Noche de primavera...

por **Catalina León** Sáb Nov 06, 2010 10:22 am

La noche comenzaba a caer, la luna se posaba hermosa sobre la ciudad, el invierno había pasado, se habían quedado atrás los hermosos paisajes nevados, blancos como la pureza del alma de un recién nacido. Las personas podían caminar libremente por las calles, podían quedarse más tiempo en ellas, las jornadas laborales eran menos pesadas ya que no tenían que soportar el inclemente frio que les helaba hasta la sangre. Los retoños de los arboles y plantas de los jardines comenzaban a brotar. El clima era propicio pues irradiaba sensualidad y vida, las jóvenes tenían oportunidad de lucir sus hermosos escotes, mientras los caballeros se distinguen más pues podían moverse con libertad.

Los carros iban y venían, el viento era fresco pero este no congelaba los huesos, los tacones de las mujeres podían escucharse en el empedrado de las calles. El glamour y el misterio de la noche volvían a envolverlo todo con su seductor manto de estrellas.

Entre las personas que caminaban por las calles apenas comenzando la noche de un sábado, podía distinguirse la silueta de una joven y elegante mujer, sus pasos eran sigilosos y firmes como los de un felino, los escaparates mostraban lo ultimo para la primavera, las telas, mantelería, toda clase de objetos para todo tipo de personajes, los chiquillos se detenían a mirar en las confiterías mientras los adultos gozaban de las vistas, tanto de los escaparates como de los que paseaban por las calles. Aquella joven tenia una mirada de ojos negros, profundos como el mar se perdía entre los paseantes, ese brillo poco natural en sus ojos denotaba un aire de melancolía y misticismo, lentamente y algo cansada se posó en un restaurante. Entró al lugar, ataviada con un vestido azul rey con bordados en negro, guantes de encaje y un bello sombrero que cubría aquellos ojos negros.

Tomó asiento en una mesa al lado de un gran ventanal, lentamente y con gracia se despojó de los guantes y luego del sombrero, su presencia era motivo de atención pues su tez aun que pálida era de un color cobrizo, su cabello negro azabache y sus facciones exóticas denotaban que su origen era de tierras lejanas. Su cuerpo incluso era distinto pues su cintura breve y sus caderas anchas denotaban la sensualidad y seguridad que solo una mujer del nuevo continente podría tener. De su piel emanaba un peculiar aroma a canela, aquella extraña especia del color de su piel, sin embargo sus vestimentas y la forma de actuar eran de una mujer de la clase alta, de inmediato una joven mesera hizo su arribo para atenderle. Con una hermosa sonrisa que no dejaba mostrar la dentadura, aquella extraña pidió en una voz apenas audible una taza de café.

Minutos más tarde la mesera trajo en su charola el café, que la joven agradeció y lentamente comenzó a beber, perdiendo su mirada hasta la calle atraves del ventanal...

por **Avicus** Dom Nov 07, 2010 11:16 pm

La luna de aquella noche me habia traído recuerdos muy lindos de alguna de mis vidas pasadas. Su brillo y grandeza me exito a tal grado que decidi salir de mi cuarto para dar una ronda por la Ciudad tan misteriosa que me hacia recordar mi epoca de humano.
El frio que daba era tan agradable como andar en algun prado rodeado de calor.
Mis pasos me guiaron afuera de mi mansión y me llevaron a las afueras de esta. Las calles estaban oscuras, como mi mente en ese momento. Solo unas cuantas luces alumbraban unas esquinas, pero aun así podia observar todo con nitidiez y claridaad. Era tan hermoso andar ahí de paseo, no sentirse prisionero de uno mismo, poder dejar salir todas las emosiones vanas que me aprisionabas a estar encerrado en cuatro paredes y no querer salir jamas de ahí. Pero no podia hacerle mas. Segui andando hasta llegar al centro mismo de la ciudad. Ahí todo estaba iluminado, y con gente. No me sentia muy bien rodeado de tantas personas, pero amaba a la humanidad tanto como amaba mi vida extraviada.
Sonreí de vez en cuando a alguna chica que me miraba sorprendida, pero no me detuve, mi corazón y mis pies me llevaban mas allá del propio lugar concurrido. De vez en cuando esquivaba algun carro que rondaba por ahí. Era sabado y como era de esperarse la ciudad se llenaba de vida y de mágia.
Entonces sin pensarlo ingrese a uno de esos lugares que tenian buena pinta. Me acerque a una mesa y me sente, observando por entre el enorme ventanal como la vida seguía.
¿Como era posible que ellos, teniendo tantas cosas bellas por admirar y pensar, se la vivieran andando como desquisiados?
Mi vida humana habia sido así, no la habia disfrutado, era por eso que ahora, como inmortal, pasaba el tiempo recobrando algo que no podia ya tener de nuevo.
Me gire un poco a mi derecha y entonces la luz de la luna dio a el rostro de aquella hermosa dama. Su cabello negro azabache me hipnitizo y la observe durante tal vez una eternidad

por **Catalina León** Lun Nov 08, 2010 1:59 am

Dejé la taza sobre la mesa, esa noche tenia un especial sentimiento de melancolía, extrañaba lo que fue mi hogar, la fragilidad de la mortalidad. Justo en ese momento un joven entró al restaurant, era imposible no mirarle pues ejercía un extraño magnetismo, no solo por su elegancia y sofisticación, si no por algo más allá de toda comprensión humana. Lo vi por instantes, tenía una capacidad extrasensorial demasiado desarrollada, era difícil para mi no intuir que ese hombre poseía algo misterioso y sobre humano. Dando un pequeño suspiró me decidía a mirarle o no, quizá podría ver algo de su aura, sonreí ligeramente mientras me decía a mi misma “Catalina, nunca cambiarás, cualquiera que te escuchase pensaría que estas loca, que tienes delirios de persecución”, me dije mientras desviaba de reojo mi mirada a aquel joven.
Tomé la taza y llevándola a mis labios bebí un poco de aquel café, nunca seria tan bueno como el de América, mas no estaba nada mal, aun que mi sentido del gusto había cambiado mucho desde mi abrazo. En el restaurant todo era como una pequeña fiesta, gente de puestos importantes entraban al lugar, no era tan lujoso como para albergar a la realeza pero poco le faltaría. Pronto sentí un ligero escalofrió recorrer mi cuerpo, una mirada penetrante se había posado en mi, intenté no ponerme nerviosa y lentamente de forma discreta pasé mis negros ojos por el lugar, intentaba descubrir quien era el poseedor de aquella energía, no tardé mucho en descubrirlo. Aquel elegante hombre que recién había llegado hacia unos breves instantes había posado su mirada en mí, para una mujer como yo de facciones exóticas y acento claramente extranjero no era raro que eso pasara, sin embargo este joven era distinto. Le sonreí ligeramente y de inmediato voltee la mirada al ventanal intentando disimular….

por **Avicus** Lun Nov 08, 2010 4:34 am

No pude evitar sonreirle cuando me regalo una timida sonrisa. Ladee un poco el rostro observandola detenidamente. Ninguna mortal me llamaba mucho nunca la atención para observarle, ella tenía que ser una inmortal no habia mas.
Suspire y aleje unos instantes la mirada para que la joven damisela no se sintiera agobiada ni tuviera miedo de mi presencia. Tampoco queria parecer descortés.
Pedi un café y espere mientras observaba a la hermosa luna que daba exactamente sobre aquel lugar. Suspire.
¿Cómo podían existir cosas tan hermosas? La luna, el sol, los humanos...Pense y mis ojos se posaron en aquella hermosa dama.
Y ella...Negue lentamente sin poder ocultar una sonrisa que se escapo de mis labios. Nunca se me quitaría lo sentimental ni aunque estuviera muerto.
¡Bueno! Tal véz ya estaba muerto, pero me gustaba pensar que al menos conservaba mi alma sana y salva dentro de mi. Porqué si no ¿A que seguia viviendo? Alguien sin alma sería como un mar sin agua. Suspire ante mis pensamientos casi incoherentes.
Observe de nuevo a la joven dama y pense ¿Sería bueno acercarme, presentarme he invitarle otra taza de café? Además no parecía ser de aquí, tenía un aire tan misterioso y espécial que me insitaba a seguirle observando. Observe sus movimientos, suaves y delicádos. No, estaba mas que claro que no era de aquí.
Mientras observaba eso seguí con la discusión de si debia acercarme o mejor mantener la distancía, después de todo parecia ser una inmortal, y con éllas siempre había tenido mucho cuidado.

por **Catalina León** Lun Nov 08, 2010 9:20 am

Por la calle pasaban muchas personas aun que la afluencia se iba haciendo menos al pasar los minutos, pese a estar el clima mucho más agradable para los paseos, había muchos que preferían quedarse en casa. Sonreí ante la escena de una pareja, el chico amablemente le había comprado un gran ramo de flores a la joven, caminaban juntos del brazo por la calle, era curioso pues en mi lugar natal las cosas eran algo menos frías, si ese chico fuera uno de los caporales o trabajadores ya le habría llevado una gran serenata.

Salí de mis pensamientos volviendo a ver de reojo a aquel joven que había llegado, volví a sonreírle tímidamente ante la sensación que me provocaba su mirada, mas mis ojos se fijaron en el halo de misterio que envolvía su físico, si era sumamente varonil y elegante, sin embargo había algo tras esa fachada, pude ver el aura rojiza de pequeñas partículas algo luminosas, apenas era visible para mi pues en los inmortales sobre todo en los e mi raza era complicado verlo, pues la energía era vital. No tenia duda alguna, era alguien de mi especie, me sentí algo intimidada ya que no solía tener mucho contacto con los cainitas, apenas había tenido la oportunidad de convivir con unos cuantos en el tiempo que tenia convertida.

Dirigí después mi mirada hacia los ojos del joven, en mi vida como en mi no vida había aprendido que los ojos eran tan transparentes o turbios como el alma misma de cada ser. Desde mi llegada al viejo continente apenas había tenido la oportunidad de cruzarme por el camino con uno de los nuestros, sin embargo me sentía algo mal y aquel encuentro tuvo un bochornoso final, estaba algo ansiosa, tenia el impulso de acercarme a saludarle, era interesante y muy ameno charlar con un similar. Mas mi naturaleza humana y las normas sociales me evitaban hacerlo, no se vería nada bien que una dama se acercase así a un caballero, se podría pensar mal...

por **Avicus** Mar Nov 09, 2010 3:33 am

Sonrei y note que ella me miraba una vez mas. Entonces cambio el rumbo de la mirada y se poso en el ventanal, le seguí y vi lo que estaba observando con algo de pasión y gusto.
Una joven pareja estaba ahí, el chico le habia obsequiado un ramo de rosas, el rostro de la dama se veía extasiar de alegria, de amor, de pasión.
¡Que tan volubles solían ser los humanos!
Un día se hunden en depresión y al rato andan ahí envueltos de alegría. Sonreí un poco nostalgio al recordar que la soledad era un mal juego conmigo y mi presencía casí poética y espiritual. Los observe por unos instantes y note de reojo que la dama tampoco apartaba la mirada y parecía perdida en sus pensamientos. Sonreí. Se veía con una paz tan deseada por muchos, entre ellos incluido a mi.
¡Venga! Esa joven damisela necesita otro café
Me dije a mi mismo y reí interiormente. El alma de un hombre nunca cambiaría ¡Ni siquiera muerto!
Di un lago suspiro y me puse de píe para acercarmele con precaución.
-Buenas noches, preciosa dama- salude haciendo un ademán y mirandola a los ojos negros como la noche misma y su abismo sin fin, pero hermosos y llenos de vida ¡Que ironía! -Espero que no le allá molestado, pero ¿Podría acompañarla esta noche?
Espere su respuesta sin desdibujar mi enorme sonrisa y mi cordialidad

por **Catalina León** Mar Nov 09, 2010 5:09 am

Después de un largo rato, el atractivo joven se decidió a acercarse, lo seguí con la mirada, no tenia ya mayor caso desviarla. No sabia bien si a estas alturas del partido el había descubierto mi naturaleza, así como yo pude intuir la suya, sus pasos eran firmes y elegantes, todo un caballero, bajé un poco la mirada al ver que mi café se había terminado sin darme cuenta., en cuanto levanté la mirada me tope de frente con el joven caballero. Su sonrisa era hermosa y carismática, así como su mirada acompañada de un tono de voz sumamente cortés y amable.
“-Buenas noches, preciosa dama-“ dijo saludándome, acto seguido solo atine a sonreírle -Buenas noches noble caballero.- respondí de forma algo tímida. "-Espero que no le allá molestado, pero ¿Podría acompañarla esta noche?-“. A decir verdad me asombraba un poco aquella proposición, sin embargo el joven lucia amable , en sus ojos no se distinguía la malicia o el morbo de otros de mi raza al conocerme. Asentí inclinando ligeramente la cabeza. –Claro, por favor tome asiento, un buen café se disfruta mucho mejor en compañía.- expresé sonriéndole –Será un placer compartir la mesa con usted.- finalicé esperando a que tomara asiento.

Puse toda mi atención en el, aun que nunca lo había visto me parecía muy conocido, la química entre vampiros era casi inmediata, muchas veces el trato aun que yo no había tenido mucho con otros de mi raza, era mucho mas fácil que entre los mortales…

por **Avicus** Miér Nov 10, 2010 1:11 am

Sonrei al escucharle y me sente frente a ella, mirandola a los ojos y sin perder la sonrisa.
-Eso es lo que dicen, que un buen café se disfruta mejor con una buena compañia y una buena charla- agregue colocando mi pequeño sombrero en la mesa y esperando a que el mesero se acercase para que pudiera pedir otra taza de café.
-Por cierto, ¡Que mal educado soy- dije rapidamente y me coloque de nuevo de pie para acercarme a ella y inclinarme de nuevo un poco -Mi nombre es Avicus- dije cortesmente mientras esperaba su respuesta.
Tal vez, por alguna razon me conociera, Avicus, a veces odiaba tener que presentarme así, despues de todo al presentarme solian cambiar las cosas con las demas personas, nunca pasaba desapercibido. Y yo solo queria tener una vida vampirica normal, comun, llena de gente alegre, sin tener que soportar las cordialidades maximas. Sonrei mientras esperaba que la chica se presentara. De nuevo le observe y su belleza se me hizo mas infinita todavia. Irradiaba un aire de sabiduria he inteligencia que me hacia sentir tan atrayente para mi

por **Catalina León** Miér Nov 10, 2010 2:59 am

Le seguí con la mirada, era simpático y no me daba esa impresión de arrogancia ni violencia, su mirada era atrayente y amable tenia un extraño toque de sensualidad que como bien me habían dicho, solo nosotros poseemos. Tomó asiento y colocando su sombrero en la mesa respondió a mis palabras. –En realidad yo siempre he pensado que todo se disfruta cuando se tiene una buena compañía, desde las cosas más grandes e importantes, hasta los pequeños detalles y momentos especiales que son mucho más importantes aún, pues la vida se conforma de ellos y al final son los que quedan grabados en el alma.- dije aseverando mi forma de pensar. En un movimiento que incluso me pareció gracioso se levantó de nuevo, había olvidado presentarse, aun que yo no me sentía muy atraída por las formalidades era algo importante.

Hizo una pequeña inclinación y yo extendí mi diestra desnuda como era costumbre, hacia un rato ya que me había quitado los guantes, no me gustaban mucho en tiempos que no fueran invierno. Mi piel era fría, temía que mis conclusiones respecto a su naturaleza fueran erróneas y no fuese uno de los míos, aun que siempre me quedaba decir que era por que no ingería mucha azúcar. Avicus su nombre me era conocido pero no sabia a ciencia cierta de donde, no lo recordaba en ese momento pero Selena me había hablado de el, tenia una pésima memoria era uno de los defectos que aún conservaba de mi mortalidad. –Mi nombre es Catalina León.- le expresé haciendo un ligero movimiento inclinando la cabeza. –Es un placer conocerle Avicus.- no era muy buena para las costumbres Europeas, ya que si bien eran muy parecidas en mi lugar natal no se era tan estricto con ellas.

-Pero por favor tome asiento.- justo en ese momento el mesero se acercó a la mesa, sonreí viéndole a los ojos al joven Avicus –Un buen café combina a la perfección con algo dulce. ¿Quizás algún postre vendría bien no cree?.- le pregunté amablemente…

por **Avicus** Vie Dic 10, 2010 11:24 pm

Escuche lo que decia y asenti observandola. A parte de ser una mujer sumamente hermosa y atrayente, era tambien alguien sabia he inteligente. Eso me entusiasmo mas. Adoraba a las mujeres que tenian vida, y no solo vida social, si no vida llena de cultura, sabiduria he inteligencia.
-El placer es mio Señorita Catalina- le respondi tomando su brazo y dandole un corto beso en el dorso. Me levante he inclinando un poco la cabeza y sonriendo atreviendome a mirarla a los ojos.
-Gracias- murmure cuando me invito de nuevo a tomar asiento y le mire, sus moviemientos eran suaves, delicados, todo en ella parecia frágil, pero sabia que era una de esas pocas mujeres que se atreverían a todo con tal de conservar su dignidad y libertad.
Escuche su propuesta a un postre. Le mire a los ojos, no podia andar por ahí diciendo mis secretos, asi que con bastante disimulo asenti.
-Me parece perfecto, un buen cafe, una buena compañia, una buena charla y un buen trozo de pastel- dije con ironia y llame al mesero -Dos piezas de pastel y una taza de café por favor- pedí mientras miraba a Catalina.
-He notado, por muchas cosas, me atrevo a decirle, que no parece ser de por aca- le comente

por **Catalina León** Sáb Dic 11, 2010 12:09 am

Algo en aquel joven llamaba poderosamente mi atención, entrecerrando los ojos pude ver un aura violeta que se tornaba rojiza en la capa exterior. La intuición no me fallaba casi nunca, y esta vez no era la excepción, cierto es que la comida no me sabia como antes, y que mucha de ella me hacia daño por decirlo, pero era una buena actriz y con tal de no recluirme a una vida frívola, era capaz de fingir. Asentí con el movimiento de mi cabeza. Le sonreí amablemente, su rostro era afable, para mi era sumamente extraño encontrarme con alguien como el, de hecho a decir verdad no tenia mucha experiencia entre los de mi raza.

Fijé la mirada en sus ojos, eran enigmáticos y misteriosos, debo aceptar que me perdí en ellos por instantes, de haberme podido ruborizar sin duda o habría hecho. Bajé de inmediato la mirada tímidamente, por miedo a ser descubierta. Aceptó mi proposición, sabía que quizá ninguno tocaría el pastel pero, era divertido mantener las apariencias. Después de que llamó al mesero y ordenó volteo a verme, con una voz afable respondí a su pregunta -Bueno, mi acento es muy notorio, el tono de mi piel, el color de mis ojos y el cabello oscuro. No soy una mujer común en estos lugares por muchas otras cosas.- expresé sonriendo -Vengo del nuevo continente, de la Nueva Galicia para ser exacta.- sonreí mientras el mesero traía dos enormes trozos de pastel y la taza de café para mi caballeroso acompañante.

-Es curioso haberle encontrado, vengo a menudo por este lugar y no recuerdo haberle visto antes, y créame que de haber sido así lo reconocería enseguida, disculpe el atrevimiento.- expresé algo apenada -Pero no creo que habría podido pasar desapercibido para mi.-, bajé nuevamente la mirada, su presencia me intimidaba y fascinaba a la vez, no solo por el magnetismo que emanaba al ser un cainita, si no por que tenia un resplandor distinto a los vampiros que había conocido antes...

por **Avicus** Mar Dic 14, 2010 12:06 am

Escuche lo que decia y me sorprendi, era de esperarse.
-Mire que bien, usted debe ser una de las pocas personas de otro continente por aca... y si me permite el atrevimiento que le trae por aca?- pregunte.
Observe como me miraba, intente disimular no haberle notado. Aunque tambien no pude evitar mirarle de la misma forma cuando habia bajado la mirada, pareia fascinada con algo, y ese algo parecia ser yo. Suspire un poco mientras esperaba la taza de cafe y el pastel. No era bueno con la comida despues de mas de 300 años aun me costaba ingerir alimento alguno, pero la costumbre me hacia salir adelante, era como ese reto que dia tras dia tenia que superar. Sonrei un poco. Tal vez a ella le costaria mas que a mi.
Escuche lo que decia y sonrei un poco mirandola a los ojos.
--Bueno, hace muchisimo tiempo que no venia por aca- le respondi con educacion y sonrei al escucharle, era muy dificil olvidarse de Avicus -Andaba fuera de la Ciudad y llevo pocos dias de nuevo por aca. ¡Y como ha cambiado todo!- exclame mirando por la ventana y soltando un largo suspiro, los humanos eran muy codiciosos y extravagantes.
-De hecho estuve un tiempo en Galicia- comente mirandola de nuevo ya que me habia perdido en el exterior observando a las personas pasar -Es un lugar misterioso y encantador para ser tan peqeño- exclame y mire mi cafe y el trozo de pastel. Tome una bocanada de aire y sonriendo tome un trago al cafe.
Resultaba bastante extraño beberlo, la sensacion de desagrado lo senti en el paladar y despues en la garganta, sabia que mas tarde tendria una fuerte intoxicasión. Observe a la dama esperando a ver que hacia. O que decia. Y de nuevo me perdi en ella. Parecia tan sabia y culta. Sacudi la cabeza con disimulo, si seguia asi, tal vez pensaria que era un maleducado

por **Catalina León** Mar Dic 14, 2010 4:47 am

Era curioso ver como observaba la comida, se notaba que no le gustaba nada la idea de ingerir algo de eso, ¿y quien lo culparía?. Di un suspiro y sonreí ante el comentario, si era verdad, no había muchas personas del nuevo continente en Europa, al menos yo me había encontrado con muy pocos en el tiempo que llevaba en al ciudad. -Me trajo la curiosidad, tengo mucho tiempo libre y me decidí visitar por una larga temporada el viejo continente. Tenia ganas de ir a recitales, teatros, operas, de visitar los maravillosos museos y esa sensibilidad que expresan en las bellas artes- expresé calidamente, aun que un dejo de melancolía se podía notar en mis palabras. Sentí por momento su mirada puesta en mi, intentaba mantener la calma y no parecer una adolescente. Levanté la mirada al escucharle, el hecho de que no estuviese en la ciudad me hacia entender por que no lo había encontrado.

-Los lugares pueden llegar a cambiar de un momento a otro, sin embargo en esencia tanto los lugares como los seres, seguimos siendo los mismos, sin importar cuanto cambien nuestras maneras o el exterior.- dije viendo a uno de los meseros que tropezando casi había tirado un plato de comida en una exentrica mujer, de inmediato esta enfurecida comenzó a maltratar al chico. Hice un gesto de desagrado, pero los mortales eran así -¿Cuanto estuvo en Galicia, que le parecieron sus noches?.- pregunté intrigada. Posé mi mirada en el, suspirando veía el café como animándose a probarlo, al fin lo hizo pero su expresión valió mas que mil palabras, luego volteó a verme. Le sonreí con ternura y tomando inconscientemente su mano izquierda con mi derecha le hable en un tono que solo el pudiese escuchar. -No debéis tomarlo si no os apetece, en mi tierra natal dicen que si uno come o bebe algo que no se le antoja puede sufrir un gran empacho, y seria para mi muy penoso que os enfermarais por mi culpa.- dije tomando conciencia, quité con un rápido movimiento mi mano de la suya apenada bajé nuevamente la mirada -Disculpad.-...

por **Avicus** Mar Dic 14, 2010 9:02 pm

Escuche con atencion lo que decia y asenti. No me habia equivocado, era una mujer de mundo.
-Pues espero que te resulte agradable estar aqui, en mi mundo- le comente mirandola -Aunque le dire, que despues de un rato, las cosas nos resultan bastante absurdas y algo aburridas.
Voltee con disimulo cuando una de las mujeres que se encontraba ahi comenzo a gritar al mesero, sacudi la cabeza a manera de desagrado y volvi mi mirada a ella y escuche su pregunta.
-Fue un lapso muy corto a decir verdad. Pero resulta un lugar encantador, en especial la gente, sin ofender. Ustedes son tan... appétissant- comente y sonrei de lado mientras suspiraba.
Entonces note su gelido y a la vez calido tacto y mire su mano tomando la mia. Escuche lo que decia y sonrei.
-Las apariencias para mi son sumamente importantes- comente en el mismo tono donde solo nosotros dos podiamos escuchar. Sentir su mano en la mia resultaba confortable y agradable -Pero tiene usted razon, no seria nada agradable enfermarse solo por quedar bien. De todas formas, ellos- hice un ademan señalando a las personas que nos rodeaban -Ni siquiera se han percatado de mi, solo creo tienen mirada para usted y su inconfundible belleza si me permite agregar- comente y vi como retiraba la mano. Sonrei un poco.
-No tiene porque disculparse, las cordialidades con nosotros se pueden disculpar- comente mientras la miraba. Habia algo en ella que me hacia querer saber mas y mas. Su sonrisa y su rostro eran muy hermososo. Y su piel. Sacudi la cabeza.
appétissant eso era lo que era. Y si fuese una humana, la hubiera tenido. Era una lastima no haber probado su sangre, podia imaginarme lo dulce que abria resultado. Sacudi la cabeza.
-Disculpa mi indiscrecion, pero ¿Hace cuanto que usted es lo que es?- pregunte cordialmente y mirandola a los ojos

por **Catalina León** Miér Dic 15, 2010 2:06 am

El restaurante poco a poco se quedaba vació, con mayor razón después del espectáculo que había dado aquella adinerada mujer, la noche era fresca y llena por los olores de los arboles en retoño y los botones de las flores que apenas se iban abriendo. Me sentía algo apenada ante los halagos del atractivo caballero, a decir verdad era sumamente raro que me dijesen algún cumplido. De haber podido sonrojarme sin dudarlo lo habría hecho nuevamente. Respire hondo ante su pregunta, un dejo de melancolía se hizo notorio en mi rostro. -Hace poco más de cien años, sinceramente ya perdí la cuenta exacta.- no era solo el hecho de perderme de los amaneceres, si no que no había tenido el tiempo suficiente para aprender, ya que mi guía había sido asesinada antes de haberme enseñado todo lo que debía.

-Vos, ¿hace cuanto estáis en esta peculiar situación?.- pregunté viéndolo a los ojos, era curioso pero la sensación de soledad que siempre me acompañaba estuviese con quien estuviese me había abandonado, me sentía cómoda y tranquila, empezaba a tener una sensación cálida, su voz era lo único que llamaba mi atención en ese momento. Me sentía como una chiquilla cursi, bajé nuevamente la mirada aun que lo veía de reojo cuando pensaba que no se daba cuenta. -Aún no me acostumbro, nunca había vivido en "libertad" y bueno, abrirme ahora sola a una nueva "vida" es algo complicado.- mas aún con el hecho de que desde una tierna edad entré al convento, donde no podía hacer ni decir nada si no tenia el consentimiento de la superiora y donde siempre estaba acompañada por mínimo cuatro o cinco hermanas...

por **Avicus** Jue Dic 16, 2010 6:50 am

Escuche con atención. Era por eso que me resultaba tan atractiva. Mas de 100 años. Sonrei un poco al escucharla y notar la melancolia con la que lo decía.
Escuche su pregunta y le mire a los ojos ladeando la cabeza un poco.
-Un poco mas de 300 años, la verdad, como dice usted, he perdido la cuenta, despues de tener la imortalidad y haber pasado mas de 100 años decidi que la edad para nosotros resultaba solo una palabra incomoda y vana. Sin sentido y sin razón. Solo los humanos que tienen muy poco tiempo deben de contarla, para sentirse seguros de si- comente mientras suspiraba y observaba el lugar, se habia quedado vácio, solo quedabamos nosotros dos y otra pareja mas alla.
-¡Que rapido pasa el tiempo!- exclame sorprendido y le mire, escuchando lo que comentaba -Si bueno, la verdad nunca te acostumbraras, ademas las cosas van cambiando, demasiado rapido, apenas te acostumbras a algo y ya esta cambiando- comente y rodee los ojos con desagrado.
-Lo bueno de ser lo que somos es que jamas cambiamos en lo fisico... es algo... especial y permanente.
Suspire recorde entonces mi pasado, ese pasado que tanto habia disfrutado. Como Dios, como vampiro, como un todo. Recorde a mis viejos amigos. Catalina me hacia sentir como en esos tiempos, ella tenía un cierto parecido con ella... aquella unica mujer que habia hecho vibrar mi alma mi espiritu y mi ser. Sacudi la cabeza y la mire con una sonrisa algo cursi para el momento.
-Creo nos cerraran aqui...- observe la taza de cafe y los pasteles apenas intactos -¿Que le parece si damos un paseo?- le propuse y espere

por **Catalina León** Jue Dic 16, 2010 1:35 pm

Lo observaba de reojo sin darme cuenta, estaba emocionada mas que la fascinación que todos mis congéneres exhalaban, era un sentimiento de empatía, no solo era el atractivo físico si no algo que iba más allá. Al decir su edad me sorprendí, seria el tercer cainita de más de 200 años con el que me encontraba, en realidad no había tenido contacto con muchos pero, en su mayoría todos habían sido muy jóvenes. -Si tiene razón, para los mortales la vida es un suspiro en comparación de lo que es para nosotros.- respondí a su comentario, percatándome que nos habíamos quedado apenas con otros dos comensales, una hermosa pareja, se veían enamorados pues ella dio de probar un poco de su postre a él, no era algo bien visto pero sintiéndose casi a solas supongo que se les hizo fácil expresar sus emociones con mayor libertad, de momento sentí envidia por ellos y mi mirada lo reflejó. -La belleza externa nos fascina, sin embargo la interna y sus expresiones nos sublima.- expresé ante la idea de que nosotros teníamos ventaja pues nuestra belleza exterior no era efímera.

Su mirada se tornó lejana, y ese profundo suspiro no podía indicar más que algún recuerdo había hecho su aparición como una estrella fugaz en el firmamento, el momento ciertamente se estaba volviendo algo dulzón, no es que me molestase pero era increíble como en apenas un par de horas y unas cuantas palabras la empatia entre dos seres podía darse. -Tiene razón, es algo tarde ya aun que para nosotros la noche apenas comienza.- expresé sonriendole, el mesero se acercó para ver si se nos ofrecía algo más. Era cliente habitual del restaurante y él por mas extraño que le pareciese tenia la misión de encargarse de darle a alguien más la comida que apenas y probaba.

Asentí ante la invitación inclinando ligeramente la cabeza -Será un placer, la noche es sumamente hermosa como para desperdiciar la oportunidad de pasear con una compañía tan agradable como la vuestra.- respondí sonriendo, me halagaba la invitación y debo aceptar que me entusiasmaba la idea. Una vez pagada la cuenta avanzamos hasta la puerta del local, una vez afuera sentí el aire acariciando mi fría piel, el clima era ideal y la noche para mi no podía ser mejor...

por **Avicus** Miér Dic 22, 2010 10:30 pm

Estudie atento sus gestos. No podia estar mas que fascinado por esa mujer. Parecia tan irreal y lejana como lo era yo tal vez. Me sorprendia la ligeresa de sus palabras, su profndidad y su belleza. No podia apartar la mirada de ella. Tenia algo que me llamaba mas que la atención. Por primera vez en mucho tiempo senti emosión de estar con una personsa digna de presencia y de admiración.
Al salir a la calle con precaución y caballerosidad coloque mi mano en la espalda de ella y sonrei mientras sentía el aire a mi alrededor. No era incomodo, pero sin tanta vestimenta abria resultado mejor. Era por eso que me encantaba estar en la Nueva Galicia, donde la vestimenta no era tan rutinaria, ni estricta.
Mientras caminabamos sonreí.
-Debo confesarle algo- le dije mirando la luna y observando el paisaje para no llegar a incomodarla - Usted me recuerda a una vieja amiga.
Suspire mientras el aire alborotaba mis cabellos y mi capa.
-Y tambien debo confesarle que es amena su compañia. Es un gran placer poder compartir cortas charlas, pero interesantes y llenas de sentido con usted. Despues de todo, no hay muchos como nosotros con bastante edad y bastante sabiduria hoy en dia.
Recorde a un chico que alguna vez me habia topado. Nada comparado con Catalina. El parecia mas bien apoderado y seducido por el poder y la gloria de ser un inmortal. Pobre efimero. Pronto se daria cuenta de la perdida de tiempo que invertia al salvagloriarse como un Dios. ¡Un Dios!
Sonrei con disimulo y segui caminando a la espera.
Marius sin duda alguna se hubiera burlado de mi y de mi inocencia esta noche. Pero no podia comportarme de otra manera. Catalina me seducia y me invitaba a conocerla mas a fondo, tal vez hasta el alma.

por **Catalina León** Dom Dic 26, 2010 9:53 pm

El aire de la noche era sutil y seductor, invitaba a un mundo de descubrimientos que quizás se abría para mi aquella noche, la luna nos servia de guía y faro. Caballerosamente colocó su diestra por mi espalda, con un tono divertido me expresó que le recordaba a una amiga, aquello me halagó la verdad es que siempre he pensado que aquellos que nos recuerdan a algún ser querido, se quedan en nuestros recuerdo a la vez. Sonreí y volteé a verle a los ojos, suspiró al momento que el gentil viento alborotaba libremente algunos de sus cabellos. El halo de misterio y misticismo que emanaba y que juntos podíamos provocar era evidente ya que muchos nos veían atentos al pasar. -Gracias, he de deciros que vuestra compañía también muy agradable, hacia mucho tiempo no me sentía acompañada.-

Avanzamos por las callejuelas como si nadie mas existiese en esos momentos, me tomé de su brazo como era costumbre, -Si no es mucha indiscreción ¿por que os recuerdo a vuestra vieja amiga?.- pregunté algo curiosa, mientras sonreía a algunas personas que no apartaban la vista de nosotros...

por **Avicus** Jue Ene 06, 2011 9:33 pm

Seguimos caminando escuchandole el agradecimiento. Habia notado las miradas inquisidoras de las personas. No era de esperarse por supuesto, ella resultaba una mujer sumamente hermosa y exotica para un lugar tan gris como aquí. Y yo, a su lado resultaba con luz propia, asi como la luna que nos alumbraba en lo alto. Esa noche parecia ser magica. Y si no lo era, yo la haria magica para no defraudar a Catalina.

Sonrei a una pareja que iba pasando y escuche su pregunta. Suspire fuertemente con un dejo de tristeza y melancolia. Recordarla a ella resultaba bastante dificil, pero hablar de ella era como un puñal helado que se clavaba una y otra vez en mi pecho. Pero no podia dejarle con la duda y tenia que ser gentil al responderle que su presencia me conmovia hasta los huesos y me resultaba bastante comodo y agradable pasar tiempo a s u lado. Y esos sentimientos solo me habian pasado una vez...

-Bueno, su presencia y usted misma Catalina, tiene un aura que me recuerda mucho a ella. Siempre diciendo lo que piensan, siempre tan hermosas y disculpa por el atrevimiento... resultas ser usted una dama inconfundible he inigualable...- respondi evadiendo mencionar a ella...

Mi mente volo años atras cuando estuve a lado de Zenobia. Recorde la gracia con que caminaba la alegria al hablar, y tambien recorde su partida. Era por eso que me habia ido de aqui. Por su recuerdo. Era aun doloroso saber que ella ya no formaba parte de mi. Que se habia convertido solo en una. Sin tener en cuenta que en eso se habia llevado mi alma en mil pedazos. Pero Catalina parecia tan igual y tan diferente. Parecia tener una perspectiva de la vida. Ella parecia ser como yo. Tal vez por fin habia encontrado una compañera de viaje. Tal vez por fin habia encontrado esa compañia que tanto habia anhelado y buscado en los brazos de Zenobia y que ella simplemente no pudo darme. No sabia si era asi, pero tenia ganas de comprobarlo. Queria por fin dejar el pasado ahi, en el pasado y poder rehacer la vida como siempre habia soñado. Sin fantasmas, sin dolores, con mi alma devuelta.

por **Catalina León** Dom Ene 09, 2011 2:59 am

Mientras caminábamos el ambiente empezaba a enrarecerse al menos para mi, ya que las miradas inquisidoras de más de alguna mujer o algún caballero se centraban en nosotros, no era nada común que una mujer como yo, con mis facciones y el color de mi piel además de mi acento paseara con un joven como Avicus, en su mayoría podrían pensar que el era mi amo y que me había traído del nuevo mundo para adiestrarme, en más de una ocasión escuché comentarios como ese. Intentaba sentirme cómoda, así que voltee a verle, era un caballero sumamente atractivo y me sentía protegida y cómoda con el, escuchaba con atención sus palabras ignorando por fin al resto de la sociedad.

Me aferre a su brazo como una niña se aferra buscando protección, me mantuve firme sin tomar más en cuenta esos comentarios y las frívolas miradas. -No siempre puedo decir lo que pienso, a veces pienso cosas que es mejor callar, pero siempre es bueno tener un lindo comentario hacia los demás, la naturaleza, el arte ¿y por que no? para la existencia misma.- dije aseverando. -Bueno todos, somos únicos.- sonreí con timidez, su tono de voz se volvió melancólica -Lamento si os he hecho rememorar algo doloroso.- me disculpé...

por **Avicus** Lun Ene 10, 2011 7:25 pm

Escuche atento un comentario de unas mujeres que cotillaban para alla y les dirigí una mirada severa. La gente a pesar de la epoca aun hacian distinción entre las clases por medio del color. Eso en verdad era un atropello y una verguenza. Provenir del mismo endé.
-Le aseguro que ninguna de esas mujeres saben que usted es una joya preciosa- murmure cuando senti como se ponia incomoda. Era de esperarse, tambien yo sentia lo mismo en algun momento, siempre llamando la atención de mas.
Su voz me hizo salir de mis pensamientos y le mire con una sonrisa.
-Usted no ha hecho nada malo Catalina- le dije rapidamente y tome su mano entre la mia -Lo doloroso para mi siempre resulta comodo. Aunque bueno hablar de ella no tanto. Despues de tanto tiempo no puedo evitar pensar que la vida resulta tan conmovedora de igual forma...- suspire y sacudi la cabeza.
-La noche esta hermosa- musite observando encantado la luna llena de luz

por **Catalina León** Miér Ene 12, 2011 1:12 am

Escuche sus palabras, eran muy reconfortantes, esta vez no me sentía tan mal como en otras ocasiones, pese a intentar que no me importasen esos comentarios aún dolían. Di un suspiro sonriendole a Avicus de forma melancólica. Un ligero escalofrió recorrió mi espalda al sentir como tomaba mi diestra con la suya. -Siempre he pensado que haber amado al menos una vez en la vida es un gran milagro, que debemos dar gracias por que alguien despertó en nosotros esos sentimientos místicos y deliciosos que de otra forma seguirían guardados en nuestro interior.- dije aun con tono de voz apenada pues sentía estar invadiendo la privacidad de un hermoso y gran sentimiento. -Al menos usted ha sentido algo tan divino como el amor.- expresé con cierta melancolía, pues yo nunca lo había vivido al menos no de una forma tal como sus palabras y el tono de su voz lo describían.

Volví la mirada al cielo cuando el noble vampiro que me acompañaba me hizo notar la belleza que ocultaba la luna bajo sus rayos de tenue luz. -La luna es la única compañía de la que tenemos certeza los seres como nosotros.- dije admirándola...

por **Avicus** Vie Ene 14, 2011 8:43 pm

-Y preferiria no haberlo sentido nunca, Catalina- murmure y suspire sin apartar la vista de la luna y sonrei melancolicamente.

-Haber sentido eso, amor... Fue algo maravilloso mientras duro. No le niego que fueron tiempos muy bellos, pero despues... la desesperanza de no tenerla... es como mil puñales atravezando un corazón vivo. Fue como si me arrancaran mi alma- me habia perdido en mi propia visión del recuerdo de aquel amor que me habia daado fuerzas para vivir, para experimentar la vida como siempre habia soñado y el mismo amor que habia terminado por mucho tiempo con mis ilusiones y mis esperanzas.

-Pero no quiero arruinar la noche con mis pasados sentimientos...- comente y sonrei animadamente -Usted tiene mucha razón, la luna es la unica compañera fiel que tendremos durante toda la eternidad.

Observe como una pareja cercana tambien observaba algo desencantados la luna.

-Ha habido mejores noches- escuche que decia el joven y la chica asentia mientras seguian caminando.

-Los humanos son tan comunes, que ni una luna así logra sorprenderlos y extasiarlos- comente y mire a Catalina -Pero, cuenteme algo sobre ti, no es muy comun que me encuentre con alguien como tu, encantadora, libre y ademas hermosa- sonreí educadamente -Quiero conocerte mejor, si me lo permites. Es tan agradable estar con tu presencía sin tener que pretender que soy un hombre de clase alta soberano y despiadado.

Era lo que muchos me habian dicho en su tiempo. Despues me llamaron el Dios del sentimentalismo, y ahora, solo los mas antiguos recordaban mi nombre, fiel a mi.

por **Catalina León** Dom Ene 16, 2011 10:14 am

Escuchaba con atención a Avicus, tenia mucha razón en ello, amar algo y luego perderle sabiendo que la dulce muerte no vendrá a hacerte descansar y dejar todo atrás, es muy duro. Mi expresión se volvió melancólica pues sentía tristeza por mi misma, de pronto el sonrió ante mi comentario, la sonrisa de aquel vampiro era cálida y encantadora, tenia una fuerte aura de misterio y ternura que creo muy pocos podían distinguir, correspondí a su sonrisa con una dulce mirada, en ese momento una pareja de jóvenes pasaba por nuestro lado, a el parecía poco hermosa la luna, y ella quizás tenia muchas más cosas de que preocuparse. Debo aceptar que me dio un poco de malestar, ya que ellos tenían la luna para acunar sus noches, y al sol para tibiar sus días, nosotros solo teníamos a la luna como fiel amiga, compañera y testigo de nuestro andar.

Avicus rompió el silencio ante el comentario del chico, sonreí de medio lado aun con el dejo de melancolía en mis labios. -Los mortales son tan efímeros, que no tienen tiempo de distinguir y valorar estos pequeños detalles gratuitos. Tienen mucho por hacer y muy poco tiempo.- dije ante sus palabras. Luego el volteó a verme mientras continuábamos nuestro camino sin rumbo fijo, a decir verdad esa noche no me importaba caminar a donde fuera al lado de mi caballeroso acompañante, si presencia me seducía, y el sentimiento de soledad se sentía mucho menos en su compañía. Me preguntó sobre mi, detuve mi paso frente a una pequeña banca bajo un par de arboles. -Nos sentamos?- pregunte tímidamente, tomé aire y nos acomodamos en ella. Suspiré profundamente, era poco relativamente lo que recordaba de mi ayer. -Fui la hija menor de una gran familia, mi padre era un poderoso hacendado en la Nueva Galicia, mi madre soñaba con una hija religiosa, y como mis hermanas habían sido prometidas en matrimonio por conveniencia, me tocó a mi. A los 17 años entré al convento, ahí estuve como niñera, enfermera, medico de animales, maestra y cantaba en el coro. Estaba a unos días de tomar los votos perpetuos cuando...- agaché la mirada y un mechón de mi cabello cayó para cubrir mis ojos, mi tono de voz era melancólico y añorante.

-Bueno, me convertí en lo que ahora soy.- sonreí un poco -Pero no crea que soy una monja aburrida, amo las artes, en especial las escénicas, el teatro, la danza y sobre todo la música.- respondí algo apenada. -Me gustaría poder ir mas a museos o a ruinas arqueológicas sin embargo, no se en soledad no se disfruta igual. No hay quien me escuche criticar tal o cual parlamento, o que me guié sobre obras que no conozca, o a quien leerle fragmentos de un buen libro.- esbocé...

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Noche de primavera...

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