Pasos en silencio...

por **Lorette Gheraldini** Mar Jul 20, 2010 11:48 pm

Llevaba pocos meses con esta "nueva vida", todo era diferente, los colores brillan el doble, los sonidos cuanto más lejanos más resuenan, pero poco a poco me estaba acostumbrando; me daba pena matar para subsistir, pero en las callejas de Nápoles siempre encuentras algún maleante.

Fresca y apacible son las noches otoñales, esa noche no sabía que hacer, ni a donde dirigirme, mis dudas siempre eran las mismas, ¿quién era él?, ¿por qué me eligió a mi?, ¿lo conocía tal vez?, no lo sé y hasta ahora me ha dado la impresión de nunca llegar a saberlo. Por alguna razón quise actuar un poco y fingí un típico cansancio humano para así sentarme en un banco con vistas lejanas a la plaza del Plebiscito, realmente amaba Nápoles y amaba aquellas obras de arte públicas y las cosas que se pueden ver y oír en aquel lugar a la luz de la luna me encantaba.

-¿Qué haría sin ti, mi bella Nápoles?- dije en voz alta para mi misma o para el viento tal vez.

por **Raziel** Miér Jul 21, 2010 12:58 am

La noche me había pillado desprevenido.
El viaje había sido más duro de lo que pensaba. Mi trabajo en la mansión de Francia me había llevado hasta Nápoles.
El señor de la casa necesitaba especias y plantas que podía conseguir en Italia.
Había dejado a Sonea en Francia, tenía prisa por terminar el viaje así que había decidido utilizar mis dones para ir más rápido.
Por las noches adquiría mi forma lobuna para correr oculto por la espesura. Cuando salía el sol, me dedicaba a descansar y a reponer energías.
Cuando quedaban pocas millas para llegar a Nápoles decidí descansar la noche anterior y emprender el viaje por la mañana a pie, pero había calculado mal el tiempo pues me costó todo el día llegar a la ciudad.

Ahora me tendría que esperar al día siguiente para que las tiendas volvieran abrir.
Había conseguido unos harapos con los que tapar mi cuerpo bajo mi chaqueta larga de cuero marrón.
Paseaba por la calle buscando un rincón seco donde poder a echarme hasta que un aroma dulzón me llegó a la nariz.
Era un olor demasiado dulce que me provocaba que arrugara la nariz molesto. Era el aroma de la propia muerte, el aroma de una sanguijuela.

Me puse en tensión y me quedé alerta esperando no toparme con aquella cosa.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 21, 2010 1:28 am

¿Esperaba una respuesta tal vez?, cerré los ojos y sonreí levemente levantando la cabeza, "no seas tonta Lorette" pensé, el viento no traería respuesta consigo, o eso creía yo.

Un aroma llegó a mi nariz, olor a tierra mojada y sudor, me puse alerta, me levanté del banco y estudié mi alrededor, aquello no me gustaba, por un momento solo quise acurrucarme y llorar, por un solo instante desee estar en los brazos de mi padre como cuando era pequeña y el Poodle de aquella estirada francesa me había mordido en la muñeca. posees la fuerza de mas de 20 hombres me dije a mi misma, pero el temor estaba en mi naturaleza desde pequeña.
Intenté agudizar mis sentidos para descubrir qué o quién se escondía tras la oscuridad de aquella ciudad, pero por unos minutos no hubo respuestas.

- Sucios lobos merodeadores- dije en un susurro, aquel olor se asemejaba mucho al olor de los lobos, pero era mucho más fuerte, tal vez se acercaba una manada a la ciudad, pensé e intenté convencerme a mi misma de ello, aquella presencia realmente me incomodaba.

por **Raziel** Miér Jul 21, 2010 5:22 pm

El bello de la nuca se me erizaba a cada paso que daba ¿Tan cerca estaba aquella cosa de mi? Parecía que fuera donde fuera no me alejara lo más mínimo, todo lo contrario.
No veía otra solución. Me despojé de la chaqueta y la guardé en unas cajas para ir a recogerla más tarde.
Concentrándome, mi cuerpo comenzó a convulsionar y metamorfosear adquiriendo la forma de un licántropo de pelaje negro.
Aullé a una luna que le quedaba poco para estar llena.
Utilizando las garras, escalé por las paredes de una casa hasta llegar a su tejado.
Mi instinto animal quería encontrar a la sanguijuela y destrozarla con mis colmillos y mis garras pero mi mente racional pedía a gritos salir de allí para no encontrar problemas.

A veces no estaba mal desconectar y dejarse llevar por los instintos ¿verdad?
Salté por los tejados de las casas, esquivando los obstáculos a velocidad pasmosa.

La luz de la luna dibujaba mi silueta en el suelo de la calle mientras corría por los tejados.
Unos metros más adelante estaba mi objetivo.
Deteniéndome en seco, me acuclillé en el borde del tejado y me afirmé con una de las garras delanteras al saliente.
Gruñí por instinto y solté un aullido de alegría al encontrar a mi presa.
De un saltó aterricé con un gran estruendo en el medio de la calle. A cuatro patas, daba vueltas a su alrededor sin quitarle ojo.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 21, 2010 5:50 pm

Hice caso omiso a lo que fuera aquella cosa o manada de lobos, no estaba segura de lo que era o eran. Con paso firme di media vuelta y me resguarde bajo mi fular de seda rosa, el fresco otoñal se hacia más presente por las noches, decidida a volver a mi solitaria casa, pero cuando me dispuse a dar unos pasos escuché en el silencio unas zarpas recorriendo la ciudad con pasos silenciosos, mas que pasos zancadas.

El olor del peligro impregnaba el lugar, mi cuerpo paralizado en la plaza no hacia caso a lo que mi cerebro le ordenaba, quería salir corriendo lejos de aquello que lo único que tenia en mente era matar, matarme....

Respiré hondo y me predispuse a correr hasta que de la nada y de un salto casi acrobático aquella presencia se puso de pie ante mi; mis ojos no daban crédito a lo que veían, un ser de cuentos y pesadillas algo que en mi vida hubiese creído de su existencia, pero quien era yo para juzgar aquello, precisamente otro ser mas cerca de monstruo que de humano. Aquella criatura era una mezcla híbrida entre hombre y lobo, un autentico licántropo de pelaje negro azabache y ojos blanquecinos que enmarcaba un odio irrefrenable hacia mi ser.

¿Qué hago?, pensé, yo no sabría luchar y en su mente solo predominaba el deseo de descuartizarme allí mismo, y por un pequeño instante desee que tal cosa sucediera, desee estar muerta, más de lo que ya estaba.
-¿Te han enviado a matarme?- dije en un susurro sin apartar la mirada de sus blanquecinos ojos llenos de odio, pretendiendo que aquel ser era capaz de entenderme.

por **Raziel** Miér Jul 21, 2010 7:22 pm

Seguí cercándola, gruñendo peligrosamente.
-¿Te han enviado a matarme?- ¿enviado a matarla? ¿Creía que era una especia de asesino a sueldo? Quería matarla, sí, pero debido a un instinto animal que tenía desde siempre no porque alguien me ordenara hacerlo. Mi motivo era mejor ¿verdad?

Se trataba de una sanguijuela hembra y aunque pareciera una mujercita seguro que tenía un par de siglos de edad.
No podía bajar la guardia ante seres como ella, no sabía cómo reaccionarían. Aunque con esta que me había topado… parecía estar de verdad asustado.
Sacudí la cabeza intentando deshacerme de la conciencia y la racionalidad para entregarme al lobo de mi interior.
Con un rugido salté en su dirección con las garras por delante y las fauces bien abiertas.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 21, 2010 7:33 pm

Si en algún momento creí que ese ser me entendería estaba equivocada, él solo gruñó y sacudió la cabeza de un lado para otro y volvió sus desafiantes ojos hacia mi. Estaba realmente atemorizada, las cosas que me estaban sucediendo en éste último año eran realmente espantosas y tal vez éste seria el fin de todo esto.

El Licántropo volvió a rugir una vez mas y saltó hacia mi dirección con las garras puestas y sus fauces abiertas, mientras a mi me temblaba por completo el cuerpo sólo se me ocurrió hacerme a un lado con tal velocidad mientras cerraba fuertemente mis ojos, logré esquivarlo pero el temor de verlo se apodero más de mi y me acurruqué como niña pequeña en el suelo, los sollozos salían de mi boca sin pretenderlo y las lagrimas brotaban de mis ojos.
"Eres realmente estúpida pensé", pero el miedo era mas fuerte que mi voluntad y hasta ahora no sabía que hacer con mi vida, simplemente deseaba morir ya.

por **Raziel** Miér Jul 21, 2010 7:44 pm

Mis garras arañaron el aire y mis fauces se cerraron sin encontrar el obstáculo que deseaba.
Patine por el suelo debido a la fuerza de la inercia del salto y derrapé con la intención de dar medio giro y volver a embestir.
Pero lo que vi no era lo que tenía en mente.
La chupasangre estaba acurrucada a un lado de la calle. Desde donde me encontraba, podía escuchar sus sollozos y sentir el miedo en el ambiente ¿Pero qué demonios? ¿Esto era una broma?

Me acerqué cauteloso al bulto que era mi presa y la olisqueé, arrugando el hocico al oler su dulzón aroma.
Abrí las fauces con la intención de acabar cuanto antes, pero sus lágrimas rojas, tintadas de sangre me conmovieron.
Era una sanguijuela, sí, pero jamás arrebataría la vida de alguien que no puede defenderse. Ante todo está el honor, y matar a aquella criatura no tenía nada honradez.
Cerré las mandíbulas y le di la espalda poniéndome a dos patas y alejándome de ella.
Tenía que encontrar mi chaqueta antes de transformarme y andar en cueros por la ciudad.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 21, 2010 8:22 pm

Seguía acurrucada en el suelo, había manchado todo mi atuendo de un rojo sangre intenso, el Licántropo había topado el suelo antes que a mi pero ahora yo era incapaz de moverme, era presa del pánico y sería presa del lobo en unos instantes. Sentía como él se acercaba y me olisqueaba, era su forma de "conocer a la presa".

Sus fauces se abrieron más y más y yo solo temblaba cuan hoja azotada por el viento otoñal. -Silencio- abrí los ojos, el licántropo había dado media vuelta y se había adentrado en los matorrales. Me puse de pie en un salto y limpié mi rostro de la sangre seca, pretendía correr y alejarme de aquel lugar pero por una simple inercia mi cuerpo se dirigió tras el lobo, seguí cautelosamente su aroma el cual había impregnado el aire, deseaba con locura correr al lado contrario pero otra parte de mi quería saber de donde y quien era ese ser el cual quiso atacarme pero huyó descaradamente sin acabar su acto.

por **Raziel** Miér Jul 21, 2010 8:44 pm

Trotaba a paso ligero olisqueando el aire en busca de mi propio aroma para poder encontrar el camino de vuelta y así poder encontrar algo con lo que taparme.
Todo el camino recorrido para nada, tendría que volver y acabar el trabajo, al menos sería pago suficiente por él las energías gastadas y el tiempo requerido.
Pero era solo una niña, no me gustaba matar a sangre fría.

Doblando una esquina me topé con un montón de cajas que me sonaban demasiado.
Después de olfatearlas reconocí el lugar como el punto de partida.
Poco a poco volví a mi forma humana, el pelo se me cayó y los huesos volvieron a su forma natural dando fuertes crujidos.
Como dios me trajo al mundo, estaba delante de las cajas estirando las extremidades agarrotadas por la transformación.
Junto a mi chaqueta había unos pantalones de lino agujereados que me iban a salvar la vida.
Vestido de cintura para abajo, me puse la chaqueta y fue entonces cuando detecté de nuevo la presencia de la sanguijuela. ¿Me había seguido?

-¿¡Quien va!?- pregunté a la oscuridad de la noche.

por **Lorette Gheraldini** Miér Jul 21, 2010 9:11 pm

Lo había seguido cautelosamente hasta un lugar oscuro donde un montón de cajas lo esperaba.
Me quedé quieta detrás detrás un robusto árbol donde lo vigilaba atentamente, el ruido de los huesos crujir y las ligeras convulsiones de su cuerpo me dieron a entender que volvía a su forma natural.

Era un hombre alto, moreno de pelo corto color azabache y ojos marrones, sus acentuadas facciones me dieron a entender que se trataba de un hombre hecho y derecho, algo en él me daba a pensar que no era de éste siglo ni mucho menos.

Se había vestido con un simple pantalón de lino y una chaqueta de cuero larga que tapaba su desnudo torso.
-¿¡Quien va!?- preguntó sutilmente, se había percatado ya de mi presencia. Me descubrí a él sin pensarlo dos veces, estaba fascinada por lo que había visto, todo esto era nuevo para una simple neófita como yo.

-Si lo que pretendes es acabar conmigo hazlo, pero hazlo ya y sin rodeos- Dije mirándolo fijamente a sus ojos marrones claro, aun sentía miedo pero era hora de acabar con todo esto, era la hora de enfrentarme a mis miedos.

por **Raziel** Jue Jul 22, 2010 2:45 am

Sabía por el aroma dulzón que llenaba el lugar que era la vampira de antes la que estaba oculta observándome, pero en cierto modo me llevé cierta sorpresa al verla aparecer de entre los matorrales.
Tenía las mejillas manchadas de sangre reseca por los sollozos pero parte del miedo que había visto hacía un momento había desaparecido.

-Si lo que pretendes es acabar conmigo hazlo, pero hazlo ya y sin rodeos- el miedo quitaba credibilidad a su frase.

Enarqué una ceja y afirmé los brazos sobre las caderas.

-¿Acaso la serpiente acaba de mostrar sus colmillos?- pregunté con tono burlón- deberías dar las gracias por haberte dejado vivir, tendrías que aprovechar la oportunidad y largarte ahora que puedes. No quiero mancharme las manos con tu sangre- ¿intentaba picarla? Si, quería que saltara y enseñara sus verdaderos dientes. Así desaparecería la niña inofensiva y podría entregarme en cuerpo y alma a la pasión del combate- Así que a que estás esperando. ¡Vamos! corre- dije haciendo gestos con ambas manos para que se largase

por **Lorette Gheraldini** Jue Jul 22, 2010 3:00 am

No daba crédito a lo que decía aquel hombre-lobo, ¿acaso intentaba hacerme enfadar?, pero su tono burlón y ofensivo me echaba atrás sabía que si saltaba un combate él ganaría, la experiencia en sus ojos se notaban excesivamente.

-No... no voy a correr, no sé luchar, ni siquiera se controlar todos los poderes que pueda llegar a tener, pero si tu cometido es matarme quiero que lo hagas rápido- dije mirando al suelo, no podía mirarlo a los ojos o volvería a llorar, aun que el miedo en mi iba aminorando no sabía lo que realmente quería, si escapar o morir en zarpas de aquel licántropo.

Una vampiro cobarde era yo, realmente cobarde pero ¿como me defendería si ni siquiera he puesto ganas en conocer todos mis poderes?, durante los últimos meses me dediqué a beber sangre de las alimañas de la ciudad, ladrones y asesinos, y bailar para nobles aristócratas en sus bailes y fiestas como bailarina de ballet profesional, llevaba una vida de humana burguesa, eso si un tanto nocturna, pero al fin y al cabo me hacía pasar como una humana más, una joven que acababa de salir de la niñez y ya había visto morir a sus padres; ¡qué demonios sabía yo de la palabra luchar! mas que me daba un miedo atroz.

por **Raziel** Jue Jul 22, 2010 10:30 am

-No... no voy a correr, no sé luchar, ni siquiera se controlar todos los poderes que pueda llegar a tener, pero si tu cometido es matarme quiero que lo hagas rápido

Bajé la cabeza y dejé caer los brazos a ambos lados del cuerpo, abatido. Por muchas ganas de matarla que tuviese, mi sentido común no permitiría que derramara sangre de alguien que no puede defenderse, peor, que no sabe defenderse.

-Mira preciosa ni tu vida está en peligro ni me interesa derramar tu sangre- interesarme, interesarme… si me interesaba, pero no podía.
Me fijé en que en ningún momento la vampira había alzado la vista para mirar si no que la mantenía fija en el suelo.
Me acerqué a ella con resignación y alcé su mirada cogiéndola del mentón.

-No todos los licántropos son tan buenos como yo, por tu bien deberías preocuparte más por tu protección que por ir a la moda e ir a bailes tontos.- aparté la mano de su mentón como si el solo contacto de su piel me quemara.
Ahora que el odio de la bestia había desaparecido podía fijarme mejor en la criatura que tenía delante de mí. Era de baja estatura, de tez pálida y pelo largo castaño. Pero lo que más destacaba de su rostro eran sus grandes ojos grises.

por **Lorette Gheraldini** Jue Jul 22, 2010 5:32 pm

Seguía con la mirada fija en el suelo, por mucho que quisiese levantar la no me atrevía, oí decir a aquel hombre que no le interesaba matarme, mintió, aquello me desconcertó totalmente.

Oí sus pasos acercándose a mi y de repente su mano se posó en mi mentón y alzo mi rostro para que nuestros ojos se encontraran, yo abrí ligeramente la boca, aquel echo me sorprendió por unos instantes. -No todos los licántropos son tan buenos como yo, por tu bien deberías preocuparte más por tu protección que por ir a la moda e ir a bailes tontos.-dijo él y rápidamente apartó su mano de mi rostro, como si le molestara tocarme, se quedó mirándome fijamente a los ojos como si ya no esperara nada más.

-No me interesa ni la moda ni los bailes como crees, y si me interesara defenderme de verdad habría buscado la forma de aprender, pero... pero aún no comprendo el porqué de mi existencia ni el porqué de esta maldición.- dije alzando levemente la voz, estaba cansada de no entender nada, de parecer un niño perdido en la jungla, sólo quería respuestas, pero sabía que aquel hombre no las tendría, al menos no la que me interesaba.
Una idea loca pasó por mi cabeza, estaba casi segura que a él no le interesaría pero en algún momento, cuando la vergüenza y el ligero miedo desapareciesen de mi se lo propondría, antes de que sea demasiado tarde.

por **Raziel** Vie Jul 23, 2010 12:58 am

-No me interesa ni la moda ni los bailes como crees, y si me interesara defenderme de verdad habría buscado la forma de aprender, pero... pero aún no comprendo el porqué de mi existencia ni el porqué de esta maldición.- estaba claro que no esperaba una respuesta por mi parte pero no pude contenerme y le contesté.

-No busques el porqué existen criaturas de pesadilla como nosotros, solo acabaras volviéndote loca o te darás cuenta de que habrás malgastado tu vida buscando respuestas a unas preguntas imposibles. Eres lo que eres y no hay nada ni nadie que pueda cambiarlo, acostúmbrate- ¿Qué seguía haciendo allí? Tendría que haberme ido hacía rato. Pero me hacía gracia haber encontrado a una sanguijuela perdida y sin experiencia.
De joven yo también me había hecho las mismas preguntas que ella y yo solo había tenido que darme las respuestas porque no había tenido a nadie que me las contestara- ¿a caso tu creador no respondió a esas preguntas tan banales?

por **Lorette Gheraldini** Vie Jul 23, 2010 4:44 am

-No busques el porqué existen criaturas de pesadilla como nosotros, solo acabaras volviéndote loca o te darás cuenta de que habrás malgastado tu vida buscando respuestas a unas preguntas imposibles. Eres lo que eres y no hay nada ni nadie que pueda cambiarlo, acostúmbrate- dijo él sin apartar la mirada de mis ojos, "loca, loca ya me estaba volviendo", pensé, él tenía razón pero yo no paraba de comerme la cabeza, ya no me importaba en lo que me habían convertido pero si me importaba quien lo había hecho, eso nadie me lo quitaría de la cabeza.

- ¿A caso tu creador no respondió a esas preguntas tan banales?- volvió a decir, esta vez con un tono más sutil y tranquilo y yo ya me había calmado ligeramente y cogido la suficiente confianza con el desconocido aquel como para contestar a esa pregunta.

-Él o ella, no lo sé, desapareció al convertirme; tras la muerte de mis padres una noche mientras iba a la casilla de correos un golpe en la cabeza me dejó inconsciente, desperté a causa de la terrible quemazón en mi garganta, la sed era insoportable y él ya había desaparecido- dije mientras cogía mi cabeza entre mis manos, recordar aquello aún me producía dolor, una punzada en la cabeza como si mi cerebro se retorciera al recordarlo, como si le costara recopilar el momento y aún así no lo hacía del todo, no sé si simplemente no lo recordaba o aquello no existía, no estaba segura de nada... aún. - me dejó tirada en un cobertizo, con una carta que lo único que decía era que aprovechara la oportunidad que me ofrecía ya que no daba segundas oportunidades y que me resguardara del sol, fueron sus únicos consejos y me envió a vivir a esta ciudad, en la cual pasaba mis veranos de pequeña- dije esta vez bajando la cabeza al recordar pequeños momentos con mi familia. Cuanto echaba de menos a mis padres, recordarlos me hacía feliz pero no podía evitar querer llorar ante ello, solo tenía dieciocho años cuando vi morir a mi madre y mi padre no esperó si quiera a mis diecinueve cuando decidió pegarse el tiro en la cabeza y la soledad era un hecho que me asustaba terriblemente, puede que haya sido una niña mimada y algo engreída pero el temor a la soledad siempre lo tuve y siempre lo tendré.

por **Raziel** Vie Jul 23, 2010 5:38 pm

-Él o ella, no lo sé, desapareció al convertirme; tras la muerte de mis padres una noche mientras iba a la casilla de correos un golpe en la cabeza me dejó inconsciente, desperté a causa de la terrible quemazón en mi garganta, la sed era insoportable y él ya había desaparecido. Me dejó tirada en un cobertizo, con una carta que lo único que decía era que aprovechara la oportunidad que me ofrecía ya que no daba segundas oportunidades y que me resguardara del sol, fueron sus únicos consejos y me envió a vivir a esta ciudad, en la cual pasaba mis veranos de pequeña

La sanguijuela y yo habíamos tenido el mismo origen. A mí tampoco me explicaron en que me había convertido. Ni si quiera me dieron una simple carta con instrucciones. Solamente una frase que quedó marcada para siempre en mi recuerdo: “Hijo mío, mi historia termina contigo y la tuya comienza conmigo. Vive, por lo que más quieras vive y sigue con nuestra estirpe. Tu antigua vida a terminado, es hora de comenzar la forja del Lobo”
Ni unas palmaditas en la espalda ni unas palabras alentadoras que me avisaran del sufrimiento que sentiría a partir de ahora.

Se me hacía extraño tener algo en común con aquella chica, el abandono jamás dejaba un buen sabor de boca.

-L-lo… s-siento- las palabras salieron de mi boca forzadas ¿estaba diciéndolo en serio?- l-lo de tu maestro quiero decir. Nadie se merece eso- me di la vuelta dándole la espalda y rascándome la cabeza con una mano. ¿Acababa de ser amable con ella? Era como si comenzara a sentir algo de empatía hacia ella.
Era escalofriante

por **Lorette Gheraldini** Vie Jul 23, 2010 6:02 pm

Se había disculpado... ¿se había disculpado conmigo?, aquello me sorprendió gratamente; el hombre dejó a un lado su bestia interior y se puso en mi pellejo, sentía empatía y eso me agradaba. Era la primera vez que entablaba conversación con alguien tan sobrenatural como yo y él empezaba a ser mas amable de lo que ya supuso serlo al no matarme.

-No tienes por qué disculparte, las cosas que suceden muchas veces no tienen razón de serlas pero suceden igualmente.- dije acercándome unos pasos hacia él, ya que se había volteado dándome la espalda. Puse una mano en su hombro y sentí el calor que transmitía su cuerpo, calor... hacía cuanto que no sentía calor. Hice que se volviera cara a cara de nuevo conmigo y cogí sus manos entre las mías.

-¡Enséñame a luchar!, enséñame a ser más hábil... enséñame a defenderme- dije rápidamente antes que se alejara o dijera algo que no me agradaría escuchar. -Prometo ser aplicada y no robarte mucho tiempo, prometo lo que tu quieras pero por favor hazlo- volví a decir pero estas vez volvieron a brotar de mis ojos las rojas lágrimas de sangre, sentía miedo por la soledad y aquel ser me transmitía seguridad, quería aprender de él o simplemente no pasar una noche más sola y aun así quería ser mejor con las habilidades de este cuerpo inhumano.

por **Raziel** Vie Jul 23, 2010 6:38 pm

-No tienes por qué disculparte, las cosas que suceden muchas veces no tienen razón de serlas pero suceden igualmente- los pelos de la nuca se me volvieron a erizar cuando escuché sus pasaos cada vez más cerca de mí.
Si alguno de los míos me viera en esta situación seguro que me mirarían raro y me tacharían de loco. Pero nunca había sido un licántropo normal: Jamás había buscado la compañía de mi especia, o había ido en busca de una manada a la que unirme (tampoco había existido tal oportunidad) Los tratos con otros licántropos habían sido cortos y casuales.
Me gustaba rodearme de humanos y el odio hacia los vampiros era algo instintivo que no podía explicar ¿Sería por los rasgos comunes y diferentes que teníamos las dos razas? Yo no tenía la respuesta a esa pregunta.
Pero algo en claro había sacado al salvar la vida a esta vampira: No volvería a matar si no existía causa que me obligase, ni si quiera a vampiros. No volvería a dejarme llevar por el instinto animal, aunque se sintiera tan bien entregándose a él… pero yo no era un animal, al menos no del todo.

El frio de su mano calo por la chaqueta y me llegó hasta lo más hondo de mis huesos. Algo se debatió dentro de mí pero aguanté.
Cuando me dio la vuelta y me cogió las manos tuve que morderme la lengua con tanta fuerza que sentí el sabor de la sangre.

-¡Enséñame a luchar!, enséñame a ser más hábil... enséñame a defenderme- no estaba preparado para eso. Hacía apenas unos segundos había creado mi propio credo de abstenerme de matar vampiros porque sí, pero de ahí a ayudarlos tendrían que pasar cientos de años para que sucediera -Prometo ser aplicada y no robarte mucho tiempo, prometo lo que tú quieras pero por favor hazlo- mi cabeza ya estaba preparada para dar la orden a mis cuerdas vocales para darle una negativa rotunda. Pero la orden no llegaba.
¿De verdad hablaba en serio? Parecía a punto de llorar eso estaba claro.
Abrí la boca para decir algo, pero la cerré.

-¿Sabes lo que dices? Lo que me pides no se consigue en una sola noche, se requiere mucho tiempo- me decidí a hablar- en el caso de que decidiera ayudarte- aclaré- y mi naturaleza no me permitiría tratarte con buenos modales, puedo llegar a ser muy insoportable ¿estás dispuesta a sufrirme esto… sanguijuela?- ni si quiera sabía cómo demonios se llamaba. Esto era una locura

por **Lorette Gheraldini** Vie Jul 23, 2010 8:46 pm

Había notado en él que no le gustaba que lo tocase, al menos que no lo hiciese yo, su mirada reflejaba desconcierto total, estaba segura que me daría una negativa, que me rechazaría por mi naturaleza, tal vez vampiros y licántropos estén en una guerra continua y yo no lo sabía y sinceramente no me importaba.

-¿Sabes lo que dices? Lo que me pides no se consigue en una sola noche, se requiere mucho tiempo y mi naturaleza no me permitiría tratarte con buenos modales, puedo llegar a ser muy insoportable ¿estás dispuesta a sufrirme esto… sanguijuela?- dijo soltándose de mis manos, y al oír aquello supe que en realidad no tenía idea de quien era aquel hombre al que estaba pidiendo desesperadamente ayuda y él no hacía más que llamarme sanguijuela cosa que no me agradaba demasiado.

-Lorette - dije rápidamente en cuanto él calló - mi nombre es Lorette Gheraldini y estoy dispuesta a hacer lo que me pidas con tal de que me ayudes a instruirme en el arte de la lucha y la defensa. Dispuesta a lo que sea e incluso a morir en el intento.- Recalqué una vez más y en realidad estaba dispuesta a hacerlo así podría enfrentarme al mundo por mi misma de una vez y por todas e ir en busca de mi odiado creador. Lo miré distante esperando su respuesta, esperando que no me diera una negativa y esté dispuesto a ser mi pequeña esperanza

por **Raziel** Vie Jul 23, 2010 9:44 pm

-Lorette, mi nombre es Lorette Gheraldini y estoy dispuesta a hacer lo que me pidas con tal de que me ayudes a instruirme en el arte de la lucha y la defensa. Dispuesta a lo que sea e incluso a morir en el intento.- ¿Dónde demonios estaba la niñita asustadiza y llorona de antes? ¿La habían cambiado sin darme cuenta?
En unos minutos Lorette había evolucionado personalmente. No sabía su historia, pero ya habría tiempo de que me la contara. Exacto, iba a decir que sí. ¿Estoy loco? No lo sabéis vosotros bien. Pero por esta vampira estaba sintiendo algo que creí haber perdido hacía mucho tiempo: Empatía. Llegaba hasta sentirme identificado. La determinación en sus ojos, el valor en sus palabras, la firmeza de sus movimientos… todo me hacía recordar a un pequeño lobito que no sabía ni qué demonios era.

-De acuerdo. Te ayudare con lo que me pides. Y lo haré gratis, para que veas hasta que punto puedo llegar a ser amable porque en los próximas días…- me incliné para acercarme a su rostro todo lo que pudiese y mirarla a los ojos con seriedad-… vas a olvidar que tengo esa faceta- volví a mi postura inicial sonriendo- Puedes llamarse Raziel, Raziel a secas. Mis padres no tenían suficiente dinero para comprar un apellido- bromeé.

por **Lorette Gheraldini** Vie Jul 23, 2010 10:30 pm

-De acuerdo. Te ayudare con lo que me pides. Y lo haré gratis, para que veas hasta que punto puedo llegar a ser amable porque en los próximas días… vas a olvidar que tengo esa faceta- dijo el inclinándose para acercar su rostro al mío y al oír aquello me mordí ligeramente el labio inferior, quería reír, saltar y abrazarlo de la alegría, ¡había dicho que sí! para mi fue una gran sorpresa que aceptara, pero ello implicaba que tendría que aplicarme y lo haría, estaba segura que lo haría. - Puedes llamarse Raziel, Raziel a secas. Mis padres no tenían suficiente dinero para comprar un apellido- volvió a decir sonriendo, ¿comprar apellidos? pensé, ¿los apellidos se compran?, por un momento me lo creí y lo miré con extrañeza, pero al ver que volvía a sonreír yo bufé de forma descarada y me crucé de brazos, ya me estaba tomando el pelo y de lo ingenua que era yo me lo creía.

Le sonreí levemente y lo miré detenidamente. - ¿A donde te diriges Raziel?- dije por fin, no pretendía nada ya, solo quería responder con amabilidad al que sería mi nuevo instructor. -Por que si no tienes donde quedarte, mi pequeña casa posee de otra habitación independiente de la mía - ese sería de momento mi pequeño pago, aun que os confieso, en realidad solo quería tenerlo más cerca, como ya dije antes me aportaba seguridad y aun que Nápoles sea una ciudad tranquila yo no lo estaba del todo, temía lo que no conocía y hasta ahora no conocía mi nueva naturaleza por tanto me temía a mi misma, mucho más que a aquel desconocido que tal vez podía considerar como amigo ya. ¿Podría hacerlo? o ¿acaso sería atribuirse demasiada confianza con él?. Yo lo haría de igual forma.

por **Raziel** Vie Jul 23, 2010 11:18 pm

- ¿A dónde te diriges Raziel? Porque si no tienes donde quedarte, mi pequeña casa posee de otra habitación independiente de la mía- fue entonces cuando la realidad me dio una de sus duras bofetadas.

-Sonea- dije simplemente. Había viajado a Italia en tres noches por orden de mi “jefe” y mi querida yegua se había quedado en los establos de su mansión esperándome. No podía dejarla allí.

-De acuerdo, acepto tu oferta pero necesito que me des una semana, tengo que volver a Francia a por mi querida Sonea. No puedo dejar abandonada a única mujer de mi vida- quedé con Lorette que de aquí a 7 noches volveríamos a reunirnos en éste mismo lugar para reencontrarnos.
Me despedí con un simple gesto de la mano y salí corriendo transformándome en licántropo para poder recorrer más millas en menos tiempo.

____________________________________________________________

El viaje acabó siendo agotador para ambos. Si quería cumplir el plazo de tiempo debía apretar el paso de Sonea al máximo.
Cuando por fin divisamos la ciudad de Nápoles cuando el sol ya comenzaba a desaparecer.
Llevaba la misma chaqueta de siempre, lo único que cambiaban eran las ropas raídas.

A trote ligero, Sonea y yo recorrimos los últimos metros que nos distanciaban del punto de origen. El punto donde comenzó toda aquella locura, el punto donde tenía que reencontrarme con Lorette

por **Lorette Gheraldini** Sáb Jul 24, 2010 12:01 am

Su mirada quedó perdida por un ligero instante. -Sonea.- dijo de repente como si se hubiese acordado de algo o alguien en ese momento. --De acuerdo, acepto tu oferta pero necesito que me des una semana, tengo que volver a Francia a por mi querida Sonea. No puedo dejar abandonada a la única mujer de mi vida- volvió a decir como volviendo en sí, ¿la mujer de su vida?, ¡tenia una mujer y la había dejado sola!, aquello me pareció poco caballeroso de su parte, aun que era su vida no la mía. Quedamos en reencontrarnos en ese mismo lugar dentro de siete días, sería la semana más larga de mi vida.

____________________________________________________________

Había pasado ya una semana, el sol se había escondido en el horizonte y estaba ansiosa de volver a ver a Raziel, pero solo a él. La noche estaba fresca, y yo había cambiado mi indumentaria femenina por otra masculina que tenía de mi padre de cuando aún era joven en la vieja casa, unos pantalones que se ceñían bastante a mi figura de tafetán azul marino, la faja de tela del mismo color, las medias de seda de color blanco y mis bailarinas negras y había sustituido el corsé por una camisa de satén de color crema; me llevé a la espalda mi gruesa capa de terciopelo negro, había dejado mi larga cabellera suelta, así me resguardaba mejor del frío, aun que no tenía por qué. Me predispuse a salir.

Mi nueva indumentaria me daba más libertad para correr y llegar a tiempo junto a mi nuevo instructor. No podía creer lo que me pasaba, me debatía a mi misma el deseo de volver a verlo, de volver a escucharlo aun que se burlase de mi todo lo que le venía en gana. Llegué por fin al punto de encuentro y me senté en una roca alta y lisa mientras tarareaba mi nana favorita, aquella imagen hizo que se erizaran de repente los pelos de mi nuca, ¡me asustaba hasta mi propia voz!, ¿tan dramática y terrorífica me oía? o sería mi agudo oído, y lo segundo era más coherente. Agudicé mis oídos para intentar captar a Raziel, deseaba que llegase ya.

por Contenido patrocinado

Pasos en silencio...

Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...

Re: Pasos en silencio...