -¿Cómo os llamáis? - pregunté de lo más curiosa -¿Qué edad tenéis? ¿100? - no... demasiado joven -¡102! ¡No! ¡120! ¡130! ¿132? - que difícil... fruncí el ceño molesta. Con lo que me gustaban las adivinanzas. Pero la curiosidad me podía, deseando que me lo contara de una vez ¿Qué haría por allí? ¿Buscaba algo?

Observe atento sus movimientos, algo parecia darle mucha gracia mientras yo respondía, eso me puso algo incomodo pero le ignore y prosegui.
Cuando me dijo su edad despues de unas cuantas carjadas que solto sin poder evitarlo le mire sorprendido y ladee la cabeza observandole.
-Con todo respeto- comente sonriendo amablemente - Aparenta muy bien su edad querida señora- repuse inclinando un poco mi rostro y volviendome hacia ella.

-¿Florida?- repuse confundido por su cambio de platica y sonrei placidamente -Le comento querida mia que Florida ha sido y sera siempre uno de mis lugares favoritos... ¡Tan colorido!- exclame emocionado por la charla.

Escuche que volvia a decir algo en voz alta fuera de sentidoc omun pero intente ignorarle y segui sonriendole. Parecia una vampiro algo fuera de lo comun. Interesante, como ella habia exclamado

¿Su mentor? Abri los ojos sorprendido por aquella petición. Después de todo, hacia ya muchisimo que no tenía a nadie bajo mi cuidado, y ahora parecía no ser muy buena idea eso de ser mentor de nadie. Pero la dama que tenía enfrente me parecía muy maja, y ademas, no podia perder nada.

Recorde entonces aquella ocación cuando fui mas que un mentor para aquella chica, pero sacudi la cabeza intentando alejar ese pensamiento de ahí.

-¿Quieres que un completo desconocido sea tu mentor?- pregunte sorprendido de nuevo por aquellas palabras.

-Os llamáis Avicus y sois mas viejo que yo. No sois tan desconocido como veis -
Ladee la cabeza interesado por saber lo que ella conocia de mi, pero entonces empezo a hablar.

-Estaba leyendo Rapunzel observe el libro que me me mostraba ¿Rapunzel? Es muy triste. Pero creo que terminará bien. Ya os lo diré cuando lo acabe, Hay una bruja. Muy mala. Y tiene a Rapunzel encerrada en una torre Altísima... ví como hacia un ademan alzando los brazos. Rodee los ojos divertido y le tome por los hombros para detenerle y no tener que salir huyendo.

-Tal véz me arrepienta...- suspire cerrando brevemente los ojos y miranodla de nuevo -Seré tu mentor...

Mantuve los brazos en alto, saltando para llegar más lejos -Tal vez me arrepienta...- le miré sin saber que le pasaba o a que se refería, descendiendo aquel intento de estiramiento para alcanzar el cielo -Seré tu mentor... - abrí los ojos y la boca, al mismo tiempo. Tanto que creí que las corneas se me secaban ¡Aceptaba! -¡Monsieur Avicus! - me abalancé sobre él con ímpetu. Tanto, que le tiré al suelo sin dejar de abrazarle. Para mí significaba mucho que quisiese instruirme. La mayoría de mis profesores -cuando era humana- desesperaban, incapaces de controlarme. Siempre fui una niña hiperactiva. Recuerdo levantarme cada diez segundos del asiento sin parar de moverme de un lado a otro. Nunca consiguieron que me quedase sentada, aunque sólo fuese durante sesenta minutos.

Estrujé a mi nuevo mentor, como si fuese un muñeco de trapo. Luego me di cuenta de que mi reacción no tenía nada de ortodoxo. Debía comportarme ¡Ser una buena alumna! -¡Un buen discípulo! - grité en alto ayudándole a levantarse. Luego me puse recta como un soldado e intente borrar la sonrisa del rostro, para quedarme lo más neutra posible -No te decepcionaré, maestro - recité con decisión. No debía dudar ¡Un alumno nunca duda! -¡Siempre fiel! - ¡Siempre alerta!

¿Qué cosas podría enseñarme? me pregunté arrugando el ceño y dejando caer la mirada al suelo ¡uy! subí la cabeza de inmediato -¡Un discípulo nunca baja el rostro! - Pero seguía preguntándome cosas. Mi cabeza parecía un almacén desordenado, lleno de pergaminos, cajas y cachivaches. De inmediato relajé la posición. Esperé que no le importase. Pero un alumno debe descansar de vez en cuando... y con una intriga fuera de lo normal, pregunté -Monsieur Avicus ¿Qué podría enseñarme un vampiro de tales condiciones? - y con tales condiciones me refería a un vampiro sabio, antiguo, con experiencia suficiente como para dejarme atónita ¿Lo conseguiría?

Todo paso demasiado rápido.
Sentí su diminuto cuerpo golpear con el mío y lanzarme al piso. El golpé no dolío, pero si molesto el estrujamiento que me hacía cada segundo. Y antés de que pudiera hacer algo, se levanto y me ayudo a ponerme de pie. Le mire algo confundido. Sería algo dificil lidiar con ese tipo de reacciones. Pero despues de todo, ya había aceptado y sería más dificil todavía deshacerme de Eva Lavant.

-¡Un buen discípulo! - escuche que gritaba emocionada No te decepcionaré, maestro... -¡Siempre fiel!

Rodee los ojos. Me sentía como en mis tiempos cuando enseñaba a Mael y a Zenobia. Cuando Marius se encontraba con nosotros. Podía recordar a Zenobia haciendo tales espectaculos. Sonreí con ternura, como cuando se recuerda algo tan personal que ni siquiera el tiempo logro borrar. Eva siguio parloteando, haciendo movientos extraños y entonces se tranquilizo.

-Monsieur Avicus ¿Qué podría enseñarme un vampiro de tales condiciones?

Sonreí amablemente y mirandola.
-Primera regla, llamame Avicus... los titulos de grandeza ya han pasado de moda- sonreí un poco más, despues de tantos años, ser llamado Dios, monsieur, Rey me resultaba ya bastante pátetico.

-Segunda regla, deberas enseñarme tu que es lo que sabes... Te advierto que no suelo ser un buen maestro, pero si suelo ser estricto y algo... tangible he intachable con el trabajo limpio. No pienso reprimirte en nada. Solo ¡Vive! ¡Siente! Y te aseguro que tu sábiduria se hara más grande que tus poderes o la fuerza fisica.

Observe su rostro hacer muecas de vez en cuando. Rodee los ojos. Eso me ganaba, hacia ya bastante tiempo que habia dejado de ser maestro, de ser alumno, de ser alguien. Solo queria vivir. Y heme aquí, después de tanto, acepte ser maestro de Eva, que quiza, al final de todo el embrollo, yo aprendería mas sobre ella misma que de mí.

-En primer lugar... -Corro mucho... pero mucho, no se si seréir capaz de seguirme. Su voz sonaba emocionada, como cuándo a alguien le urge por mostrar algo que acaba de descubrir, note como se situaba tras de mí moviendose rápido Pero yo ya me he ido

Observe la mota de polvo que quedo cuándo Eva desaparecio. Sonreí complacido porr aquella demostración. Hacia mucho que no corría. Tal véz mis huesos chirriarían al primer trote. Suspire sin borrar esa sonrisa en mi rostro, que me devolvía un poco más de vida, ¡emoción! Creo que eso era lo que le hacía falta a mi vida. Escuche las risas de la vampira, como una invitación a que la siguiera.

¡Oh querida! Nunca subestimes a un maestro pense divertido mientras comenzaba a correr de una forma singular y con gracia. Mis píes reaccionarón un poco tarde. Vuelvo a repetir que hacia muchisimo que no corría y desprenderme del tupor que me habia causado ¡Me quería creer humano! ¡Estupideces! Pero entonces, como siempre, mis piernas comenzarón a danzar, de una manera suave, fina, siin tocar siquiera el suelo. Observe a lo lejos a Eva. ¡Vaya que corría de manera rápida! Pero años, siglos, demasiado tiempo, me habia enseñado los trucos de la vida. Con una risa de satisfacción me trepe, de una manera suave, a una rama que colgaba sobre mí. Impulsandome suavemente alce mi vuelo, parecía que volaba. Años de practica, podía hasta confundir al mejor volador. De un golpe seco caí de pie a una distancía considerable y coloque una de mis manos en el hombro de Eva para detenerla.

-Tu rápidez me ha sorprendido, querida mía- anuncié dandole unas palmaditas entusiasmado.

Creo que de ahora en adelante, no estaría mas solo.

Observe atento todo lo que hacia. Ladee la cabeza imaginandome algun truco que podria hacer. Pero entonces escuche su grito

-¡Árbol va! -

Lentamente y a tiempo, me hice a un lado mientras un enorme árbol caía no a mas de dos metros de donde antes me habia encontrado. Sonreí satisfecho y sorprendido. Parecía una muñeca débil, pero su fuerza fisica iba mas haya de su apariencia de niña delicada. Seguí escuchando como derribaba a los pobres árboles que nada le hacian. Una o dos parvadas de pajaros salieron pavoridos, alejandose de aquella amenaza que esa chiquilla causaba.

-¡Acabaras con todo el bosque!- vocifere riendo un poco, era muy agusto ver como se divertía.

-¡Mirar! ¡Estoy aquí! ¿Me veis? -

Achique los ojos intentando buscarla, pero era en vano, toda aquella espesura impedía que tuviera almenos alguna certeza de donde se encontraba Eva. Me cruce de brazos esperando a que reapareciera.

Paarecía que despues de todo no me la pasaría tan mal a lado de ella. Lo que mas necesitaba era compañia, una compañia con esa chispa de vivacidad.

-¡Querída mía!- grite ahora extendiendo los brazos para darle una bienvenida a mi vida -¡Aparecete de donde estes escondida! ¡Eres una caja de sorpresas!

Sonreí cuando hablo de nuevo de Florida. Hacia ya mucho tiempo que no iba a parar a un lugar así, entoncés no tenía nada que perder. Suspire largamente y sonreí de nuevo.

-Me parecé que Florida resulta una idea muy tentadora....- le respondí guiñandole un ojo.

-Pero antes, debemos refugiarnos del sol... tal véz después podamos salir- objete observando tristemente como al noche iba llegando a su fín. Estire una mano para que la tomara.

-Algún lugar que sugieras a donde podamos pasar una linda mañana?- pregunte mientras caminaba con ella-