Acto de contrición [Raymond y libre]

Una noche anterior estaba investigando y siguiendo pistas de cierta persona que posiblemente tenia información útil para mí, estaba tan concentrado en eso que la noche había terminado y el sol estaba a punto de salir, ¿cómo pude ser tan estúpido para perder la noción del tiempo a tal grado?, el único lugar seguro para refugiarme era una gran catedral, era perfecto, estas construcciones son enormes, con muchos recovecos y habitaciones escondidas y seguramente algunas vacías, entre y encontré un lugar adecuado para pasar el día fuera del alcance de la luz del sol y de las miradas de la gente.

Me sentía muy inquieto y algo desesperado, ya que cuando fui confinado al infierno estaba dentro de una iglesia.

Observaba a la gente, entrar y orar, yo nunca había creído en Dios ni en Satanás, ni siquiera cuando era humano, hasta el día que un ángel me castigo, me convertí en un testigo de que los ángeles existen, así como también el infierno y los demonios dentro de este y seguramente existía el lugar opuesto, el cielo y Dios.

Pero estas personas ignorantes de la realidad, creen ciegamente, con fe inquebrantable. No entendía como lo hacían sin tener pruebas de sus creencias.

Observaba todo el lugar desde un punto elevado cuando pude ver a alguien que reconocí de inmediato. Natasha estaba aquí, se dirigía al confesionario, yo había visto que un rato atrás el sacerdote había salido, no pude aguantar la curiosidad y me trasforme en neblina, así podía moverme por donde quisiera sin que me vieran, entre al confesionario y me materialice dentro, con la puerta cerrada y las cortinas también nadie podía saber quien lo ocupaba.

Natasha llego y se incoó, un minuto de silencio transcurro, sabía que yo debía decir algo pero no recordaba que, si me quedaba callado lo arruinaría, de pronto mi memoria se apiado de la situación y recordé las palabras con las que debía comenzar.

-Ave María purísima... dime hija los pecados que acongojan tu alma- dije con voz lenta y ronca como si se tratase de un sacerdote de edad mayor.

Natasha había comenzado su confesión cuando capte el olor de otro inmortal dentro de la catedral, eso era inusual pero parecía que ningún problema había iniciado.

Ella hizo una pequeña pausa, al parecer se sentía mal por las habilidades que por naturaleza tenia, luego pregunto.

– ¿Prosigo? –

-No debes sentir culpa por características y cualidades con las que naciste o que obtuviste, lo importante es que hacemos con lo que Dios nos ha regalado, aunque si está mal que te alejes de la iglesia, debes recobrar el camino del señor, prosigue hija- le conteste con la misma voz simulando el sacerdote de alta edad.

No podía entender porque se sentía así por sus poderes en vez de estar agradecida de ser alguien superior a las personas normales, y también me inquietaba saber que el otro vampiro seguía ahí.
Escuche pasos acercarse, era calzado de dama y el olor se hizo más intenso, estaba cerca, se trataba de una chica inmortal, ¿pensaba atacar a la joven Von Hannover? se detuvo a unos cuantos metros, ¿qué estaba haciendo esa vampiresa?.

Quede impresionado de la vida que esta hermosa mujer ha llevado hasta ahora, con razón es tan introvertida, ha tenido enormes dificultades desde pequeña y aun así es orgullosa y fuerte, una persona normal hubiera caído en la depresión, incluso hasta en la locura.

Sentí admiración y compasión al mismo tiempo, la joven que había hablado con sinceridad desahogándose me estaba regresando un poco de humanidad.

No quería hacerla sentir mal, pero si le daba palabras alentadoras descubriría que no se había confesado con un sacerdote real, incluso sentí remordimiento porque yo no le podía dar la absolución.

-vaya que eres un caso complicado jovencita, cuando dices que asesinaste a tu padre y tu madrastra lo hiciste sin importarte, ¿estabas consciente de lo que hacías o fue un accidente? es natural que desees venganza sobre la criatura que causo semejante incidente, pero no debes dejarte llevar por ese sentimiento, porque terminaras no solo con la vida de otro ser sino con la tuya misma y amargando tu alma, en cuanto a tu encuentro con el hombre que me has contado, ahora sabes qué hiciste mal y eres mas fuerte contra las tentaciones, y al asesinato que me dices eres cómplice debes orar por el alma de esa persona, para que pueda descansar en paz. Haz todo lo que está a tu alcance para reparar los daños causados, arrepiéntete de corazón por tus errores, eso es lo más importante, solo con tu arrepentimiento el señor te perdonara.-

Seguramente si un sacerdote real la hubiera escuchado se habría metido en problemas, cuando no hay maldad alguna en ella, solo es víctima de los malos acontecimientos que ha sufrido.

-arrepiéntete de todos tus pecados, ten una vida dentro del sendero de Dios y llegaras al paraíso hija mía-

Me percate que a mi lado había una tabla de madera con oraciones labradas, en la cual pude y leer la oración de la absolución al concluir una confesión.

-Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Ve en paz hija y recuerda que Dios sabe las cosas por las que hemos pasado, no estas sola, él siempre esta contigo-

Deseaba que pudiera descansar y sentirse más tranquila.

Ella estaba desesperada, seguia torturandose a si misma con los hechos del pasado.

-Hija hay cosas que están fuera del alcance de cualquier persona, debes aprender a controlarte y dejar de culparte por cosas que no pudiste evitar, si esto te ocurre con frecuencia y tienes encuentros con estos seres malignos y además tienes la capacidad para hacer cosas tan fuertes entonces talvez Dios quiere que seas uno más de sus soldados en su ejército contra el mal, tu misión en esta vida solo puedes descubrirla tú misma, es posible que debas ayudar a los desprotegidos, pero solo tú lo sabras, lo que si te puedo afirmar es que tú no eres uno de esos demonios con los que te has encontrado, así que deja de sentirte mal, ármate de fe y confianza, el camino de Dios tiene muchas rutas, pero siempre te llevan al mismo sitio y con el mismo objetivo.-

-Tu penitencia es un rosario diario por 2 semanas, y recuerda que el Señor nos otorgo el poder de elegir hacia donde guiar nuestras vidas, la decisión es tuya hija, se que harás lo correcto.-

¿Que mas podía hacer para disminuir el sufrimiento de la joven señorita?

Todo había salido bien con Natasha, no sospecho, en realidad no supe cómo es que resulto bien y la señorita inmortal venia al confesionario, seguramente todo se echaría a perder, ella ya sabía que no soy un humano, a esa distancia es imposible no identificarse entre inmortales como tal.

Llego hasta aquí y al hincarse abrió la pequeña puerta de madera.

-Buenas noches “padre”.- dijo en un tono sereno, al menos su primera reacción no fue para descubrirme, ¿que estaba planeando?, un vampiro nunca se confiesa, así que seguramente sus intenciones eran otras, sus actos eran muy anormales para tratarse de un vampiro, para empezar estaba dentro de una catedral, no había atacado a nadie, no estaba haciendo ningún alboroto, y llego tranquila y serena hasta el confesionario.

-Buenas noches hija, discúlpame pero tengo un asunto sumamente importante que atender ahora, me temo que tendrás que esperar hasta mañana, a primera hora podrás encontrarme aquí mismo.- dije en el tono de voz ronco pero menos lento, para no dar la impresión de alguien de edad avanzada, solo de un hombre maduro, esperando que simplemente se levantara y no hiciera algo que me causara problemas.

Escuche sus palabras de reproche, era obvio que ella se había dado cuenta de mi identidad mucho antes de llegar al confesionario y aun así llego con una actitud tranquila y serena.

-Si de escuchar sus intimidades se tratase usted misma lo ha dicho, utilizaría uno de los dones que el destino nos ha brindado, veo que conoce a la joven y se ha preocupado por ella, no le hare ningún daño, al contrario, quise aliviar su tortura interna y creo haberle ayudado, es por eso que ocupe este asiento santo, le aconsejo que no le revele la verdad si no quiere que sus demonios internos resurjan, déjela gozar de un poco de paz interior, mas ahora usted debe decirme cómo es que la conoces.-
Esta hija de Caín conocía a Natasha y le importaba su bienestar y además estaba molesta y con indignación por la profanación del confesionario, me resultaba imposible creer que un vampiro podía tener buenas intenciones y fe como los humanos, ella adoraba al señor del cielo tanto como un sacerdote real lo hace.

-Habéis profanado la casa de Dios, engañasteis a una buena y hermosa mujer, escuchasteis sus confesiones, quizá creyó que lo que ha hecho es algo bondadoso para ello, la verdad es que la ha engañado. Deme una buena razón para no delataros.-

- Usted también pudo sentir la tranquilidad con la que se retiro Natasha ¿verdad? ¿cree que es fácil obtener esa paz cuando se tiene una pelea interna entre sentimientos e ideas? si le digo que no revele quien soy es por el bien de ella, no por el mío, además si le explico mas tendría que decir parte de su confesión y eso no lo voy hacer, siento su simpatía hacia Natasha, así que déjela descansar de todo lo que la había estado atormentando, ¿no cree que es justo que pueda estar en paz después de tanto sufrir? Incluso le haría un favor a ella si me ayuda a encubrir mi identidad.-

Me desesperaba dar explicaciones, pero tenía que convencerla por el bien de Natasha, no podía hacer algo que pusiera en riesgo mi identidad en estos momentos.

Después de explicarle a pesar de mi molesta ella respondió.

-Me debes un favor, uno muy grande, seré cómplice de una de las peores cosas que puede hacer cualquier ser.- ¡Ja! ¿Yo estar en deuda con ella?, vaya osadía de la señorita decirme eso, me había hecho enojar pero almenas no hizo un escándalo ni revelo mi identidad.

-Pide a Dios que esto nunca se sepa.- Es realmente lo que tú debes de pedirle, pensé al escuchar sus palabras.

Se levanto molesta y avanzo hacia Natasha con pasos fuertes, agudice mis oídos para poder escuchar lo que dirían al encontrarse.

-Bonne nuit, ¿Ocurre algo malo?- Estaban a varios pasos pero podía escuchar sin problemas.

-Buenas noches ¿cómo te encuentras? No, no pasa nada,-

-¿El cura ya se retiró o cree que pueda alcanzarlo para hablar un momento?- Solo faltaba eso ella quería regresar a hablar de algo más.

-No querida, él se fue ese es el motivo de mi mala cara, no me dio tiempo a confesarme como era debido.- Sus palabras calmaron mi enojo un poco, no había revelado nada y había puesto un pretexto creíble para encubrirme.

Ellas seguían conversando, y ya estaba seguro que Natasha seguía tranquila, aproveche la primer oportunidad que tuve cuando estaba fuera de sus miradas para salir del confesionario y esconderme tras una de las grandes columnas, estando ahí me transforme en neblina y así pude salir de la catedral sin riesgo de ser visto, me eleve hasta llegar al campanario, era mi lugar favorito de todas las iglesias, me materialice ahí y pude observar el esplendor de una gran parte de la ciudad desde esa altura, me senté, el viento soplaba mucho mas fuerte ahí, eso refresco mi mente y pude relajarme, entonces tome con tranquilidad las palabras de la vampiresa en vez de molestia e incluso reí de ello.

-Así que ella considera que estoy en deuda.-

Pues en realidad me había ayudado así que no se lo reprocharía.

-En algún momento saldrán.-

Me quede esperando a que abandonaran la catedral que no tardaban en cerrar.