New Place to live -Naiara-

Ah, Francia, hermosa tierra de mi adultez lupina, llena de hermosos recuerdos de mis primeros momentos. Y claro, hogar de uno de mis viejos compañeros de viaje. Deseaba verlo una vez más, antes de regresar a mi amado Londres.

Suponía que debía andar desnudo por el bosque, como en la época en que éramos mucho más que solo unos niñitos descubriendo poderes.

Corrí rápido, mis patas apenas sentían la tierra bajo ellas. Debería haber bajado un poco la velocidad, tomando en cuenta que era mas rápida que el… pero bueno.

Un aroma extraño llego a mi nariz, una mezcla de muerte y flores. Pare en seco, mientras de mi garganta escapaba un gruñido.
Salte en dirección al aroma, mis instintos gobernando sobre todo lo demás. Estaba lista para saltar sobre lo que fuese la causa de mi malestar.

(off: siento no dejar mas... pero se me seco el cerebro XD)

Era un hembra, y peor, una vampiresa. Gruñí con más fuerza. ¿Cómo era posible? Él era tan celoso con su territorio…

Salte usando cada uno de mis músculos. Pero aun así, no basto. La hembra se alejo a una gran velocidad.
-espera porque me gruñes?-
Me quede quieta al instante. ¿Porque no me respondía el ataque? Olisquee el aire, pero no habían signos de lucha. Es más… parecía inofensiva.

Me senté cerca de… ella. Esperaba no verme muy canina, porque la verdad era terrible parecer un perro todo el tiempo.
Al fin la vampira mostro sentido común, mostrando los colmillos. Le devolví la mueca, pero no me levante. Estaba cansada.
“debería hacer algo” pero con la forma lupina no podía.
La mire, intentando decirle solo con gestos que no tenía forma de vestirme. Mi última muda de ropa estaba hecha girones en algún otro bosque.

Mire la mano, blanca como la nieve. ¿Me la comería? Esperaba que no… lo mas seguro es que terminase enferma de hacerlo.
“Pero de todas formas, hay que tener cuidado”
Eleve mi hocico de forma que solo la yema de sus dedos me tocase, mientras un aliento cálido escapaba de entre mis dientes. Si, ella no era un peligro público. Al menos, no de momento.

Regrese a mi lugar, satisfecha. Mi primera vez con un vampiro al cual aun no tomaba entre mis dientes. Interesante.
“Tal vez perdí el toque”

¿Leería la mente también? Se suponía que ellos podían. El último lo había hecho al menos.
La mire con curiosidad reprimida. Fea no era. Me pregunte como había terminado siendo una sanguijuela…

bien empezamos a entendernos-
“Eso espero vampira” pense, antes de acomodarme.
-entonces....imagino que no me puedes hablar, por lo menos no en español siendo mujer lobo
“¿Qué? ¡Claro que no!” prácticamente no pude evitar el gruñido que escapo de mi garganta. ¿Cómo preguntaba algo tan lógico? -Soy Caroline-
Note que estaba incomoda, pero no hice nada por alivianársela. Era prácticamente un insulto preguntarme si podía hablar en mi forma lupina.
-¿puedes tomar forma humana, no?-
“Otra pregunta ilógica”

Asentí. De ahí venia su incomodidad. Era interesante ver como trataba de comportarse educada conmigo. Aunque tampoco me resultaba fácil comportarme educada con ella.

Me levante en respuesta a su pregunta, he indique con la cabeza que me acompañase. Iba a confiar en ella, pero si demostraba querer atacarme, me transformaría de nuevo.
“A ver si no me atacas”

Comencé a correr rumbo a unos aromas humanos cerca de donde estábamos. Eran tres, pero no pude diferenciar el sexo. Aunque no importaba demasiado. Le robaría aunque fuese el papa.

Una vez que llegamos mire a la vampira, indicándole que guardase silencio. Me acerque agazapada a nivel del suelo, acercándome a un pequeño campamento. Todos dormían felizmente. Uno de los humanitos resulto ser una muchacha, y aunque se notaba mucho más baja y gordita de lo que yo era, serviría como donadora de vestuario. Sus ronquidos eran aterradores, parecía estar ahogándose.
Tenía a su lado una mísera camisola, además de un vestido delgadísimo.
“¿Cómo mantiene el calor?”
Tome entre mis dientes la delgada prenda, antes de escabullirme rápidamente lejos del lugar.

Una vez estuvimos a una distancia prudente, deje caer la prenda. Mire a la vampiresa con cuidado, estudiando sus intenciones.
Me concentre ligeramente, pensé en cómo me gustaba tocar cosas, en como mi cabello rojo se extendía bajo mi espalda.
Un calor incomodo se acomodo entre mi piel, llegando hasta los huesos. Si era cómodo transformarse, era incomodo regresar a la forma humana.
Sentí como cada uno de mis huesos retomaba a su forma original en poco tiempo, y el pelaje gris se marchaba.
Mire hacia al frente una vez estaba recuperada. El problema de la desnudes frente a desconocidos como siempre me saco un ligero sonrojo. Tome el vestido y me lo puse lo mas rápido que pude.
–Naiara. Me llamo Naiara –dije a la vampira, Caroline, mientras estiraba mi mano blanca en su dirección.

wow Naiara! es increíble lo que acaba de pasar! Nunca había visto a un lobo cambiar de forma antes....bueno para serte sincera, nunca había visto a un lobo en persona-
me sonroje sin poder evitarlo, pero de todas formas sentí una pisca de orgullo y vanidad.
. –No es tanto. –dije, mientras caminaba para alejarme más de los humanos. Su mera presencia me hacía desear acercarme, cosa imperdonable. –Es algo normal con el paso del tiempo…
Me sente quieta al fin, haciendo gestos para que ella se sentase también.
-Eres de alguna manada de por aqui?-
Negué. Ah, mis hermanos… con el paso del tiempo dejaban de soportarme.
. –Hace unos… cuarenta o cincuenta años que no tengo una manada. Prefiero la soledad, quien no juzga ni condena…
Deje de hablar al instante. ¿Cómo podía hablar de un tema así con alguien que siquiera conocía de más de unos minutos?

Off: siento la demora...

Reí de buena gana al ver el rostro de Caroline. Se notaba que mi aroma no era exactamente agradable para ella, como para mí no era el suyo.
-Pero aun así, tienes la posibilidad de estar con otros- mencione, casi celosa. -Aunque seas un… vampiro. Tienes la posibilidad de ser un ser casi normal, sin el temor constante de dañar a quienes quieres.
Levante mi mano, enseñando una marca de dientes. Mi marca personal hecho producto de mi vergüenza.
-Amas a alguien, te alejas para protegerlo. Aunque te rompas el corazón en el proceso.

-No siempre es así, puedes aparentarte más normal quizá pero si la persona que amas resulta ser un humano pues...ahi surgen problemas. La sangre nos descontrola, por lo menos a mi que todavía soy una vampira pequeña. A veces no puedo controlarme como la mayoría del tiempo-

Luego le observé el brazo con la marca de dientes -dios! y eso?- acerqué mi mano para acariciar la marca pero me detuve a medio camino esperando aprovación en su mirada, no quería incomodarle con mis curiosidades.

-Puede ser, pero puedes controlarte. En cambio, yo necesito mucho para no saltar sobre las personas. Es como si cada cosa que dijesen no fuese de mi agrado.
-dios! y eso?
Acaricie un instante la pequeña marca. Él me había mordido por despecho, pero entendible. La traición era un tema normal en mi vida. Mi madre había traicionado al hombre a quien llame padre por mucho tiempo. ¡Y yo había traicionado a mi propio marido dos noches antes de mi transformación con un vampiro! ¿Qué clase de mujer hacía eso?

-Uno de tu especie me mordió hace muchas lunas- dije, melancólica. –La marca jamás se fue, ni la pena. Rompí su corazón, como el rompió el mío. Creo que nos merecíamos eso.

Mi Alec… ¿estaría vivo? ¿Acaso aun estaría vivo, rondando por la tierra como yo?

-Pero...si te han mordido, como es que eres una mujer lobo?-
Ella se oía tan… confundida. ¿Acaso no recordaba cómo era dejar atrás la humanidad? Ella debería saberlo. Incluso yo recordaba claramente como era transformarse en algo, licántropo en mi caso. El dolor… mejor no mencionarlo.
–Cariño, ¿te das cuenta que tu propia existencia te da la respuesta? –dije riendo. –A ti te crearon, de forma diferente a mí. Sin mal no me equivoco, para crear un vampiro, hay que darle tu sangre.
Pensé con pena las noches pasadas con Alec, donde me hablo de su raza, quizá con la vaga esperanza de que me uniese a él en su noche eterna. Pero amaba más a David, aun lo hacía.

Mi cuerpo se tensa por sí mismo ante el toque de la vampira. “Caroline” me recordé. Pero es que era fría, jodidamente fría. No recordaba que ellos fuesen así. Permití confiada que tocase mi marca, viéndola aun así con advertencia. Cosa instintiva.
-vaya! era un vampiro muy fuerte el que te mordió!-
Sonreí con dulzura. –El no solo era fuerte, era guapo, agradable, un príncipe encantado. Era mi mejor amigo, además de mi compañero de travesuras.

-Yo no se como me transformé, trato y trato pero no recuerdo! Mis vampiros me han dicho que era una humana, pero la verdad yo no recuerdo nada! No se como cambié, un día desperté con un ardor terrible en mi garganta y no lo pude quitar hasta beber sangre! Ese es el recuerdo mas anterior que tengo de mi-
La mire con lastima, pero también celosa. Ella tenía suerte de no recordar nada. Yo recordaba la mordida de David, la forma en que sus dientes habían traspasado mi piel, infectándome. Recordaba los gritos, terribles gritos después de ese instante. Recordaba las manos de Alec, intentando tocarme. Pero el dolor me había consumido, hasta que fui incapaz de saber que ocurría a mi alrededor.
–Tal vez pueda ayudarte en algún momento con eso, de recordar. –dije, dándole la mano con una sonrisa comprensiva. –Pero, hay veces en que es mejor no hacerlo. Yo ruego cada noche que los recuerdos se vayan…

La mire curiosa cuando pregunto por Alec.
–Temo que con eso no puedo ayudarte. Desperté transformada, y ya no estaba conmigo. Sencillamente, se lo llevo en viento… y a mi familia con él.
Esa vez no pude evitar que una lágrima se escapase de entre mis pestañas. Mi dulce y hermosa niña, carne de mi carne, sangre de mi sangre, muerta en su cama. La sangre seca, su rostro contorsionado por el terror…

Sonreí, aun algo triste. Era mejor no pensar en el pasado.
–Creo que es una idea excelente.
Me levante de un salto, estirando mis piernas. ¿Pero que podían hacer una vampira y una loba? Ella no podría jugar a mi modo, saltando entre los árboles, y yo no podía ir de caza con ella…
Una sonrisa de loca se instalo en mis labios. Ya sabía exactamente que podíamos hacer.
–¿Recuerdas a los humanos a los que… les tome prestada la ropa? Creo que sería muy divertido hacerles una broma.
Siquiera espere a que respondiese, solo comencé a caminar hacia ellos. Ya tenía una idea clara… esos humanos tendrían la visita de dos mujeres, y se asustarían por ello. Aunque estaba abierta a sugerencias. Pero en mi cabecita aun estaba el recuerdo de mi bebe.

–Debiste conocerla, Caroline. –musite, intentando sonar alegre. –Ella era tan hermosa, se parecía a mí y a David, mi esposo. Creo que Alec tenía celos por ello.

Sonreí con picardía y agradecimiento. Al menos, ahora me sentía mejor.
–Créeme, jamás olvidaran nuestra visita. –me incline ligeramente. –Sería muy interesante, ver cómo reaccionan a la visita de dos seres “irreales”… pero debemos vernos aterradoras para ello.
Comencé a desnudarme de a poco, esperando que comprendiese mi idea. ¿Qué más aterrador para los humanos que aquellas “cosas” inexistentes excepto en sus pesadillas? Podía imaginar a Caroline, con sangre en los labios, sonriéndole a nuestras pobres victimas.
–Iré de caza, hay bastantes animalillos por aquí. Alguno estará enfermo, y podremos usar su sangre para darle realismo a la cosa. Por ahora, busca entre sus cosas algún trapo, con el cual vestirte. No creo que quieras ensuciar tu vestido.

Sabes que, me encanta tu idea!-
Sonreí cruelmente. Ay, los humanos, tan inocentes. Siempre los había defendido, pero ahora estaba a punto de darles el susto de su vida junto a una Vampira. La vida daba giros.
Espere pacientemente a que terminase de vestirse, dándole su espacio.
Caroline corrió, y la seguí. Me agradaba tanto correr…
Un aroma intenso provoco que arrugase la nariz. -mira...un venado. Está freso, podemos usarlo si te parece bien-
Mire a Caroline con dulzura. Parecía incomoda por la muerte del animal.
–Uno nace, crece, se reproduce, y luego muere. –dije, observando al venado. –La muerte es algo natural, entre más pronto lo aceptes, mejor.
Termine de quitarme todo, y me transforme en una loba gris. Me acerque al ciervo, cuidando ensuciarme lo más posible. Enlode mis patas en la tierra, y enterré mi hocico en su cadáver. Su aroma era en extremo apetitoso, hubiese comido gustosa, pero tenía trabajo. Quizá más tarde.
Una vez estuve segura que estaba bien sucia, me aleje. Mire a Caroline, indicándole que era su turno. Esperaba verme aterradora. Me eché en la hierba a esperarla.