¿ Qué pasará conmigo?( Libre)

Desde mi viaje a Inglaterra había conocido a personas muy pecualiares de éste mundo, quizás ya era hora de afrontar mi condición de bruja y comenzar a practicar mis conjuros, después de todo tendría que cuidarme mucho más que antes.
En mi viaje había conocido a un hombre, de por sí raro pero encantador que había atrapado mis sueños desde quella noche de luna llena, todavía recuerdo ese nombre... Logan...
Todo parecía un cuento de hadas, pero existía un problema Lady Van der Ross, no había vuelto de su largo viaje, por lo tanto el poco dinero que había llevado conmigo se acababa.
Llegué a un burdel, en plena ciudad de Londres, las paredes eran viejas, todo estaba oscuro y había cada dos por tres hombres con alguna botella de Ron en sus manos.
No sabía muy bien porque recurría a éste lugar, habiendo miles de posibilidades. Aunque sabía que en los burdeles, las mujeres que trabajaban en ellos eran brujas o conocían a alguna que otra y eso me animaba a seguir adelante.
Entré al resinto con cara asustada, de solo ver eso quise darme la vuelta y correr pero un hombre musculoso y de aspecto deplorable me prohibió que saliera.
Seguí caminando, esquivando a las mujeres y también a los hombres que ya ni sabían que hacían o decían.
Me acerqué a una mesa y me quedé viendo la vela blanca que se consumía lentamente.

Un ruido, o mejor dicho un aullido me hizo dar vuelta, una joven había tirado al sabuezo de hombre que se encontraba allí. Sonreí al ver que la chica tenía más fuerza, seguro era una vampireza, ésa era la única alternativa.
Me levanté esquivando de nuevo los cuerpos. Encontré un lugar casi vacío y comencé a hacer algunos conjuros, uno de ellos Prottecto per sempre.
La mesa se movía conforme iba tomando energía de las almas de los muertos del lugar, eso lo había aprendido hace poco y me dejaba sin aire pero valía la pena.
Sonreí al descubrir la verda, definitivamente era una vampireza.
Un hombre de asepcto caballeresco me dejó en la mesa una rosa blanca, "¡ Perfecto!...sabía que era una bruja".
Lo miré dubitativa pero él simplemente sonrió y se alejó hacia la salida, saltando el cuerpo del hombre que todavía gritaba como niña.

Asentí con una sonrisa, para ser una vampireza ella era muy cálida en vez de alejarse de mí parecía contenta en encontrar a alguien que no estuviera gritandole cosas a las bailarinas o a cualquier muchacha que se acercaba al lugar, muchas veces a pedir dinero.

De pronto vi como se detenía, parecía fuera de lugar, casi perdida en sus propios pensamientos. Cerré los ojos y volví a murmurar el hechizo de protección, no quería morir en manos de una vampiresa.

Mis dedos jugaban con la rosa,aquel hombre se había percatado de lo que era, la rosa blanca simbolizaba, para algunos, la magia, por lo tanto si a una mujer se le daba una rosa simbolizaba que sabía que no era tan normal como aparentaba.

Sonreí y le respondí.- Me temo que no...sólo... me ha dado... ésta rosa que usted puede apreciar...- dije pareciendo inocente.

Estaba en un burdel para ayudar con mi magia a las damiselas del lugar, hace tiempo que había perdido lo último que me quedaba y no tenía ganas de volver a Italia.

Esto era realmente interesante.
La chica, extremadamente cuidadosa en todo sentido, me dio una clase de botánica que jamás olvidaría.
Pureza...juventud...inocencia... claro...seguro para la chica equivocada.
- Puedo asegurarle Signorina que no he conocido a aquel hombre...- dije con una sonrisa. La joven di justo en donde no quería que nadie se metiera.
Si fuera una ladrona de bancos, o una asesina serial sería mejor cosa para confesar que mi verdadero secreto... la verdad era que ser una bruja, una verdadera bruja era muy díficil de explicar.
De pronto una sensación de incertidumbre me invadió, el hombre le daba una rosa blanca a algunas jóvenes, me fijaba en los rostros de aquellas muchachas y el horror era la mejor característica que se reflejaba en sus agraciados rostros.
- No se debe preocupar Signorina...- dije con una sonrisa...- Estem... digamos...que mi secreto... pertenece a la noche...- dije con otra sonrisa aún más grande.

De repente abrí mis ojos de par en par, empecé a reir a carcajadas.
- Signorina...- dije antes de hacer estallar todas las velas.- No soy ese tipo de mujer de la noche...- me acerqué a ella.
Podía sentir su aura de vampiresa, la toqué con un dedo, sabía que eso le produciría un pequeño escalofrío, o por lo menos eso pensaba yo.
- Soy una bruja...- dije en voz baja, para que nadie se enterara.
Me fui corriendo de aquella situación tan vergonzosa, estaba caminando para atrás cuando un hombre me acorraló, quería irme, correr, pero me tenía paralizada.
Miré a mi joven acopañante.- Por favor busca ayuda...- dije guardadome las lágrimas para después. Sentía como sus manos desgarraban mi ropa y que ya me dolían los pies de tantas patadas que le había tirado.

En todo el momento que el hombre estaba aalí sentñi nauseas como si todo lo que había aprendido no pudiera hacerle nada, mi corazón latía rápidamente pero no por excitación ni deseo sino por miedo, uno muy primitivo.

Mi nueva amiga lo tomó del brazo y pude sonreirle en forma de aprobación.
Me vestí con mi mano derecha que estaba algo dormida, fulminé con la mirada al atacante a los que lo había ayudado y los hice volar hacia una de las paredes húmedas del lugar.

Las mujeres de allí miraban como la escena se desarrollaba frente a ellas. Me levanté cuando los hombres se recuperaron, mi compañera me sostuvo de la cintura y a una velocidad anormal desaparecimos del lugar.

Cuando llegamos a un sitio en donde estaríamos a salvo, toqué el suelo con mis manos y con una exagerada actuación dije.- ¡ Tierra firme!...- sonreí tanto que me fue imposible soportarlo.

-Gracias...- dije con una sonrisa.

Ella estaba algo pensativa, cuando empezó a hablar de su rápidez me dí cuenta que... contaría su secreto. Me reí por su comparación con un leopardo.

Me tomó unos minutos decidir que contestar.- Es mejor no usar la magia para aniquilar a los personajes esos...muchos han pedido protección mágica a una que otra bruja, por ende...- hice una pausa.- Si...atacas con magia el hechizo te va a tí misma... ya que la protección actua como...espejo.

Respiré profundamente, la mayoría de las cosas las había aprendido por mí, cada vez que me metía en dificultades tenía sus ventajas.
Observé como su mirada se teñía de un brillo especial y aterrador. Tenía hambre y la única persona que estaba allí...era yo.
- Cerca de aquí...- dije peinando el lugar con un hechizo que te permitía ver los alrededores de forma onminisciente.- Hay... un lugar de malandras... ladrones que roban por placer... si los encontramos... te harías un banquete...- dije con voz monótona, mi cuerpo estaba allí.. .pero mi mente vagaba por aquel lugar.- Además...no sería un crimen...- hablé asqueada por las imágenes que transitaban mi mente.

De repente mi compañera vampiro pareció enloquecer, me sujetó contra una pared y comenzó a susurrar algunas palabras en latín, cuando me desperté del todo de aquel hechizo de rastreo estallé de la risa. Luego comprendí de que se trataba y mi rostro cambió por completo.- Disculpa...- musité con un hilo de voz.

Tragué saliva, tomé aire y le expliqué qué me había pasado.- Lo que utilicé fue un hechizo de rastreo... sirve para ver si hay personas cercas y si son inofensivos u ofensivos. Por eso, te conté que cerca de aquí había un lugar de ladrones, lo estaba viendo por ese hechizo...- la miré a los ojos, parecía sumergida en sus recuerdos y comprendí que tenía que mantenerme en silencio absoluto.

Me senté en el suelo con el pedazo de tela que volví a coser a mi vestido.
- Están... a unos 100 km de aquí...- dije mirando el verde que había alrededor.

A toda velocidad salimos en busca de los ladrones, bueno en realidad ella a su velocidad normal y yo tratando de correr.
Al fin pudimos llegar, mi compañera había bajado su velocidad y fue fácil darle alcance.
- Ssssii..me gustan..- dije respondíendole la pregunta. Decidí volver a peinar con el hechizo aquel lugar.- Efectivamente están allí...- murmuré recobrando pronto el sentido.
Nunca antes había sido tan divertida la compañía de una vampiresa. Sonreí ante mis pensamientos y seguí adelante.
Cuando al fin pudimos llegar, me senté en una especie de sillón hecho de las hierbas del lugar...claro...modificado con...magia.
- Yo me quedo aquí...¡ Diviértete en tu cazería!...- dije con una sonrisa.

Con un vale, mi compañera de aventuras se despidió y corrío hacia donde estaban aquellos malandras, decidí descansar un poco, cerré mis ojos mientras que mis oidos se disperzaban por todo el área.

Abrí mis ojos por el ruido que producía la cazería de la vampiresa, sonreí no sé si por miedo, fascinación o porque de verdad se lo merecían.

- ¡ Gran cazeria!...- grité levántandome del banco cuando me mostró la cabeza sin vida del último sujeto.

Usé un hechizo simple y limpié el vestido de ella con magia.- Eso sirve cuando no quiero hacer nada... o para cuando ayudo a mi nana...- dije con una sonrisa, caminé hacia donde estaba ella, o por lo menos lo intenté pero mi estómago resongó y me quedé sentada como un anciana en mi asiento.

- Piensas...en...- no pude terminar la frase cuando empezó a quitarles las zortijas, vino hacia mí y me las dio, de verdad... eran bonitas...- Gracias... aunque no fue nada... me salvaste la vida en el burdel...- dije tomándolas con la mano para obervarlas más de cerca.