Tropiezos del destino [Samantha]

¡Qué frío!
El tiempo no parecía estar de mi parte, pero al menos hacía un poco de sol... Casi nada, mejor dicho, entre las nubes que aseguraban un poco de emoción.
Me muevo rápido entre la gente -escasa- que hay por las calles de París. Parece mentira, eso de no tener nada mejor que hacer como para salir de tu hotel o casa a dar vueltas entre el atormentado frío... Hay que tener muchas ganas o aburrirse demasiado.
Me llevo las manos a la boca, echándome vaho con la intención de calentarlas un poco, las restriego fuertemente y me las meto en los bolsillos del pantalón para infundirme el calor recién adquirido. Aun con la resistencia que tenía, el frío parecía calar en lo mas hondo. ¿Seré un masoca?

Caminando y caminando... ¿Parecía repetirme? Bajo por una de las calles que encuentro a la derecha, no por nada en especial, sino porque fue la que me antojó. Andaba mirando al suelo, había numerosos charcos producidos por la lluvia que había caído hacía unas horas. Esquivo uno de ellos justo a tiempo haciendo por el contrario que me chocase con alguien. Cuando consigo enderezarme y mirar a la persona que había gritado para pedirle disculpas, me doy cuenta de que se trata de una joven. Por lo visto ella no pudo esquivar el charco... Qué mala suerte.

-¿Se encuentra bien? De verdad que lo siento .-le tiendo la mano a la jovencita para que se apoye en algo, se había mojado bien el bajo como pude comprobar.- Mea culpa.

-Hm… Una lástima –dije refiriéndome al vestido- es muy bonito, casi tanto como la jovencita que lo porta –me atreví a hacer un movimiento sutil de cejas aprovechando que la chica se limpiaba el bajo del vestido.
-Mi madre va a matarme… -escuché que decía por lo bajo y no pude evitar reírme un poco. Me mantuve sosteniendo a la joven hasta que se encontró con ganas de apoyar los pies en el suelo y soltar el bajo del vestido.

-Si me permitís decirlo, dudo que vuestra madre os mate por algo así, además, ya dije que fue mi culpa –ladeé la sonrisa- si hace falta le presento mis escusas -apunté con decisión. ¿Porqué no? Sería divertido conocer a la madre de tan bonita dama bien avenida. Cuando me miró la joven, acentué mas la sonrisa.

Parecía examinarme con la mirada. Hm, puede que hubiese sido mas indicado escoger un atuendo más apropiado para la ocasión. ¡Pero quién me iba a decir a mi! La suerte igualmente parece estar de mi parte al ver la sonrisa de la joven, qué sonrisa más angelical... ¿O podríamos definirla como tramposa? No sé porqué intuía que algo escondía tras la inocencia y eso de 'inocente' suena tan tentador.

-Está bien, no rechazare tan buen ofrecimiento por su parte… ha sido usted muy amable.- dijo mientras se colocaba su traje y cabello. Una pequeña ráfaga de aire me trajo el exquisito aroma que emanaba de él. Metí las manos en el bolsillo instintivamente, no quería sacar las garras tan pronto -.Nos dirigíamos hacia aquella tienda de allí- señaló el local y sin decir una palabra más emprendió la marcha dándome la espalda.
Tras ubicar el susodicho local, me situé a la altura de la chica dando dos pequeñas zancadas. ¡Lo que dan de si dos patas... digo, piernas largas!

-¿Podría preguntaros vuestro nombre? Ya que voy a conocer a la madre de tan bella dama al menos sería oportuno presentarnos antes y tener una idea de ambos, ¿no crée? -ladeé la cabeza, apartando la vista de la chica para fijarla en la gente con la que nos cruzábamos para ir calle abajo- aunque cómo no, es libre de hacer.