New Place to live -Naiara-

Sonreí a mas no poder al ver a Caroline. Aterradora sería lo segundo que pensasen esos pobres humanos. Lo primero, claro, sería “Dios Ayúdame”
Me levante con cuidado, antes de comenzar a correr. Ahora estando como lobo, podía decir que el aroma de ella era… abrumador.

Negué en silencio, antes de ponerme a aullar. Eso, despertaría a los pobres humanos. Mi aullido era una mezcla de pena y terror.
“Ay humanitos, ya verán el susto que les daremos”
Mire a Caroline, indicando que era su turno para hacer gracias. Entre más fuerte fuese su grito, mejor.

Reí de buena gana ante los grititos de uno de los humanos. Exactamente el tipo para asustar.
-es hora, haremos realidad su peor pesadilla-
Asentí, antes de agazaparme a unos metros.
“un tallarín”
Comencé a aullar nuevamente, esta vez en una clara amenaza. El miedo comenzó a inundar a los pobres humanos, quienes ahora parecían creer en su compañero.
–A ver, es solo un lobo. –dijo una muchacha, la misma a quien le había quitado el vestido. –Ya se irá…
Decidí que a ella atacaría primero. Me acerque cuidando mostrarme fiera frente a ellos.
Uno de ellos comenzó a gesticular en mi dirección, sin articular sonido alguno. Sonreí mentalmente, gruñendo. El otro se cuenta también de mi presencia, pero se alejo corriendo. Claro, no me esperaba que fuese para disparar en mi dirección.
“Mierda”
Salte lejos de la bala, pero ahora estaba enfadada. No más juego. ¿Quiénes se creían para dispararme?

Asentí en dirección de Caroline. ¡Ash, que rabia! Humanos que no tenían nada mejor que hacer más que atacarnos. ¡A nosotras!
“oh a mí”
Me lance en dirección al pobre humano, decidida. El grito de la humana retumbo por todo el bosque.
Sin embargo, siquiera lo mordí. Solo olí su ropa, enterrando mi nariz al extremo de sentir sus cabellos. El muchacho elevo su rostro, gimiendo del dolor provocado por el golpe. Sin embargo, apenas me vio se defendió, atacándome. Pero sus ojos… eran familiares. No pude defenderme. Como esa vez, estaba indefensa ante un humano.
[–Sophie, baja de allí.
–Bájame tú. –respondió una niña pequeña, burlándose del rostro preocupado de su hermano.
–Sophie, papa va a castigarnos si nos ve.
La niña decidió bajar, acomodándose en los brazos de su hermano. Aunque odiase en cierta forma a su padre, amaba a su hermano, y sabía que él hablaba por su bien. Los ojos de ambos se encontraron en el aire, hablando sin decir nada. Ella amaba esos ojos.
–No me amenaces con él…
–Tú empezaste, ragazza. Atente a las consecuencias. ]

No note el golpe del muchacho, solo el dolor de ser golpeada por un objeto de plata. Aun así, mi mirada no abandono la suya. ¿Cómo es que me había hecho recordar?
Me levante y corrí alejándome de ellos, rogando que Caroline me siguiera.
Una vez estuvimos lo suficientemente lejos, regrese a mi forma humana. Por esa noche, era suficiente el juego con humanos. Al menos, con esos humanos.

Caroline se acerco demasiado rápido para mi gusto, y para peor me abrazo, lo que me hiso olvidar con quien estaba. Mi primer impulso fue atacarla, pero pude contenerme y solo le di un gruñido de advertencia. Bendito entrenamiento para controlar el carácter. No dije nada, pero tampoco la aleje, intentando decirle sin palabras que no se alejase.
-Que tienes? que ha pasado?...estas bien?-
Ella me soltó un poco, por lo que rápidamente la acerque de nuevo, quizá demasiado fuerte.
Mi respiración era errática, producto del recuerdo de esos ojos… solo el rostro era diferente, un rostro tan anciano que me resultaba patético, diferente del rostro del humano que acababa de dejar. Un rostro que acosaba mis recuerdos cada poco tiempo. Que estaba condenada a recordar.
Mire a la vampira a los ojos, antes de decir una única palabra, que resumía todo mi dolor.
–Papá.
Él, la causa de cada problema, de la muerte de mi propia madre… él, y sus ridículos ojos negros.

-Qué ha pasado? Tranquila todo estará bien...- Si no quieres, no hablamos del tema, solo quiero que te sientas a gusto, o poder ayudarte si es que necesitas de mi...-
Voltee mi rostro de forma de mirarla a los ojos. ¿Me juzgaría ella? ¿Me vería como un monstruo asesino? Esperaba que no, pues a pesar de conocerla de solo esa noche, el cariño era palpable. Y no podría soportar un rechazo de su parte. Pero debía desahogarme…
–Cuando era jovencita e inexperta respecto a mi inmortalidad, regrese a mi viejo hogar, en Italia, con la tonta esperanza de ver a Alec una vez más para que me ayudase a controlarme. –dije, antes de alejar mi mirada totalmente avergonzada. La imagen de mi padre se reprodujo en mi mente–¡Yo no quería hacerlo, él comenzó! Grito cosas tan horribles, no podía permitirlo.
Me senté en la hierba, respirando fuertemente.
–Lo asesine esa noche, siquiera supe cómo, solo lo tuve de pronto entre mis dientes, chillando de dolor. Y lo deje ahí, muriendo desangrado. –levante mi mirada al cielo. Esa noche también era así. –Asesine a mi propio padre esa noche… asesine a quien me dio un apellido que no quería, a quien causo tanto mal en mi hogar.

Tranquila chica...- me acurruque en su regazo, lloriqueando como una niña pequeña.
-Sé lo que es una tranformación, yo también cometí mis errores cuando era una neófita, y quizá alguno de los que maté era familiar mio, la verdad no lo se, no recuerdo a ningun familiar de mi pasado mortal. Pero creeme que si buscas un perdón, estás mas que perdonada. Nosotros perdemos el control, y estoy segura que los lobos también lo hacen en sus primeros años. No debes sentirte culpable de nada-
Reí irónicamente. Se notaba que no comprendía mi punto.
–Es que yo no lo mate accidentalmente… en el fondo, quería matarlo, solo espere el momento adecuado. Él era el monstruo, la causa de todo lo malo. Imagínate dos niños pequeños, viviendo bajo la sombra de un padre golpeador. Y para empeorar, ¡el mato a la mujer que más quise! Asesino a mi madre a sangre fría, haciéndolo pasar por suicidio.
Oh, como odiaba a ese hombre. Sin embargo, no le dije lo más importante… respire hondo, y dije mi más terrible verdad.
. –Y por sobre todo, lo odio por robarme mi virginidad.

No dije nada a sus palabras. ¿Qué decir? ¿Debía decirle que en realidad las últimas personas que me habían lastimado estaban metros bajo tierra? No hacía falta…
En lugar de eso, me acurruque en su regazo como una niña pequeña, como cuando mi madre me veía triste y me abrazaba fuerte.
-Ya no importa eso- dije, una vez que estaba segura de que podía responder sin romper a llorar. -La verdad, el tiempo pasa tan lento para nosotros, que tienes de sobra para olvidar las cosas malas de tu época humana.
Respire más tranquila, tratando de decidir qué hacer ahora que ya no tenía nada que decirle. ¿Marcharme? Londres estaba tan lejos ahora. Y quedarme tampoco era la opción más agradable. Paris no era exactamente mi lugar favorito, aun si había conocido a la vampira. Después de todo, ella aun era una especie de desconocida conocida.
Arrugue el ceño cuando un aroma inundo mi nariz. Era sin lugar a dudas un licántropo, aunque estaba lejos, por lo que no podía reconocerlo muy bien.
Me levante con cuidado, dándole la espalda a la vampira. Antes, jamás lo hubiese hecho, pero tenía mi confianza depositada en ella.
-Creo que lo conozco- musite.
Busque mejor en el aire, intentando oler mejor. Voltee a ver a Caroline con una sonrisa sincera. Si, reconocía el aroma, ese aroma salvaje característico de mi antigua manada.
-Es uno de mis hermanos, significa que ya han notado mi presencia y no tardaran en venir. Ha sido un gusto conocerte, pero creo que es momento de que retomemos nuestros caminos.
Espere su reacción. Por lo demás, podría invitarla a algún lado, aun faltaban horas para el amanecer, y podía ir más tarde a ver a mis lobos.

Comprendí que prefería irse cuando vi que se levanto de un salto. Era lo mejor en el fondo, el comportamiento de mis hermanos era algo que yo no gobernaba. Y tampoco podía decir que la protegería de ellos al cien. Siempre podía cometer un error.
-espero nos volvamos a ver pronto- dijo, besando mi mejilla.
-También lo espero, vampira-bromee, como quien lo hace con una antigua compañera. –De verdad que sí.

-oh y si necesitas mi ayuda...solo aúlla mi nombre-
Sonreí a sus palabras, observando cómo se marchaba a toda velocidad. Suspire, antes de voltear al origen del aroma intenso. Me transforme de un salto, sin importarme la ropa caída. Corrí rumbo a mi familia, sonriendo por la noche pasada junto a Caroline. Esperaba que realmente nos viésemos en un contexto diferente al de un bosque sombrío.
Al llegar, ninguno de ellos dijo nada sobre mi aroma a vampiro, solo me indicaron que los siguiera. Asentí, dejando a tras mi noche con la vampiresa.