En el claro [libre]

La anemone nemorosa... Una planta con una bonita flor, que se abre a principios de primavera. Combate la tos, produce ampollas en la piel... Y con 200 miligramos se puede matar a un animal de diez kilos.
Vivir cerca de las afueras de Londres tiene la ventaja de que no tengo tan lejos los lugares en los que puedo recolectar las plantas que necesito para mis pócimas.
Llego al claro del bosque en el que sé que crece esta planta. En un espacio donde los árboles desaparecen, se extiende una pequeña pradera llena de flores blancas, con sus estambres amarillos dándole más color a la escena. Sus ojas, de un verde intenso, y sus tallos ligeramente rojizos completan el cuadro. La tenue luz del sol indica que anochecerá dentro de poco, lo que me dificultaría la recolección.
"Encantador..." Pienso con sarcasmo "Es una pena que no sea de las que aprecian este tipo de cosas"
Preferiría haber salido a caballo, para correr y dejarme llevar por la sensación de velocidad. O haberme quedado en casa, degustando alguno de mis exquisitos vinos, o tal vez pasando el tiempo con algún amante. Pero la magia me apasiona, y aunque recolectar no sea entretenido... El resultado final lo compensa.
De pronto, unos ligeros pasos en la hierba rompen el falso silencio del bosque, ese silencio lleno de roces de hojas, susurros de la brisa y ligeros sonidos de los animales. Pero estos pasos son humanos... O, tal vez, inmortales. Pero no son de un animal corriente. Me incorporo, alerta, y guardo la bolsa con las flores que he recogido entre los pliegues del vestido.

El bosque me había llamado poderosamente la atención, no sólo porque jamás me perdía en él sino que había algo más, algo mágico, que por más que mis visitas se volvián una necesidad porque quería saber tal secreto...tal misterio.
Alema, por protección, me dio una rosa que contenía uno de sus mejores hechizos. Hacía poco que comenzaba a utilizar mi magia, sólo me restaba esperar. Mientras tanto...Alema era mi maestra y amiga.
Tenía mi rostro tapado por mi capa violeta de seda. Ser de la alta sociedad para una persona como yo, con sus orígenes es realmente complicado.
Sin contar mi problema con la Iglesia y sobre todo con la Signora Van der Ross o como la conocían mundialmente Lady Van der Ross...sin duda era una mujer que lograba lo que quería...no importaba como...sólo lo lograba.
Esa noche no era como todas, el viento estaba distinto...soplaba muy fuerte como anunciando algo que no se podía desifrar. La luna todavía no había aparecido así que el Astro rey seguía iluminando el cielo, pero ya parecía estar cansado. Mi corazón se aceleró cuando pensé en la luna. Mi nombre, mi identidad se basa en la noche, en sus misterios...y sobre todo...en cada bruja que nació bajo el manto de Selene, la diosa de la luna.
Mi campo de visión iba disminuyendo pero pude notar un vulto en el claro del bosque. Despacio me acerqué al lugar en donde se encontraba.- Ciao...- saludé en mi lengua materna..- Signorina...¿ Como se encuentra?.- pregunté con un hilo de voz.

Me doy la vuelta. Una figura cubierta con una capa violeta, que oculta su rostro, se acerca despacio hacia mí.
- Ciao...- saluda en italiano una voz de mujer- Signorina... ¿Como se encuentra?.- pregunta con un hilo de voz.
- Me encuentro perfectamente, gracias...- respondo, utilizando el inglés, ya que por su última frase parece que sabe hablarlo- ¿Y usted, cómo se encuentra?
La situación es algo extraña. Éste no es el lugar más común para pasear, y no creo que ninguna esperara encontrarse con compañía. Cruzarse con una desconocida aquí ha sido una casualidad... La miro un segundo y luego sonrío. Una desconocida, pero una bruja, al fin y al cabo, su alma no deja lugar a dudas.
- Resulta curioso cruzarse con alguien en este bosque. Mi nombre es Erzsebeth Harsányi... Encantada de conocerla.

La extraña mujer se dio vuelta y no pude evitar sentir su mirada clavada en mí. Era de esperarse un bosque no era para pasear... bueno..una persona normal no andaría así como así en el medio de aquel lugar.
Sonreí.- Perfectamente...Señora...-dije mostrando respeto.Estaba segura de que aquella mujer, era una bruja. Las brujas tenían algo especial. Algunas almas la rodeaban, estaban desdibujadas, caminé un paso para atrás...tenía pánico a que me atravesaran...ya que, por un momento parecía que estuviera muerta.- Si, mucho...aunque es una mágica noche...- dije haciéndole saber que sabia que era. Era bueno encontrarse con una hermana de vez en cuando.- Encantada de conocerla...yo soy Selene Van der Ross...

Sonríe
- Perfectamente...Señora...-dice respetuosamente. Veo cómo da un paso hacia atrás. Sospecho por qué puede ser...
- "Felfedi jelenlétét"- murmuré, apenas moviendo los labios. El hechizo reveló la presencia de algunas almas, confirmando mis sospechas. Así que por eso ha retrocedido.
-Si, mucho...aunque es una mágica noche...- dice. ¿Mágica? Parece ser que sabe lo que soy... Tampoco me extraña, es fácil reconocer a otras brujas si se tiene experiencia- Encantada de conocerla...yo soy Selene Van der Ross...
- Así que Selene... La diosa griega de la luna. Un nombre interesante- sonrío- Es usted italiana, ¿no es así?

Pude sentir algo extraño cuando ella pronunció aquellas palabras, sentí como si ella también las pudiera ver. De pronto me encontrada calmada, las almas no me daban miedo.
- Mi madre...me puso el nombre...seguro que supo...que sería...rara...- dije bajando la cabeza. Todo lujo de la clase alta...jamás me había satisfacido, quizás era porque mi sangre, mi raíz se encontraba en otra parte. Me di cuenta que tenía que responderle.- Así es...soy de Venecia...- sonreí. Quise calmarme, no quería que mis emociones me jugaran en contra.

- Mi madre...me puso el nombre...seguro que supo...que sería...rara... -dice bajando la cabeza-Así es...soy de Venecia...- sonríe.
- Venecia... Estuve viviendo un tiempo allí. Es una hermosa ciudad, sin duda- digo, sonriendo. Por mi mente pasan los canales, los palazzos, la plaza de San Marcos... Lo pasé bien en esa ciudad- Si conocéis bastante gente de la alta sociedad veneciana, tal ves hayáis oído hablar de una amiga mía... Lenore Berneri- la miro a los ojos- ¿Y qué hace una veneciana tan lejos de su Italia?
Parece que han dejado de importarle las almas... Curioso.

- Es una ciudad maravillosa.- afirmé con un brillo especial en mis ojos, me acordaba de mis aventuras cuando niña.. -Soy más bien de las personas que viven a las afueras de las calles de Venecia. En una residencia que debo admitir...da miedo...- dije con una sonrisa en mi rostro. Las almas habían desaparecido pero ahora un recuerdo... una tormenta estaba naciendo en mi ser, aquel día que me separaron de mi madre... aquel episodio que no pude defenderme...- Es que... sólo...quiero conocer el mundo.- Y escaparme de las garras de Lady Van der Ross...me faltaba decir.

- Es una ciudad maravillosa.- afirma- Soy más bien de las personas que viven a las afueras de las calles de Venecia. En una residencia que debo admitir...da miedo...- dije con una sonrisa en su rostro- Es que... sólo...quiero conocer el mundo.
Asiento.
- Viajar y conocer el mundo puede ser apasionante... Yo conozco Hungría, he recorrido los Cárpatos, he vivido en Italia... Y ahora soy una más de la numerosa población de Londres. Tal vez no lo note al ser extranjera usted también, pero ni mi nombre ni mi acento son ingleses, por mucho que domine el idioma- comento. Los ingleses suelen advertir que soy extanjera, aunque hable casi perfectamente en inglés... Y mi nombre suele ayudar a que lo noten- ¿Qué países ha visitado, signorina?- pregunto.
Mientras espero su respuesta, sigo pensando en mi nombre. Al legar a Londres lo adapté de Erzsèbet a Erzsebeth, ya que ellos no tienen tildes y demás... Y, aun así, algún inglés me había preguntado "Can I call you Elizabeth?". Que aprendan a pronunciar mi nombre, no piendo cambiarlo por su versión inglesa.

- Hace poco que he salido de Italia...- Saqué de una bolsita que tenía un abanico lila y negro y con él tapé mis labios.- Es emocionante...y sobre todo saber que has salido de una pesadilla.- mi voz era suave pero a la vez señorial, se notaba que estaba en " alerta". Había algo en el aire que no me gustaba, un olor a muerte..a despedida...a dolor...traté de localizar de donde podría venir, pero fue en vano.
- Si...puede ser que sea una más...pero no creo que sea del montón...- aseguré entrando en la conversación para poder distraerme de aquella sensación.- Sólo he conocido Inglaterra, como verá me cuesta separarme de mis raíces.- dije con el abanico en la mano.

- Hace poco que he salido de Italia...- Saca un abanico lila y negro de una bolsita y tapa sus labios con él- Es emocionante...y sobre todo saber que has salido de una pesadilla.- Parece demasiado alerta, preocupada- Si...puede ser que sea una más...pero no creo que sea del montón...- asegura- Sólo he conocido Inglaterra, como verá me cuesta separarme de mis raíces.
- Así que ha venido de Italia hasta Inglaterra... Ha hecho bien al no pasar por Francia. Su situación actual no es demasiado... Agradable. Acaban de salir de una dura revolución, y tienen bastantes problemas políticos. Pero- añado, saliéndome de la conversación convencional- Lady Van der Ross, parece preocupada por algo, ¿qué es lo que la hace desconfiar? ¿Yo, el bosque, esas almas que hace un rato nos rodeaban...?

Lady Van der Ross, parece preocupada por algo, ¿qué es lo que la hace desconfiar? ¿Yo, el bosque, esas almas que hace un rato nos rodeaban...?- dijo Erzsebeth. Dudé en responderle, ya sea porque esa sensación de muerte, despedida...un adiós inesperado me invadió por completo.
- ¡ Cuidado!.-grité al ver una mujer de cabellos lacios, oscuros como la noche que venía hacía nosotras con su rostro tapado por un velo de seda negra. Su vestido cambiaba de color mientras se acercaba, a lo lejos era tan negro como sus cabellos, pero ahora que la tenía mirándome fijamente, su vestido era de color violeta. Perfecto habíamos interrumpido a nada más ni nada menos que a la bruja de la muerte...o como la conocen los humanos, La Muerte.- ¿ La ve?.- pregunté cerrando el abanico. Alema me había enseñado que toda bruja hablaba italiano, por tal motivo mis hechizos y conjuros estaban en ese idioma. La miré fijamente y pronuncié- vai per la tua strada.- La mujer nos miró con gesto extrañado, habló pero su voz no sonaba, sólo se escuchaba una melodía parecido al canto de una sirena en medio del mar.

- ¡Cuidado!- grita.
Me giro y veo una mujer con el cabello liso, como una sábana de oscuridad. Lleva un velo de seda negra cubriendo su rostro, y su vestido parecía cambiar de color, pasando del negro al violeta. Cualquiera diría que es la mismísima muerte... Pero la muerte es demasiado poderosa como para ser una figura que un par de mortales puedan ver. La muerte no puede tener forma humana, pues afecta a todas las criaturas, no somos los dioses de la creación. Aunque creo recordar algún libro antiguo en el que se representaba así a la muerte.
Durante el segundo en el que todo eso cruza por mi cabeza, la mujer continua andando hacia nosotras.
- ¿ La ve?.- pregunta Selene, cerrando su abanico- vai per la tua strada.- dice, mirándola fijamente. Italiano...
"Continúa por tu camino"
La mujer nos mira y parece hablar, aunque es imposible distinguir ninguna palabra. ¿Un espíritu vengativo, tal vez? Eso explicaría que pudiéramos verla, la mayoría de las brujas teníamos ese poder. Desgraciadamente, nunca he podido controlar a los muertos, aunque mi hermana pudiera.
Tan oscura y siniestra... Es posible que muriera de forma violenta. Pero no es suficiente, tal vez viviera causando mal. O que sea producto de una maldición, es más poderosa que un espíritu normal.
- Claro que la veo...- murmuro- ¿Qué diria que es exactamente, signorina?

Miré a la mujer, pude tranquiliarme mínimamente.
De su rostro sólo se veía sus labios curvados como si sonriera. Cerré los ojos y agudicé mi visión espiritual, así podría ver como era su energía. De pronto todo se oscureció, sólo estábamos aquel fantasma y yo.
Un extraño brillo plateado la rodeó transformándose en un negro azabache. Me quedé petrificada, la cabeza me pesaba, tenía frío y un dolor en mi pecho me atravesó como si fuera una puñalada.
Ahora coprendía todo, aquella mujer, había muerto de esa terrible manera..- ¿ Pero...qué eres?.- pregunté con mi voz a punto de quebrase.
En ese momento volví a la realidad, allí estaba Erzsebeth a mi lado y la mujer espectral mirándonos, pero ahora...no nos miraba fijamente sino que intentaba decirnos algo...- No creo que sea la muerte...es un espíritu con una gran carga energética en sus manos...- mi voz era similar al silbido del aire en las hojas de aquel bosque. Tomé aire y volví a pronunciar.-vai per la tua strada signora- dije con voz ausente.

- ¿ Pero... qué eres?.- pregunta, su voz parece a punto de quebrarse.
La mujer parece querer decirnos algo...
- No creo que sea la muerte... es un espíritu con una gran carga energética en sus manos... Vai per la tua strada signora- repite, con voz ausente.
- Nunca he dicho que sea la muerte, es evidente que no lo es...- la miro, supongo que necesitará concentrarse para realizar el hechizo- Para que un espíritu adquiera ese poder... Es probable que sufriera alguna maldición durante su vida. O si no, su muerte debió de ser extremadamente dura. Una traición, tal vez. En ese caso, no será un espíritu benigno...
Las maldiciones y hechizos siempre han sido mi especialidad. Los muertos, la rama de la magia que no me interesó perfeccionar. No puedo controlarlos, y en casos como estos, tampoco descifrar lo que dicen. Sin embargo, podría condenar a un alma a vagar de esta forma. Así dicho parece imprudente, sin embargo, la magia que sé es mejor defensa que controlar a los muertos. Estos no suelen dar problemas...
Aunque siempre hay escepciones.

Miré a la extraña mujer.- Ha muerto por una traición, fue apuñalada en el pecho Erzsebeth, ésta mujer está condenada a vagar por la tierra...no pertenece a ningún lado, no se siente perteneciente en lado alguno, su único pasar es atormentar a aquellas personas que pueden ver a los espíritus...aquellas personas que pueden ayudarlos...- mi voz volvía a sonar normal, cada minuto que pasaba la mujer iba desapareciendo.
De pronto me sentí agotada, sin luz en el interior de mi ser, aquella mujer se había llevado toda mi energía, así que estaba en desventaja. La mujer me sonrío y pude entender lo que me había dicho, después de todo, estaba en mi lengua materna. Ella me había dado las gracias, claro si se había llevado toda mi energía. Tuve que agarrarme como pude del tronco de un árbol cercano.

- Ha muerto por una traición, fue apuñalada en el pecho Erzsebeth, ésta mujer está condenada a vagar por la tierra...no pertenece a ningún lado, no se siente perteneciente en lado alguno, su único pasar es atormentar a aquellas personas que pueden ver a los espíritus... aquellas personas que pueden ayudarlos...- su voz vuelve a sonar normal, y la mujer va desapareciendo... Sin embargo, Selene parece perder fuerzas.
Finalmente, agotada, se apoya en un tronco. Suspiro.
- Suelen pasar cosas así cuando una se cruza con espíritus- me acerco a ella, rebuscando en una de las bolsas en las que guardo algunas pócimas- Por eso prefiero no invocarlos o evitarlos si se me acercan- saco un pequeño frasquito de vidrio y lo destapo- su olor puede darle fuerzas hasta a un cadaver... Figuradamente, por supuesto.

Respiré y sentí aquel olor inexpicable.- ¿ Qué...es esa cosa?.- pregunté sonriendo. Sentía como la energía brotaba de mi cuerpo una vez más.
Me pudo poner de pie y miré el bosque con ojos asombrados. No había quedado ningún rastro de aquella mujer, nada, ni si energía, ni una pequeña huella mágica... nada.
- Tienes suerte...lamentablemente para mí...es el don que me tocó... por desgracia...- dije tratando de poder respirar con mi frecuencia normal, aunque se notaba que estaba algo agitada.
Acomodé mi vestido, el cual se había arruinado un poco por haberme caído hacía en tronco del árbol.

- ¿ Qué...es esa cosa?.- pregunté sonriendo, después de respirarlo.
- Una mezcla de infusiones y alguna bebida alcoholica, ayudada con un hechizo. Normalmente se usa algún licor para reanimar a la gente, pero la solución mágica es más eficaz- vuelvo a tapar el frasco y a guardarlo en la bolsa de cuero.
Se pone de pie y mira el bosque asombrada. La verdad, es que no hay ni rastro de ese espíritu.
- Tienes suerte...lamentablemente para mí...es el don que me tocó... por desgracia...- dice tratando de normalizar su respiración.
- Bueno, yo poseo los dones comunes de las brujas, pero he elegido cuáles desarrollar o entrenar. Controlar a los muertos nunca me ha parecido demasiado útil, siempre he preferido trabajar con vivos... Por eso utilizo pócimas y hechizos, y algo de vudú. Y mi vida no ha hecho más que confirmarme mi elección.

La miré sorprendida.- Claro, en mi caso cada vez que intento olvidarme de ésto de ver espíritus, de saber como murieron y que quieren decir , pasaba algo fuera de lo normal y terminaba usándolo.- negué con la cabeza al final.
En mi niñez tenía presentimientos extraños a la hora de salir de la casa, recordar aquellos hechos que luego se cumplían a medias me hizo dar un leve salto.
- En mi caso, mi nana Alema, me enseñó todos los hechizos que sé, en cuanto al vudú, todavía no estoy lista...y quizás nunca lo esté.- me confesé.- Aunque he decidido que está bien, en sí soy de meterme en problemas... sumándole otras cosas... no quería saber en cuantos problemas más estaría.

- Claro, en mi caso cada vez que intento olvidarme de ésto de ver espíritus, de saber como murieron y que quieren decir, pasaba algo fuera de lo normal y terminaba usándolo.- niega con la cabeza.
- Bueno, yo no puedo controlarlos. Pero sí verlos e invocarlos, y es eso lo que no he desarrollado... Sin embargo, si ese es tu poder, es normal que lo uses.
- En mi caso, mi nana Alema, me enseñó todos los hechizos que sé, en cuanto al vudú, todavía no estoy lista... y quizás nunca lo esté. Aunque he decidido que está bien, en sí soy de meterme en problemas... sumándole otras cosas... no quería saber en cuantos problemas más estaría.
- El vudú es complicado. Es toda una religión, así que es normal que no lo uses... Yo no creo en ella, ni hago todos los rituales que implica, pero sí he aprendido a hacer los típicos "muñecos vudú", de los que oye a hablar la gente. Es complicado, largo y consume bastante energía, la verdad es que no suelo usarlo. Y ya he comprobado lo de que te metes en problemas- sonrío- la verdad es que siempre es mejor saber manejar muy bien un tipo de magia que saber manejar muchas, pero regular.
Me doy cuenta de que hemos empezado a tutearnos... Bueno, es normal, la verdad.

- El vudú es complicado. Es toda una religión, así que es normal que no lo uses... Yo no creo en ella, ni hago todos los rituales que implica, pero sí he aprendido a hacer los típicos "muñecos vudú", de los que oye a hablar la gente. Es complicado, largo y consume bastante energía, la verdad es que no suelo usarlo. Y ya he comprobado lo de que te metes en problemas- sonríe- la verdad es que siempre es mejor saber manejar muy bien un tipo de magia que saber manejar muchas, pero regular.
Tomé aire, para asimilar lo que Erzsebeth había dicho. Me había dado cuenta que ya no estábamos hablando con las formalidades que tendríamos que hablar, para mí... eso estaba muy bien, en definitiva eran sólo palabras.
- Estoy totalmente de acuerdo, es muy complicado de utilizar. Alema, mi nana, me ha enseñado mucho... pero todavía me queda un gran camino...- dije ya más tranquila, vollviendo a la " normalidad"

- Estoy totalmente de acuerdo, es muy complicado de utilizar. Alema, mi nana, me ha enseñado mucho... pero todavía me queda un gran camino...- dice. Ya parece más tranquila.
- El camino del aprendizaje nunca termina. Siempre hay alguien que puede enseñarte, y siempre hay cosas que debes aprender por ti misma. Has hablado varias veces de tu nana Alema. Doy por hecho que ella es, o era, una bruja...- Digo. Aunque no lo haya formulado como tal, es obvio que es una pregunta.
Mis ojos recorren, distraídamente, los árboles que rodean el claro, pasando luego a las flores que crecen en el suelo, con las que he llenado una de las bolsas de cuero que llevo.

Al hablarme de Alema, me hace vovler a cada conversación con mi nana.- Ella es... una bruja... la única que me supo entender...pero...está vieja... y no va a poder ser mi maestra...- dije con voz baja, como si la misma Alema estuviera en éste bosque y podría oírme.
- Quizás sea hora de buscar alguna maestra...- dije bajando la cabeza arrepentida. Alema era muy buena, pero temía por su vida...era como una madre para mí y jamás permitiría que le ocurriese algo, más si es por mi culpa...

- Ella es... una bruja... la única que me supo entender...pero...está vieja... y no va a poder ser mi maestra...- dice bajando la voz- Quizás sea hora de buscar alguna maestra...- baja la cabeza, arrepentida.
- No deberías arrepentirte de buscar otra maestra. No es una traición. Si ella es anciana y no puede hacer ese papel, es normal que busques a otra bruja capaz de enseñarte. Además, si aprendes de gente distinta, tu "educación" será mucho más completa. Sin embargo, deberías recordar que hay cosas que debes aprender por ti misma.
Pienso en mi propio caso. La verdad es que sólo conté con alguien que me enseñara, realmente, hasta los quince años... Fue entonces cuando quemaron a mi madre. La familia que nos adoptó a mi hermana y a mí no sabía de magia, por lo que seguí aprendiendo por mi cuenta. Luego, con mi viaje por los Cárpatos y mi estancia en Italia, conocí a bastantes brujas, aprendiendo un poco de cada una.