Desde tierras lejanas
2 participantes
Página 1 de 1.
Desde tierras lejanas
-Oh, vamos... No me hagas esto ahora. ¡Ya falta poco!
Pero nada. Ni por activa ni por pasiva lograba hacer que aquel caballo avanzara. Aunque realmente no lo culpaba. El pobre había sufrido demasiados ataques las últimas semanas como para fiarse de su jinete. Para ser sinceros, ¿quién se fiaría de un monje que esconde bajo su túnica un arsenal de armas blancas? El caballo estaba en todo su derecho de decir "NO" y pararse en seco antes de que otro demonio le saltara a la grupa. Me froté la nuca bajo la capucha y sonreí. Al menos tenía mi As bajo la manga para que se pusiera de nuevo en marcha.
-Hey, Sombra- comencé a murmurarle inclinándome hasta su oreja -Si te portas bien, prometo darte ración extra de zanahorias
Cualquiera que me viera allí en medio haciéndole promesas estúpidas a un caballo, me tomaría por loco. Lo bueno es que Sombra relinchó y en seguida volvió a andar. Cabeceé riendo y corroboré la opinión que tenía sobre él: era como los políticos, sólo actuaba si le dabas o decías cosas que le gustaba tener u oir.
En cuestión de un par de horas alcanzamos el bosque. Sombra seguia con su trotar tranquilo, dándole a mis posaderas la oportunidad de descansar. Como salimos temprano aquella mañana, los rayos del sol caían sobre nosotros calentándonos la coronilla. Ninguno de los dos protestó después de la brisa helada que tuvimos que soportar al ponernos en marcha. Escudriñé entre los árboles para asegurarme de que todo estuviera en orden, aunque no hiciera mucha falta. De día, era imposible que nos saliera al paso un vampiro. Tampoco era luna llena para temer los colmillos de un licántropo y, por último, estaba casi seguro al cien por cien de que habíamos logrado exorcizar a los tres demonios que apenas días antes causaban estragos en el pequeño pueblo donde estuvimos.
-Ya falta poco, amigo mio
Acababa de atisbar la bifurcación que nos indicaron en el pueblo. Tiré de las riendas y conduje a Sombra por el camino.
Pero nada. Ni por activa ni por pasiva lograba hacer que aquel caballo avanzara. Aunque realmente no lo culpaba. El pobre había sufrido demasiados ataques las últimas semanas como para fiarse de su jinete. Para ser sinceros, ¿quién se fiaría de un monje que esconde bajo su túnica un arsenal de armas blancas? El caballo estaba en todo su derecho de decir "NO" y pararse en seco antes de que otro demonio le saltara a la grupa. Me froté la nuca bajo la capucha y sonreí. Al menos tenía mi As bajo la manga para que se pusiera de nuevo en marcha.
-Hey, Sombra- comencé a murmurarle inclinándome hasta su oreja -Si te portas bien, prometo darte ración extra de zanahorias
Cualquiera que me viera allí en medio haciéndole promesas estúpidas a un caballo, me tomaría por loco. Lo bueno es que Sombra relinchó y en seguida volvió a andar. Cabeceé riendo y corroboré la opinión que tenía sobre él: era como los políticos, sólo actuaba si le dabas o decías cosas que le gustaba tener u oir.
En cuestión de un par de horas alcanzamos el bosque. Sombra seguia con su trotar tranquilo, dándole a mis posaderas la oportunidad de descansar. Como salimos temprano aquella mañana, los rayos del sol caían sobre nosotros calentándonos la coronilla. Ninguno de los dos protestó después de la brisa helada que tuvimos que soportar al ponernos en marcha. Escudriñé entre los árboles para asegurarme de que todo estuviera en orden, aunque no hiciera mucha falta. De día, era imposible que nos saliera al paso un vampiro. Tampoco era luna llena para temer los colmillos de un licántropo y, por último, estaba casi seguro al cien por cien de que habíamos logrado exorcizar a los tres demonios que apenas días antes causaban estragos en el pequeño pueblo donde estuvimos.
-Ya falta poco, amigo mio
Acababa de atisbar la bifurcación que nos indicaron en el pueblo. Tiré de las riendas y conduje a Sombra por el camino.
Uriel du Ciel- Cazador
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 30/11/2010
Edad : 32
Re: Desde tierras lejanas
No soportaba la idea de que su pobre abuela estuviera tan enferma, desde hacía unos meses se había ido a vivir con ella, apartada de sus aristócratas padres que solo vivían para satisfacer y alegrar a la realeza. Era la hija querida, a la que deseaban poder encontrar pronto el pretendiente adecuado para ella, sobretodo el pretendiente con más títulos y riquezas, vendiéndoselo como el cuento feliz que toda niña quería tener.
Si solo supieran algo de lo que ella era o hacía...
Ella no quería más riquezas o títulos, ni siquiera le importaba el que ella tenía. Tampoco deseaba atarse a un caballero y ocultar sus secretos para protegerse. No quería vivir con miedo en su propia casa, no como había vivido su antepasada Gail. No deseaba la horca ni la hoguera. ¿Pero quien deseaba eso? Lo único que Abigail quería desde hace un tiempo era que su abuela Adara no empeorara, no podía imaginar su vida sin ella a su lado. Lo peor era que no podía hacer nada, no le dejaban ayudarla con sus poderes pero al aliviarle el dolor lo sentía ella, y era tan fuerte que la debilitaba demasiado, y ella solo lo sentía unos minutos, no quería imaginar el dolor de su abuela Adara.
- Necesito salir de este lugar.
Esa tarde, dolorida, débil y enfadada con todos, se había ido a pasear después de estar con su abuela. Necesitaba descanso, libre descanso y también que nadie estuviera con ella, quería soledad, poder pensar. Por primera vez en su vida, nadie la siguió, ningún espíritu intentó ir hasta ella y Markus, un espíritu que estaba en su vida desde pequeña, se había quedado en casa. Lo que nadie pudo saber es que ella terminaría perdida en el bosque y tras mucho caminar buscando la forma de salir, se quedaría dormida apoyada en un árbol.
Si solo supieran algo de lo que ella era o hacía...
Ella no quería más riquezas o títulos, ni siquiera le importaba el que ella tenía. Tampoco deseaba atarse a un caballero y ocultar sus secretos para protegerse. No quería vivir con miedo en su propia casa, no como había vivido su antepasada Gail. No deseaba la horca ni la hoguera. ¿Pero quien deseaba eso? Lo único que Abigail quería desde hace un tiempo era que su abuela Adara no empeorara, no podía imaginar su vida sin ella a su lado. Lo peor era que no podía hacer nada, no le dejaban ayudarla con sus poderes pero al aliviarle el dolor lo sentía ella, y era tan fuerte que la debilitaba demasiado, y ella solo lo sentía unos minutos, no quería imaginar el dolor de su abuela Adara.
- Necesito salir de este lugar.
Esa tarde, dolorida, débil y enfadada con todos, se había ido a pasear después de estar con su abuela. Necesitaba descanso, libre descanso y también que nadie estuviera con ella, quería soledad, poder pensar. Por primera vez en su vida, nadie la siguió, ningún espíritu intentó ir hasta ella y Markus, un espíritu que estaba en su vida desde pequeña, se había quedado en casa. Lo que nadie pudo saber es que ella terminaría perdida en el bosque y tras mucho caminar buscando la forma de salir, se quedaría dormida apoyada en un árbol.
Abigail S. Mathew- Bruja - Clase Alta
- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 08/12/2010
Edad : 35
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Ene 29, 2015 12:29 am por Lirio azul
» Casting para Claudia
Jue Ene 29, 2015 12:29 am por Lirio azul
» Théâtre des Vampires
Miér Ago 27, 2014 6:07 pm por Tristán Evans
» Luccia Venturi
Miér Jul 30, 2014 6:29 pm por Tristán Evans
» Buenas tardes
Miér Nov 27, 2013 1:51 am por Luccia Venturi
» Los antiguos
Miér Jun 12, 2013 11:54 pm por erick roal
» Dudas
Vie Mayo 31, 2013 10:13 am por Armand
» Lydia Deetz
Mar Mayo 28, 2013 1:48 am por Capt. leon
» Juego de la Verdad.
Jue Abr 11, 2013 5:37 pm por Sayra Luk Richter