Encuentro nocturno [Luca y Leonardo]

Aquella noche me sentía hambrienta en varios sentidos y no deseaba quedarme en casa esperando a alguna víctima asomada a la ventana. Esa noche tenía que salir, mi cuerpo me pedía diversión y eso sería lo que le daría. Me vestí con un elegante y provocador vestido rojo, que destacara en la noche y realzara la perfección de mi cuerpo, recogí mi larga melena en un rizado moño que no me molestara si la noche requería de movimientos rápidos para sosprender a alguien o simplemente, por diversión.
Salí de casa, dispuesta a encontrarme con algo interesante en la que valiera la pena gastar mi valioso tiempo. Mis sentidos me llevaron hasta un cementerio, y no sabía aún muy bien por qué. Era de noche y había pocas personas velando a lo que sería algún ser querido para ellos en tumbas dispersas, pero sin embargo, sentía la presencia de gente que no era humana, aunque aún no estaban en mi campo de visión. Caminé alejada de los humanos, siguiendo mis sentidos y buscando a esas personas o, en su defecto, algun humano lo suficientemente especial para mi.

La oscuridad de la noche, tan deseada, tan deseable a los sentidos vampíricos. Esa noche me encontraba inquieto, sin ganas de cazar aún, aunque con una energía desbordante que el piano no era capaz de contener. Sali de mi galería sin rumbo fijo, observando atentamente a mi alrededor en busca de algo que ni yo mismo sabía qué podría ser.

Terminé de pie frente al cementerio, sin saber si entrar o no. Finalmente entré, con un suspiro, evitando toparme con humanos. Me deslicé por las sombras, hasta llegar frente a un mausoleo de aspecto elegante, muy bello. Me quedé allí, sintiendo cómo dos presencias se acercaban, una levemente familiar. La otra era totalmente desconocida. Sin embargo, me quedé allí, a riesgo de que se acercaran, sin saber por qué me dejaba descubrir... ¿Quizás mi energía se debía a que hoy tendría compañía otra vez? Sólo los acontecimientos me lo dirían...

Mientras esperaba, sintiendo la presencia desconcida acercarse cada vez más hacia donde yo me encontraba, me dispuso a contemplar en mayor detalle aquel mausoleo. Elegante, perteneciente a una importante familia de buen y renombrado apellido. Por supuesto. Pero mi muda contemplación no duró más que segundos, hasta que me decidiera caminar a paso lento hacia la presencia más cercana, esa necesidad incontenible de compañía que no podía controlar a veces.

Me detuve, al vislumbrar una silueta frente a mí, nítida a mis ojos, y más cuando la luna apuntó su rayo plateado hacia ella. Mejor dicho, hacia él, ya que la silueta corespondía a un hombre, un vampiro. No me topaba con uno desde, ¿cuándo? ¿Siglos ya? Pues siempre eran vampiras u otras especies, mi compañía. Me quedé en silencio, observándole a lo lejos, sin saber si seguir acercándome, hablar o dar media vuelta y buscar compañía en otro sitio. Lástima que mis pies y mi cuerpo, decidieron quedarse allí, y yo tan quieto y atento como un gato al asecho...

El hombre se acercó y yo casi por inercia, dí un paso hacia atrás, pero nada más, observándole fijamente, mientras rápidos y fugaces pensamientos surcaban mi mente. Cuando se acercó y se presentó, sonreí levemente, desviando la mirada y luego de un pequeño suspiro hablar con voz suave y baja.

-Sí, es una noche agradable... -Acepté, haciendo una leve reverencia, pues sus ropas y su porte elegante le delataban como a alguien de la alta sociedad, y yo, pese a haberlo sido en algún momento de mi vida de mortal, ya o era digno de esas presencias ni de mirarles a los ojos.

-Un placer conocerle, caballero, soy Luca Andreini. Aunque no me considero un condenado, sí un eterno caminante y también, un artista, amante de la noche... -Me presenté, levantando finalmente la vista y sintiendo mis mejillas un poco acaloradas debido al leve rubor que las inundó en ese momento, al fijarme en lo apuesto que el otro vampiro era. "No Luca, no otra vez..."

Su respuesta me llamó la atención, aunque era común en algunos vampiros ser amantes eternos de la noche. Su cortés sonrisa me infundió algo de confianza, al menos no presentía que tuviera intención alguna de hacerme daño ni de buscar pelea.

-En la arquitectura y la soledad, aunque no sólo es inspiración lo que busco, Monsieur Rousseau, también y por extraño que parezca al hallarme en un cementerio, busco compañía –le respondí cortésmente, con una inevitable sonrisa llena de melancolía que no podía reprimir.

Él se acercó y yo tuve la intención de retroceder ante su cercanía, pero sólo pasó por mi lado y siguió adelante, a lo que yo le seguí esta vez menos receloso, pero aún así cohibido por su presencia y su elegante persona… Sacudí un poco la cabeza, como los humanos cuando quieren desechar alguna idea de su mente.

- ¿Y puedo saber qué es lo que usted busca en esta silenciosa ciudad muerta, Monsieur? –Le pregunté, curioso al ser primera vez que me hallaba con otro par, otro igual a mí tanto en sexo como en condición. Rápidamente alcancé su paso y me encontré caminando a su lado.

Escuché atentamente sus palabras, bueno, yo tampoco me había alimentado aunque ya no era tanta mi necesidad de sangre. Luego, quizás, podía invitarle a cazar conmigo... ¿Podría? Claro, luego lo intentaría, estaba seguro de mi fuerza de voluntad.

Seguimos caminando, a la par, y terminamos saliendo de la ruta de tierra y lápidas para continuar por el camino que recoría el cementerio, yo sin despegar la vista de él y con ambas manos en mis bolsillos, jugueteando nerviosamente con algunos botones y demás chucherías que traía en ellos.

-Sí lo creo, es más, la primera sorpresa que me he llevado ha sido encontrarme con usted... -le dije sincero, desviando la vista sin querer parecer obvio ni mucho menos, aun sintiéndome levemente ruborizado. Aunque sabía que debía parar con eso, o más tarde tendría que buscar sí o sí a un humano del que alimentarme.

Sonreí con su pregunta, era mucho más fácil hablar del arte que de mí mismo y las circunstancias que habían hecho que nos encontráramos allí. Saqué las manos de mis bolsillos, pues ya estaba menos nervioso y receloso y además, me gustaba sentir el aire frío en ellas. Dejé caer ambos brazos a los costados del largo abrigo que levaba esa noche y que me cubría la mayor parte del cuerpo, hasta las rodillas.

-Bueno, me dedico a la pintura como pasatiempo, aunque mi pasión desde que era un humano, es el piano, componer y reproducir algunas piezas -le dije, sonriendo para mí mismo más que para él, recordando la época en que tocaba con un coro de salvajes aullidos, provenientes de los lobos que rodeaban el castillo que me vió nacer. Era una visión muy bonita que me llenaba de nostalgia.

- ¿Y vos, Monsieur? ¿A qué os dedicáis en sus eternas noches para poder sobrellevar la eternidad?

Escuché atento la descripción que hizo de sí mismo, me parecía bastante intresante y me hacía reflexionar también sobre algunos aspectos de mi propia existencia y persona. Sonreí levemente cuando dijo eso de los pocos escrúpulos, aunque no sabría decir por qué. Quizás sólo me llamó la atención. La verdad, cada aspecto de ese vampiro me parecía interesante...

Y mientras seguía nuestra conversación, nuestros pasos nos llevaban cada vez más al centro del cementerio, aunque yo apenas sí me dí cuenta hasta que me detuve. La verdad, mientras le escuchaba sólo le seguía, apenas era consciente del camino que recorríamos hasta que sentí unos pasos rápidos a lo lejos. Eso sirvió para poder quitarle los ojos de encima, que a poco pareciera que me lo comía con los ojos.

-Espere... -le dije, agudizando mis sentidos, y ya deteniéndome del todo. Pasos rápidos en nuestra dirección no era algo que me dejara muy tranquilo, y casi instintivamente me puse en guardia, aunque en aparienciencia sólo pareciera que me girara como acto reflejo luego de haber oído una rama romperse a mis espaldas. Sólo un vampiro como él podrían darse cuenta mis músculos levemente tensos- ¿Oye eso?

Sí, era un humano, el sonido era muy claro ahora que le prestaba atención. Y yo no había cazado, y aunque no necesitara tanto la sangre, aún así me sentía levemente sediento y ese era un sentimiento molesto que se había acrecentado al sentir a aquel humano. Porque ya eso era algo seguro, los sonidos que retumbaban en la noche provenientes de el o ella, me habían tranquilizado. Bajé la guardia al completo, destensando mis músculos y relajándome, a pesar de estar con otro de mi especie al cual prácticamente no conocía.

Pero ya no había ningún sentimiento de recelo hacia él. Estaba sencillamente encaprichado por su mera presencia y porte... Liberé un suave suspiro, seguido por sus palabras y su invitación a acompañarle. Le sonreí abiertamente, como hasta ahora no lo había hecho, dejando en evidencia esa inocencia que emanaban todos mis gestos, verdaderamente entusiasmado con la idea. Y nuevamente mis ojos se fijaron fugazmente en los suyos, sin sostenerle la mirada por supuesto, y no pude evitar aquel leve rubor que no podía controlar. Sí, esa también era una de las razones por las que era mejor alimentarme esa noche.... Y mejor aún si era en su compañía.

-Por supuesto que me gustaría ayudarle, vamos -respondí desviando otra vez la vista hacia el suelo, esperando a que él caminara primero para así poderlo contemplar sin disimulos y a mis anchas.

Le seguí en silencio, sólo contemplándolo mientras pasábamos por entre las lápidas diseminadas sin orden por aquel cementerio. En tantos había andado ya, pero todos tan similares entre sí, que podría encontrarme en cualquier lugar si dejaba divagar mi mente... Cosa que por esta noche evitaría que sucediese, además, me hallaba demasiado concentrado en mi acompañante.

Escuché los leves susurros que el viento traía hacia nosotros, aún initeligibles pero que seguramente serían palabras de recuerdo, alguien que visitara a un antiguo ser querido. Entonces, ¿jugaríamos a ser Dios y el Diablo esa noche? ¿A liberar o condenar el alma de quien se encontrara cada vez más cerca de nosotros? Era un punto de vista... Pero prefería mejor no pensar en ello.

-Ehm... No... ¿debería? -pregunté un poco confundido. Hasta donde yo sabía, la sangre humana era nuestro único alimento. Aunque, tal vez lo preguntara porque sabía de algunos que preferían a los animales, aunque no podía entender por qué. En fin, este no era momento de cuestionamientos y dudas mentales...

Se detuvo para explicarme, con una sonrisa que a mi al menos me pareció encantadora. Le sonreí, asintiendo con la cabeza levemente, pues también estaba de acuerdo con lo que decía sobre los otros vampiros y nuestros hábitos alimenticios. Además, también estaba de acuerdo en lo de robar aquellos audibles latidos, que como un pequeño tambor africano sonaba con ritmo lento, como la música que los esclavos africanos suelen hacer durante las noches y las que tanto me llamaban la atención.

Terminó de hablar y seguimos caminando, sin hacer el más mínimo ruido, ocultos en la oscuridad que la noche nos brindaba. Nos acercamos hasta que la fuente de los latidos y la sangre fue visible, y oculto entre los árboles y las sombras, pude ver lo mismo que mi acompañante: una mujer, una joven alma rebosante de vida, la cual nosotros pretenderíamos robar esa noche. Sentí el ardor en mi garganta y la necesidad de sangre un poco más fuerte, pero podría acechar a esa dama humana por mucho timepo, como un gato o una pantera oculta a punto de saltar. O tal vez... nosotros, más que felinos, parecíamos lobos. Dos lobos acechando a su presa.

Decidí esperar alguna señal de mi acompañante para que pudieramos saltar sobre ella, pues él se hallaba más cerca y era quien me había invitado a mí a cazar. Finalmente, el mérito del hallazgo sería suyo, y en todo caso, yo estaba dispuesto a cedérselo. Sin decir nada, sólo le miré con ojos brillantes y excitados por la caza, con una significativa mirada, intentando que supiese que atacaría si él lo hacía y que esperaría cuanto fuese necesario. No quise hablar, romper el mudo silencio. Ni tampoco abrirle mi mente para hablarle con ella, jamás me expondría a eso con nadie. Por mucho que él o la idea me gustasen, eso sería exponerse.

Estaba paseando por el cementerio , pues se suponía que ahí estaban algunos familiares, por lo que corrí en busca de ellos , cuando entré en el cementerio esuché como la puerta chirriaba , por lo que me dió algo de miedo aquello estaba tan solitario ...que dava mucho miedo y más de noche que no veia nada de nada .Se esuchó a gente dentro del cementerio , por lo que seguí las voces y ví a dos chicos no sabía que hacían pero a decir verdad estaban hablando de ¿ humanos?, ¿aquellos no eran humanos? , mis preguntas empezaron a hacerse por toda mi cabeza revoloteando en busca de repuestas .Cuando me iba a ir a alejar un pocome asusté al ver unas cuants arañas en el tronco del árbol por lo que chillé y caí al suelo directamente , pues me davan miedo esos bichos..., me calleé sin decir nada esperando que aquella gente tan extraña no me encontrase por asi decirlo pues no sabía muy bien de que hablaban , pero daban miedo

.Al poco me levanté y empezé a andar sin hacer mucho ruido entre las tumbas para poder esconderme y no salir de mi esondite en todo lo que queda de tiempo , pues no sabía cmo eran ellos... y alomejor eran malas personas , pues nadie estaba aquí a no ser que fueran a ver a un familiar o algo

Observaba a la humana con los músculos en tensión, esperando alguna señal por parte de Leonardo para saltarle encima, pues me gustaba hacer ese tipo de cosas de forma rápida y casi inconsciente, aunque algo me dijo que él prefería hacer las cosas de un modo distinto, más... lento, podría decirse.

Pero la humana pareció darse cuenta de nuestra presencia, algo que me pareció imposible tanto por nuestros reflejos y movimientos como por nuestra ubicación, estaba seguro de ser totalmente invisibles en la oscuridad. Fruncí ligeramente el ceño, confundido, pues estaba seguro de que ella era sólamente una humana común y corriente. ¿Entonces?

No alcancé a preguntarle a Leonardo, quien tambén parecía consternado, cuando una voz y un tacto frío y suave sobre mi hombro me hicieron dar un leve respingo. De inmediato me volteé a ver a nuestra nueva acompañante, a quien no había podido percibir. ¿Por qué? Seguramente me hallaba demasiado concentrado en la humana o en el caballero que estaba a mi lado... Distinguí a nuestra nueva acompañante como a la señorita Chassier, de aquel baile de máscaras... Y me cuestioné sobre las artimañas del destino, que había hecho que volviéramos a encontrarnos, aunque en situaciones un poco diferentes y más complicadas al parecer...

-Señorita Chassier... Volvemos a encontrarnos... -comenté al verla, un poco asombrado aún de verla allí, olvidando momentáneamente a la humana que se nos escapaba- Como la vez anterior, es un gusto verle, madamme... Aunque la situación sea un poco diferente...

Dije después de las palabras de Leonardo, sonriéndole levemente ruborizado otra vez, ¿es que acaso esa noche no dejaría de hacerlo? Noté la sonrisa irónica de Leonardo, no parecía muy a gusto en esa situación y francamente yo tampoco, ya estaba empezando a necesitar un poco más de la sangre.

Me dispuse a esconderme en una de las tumbas pues podían ser malas personas y no quería tenrr problemas con nadie , por lo que me escondí lo más rápido que puder para que no me vieran , aunque eso era ya imposible pues había de ellos , a mi parecer parecían algo macarras... por la noche en medio de un cementerio no era de personas normales o muy buenas que digamos .Mientras estaba tumbada en el suelo noté como mi repiración se acelaraba por momentos y a la vez no podía hacer nada ,pues no sabía ni de lo que hablaban ya que parecían hablar de cosas sin sentido o al menos para mí no tiene nada de sentido

.Al cabo de un rato salí de mi escondite ya que no les veía sería por la oscuridad y los grandes y maginificos árboles que había aparte de las lapidas de la gente que yacía bajo la tierra humeda , escuché el ruido delviento al soplar contra loa árboles y me puse algo más nerviosa , pues ni sabía porque estaba ahy... y encima habían unos tipos rraro s los cuales me daban miedo , a decir verdad estaba muerta de miedo y no sabá ni por donde ir pues estaba perdisa no encontraba la puerta chirriante negra de la entrada del cementerio...

.Mientras caminaba mirando atrás sin prestar atención a nadie me choqué con alguien en esos momentos y me susté pues estaba justamente donde había visto a los chicos tan rraros y al parecer había también una chica por lo que me mantuve al margén

Perdón -Dije mirando al chico con el cual me choqué , sin mirarles mucho empezé a caminar hacía atrás con suavidad , pues no me davan buena espina para nada ...