Diario Natasha
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Diario Natasha
"Invitado eres una de las pocas almas que ha pasado por mi diario personal; no trates de comprenderme, ni yo lo hago”
Diciembre, 1801
Una pesadilla sobre el agua
Cuando se ve un mapa generalmente no se piensa la distancia verdadera que existe de un lugar a otro; mas el camino te la recuerda. Al salir de Alemania el corazón me palpitaba con presteza, jamás en lo que llevaba de vida había tenido que estar sola, siempre pensé que me encantaba el aislamiento, sin embargo no es lo mismo salir a caminar un rato o encerrarte a meditar que tener todo el mundo frente a ti sin compañía alguna.
Mi hermano prometió escribirme pronto, para mí eso significa inmediatamente; me encantaría llegar a la vieja mansión de nuestro padre y encontrar una carta suya esperándome, aunque soy conciente de que eso es imposible porque nuestro antiguo hogar tiene casi 10 años de abandono, ni un alma “viva” habita allí, lo único que me dará la bienvenida es la nada.
Pase toda mi vida huyendo para que en un instante se derrumbe la muralla que tanto esfuerzo me costo construir, ese sudor que gasté ya no vale ni una libra.
Nunca me agradaron los barcos, se mueven demasiado, me recuerdan tanto a la sociedad que día a día es inestable; cuando está agitada puede destruir cualquier cosa y aún en calma puedes sentir como se tambalea bajo tus pies, sí…definitivo este viaje me lo recuerda; me queda el consuelo de saber que no tardará en llegar a tierra firme.
Miento, ese suelo que mis pies no tardan en pisar es tan inseguro como el mar, tan obscuro como el averno y sin lugar a dudas, tan malvado como la humanidad.
Natasha Von Hannover
Una pesadilla sobre el agua
Cuando se ve un mapa generalmente no se piensa la distancia verdadera que existe de un lugar a otro; mas el camino te la recuerda. Al salir de Alemania el corazón me palpitaba con presteza, jamás en lo que llevaba de vida había tenido que estar sola, siempre pensé que me encantaba el aislamiento, sin embargo no es lo mismo salir a caminar un rato o encerrarte a meditar que tener todo el mundo frente a ti sin compañía alguna.
Mi hermano prometió escribirme pronto, para mí eso significa inmediatamente; me encantaría llegar a la vieja mansión de nuestro padre y encontrar una carta suya esperándome, aunque soy conciente de que eso es imposible porque nuestro antiguo hogar tiene casi 10 años de abandono, ni un alma “viva” habita allí, lo único que me dará la bienvenida es la nada.
Pase toda mi vida huyendo para que en un instante se derrumbe la muralla que tanto esfuerzo me costo construir, ese sudor que gasté ya no vale ni una libra.
Nunca me agradaron los barcos, se mueven demasiado, me recuerdan tanto a la sociedad que día a día es inestable; cuando está agitada puede destruir cualquier cosa y aún en calma puedes sentir como se tambalea bajo tus pies, sí…definitivo este viaje me lo recuerda; me queda el consuelo de saber que no tardará en llegar a tierra firme.
Miento, ese suelo que mis pies no tardan en pisar es tan inseguro como el mar, tan obscuro como el averno y sin lugar a dudas, tan malvado como la humanidad.
Natasha Von Hannover
- Puerto de Londres:
Natasha arribó en el puerto de Londres en la madrugada, el paisaje era espectacularmente aterrador, esperaba que entre la niebla alguna bestia la estuviera esperando para cazarla y despedazarla como lo haría cualquier animal salvaje, salvo claro porque a los últimos creía comprenderlos mejor, ya que solamente estaban luchando por su sobrevivencia, no destrozando por el placer de hacerlo.
Llevaba con ella a los sirvientes de más confianza, cinco hombres y tres mujeres, a pesar de que la residencia era bastante amplia, no quería abrir todas las habitaciones y mucho menos realizar fiestas u hospedar visitas, además la mayoría de los criados le parecían tocos y desagradables; seguramente allí encontraría mejores opciones, ya se encargaría de ello, lo primero era al menos hacer el lugar un poco más habitable.
Ella y su hermano no pensaban que podrían regresar algún día, por lo que se cerro la mansión y dejo en el olvido, no la vendieron por culpa del sentimentalismo, ahora mismo ella no sabía si agradecer no haberlo hecho o lamentarse, caminaba por instinto, la ciudad tenía varios cambios a como la recordaba pero el buen palacio de Westminster seguía alzándose con orgullo entre la neblina, todo un anciano de más de 700 años.
-Me adelantaré– Dijo a Mary, su senil ama de llaves, al percatarse de su presencia-. Encárguese de que bajen el equipaje.
Las palabras salieron solas de sus labios, su mente estaba perdida completamente, Mary trabajaba para ellos desde hacía bastantes años, era una persona de su total confianza y que además recordaría sin dudas el domicilio de la casa, pasó más años en ella que la propia Natasha.
Se alejó con tanta prisa que no notó como la anciana le dedicó una mirada de preocupación, de no ser porque estaba conciente de que no serviría de nada, porque cuando la señorita toma una decisión resulta imposible persuadirla, habría intentado detenerle.
Caminaba por las calles como un fantasma, con la vista perdida y moviéndose por impulso. Todavía faltaban unas horas para que la luz del sol matara la obscuridad que la rodeaba, nunca había sentido tanta necesidad de esos rayos calurosos que frecuentemente despreciaba; amaba el frío pero desde que llegó a Inglaterra se sentía congelada, psicológicamente pero podía sentir su interior ardiendo, el hielo de su corazón quemaba peor que el fuego. Ensimismada pudo escuchar gritos de fondo-. ¡Señorita!... ¡señorita!- la llamaba la voz de un caballero, temió lo peor y eso era ser reconocida; apretó el paso y trató de perderlo.
Se sentía tan mal para correr, estaba mareada y asustada, no tardó en acorralarla el hombre. Cuando puso su huesuda mano sobre su hombro derecho, volteo rápidamente hacia él pero al mismo tiempo retirándose para que no la tocara.
-Bo...Bonjour- expresó con una voz tan amable que de no ser por su mueca de insatisfacción y agresividad podría haber sido bastante creible.
-Buenas noches señorita, llevaba un rato siguiendola –"A poco", pensó Natasha con aburrimiento-. Me parece que es vuestro éste collar.
El caballero le enseñó el crucifijo que ella siempre había traido en el cuello hasta ese viaje en que lo arranco de raíz al igual que su fé ; la verdad es que todo el camino deseó poder tirarlo al mar pero se detuvo porque era un recuerdo preciado a pesar de la poca utilidad que tuvo los ultimos años. Al parecer el collar estaba decidido a permanecer con ella.
-Merci, no me dí cuenta cuando lo tire, que descuido- se fijó más en el señor que se había tomado tanta molestia para devolverle el objeto; era otro pasajero del navío, lo vio en algunas ocasiones, facilmente le triplicaba la edad. Que verguenza, lo hizo correr tras de ella.
-No se preocupe madeimoselle es normal, la cadena se rompió- "la destrocé más bien" era una de las cosas que ella todavía tenía presentes-. Sí tiene unos dias, puedo repararla.
-¿Usted?- dijo sin pensarlo pero corrigió a tiempo-. Ya lo molesté demasiado.
-Perdone por tomarme la libertad, soy joyero y no había visto una pieza como ésta en años, estaría encantado si usted me lo permite, es bastante antigua- Respondió sin dejar de notar la falta de confianza de la joven.
-Será un placer entonces- contestó ella con una sonrisa ; aunque no lo deseara habría sido muy descortes no aceptar-. Gracias.
-Disculpe- tomando su mano para besarla – Carl Jhonson, a su servicio.
- c'est un plaisir- el momento al que tanto temía-. Natasha... Natasha Von Hannover.
Él arqueó las cejas con gesto sorpresivo, desde luego había reconocido el apellido pero no pronunció àlabra sobre ello en el resto de la conversación, ella se lo agradeció y demasiado, sin que el caballero lo supiera la estaba ayudando en algo más que reparar un simple ornato, la había impulsado a continuar con valentia ; probeblemente sus proximos encuentros no fueran grato pero el primero le alegro el día.
Durante unos minutos hablaron de cosas triviales y se dieron cita para recoger el crucifijo en el negocio del señor Jhonson, despues la damisela continuó su recorrido, estaba lejos, pero sentía la necesidad de caminar.
Llevaba con ella a los sirvientes de más confianza, cinco hombres y tres mujeres, a pesar de que la residencia era bastante amplia, no quería abrir todas las habitaciones y mucho menos realizar fiestas u hospedar visitas, además la mayoría de los criados le parecían tocos y desagradables; seguramente allí encontraría mejores opciones, ya se encargaría de ello, lo primero era al menos hacer el lugar un poco más habitable.
Ella y su hermano no pensaban que podrían regresar algún día, por lo que se cerro la mansión y dejo en el olvido, no la vendieron por culpa del sentimentalismo, ahora mismo ella no sabía si agradecer no haberlo hecho o lamentarse, caminaba por instinto, la ciudad tenía varios cambios a como la recordaba pero el buen palacio de Westminster seguía alzándose con orgullo entre la neblina, todo un anciano de más de 700 años.
-Me adelantaré– Dijo a Mary, su senil ama de llaves, al percatarse de su presencia-. Encárguese de que bajen el equipaje.
Las palabras salieron solas de sus labios, su mente estaba perdida completamente, Mary trabajaba para ellos desde hacía bastantes años, era una persona de su total confianza y que además recordaría sin dudas el domicilio de la casa, pasó más años en ella que la propia Natasha.
Se alejó con tanta prisa que no notó como la anciana le dedicó una mirada de preocupación, de no ser porque estaba conciente de que no serviría de nada, porque cuando la señorita toma una decisión resulta imposible persuadirla, habría intentado detenerle.
Caminaba por las calles como un fantasma, con la vista perdida y moviéndose por impulso. Todavía faltaban unas horas para que la luz del sol matara la obscuridad que la rodeaba, nunca había sentido tanta necesidad de esos rayos calurosos que frecuentemente despreciaba; amaba el frío pero desde que llegó a Inglaterra se sentía congelada, psicológicamente pero podía sentir su interior ardiendo, el hielo de su corazón quemaba peor que el fuego. Ensimismada pudo escuchar gritos de fondo-. ¡Señorita!... ¡señorita!- la llamaba la voz de un caballero, temió lo peor y eso era ser reconocida; apretó el paso y trató de perderlo.
Se sentía tan mal para correr, estaba mareada y asustada, no tardó en acorralarla el hombre. Cuando puso su huesuda mano sobre su hombro derecho, volteo rápidamente hacia él pero al mismo tiempo retirándose para que no la tocara.
-Bo...Bonjour- expresó con una voz tan amable que de no ser por su mueca de insatisfacción y agresividad podría haber sido bastante creible.
-Buenas noches señorita, llevaba un rato siguiendola –"A poco", pensó Natasha con aburrimiento-. Me parece que es vuestro éste collar.
El caballero le enseñó el crucifijo que ella siempre había traido en el cuello hasta ese viaje en que lo arranco de raíz al igual que su fé ; la verdad es que todo el camino deseó poder tirarlo al mar pero se detuvo porque era un recuerdo preciado a pesar de la poca utilidad que tuvo los ultimos años. Al parecer el collar estaba decidido a permanecer con ella.
-Merci, no me dí cuenta cuando lo tire, que descuido- se fijó más en el señor que se había tomado tanta molestia para devolverle el objeto; era otro pasajero del navío, lo vio en algunas ocasiones, facilmente le triplicaba la edad. Que verguenza, lo hizo correr tras de ella.
-No se preocupe madeimoselle es normal, la cadena se rompió- "la destrocé más bien" era una de las cosas que ella todavía tenía presentes-. Sí tiene unos dias, puedo repararla.
-¿Usted?- dijo sin pensarlo pero corrigió a tiempo-. Ya lo molesté demasiado.
-Perdone por tomarme la libertad, soy joyero y no había visto una pieza como ésta en años, estaría encantado si usted me lo permite, es bastante antigua- Respondió sin dejar de notar la falta de confianza de la joven.
-Será un placer entonces- contestó ella con una sonrisa ; aunque no lo deseara habría sido muy descortes no aceptar-. Gracias.
-Disculpe- tomando su mano para besarla – Carl Jhonson, a su servicio.
- c'est un plaisir- el momento al que tanto temía-. Natasha... Natasha Von Hannover.
Él arqueó las cejas con gesto sorpresivo, desde luego había reconocido el apellido pero no pronunció àlabra sobre ello en el resto de la conversación, ella se lo agradeció y demasiado, sin que el caballero lo supiera la estaba ayudando en algo más que reparar un simple ornato, la había impulsado a continuar con valentia ; probeblemente sus proximos encuentros no fueran grato pero el primero le alegro el día.
Durante unos minutos hablaron de cosas triviales y se dieron cita para recoger el crucifijo en el negocio del señor Jhonson, despues la damisela continuó su recorrido, estaba lejos, pero sentía la necesidad de caminar.
- La cruz:
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Un día en la vida
Con: Julia Laforeze, Logan Malfoy
Con: Julia Laforeze, Logan Malfoy
Lugar: Calles y plazas
Resumen: Natasha se encuentra con Julia Laforeze, una prostituta que espera clientela en un tenebroso callejón; las dos mujeres deciden atraídas por la curiosidad conversan un poco, descubriendo así que la segunda en realidad es una bruja. En la obscuridad, un vampiro en busca de sangre las asecha.
Resumen: Natasha se encuentra con Julia Laforeze, una prostituta que espera clientela en un tenebroso callejón; las dos mujeres deciden atraídas por la curiosidad conversan un poco, descubriendo así que la segunda en realidad es una bruja. En la obscuridad, un vampiro en busca de sangre las asecha.
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Última edición por Natasha Von Hannover el Jue Nov 04, 2010 3:47 am, editado 3 veces
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
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Re: Diario Natasha
Enero 1802
Las semanas pasaban lentamente, más despacio que nunca; observaba caer la nieve que antes me gustaba tanto y ahora me resultaba un suplicio, el mismo detestable paisaje todos los días, la rutina terminaría por volverme loca.
Las mayoría de las habitaciones seguían cerradas como lo ordené; con el tiempo me sentía mas dura, debía de serlo por todos, organizar los bienes familiares no era precisamente una tarea fácil, tenía demasiadas obligaciones encima que me volvían loca y si los otros no lo comprendían era su problema.
A los sirvientes les daba un buen sueldo, a pesar de ello se fueron como todo el mundo a mí alrededor, no era de sorprenderse con una ama que ya vivía más de noche que de día y tres de ellos muertos en circunstancias extrañas, salvo por la buena anciana Mary, los otros huyeron agradecidos pero espantados de regreso a Alemania.
Junto con mi fiel criada, se logró contratar para la mansión un servicio aceptable. El número once me atraía por lo que me obsesione en encontrar nueve personas de confianza que lo completaran, tenía un buen presentimiento.
Empecé a entrevistar gente diversa para el trabajo sin embargo ninguno cumplía los requisitos. Un día soñé con una bella mujer de piel negra, algo regordeta, de edad media pero con facciones lindas; resultó que me la encontré en el mercado comprando unas verduras, obviamente sin empleados del hogar mis funciones, además de buscar información de hombres lobo, eran mantener en pie la casa.
Resultó ser una magnifica cocinera de raíces africanas, trabajaba en un restaurantillo de mala muerte con la condición de no salir al público debido a tontos prejuicios racistas, increíble que hasta algunos pobres rechazaran a otros; le ofrecí ocupación y la buena Kahina aceptó gustosa.
A continuación se pusieron a mi servicio Aidan y Melissa; el primero, un hombre de casi cuarenta años que había trabajado como jardinero para un Duque en Irlanda su tierra natal; cuando murió vino a Inglaterra soñando con embellecer el jardín del rey, por supuesto eso no pasó, ahora él y Melissa su esposa, trabajaban deshollinando chimeneas para mantener a su hijo Gael de 10 años. Coincidió con que los echarían del cuarto que rentaban; con un techo, buena paga y aceptar a su hijo sin obligarlo a trabajar, también aceptaron mi propuesta. Ya tenía un jardinero y una dama de limpieza.
El siguiente fue un hombre de poco más de dos metros que me recordaba a un vikingo en todos sus rasgos; él fue arrestado como sospechoso de asesinar a mis sirvientes, yo sabía que no lo hizo, enojado daba miedo y por las buenas era una persona noble, muy poco inteligente y brusco pero amable. Era enterrador; con una faena tan tétrica me pareció apropiado como vigilante, aunque fue difícil hacerle entender a Ottar que no lo estaba acusando de nada y sólo quería contratarlo.
Pasaron los días y aun faltaban integrantes en nuestro particular conjunto, comenzaba a preguntarme de donde los sacaría; entonces llegó un grupo de gitanos a la ciudad, con entretenidos actos circenses, entre ellos llamó mi atención una joven que leía las cartas; de piel canela y pelo obscuro por debajo de los hombros, ¿sería la próxima?
En uno de sus folletos anunciaban un espectáculo con animales, emocionada fui hasta el lugar donde lo darían, eran dos caballos de la raza Shire, los habían entrenado para bailar, traer cosas, inclinar sus patas delanteras aparentando una reverencia y otros pequeños trucos, nada del otro mundo, la gente se iba deprisa; también se invitaba a montarlos, uno de los seleccionados fue un caballero pero en cuanto trató acercarse siquiera, los dos corceles relincharon con enojo y empezaron a tirar patadas, presentían peligro pero el domador ignorante empezó a pegar con el látigo a los gigantes mansos. Furiosa me acerqué y metí la mano tratando de detenerlo, lo logré pero parte se enredo en mi mano haciendo que la piel me ardiera.
La reacción fue la obvia, se molestó, me gritó y respondí de igual manera, hasta que le ofrecí una gran cantidad de libras por ellos. Como esperaba, poniendo el pretexto de que estaban entrenados y podía ganar más con ellos de lo que yo le daba, me vi obligada a subir la cantidad, era una miseria considerando todo lo que estaba ahorrando en tener poco personal de servicio y no comprar lujos innecesarios, acepté encantada. Un caballo y una yegua Shire entrenados, de aproximadamente 1.90 de alzada eran una gran adquisición, las caballerizas estaban solas ya que tuve que dejar a todos mis jamelgos en Alemania como muchas otras cosas.
El cruel entrenador llamó al cuidador de los titanes para que me ayudara a llevarlos a la mansión; era la joven de hace un momento, en realidad era un chico, al parecer me había confundido. Cuando le dieron la noticia se disgustó bastante, estaba encariñado con ellos, hizo una rabieta y se retiró provocando que el tirano mandara por él; apostaba que le iría mal por lo que propuse que me dejara ir a hablarle unos instantes. Resultó un chico de veinte años terco y colérico que no quería escucharme, fui directa para no perder más tiempo. Le dije que necesitaba a alguien que cuidara los caballos, que viviría en la mansión cerca de ellos y con un mejor honorario del que seguro recibía.
Pude ver la sonrisa en su rostro y ánimo pero con una voz fría, haciéndose del rogar, respondió que lo pensaría porque tenía una condición; curiosa pregunté por ella, tengo una melliza contestó. Mary no se sorprendió cuando regresé ayer en la noche con cuatro nuevos inquilinos, Wesh y Camila además de dos colosos que necesitaban nombre, Gitano y Druida parecían buenas opciones. Por fin los once… ¿Y si mejor fuéramos trece?
Augustus querrá asesinarme cuando regrese pero se lo tiene bien merecido por no ser capaz ni siquiera de mandarme una carta en tantas semanas, al menos ya tengo con quien compartir la mesa.
Natasha Von Hannover
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En un laberinto de recuerdos
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Cementerios
Resumen: Natasha visita la tumba de sus padres después de pasar semanas en Inglaterra si animarse a ello. En el recinto se encuentra con dos vampiros, a uno logra exterminarlo sin embargo el otro es probablemente un nuevo enemigo.
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Cementerios
Resumen: Natasha visita la tumba de sus padres después de pasar semanas en Inglaterra si animarse a ello. En el recinto se encuentra con dos vampiros, a uno logra exterminarlo sin embargo el otro es probablemente un nuevo enemigo.
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
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Re: Diario Natasha
Marzo 1802
Las plumas de los ángeles dejaban de caer del cielo para dar paso a la entrada de la primavera. Por fin me había dado tiempo de recoger con el señor Carl Jhonson el crucifijo, ni siquiera quería cobrarme por repararlo, lo cual no permití. ¿Quedaba algo de bondad en la raza humana? No sabía que tenían las personas mayores que generalmente mostraban mejor cara y daban buenos consejos.
Los meses han pasado y Augustus no me escribe, temo que algo malo pueda haberle ocurrido, incluso he pensado seriamente en ir a nuestra propiedad en Francia a ver si puedo encontrarlo o al menos una pista de su paradero. Dios quiera que todo este bien y sea sólo la preocupación de ésta tonta hermana suya que se desespera de tenerlo lejos.
En tiempos de mi padre, las galerías de la mansión estaban abiertas al público, por lo que no es extraño que en ocasiones llegue alguna persona pidiendo verlas; lo cual empezó a ocurrir más a partir de que se corrió la voz de que por fin estaba siendo ocupada nuevamente. No me agradan los desconocidos desfilando por los pasillos de mi hogar cuchicheando la historia de la familia pero no me puedo negar, generalmente vienen de otras partes de Inglaterra visitando las grandes casas de las familias más ricas.
Desde mi llegada no me había presentado en público a los de mi clase, ni leído las invitaciones que mandaban a fiestas, reuniones o lo que les pasara por la mente; mucho menos daba audiencias. Por mis sirvientes me enteré que circulaba el rumor de que la joven Von Hannover quedó deforme cuando fue atacada su familia por lobos, por lo mismo se encerraba y no frecuentaba a nadie. No me parecía agradable pero ordenaba a mis criados que no dijeran nada al respecto, así tenía un pretexto para no salir. Sin embargo a pesar de reducirse las convocatorias, nunca faltaba el morboso encantado de ver a una joven rica desfigurada en sus banquetes… Repugnante.
Gracias a la información que me proporcionaban los pocos contactos que había hecho a lo largo de estas semanas, podía continuar mi investigación. Lamentablemente si existía algún Werewolf en país yo seguía sin encontrarlo, mucho menos al que buscaba. Total, no tenía prisa; tendría más tiempo para aprender a torturarlos lentamente antes de dar el golpe final.
A veces me preguntaba dónde quedó el yo noble, ya salía en pocas ocasiones; incluso aunque les tenía aprecio a los sirvientes, no los maltrataba y veía siempre por su bienestar, era brusca y de pocas palabras. Las acciones para mí tenían más peso que cualquier cosa que pudiera decir, aunque con tristeza comenzaba a notar que las locuciones adornadas servían más con todos; expresiones mismas que yo no era capaz de formular.
Odiaba a la gente, era un hecho triste pero cierto. Cuando por fin encontraba a alguien agradable, la desconfianza no me permitía ir más allá de unas consignas corteses propias de la aristocracia; sinceras… pero que no demostraban afecto. Me preguntaba si el próximo año también lo recibiría sola.
Al menos el mundo está más tranquilo; hace unos cuantos días se firmó el tratado de Amiens entre Gran Bretaña, Francia, España y a República Bátava, éste dio fin a la Segunda Coalición. Conservo las esperanzas de que esta vez la paz sea más duradera a pesar de que en mi interior sé que nunca dejará de haber guerras.
Natasha Von Hannover
Las plumas de los ángeles dejaban de caer del cielo para dar paso a la entrada de la primavera. Por fin me había dado tiempo de recoger con el señor Carl Jhonson el crucifijo, ni siquiera quería cobrarme por repararlo, lo cual no permití. ¿Quedaba algo de bondad en la raza humana? No sabía que tenían las personas mayores que generalmente mostraban mejor cara y daban buenos consejos.
Los meses han pasado y Augustus no me escribe, temo que algo malo pueda haberle ocurrido, incluso he pensado seriamente en ir a nuestra propiedad en Francia a ver si puedo encontrarlo o al menos una pista de su paradero. Dios quiera que todo este bien y sea sólo la preocupación de ésta tonta hermana suya que se desespera de tenerlo lejos.
En tiempos de mi padre, las galerías de la mansión estaban abiertas al público, por lo que no es extraño que en ocasiones llegue alguna persona pidiendo verlas; lo cual empezó a ocurrir más a partir de que se corrió la voz de que por fin estaba siendo ocupada nuevamente. No me agradan los desconocidos desfilando por los pasillos de mi hogar cuchicheando la historia de la familia pero no me puedo negar, generalmente vienen de otras partes de Inglaterra visitando las grandes casas de las familias más ricas.
Desde mi llegada no me había presentado en público a los de mi clase, ni leído las invitaciones que mandaban a fiestas, reuniones o lo que les pasara por la mente; mucho menos daba audiencias. Por mis sirvientes me enteré que circulaba el rumor de que la joven Von Hannover quedó deforme cuando fue atacada su familia por lobos, por lo mismo se encerraba y no frecuentaba a nadie. No me parecía agradable pero ordenaba a mis criados que no dijeran nada al respecto, así tenía un pretexto para no salir. Sin embargo a pesar de reducirse las convocatorias, nunca faltaba el morboso encantado de ver a una joven rica desfigurada en sus banquetes… Repugnante.
Gracias a la información que me proporcionaban los pocos contactos que había hecho a lo largo de estas semanas, podía continuar mi investigación. Lamentablemente si existía algún Werewolf en país yo seguía sin encontrarlo, mucho menos al que buscaba. Total, no tenía prisa; tendría más tiempo para aprender a torturarlos lentamente antes de dar el golpe final.
A veces me preguntaba dónde quedó el yo noble, ya salía en pocas ocasiones; incluso aunque les tenía aprecio a los sirvientes, no los maltrataba y veía siempre por su bienestar, era brusca y de pocas palabras. Las acciones para mí tenían más peso que cualquier cosa que pudiera decir, aunque con tristeza comenzaba a notar que las locuciones adornadas servían más con todos; expresiones mismas que yo no era capaz de formular.
Odiaba a la gente, era un hecho triste pero cierto. Cuando por fin encontraba a alguien agradable, la desconfianza no me permitía ir más allá de unas consignas corteses propias de la aristocracia; sinceras… pero que no demostraban afecto. Me preguntaba si el próximo año también lo recibiría sola.
Al menos el mundo está más tranquilo; hace unos cuantos días se firmó el tratado de Amiens entre Gran Bretaña, Francia, España y a República Bátava, éste dio fin a la Segunda Coalición. Conservo las esperanzas de que esta vez la paz sea más duradera a pesar de que en mi interior sé que nunca dejará de haber guerras.
Natasha Von Hannover
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Aprendiendo
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Bosque
Resumen: Se vuelve a encontrar Natasha con Raymond; después de una pelea el vampiro le confiesa que también busca vengarse de alguien y ella podría serle útil en sus planes. Además le ofrece entrenar sus habilidades anormales.
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Bosque
Resumen: Se vuelve a encontrar Natasha con Raymond; después de una pelea el vampiro le confiesa que también busca vengarse de alguien y ella podría serle útil en sus planes. Además le ofrece entrenar sus habilidades anormales.
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
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Re: Diario Natasha
Abril 1802
Es increíble como el país semanas de paz con Francia y estar en una sublime primavera mientras para mí sigue siendo el otoño lo que reina, sólo que en lugar de que las hermosas hojas caigan de los árboles, es mi vida la que se desmorona; el paisaje no deja de ser espectacular y disfrutable pero cuando te detienes a cavilar, no es más que una muerte lenta que dará paso al silencioso invierno de nuevo.
Con el pretexto de que cuidaran la mansión, la cual tarde me di cuenta que terminaría cayéndose si no contrataba más personal de servicio, decidí conseguir un par de perros; harían el lugar un poco más alegre a menos que salieran tan amargados como su dueña. Todo era bastante lúgubre, era tiempo de que empezara a solucionar las cosas en lugar de sentarme a lamentarme en cada rincón.
Para comenzar, contraté más personal de limpieza para que sacudieran todo de una buena vez y encargué que se hicieran todos los arreglos necesarios para que la mansión volviera a su pasado esplendor. Trabajando como Dios manda en cuestión de semanas se iría viendo esplendida. Había tanta gente quitando suciedad en cada esquina que ya era difícil aprenderse sus nombres, eso lo dejaría para mi eficiente ama de llaves, yo me encargaría de la adquisición de los nuevos guardianes.
No fue tarea fácil, no tenía idea de razas que no fueran los clásicos perros de cacería, por suerte Wesh, por su trabajo en la feria, sabía donde conseguir animales exóticos y me contactó a fines de marzo con un hombre que podía conseguirme según en palabras de él mismo “Sí desea amarrar al mismísimo rey en el patio, por una buena cantidad puede ser posible”. Me indignaba bastante que tratara a los animales como mercancía pero lo necesitaba. Era un supuesto marinero que casi podía asegurar perecía más un pirata, no costaba nada imaginárselo saqueando barcos.
Pensaba que tardaría meses en conseguirme los cachorros debido a las largas distancias; había rumores de que se probaba hacer un barco de vapor pero en eso quedaba, simples especulaciones. El hado por extraño que pareciera decidió favorecerme en esta ocasión, el caballero tenía un dogo a punto de cumplir nueve meses que pensaba vender a un comerciante rico; claro que necesitaba ofrecerle una cantidad más generosa que aquel hombre para que me diera el privilegio de quedármelo.
Lo medite antes de estar cien por ciento segura pero cuando me enseñó el perro dije que sí de inmediato; al ver que le convino el negocio, me mostró un cachorro que había apartado para él, más joven que el anterior, sin embargo crecerían prácticamente al mismo tamaño. Yo tenía que estar saliendo varias veces y no les podría dar tanta atención, me pareció una idea excelente que se acompañaran. Acepté a ambos como nuevos integrantes del hogar y he sudado sangre para educarlos.
Natasha Von Hannover.
Es increíble como el país semanas de paz con Francia y estar en una sublime primavera mientras para mí sigue siendo el otoño lo que reina, sólo que en lugar de que las hermosas hojas caigan de los árboles, es mi vida la que se desmorona; el paisaje no deja de ser espectacular y disfrutable pero cuando te detienes a cavilar, no es más que una muerte lenta que dará paso al silencioso invierno de nuevo.
Con el pretexto de que cuidaran la mansión, la cual tarde me di cuenta que terminaría cayéndose si no contrataba más personal de servicio, decidí conseguir un par de perros; harían el lugar un poco más alegre a menos que salieran tan amargados como su dueña. Todo era bastante lúgubre, era tiempo de que empezara a solucionar las cosas en lugar de sentarme a lamentarme en cada rincón.
Para comenzar, contraté más personal de limpieza para que sacudieran todo de una buena vez y encargué que se hicieran todos los arreglos necesarios para que la mansión volviera a su pasado esplendor. Trabajando como Dios manda en cuestión de semanas se iría viendo esplendida. Había tanta gente quitando suciedad en cada esquina que ya era difícil aprenderse sus nombres, eso lo dejaría para mi eficiente ama de llaves, yo me encargaría de la adquisición de los nuevos guardianes.
No fue tarea fácil, no tenía idea de razas que no fueran los clásicos perros de cacería, por suerte Wesh, por su trabajo en la feria, sabía donde conseguir animales exóticos y me contactó a fines de marzo con un hombre que podía conseguirme según en palabras de él mismo “Sí desea amarrar al mismísimo rey en el patio, por una buena cantidad puede ser posible”. Me indignaba bastante que tratara a los animales como mercancía pero lo necesitaba. Era un supuesto marinero que casi podía asegurar perecía más un pirata, no costaba nada imaginárselo saqueando barcos.
Pensaba que tardaría meses en conseguirme los cachorros debido a las largas distancias; había rumores de que se probaba hacer un barco de vapor pero en eso quedaba, simples especulaciones. El hado por extraño que pareciera decidió favorecerme en esta ocasión, el caballero tenía un dogo a punto de cumplir nueve meses que pensaba vender a un comerciante rico; claro que necesitaba ofrecerle una cantidad más generosa que aquel hombre para que me diera el privilegio de quedármelo.
Lo medite antes de estar cien por ciento segura pero cuando me enseñó el perro dije que sí de inmediato; al ver que le convino el negocio, me mostró un cachorro que había apartado para él, más joven que el anterior, sin embargo crecerían prácticamente al mismo tamaño. Yo tenía que estar saliendo varias veces y no les podría dar tanta atención, me pareció una idea excelente que se acompañaran. Acepté a ambos como nuevos integrantes del hogar y he sudado sangre para educarlos.
Natasha Von Hannover.
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Encuentro por casualidad
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Calles y plazas
Resumen:La causalidad, a veces enemiga y otras tantas: aliada; decide ponerlos de frente una vez más.
Con: Raymond Rheinhardt
Lugar: Calles y plazas
Resumen:La causalidad, a veces enemiga y otras tantas: aliada; decide ponerlos de frente una vez más.
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