La joven noche (abierto)

Aburrida por culpa del tedio y la inmensa monotonía, decidí visitar un viejo burdel, para así no tener que dar rienda suelta a mi imaginación. Intenté buscar uno lo suficientemente apartado, para que nadie me viera entrar. Quizás esa noche encontrara un hombre atractivo que saciara mis ansias. Nada más cruzar la puerta, la sorpresa de mi vida. Aquel lugar estaba desértico. Apenas un alma entre las tristes mesas. Y yo que pensaba vivir una noche fantástica. Me acomodé en una de las sillas, en un lugar bastante apartado. El camarero acudió enseguida.
"Una botella de Bourbon, por favor. Y no haga miramientos. Quiero que se desborde del vaso"
El Bourbon era mi mejor forma de aplacar las penas y el aburrimiento. Si alguien me viera aquí, no daría crédito. Pensaría que me confunde con otra dama. Los pocos que me conocen saben que soy una niña inocente y perdida que, a causa de desgracias, se ha hecho rica. Me río en las caras de todos ellos. La única desgracia, es no haberse hecho rica antes.

-Perdone que me siente con usted señorita... - una joven se acercó a mí, sin ningún tipo de recato. Que se sentase a mi lado, me pareció algo inesperado. Pero éramos pocos ocupando aquel solitario burdel -Llevaba largo rato esperando al camarero en aquel rincón y me ignoraba por completo... así que decidí acercarme a usted, a ver si así me atendía de una vez.- aquella joven seguía hablándome, obviando mi incredulidad. No se si bromeaba o, por el contrario, hablaba en serio. Al parecer, iba a quedarse ahí sentada -No me extraña que no venga nadie... con el poco interés que tiene trabajando - sonreí ante su comentario. La dama también era ingeniosa, al fin y al cabo.

-¿Acostumbráis a sentaros en mesas ajenas? ¿O solo buscáis conversación? - observé sus movientes, cada gesto que su rostro tornaba. No parecía una amenaza. El camarero se acercó tras su llamada.

-Yo invitaré a la dama - le aseguré, con gran suficiencia y pagada de mi misma, dando a entender que no me molestaba su compañía.

La joven llevaba el corsé suelto. Un signo claro de desfachatez. Pero estábamos en un burdel. La desfachatez, abundaba en demasía.

-¿Fumáis? - pregunté, ofreciéndole un cigarro. Ante el aburrimiento, alíate con alguien cercano.

off: cerrado