Mansión del infierno [Katrina]

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 1:22 pm

-No me parece mal. Pero recuerda lo que te he dicho, está prohibido todo- Hasta que acabes cayendo. Asentí y miré por la ventana el oscuro paisaje que nos envolvía.

Llegamos a Londres tras 2 horas de pesado viaje. Pagué al cochero después de que metiera el carro en las cocheras y guié a Katrina hasta el interior de la casa. El salón principal era enorme decorado con escudos medievales y armaduras, formando un pasillo que llegaba hasta las escaleras que daban al segundo piso.

-Arriba tienes algunas habitaciones, elije la que quieras. Ahora le pediré a una de las sirvientas que te prepare una bañera. A ella le dices que te apetecería cenar para después del baño. Y no te preocupes de la ropa, ahora te subirán algún vestido- me dí la vuelta y fui directo a la cocina para comenzar a dar órdenes

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 1:44 pm

-Arriba tienes algunas habitaciones, elije la que quieras. Ahora le pediré a una de las sirvientas que te prepare una bañera. A ella le dices que te apetecería cenar para después del baño. Y no te preocupes de la ropa, ahora te subirán algún vestido.

Le miré un tanto cohibida. Ahora estaba en su terreno y eso no me hacía mucha gracia. Una de las muchachas me sonrió y me guió hasta el baño. Otra doncella me preguntó lo que quería de cenar, sinceramente yo no tenía ni idea, así que le dije lo primero que se me pasó por la cabeza: cerdo asado. Cualquier cosa que dijera me lo harían y estaba segura que perfectamente. Se quedó conmigo mientras estaba en la bañera, era una chica muy simpática. Me peinaba el pelo mientras yo lavaba mi cuerpo. Me sentía mucho mejor tras aquella cacería.

-¿Cómo te llamas?- pregunté con una sonrisa.

-Mi nombre es Sarah, señorita.

-No me llames señorita, llámame Katrina.

-Oh, no podría señorita. Esa es la orden que nos imputó el Señor.

-No te preocupes, tú llamame Katrina, el señor no se va a enterar. Y si se entera ya me enfrentaré a él- Sarah rio débilmente- Dime, Sarah, ¿el señor te parece extraño? Quiero decir, ¿te ha hecho algo o te ha dicho algo extraño?- Sarah se quedó en completo silencio.

-¿Por qué me preguntáis eso, señ... Katrina?- me dijo con algo de impaciencia.

Aquel ser de mala muerte ya le habría hecho algo. Algún trato o algo. Me daba mucha pena, era una chica que no se merecía eso. Pero evité preguntarla, pues era un tema un poco complicado y del que nadie querría hablar.

-No, por nada- dije con una sonrisa.

Tras bañarme me acompañó a una habitación. Miré hacia todos los lados pues no estaba dispuesta a que Mefistófeles me viese con una simple toalla. Le dije que me llevase a la más alejada de la de Mefistófeles. Ella rio por ello.

-No creo que sirva mucho que os vayáis muy lejos- me dijo con una sonrisa.

¿¡Qué!? Seguro que aquel indeseable ya habría abusado de alguna de las doncellas. Daba igual el que le dijeran que no, él era el señor de la casa. Qué asco daba. Una vez entramos en la habitación pude ver lo espaciosa y hermosa que era. Era increíble que alguien pudiese tener una mansión así. Sarah trajo un vestido muy bonito y parecía ser caro.

-El señor lo ha elegido expecíficamente para vos- me dio un escalofrío.

¿Y ahora quería que me lo pusiera? Dios mío que yuyus. Sarah me ayudó a ponérmelo. Primero el bajo corset, la bajo falda y las medias, todo en tonos rositas y beige. Después me colocó bien el vestido, atándome bien las cuerdas del corset. Tras aquello me dio a ponerme unos zapatos preciosos de tacón color negro.
Una vez terminado con el vestido, secó mi pelo todo lo que pudo y me lo peinó de nuevo. Mi pelo era liso de por sí así que solo pudo hacerme un pequeño recogido con un lazo negro. Ya estaba preparada.

Sarah guió por los pasillos para bajar al gran salón donde supuso que estaría el señor, para mí, el demonio. Bueno, ya no había vuelta atrás.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 2:09 pm

Después de mandar hacer la cena y elegir el vestido de Katrina fui directo a mi cuarto para cambiarme yo mismo.
Cuando estaba abotonándome la nueva camisa Sarah entró en mi cuarto llamando primero a la puerta.

-Katrina está preparada y esperándole mi señor- me giré cuando la camisa estuvo completamente abotonada y fui directo a la cama para coger la levita que me había sacado para esta ocasión. Justo cuando me agaché para coger la prenda, sentí los brazos de Sarah rodear mi cintura.

-Mi señor ¿por qué esa cazadora?– me revolví en sus brazos para girarme y mirarla a los ojos. Durante unos segundos, sus ojos se reflejaron negros como el ónice-¿Acaso yo no os daría más placer que una simple humana?- dijo acariciándome el pecho y mirándome sensualmente.
Acaricié su cara y la besé en los labios

-Sí Sarah, tú me das todo el placer que necesito pero esta noche quiero probar carne humana- le di una palmada en el trasero y salí de la habitación dejando a Sarah en el cuarto.
El salón donde cenaríamos estaba decorado con tapices de antepasados de mi recipiente, una larga mesa que parecía no tener fin y una chimenea encendida que daba calor a la estancia. Junto a la chimenea, Katrina miraba absorta las brasas ataviada con el vestido que yo mismo había elegido para ella- Estás muy bella, si me permites el cumplido- dije colocándome junto a ella en la chimenea.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 2:17 pm

-Estás muy bella, si me permites el cumplido- miré a Mefistófeles que se había sentado junto a mí.

-Gracias...- dije con una sonrisa.

No sabía el por qué pero las miradas de los sirvientes me incomodaban. No le di importancia, mi estómago gruñía por lo bajo. Me enrrojecí. Seguí mirando al fuego.

-¿Por qué te molestas en que tenga lujos? Al fin y al cabo algún día acabaré contigo, por eso no te he enviado aún al Infierno- dije sin expresión para después mirarle a los ojos.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 2:59 pm

-¿Por qué te molestas en que tenga lujos? Al fin y al cabo algún día acabaré contigo, por eso no te he enviado aún al Infierno

-Tú lo has dicho, querida: Algún día. Hasta que llegue ese día ¿Por qué no vivir como dios manda? Con leales sirvientes que te ayuden en tu día a día, buena comida, comodidades y una gran cama donde dormir y retozar- dije picaronamente- disfrútalo mientras puedas

Se escuchó una campanita y los sirvientes entraron en el gran salón con los platos para poder cenar.
Acompañé a Katrina hasta su sitio y le retiré la silla para facilitar que se sentara. Después de acomodarla me fui a sentarme, justo a la otra parte de la mesa, en frente suya.
A mí me pusieron pescado al limón en una bonita bandeja de plata que relucía bajo la luz de las velas y a Katrina le sirvieron su cerdo agridulce y junto al plato un salero.

-Perdona al chef, no ha podido condimentar bien tu plato… entiéndelo a nosotros no nos gusta mucho la sal- y durante uso instantes, los ojos de mis sirvientes se volvieron completamente negros, volviendo a la normalidad en cuestión de segundos. Como si se hubiera tratado de un simple reflejo- Entiende que es difícil conseguir un chef humano, mis niños enseguida se ponen nerviosos en su presencia y acaban desapareciendo misteriosamente… son tan juguetones- cada uno de los demonios que había en la sala sonrieron pícaramente- adelante pruébalo, mis pequeños lo han preparado con todo su amor solo para ti.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 9:12 pm

Dejando pasar su comentario anterior me levanté cuando Mefistófeles se levantó al oír la campanita que dictaba que la cena estaba lista. Bueno, ya era hora de cenar. Mefistófeles fue demasiado amable apartándome la silla, hice una mueca interiormente. Llegaba a ser demasiado extraño aquel demonio.
Vi que había un salero al lado de mi plato, quizás a Mefistófeles no le hacía gracia que lo echasen por equivocación en su comida. Cogí el tenedor y con él cogí un poco de carne. Me quedé con el tenedor delante de la boca cuando Mefistófeles habló.

-Perdona al chef, no ha podido condimentar bien tu plato… entiéndelo a nosotros no nos gusta mucho la sal- aún con el tenedor frente la boca pude ver cómo los ojos de los sirvientes se volvían negros como el ónice, y me quedé con la boca medioabierta- Entiende que es difícil conseguir un chef humano, mis niños enseguida se ponen nerviosos en su presencia y acaban desapareciendo misteriosamente… son tan juguetones.- Los demonios sonrieron con cierta picardía- Adelante pruébalo, mis pequeños lo han preparado con todo su amor solo para ti.

Dejé el tenedor encima del plato y me le quedé mirando. ¿Y ahora qué coño hago? Me había metido en una encrucijada. Si ya me habían dado mala espina desde el principio. ¡Mira que llego a ser estúpida! Y encima tenía todas mis armas en la gabardina y en el equipaje. Miré el reloj de la estancia y se lo señalé a Mefisto para que se girara, cuando se hubo girado cogí con mucho cuidado el cuchillo y me lo guardé entre los volantes de la falda.

-¿Has visto qué hora es? Ya es muy tarde, tengo que irme, sino no cogeré el tren transiberiano el próximo martes- dije con algo de nerviosismo levantándome. Mantuve la mano pegada a los volantes, no se notaba que sujetaba nada.- Espero que lo comprendas y me disculpes- dije con una sonrisa finjida.

¿¡Qué demonios hacía allí con todos aquellos parásitos del infierno!? En su territorio y sabiendo lo que soy era carne de cañón. ¿Y si habían envenenado la comida? ¡Maldita sea mil veces!

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 9:31 pm

Me giré para ver donde me señalaba Katrina.
-¿Has visto qué hora es? Ya es muy tarde, tengo que irme, sino no cogeré el tren transiberiano el próximo martes- me volví mientras ella hablaba-Espero que lo comprendas y me disculpes- se levantó de la silla y se dispuso a marcharse.

Sarah, que estaba colocada a la derecha de la mesa para estar cerca si se le ordenaba algo, se movió para cortarle el paso a Katrina.

-Sarah, no la molestes…- le advertí. Pero ella, desoyéndome, cogió una de las muñecas de Katrina y se la apretó con fuerza.
Se escuchó un choque metálico en el suelo. Me levanté un poco para asomarme por el borde de la mesa y vi un cuchillo tirado en el suelo. Poco a poco volví a sentarme, apoyando los brazos sobre la mesa y entrelazando mis dedos.

-Se lo vi coger justo cuando todos estaban mirando el reloj, mi señor- asentí levemente.

-Gracias Sarah, por favor acompaña a Katrina de nuevo a su sitio- Arrastrándola hasta llegar de nuevo a la silla vacía, Sarah apretó la muñeca de mi invitada para ayudarse del dolor para que no ofreciera resistencia. De un empujón hizo que se sentara.

-Katrina, Katrina, Katrina…- dije echándome hacia atrás en la silla y negando con la cabeza- como me duele tu actitud hacia nosotros. No debes temernos…- Sarah se alejó de Katrina y se acercó a mí, sentándose en el reposabrazos de mi asiento y pasando un brazo por mis hombros, tomé su mano y la besé-… si te quisiéramos muerta ya lo estarías. Sarah ha tenido bastantes oportunidades desde que has llegado y ganas no le han faltado. Pero sabe que eres mi invitada y que me enfadaría mucho si te ocurriese algo. Ahora por favor, prueba la comida, ya verás cómo es la más rica que has probado nunca.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 9:43 pm

La muchacha que me había atendido antes, Sarah, me cogió de la muñeca con una fuerza sobrehumana que hizo que se callera el cuchillo al suelo. Maldita zorra, engendro, parásito.

-Se lo vi coger justo cuando todos estaban mirando el reloj, mi señor.

-Gracias Sarah, por favor acompaña a Katrina de nuevo a su sitio- hijo de puta, maldito cabrón asqueroso.

La engendro de cabra esa con malas formas me llevó a la silla y de un empujón hizo que me sentara de nuevo. Miré a Mefistófeles con un odio inimaginable. Joder, ¿cómo podía salir de allí? Piensa Katrina, piensa.
Mientras Mefistófeles hablaba yo pensaba en una forma de escapar de allí pero lo único que se me pasaba por la cabeza era esperar el momento oportuno. Habían... 4 sirvientes en aquella habitación, 1 doncella y Mefistófeles, lo que ya hacían 6 demonios. Maldita sea. ¿Dónde me había metido?

-Parece que he llegado al Infierno antes de tiempo- dije mirando a la mesa con una ceja arqueada- Si algún día me convierto en demonio, cosa que dudo, acabaré contigo Sarah, no debiste haberme retorcido la mano. Una pena ¿verdad?- Estaba jugando con fuego, lo sé, pero según Mefistófeles no iban a hacerme daño por órdenes suyas, ¿pero podía fiarme? No, ¿y qué?- Y como le hayáis hechado algo extraño a la comida os digo lo mismo a vosotros- miré a cada uno de los demonios de la habitación- Y en cuanto a tí, te torturaré hasta que no te quede voz de los gritos que pegarás- dije mirando a Mefistófeles- Tras esto, que aproveche.

Cogí el tenedor y comencé a comer. La verdad es que tenía hambre y todo aquello tenía muy buena pinta. Los modales de señorita me los dejé para otra ocasión, el estómago me pedía comida y yo se la daba.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 9:57 pm

Antes de que Katrina comenzara a hablar y a soltar todas aquellas amenazas, pasé mi otro brazo por la cintura de Sarah.
Cuando las palabras de mi invitada comenzaron a hacer efecto en la voluntad de mi doncella, tuve que sujetarla con fuerza, apretándola más a mí.
Los 4 sirvientes que había rodeando la mesa no estaban mejor que Sarah pero sabían contenerse pues ellos no tenían la misma confianza conmigo que la que existía ya entre Sarah y yo.

-Tras esto, que aproveche.

-Que aproveche entonces…- dije sonriendo e inclinando la cabeza. Luego me acerqué al oído de mi segunda al mando- Salir de la habitación y llévate a los otros 4- le susurré muy despacito, con el poco nivel de tono y la distancia que nos separaba, Katrina no podía oír nada de nuestra conversación.

-No pienso dejaros solo con ella, mi señor- me dijo alarmada

-Lo harás porque yo te lo ordeno. Salid y que se queden dos guardias en la puerta y con los que quedan que hagan un perímetro alrededor de la mansión, pero que no llamen la atención. Así nuestra querida invitada no podrá salir sin nuestro permiso

-Deberías matarla…

-Sarah…- volví a advertirle. Sarah se levantó del reposabrazos y mirando a Katrina con odio se inclinó sobre mí y me dio un apasionado beso de despedida. No pensaba quejarme de su actitud.
Por fin la puerta se cerró tras el último sirviente.

-Espero que así te sientas más cómoda, quiero que estés lo más a gusto posible- dije sonriendo- Veo que te gusta la comida… a todo esto ¿Qué tal se encuentran tus hermanos?

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 10:10 pm

Subí la vista cuando la tal Sarah se levantó del reposabrazos del asiento, tras ello, mirándome con odio le dio un apasionado beso a Mefistófeles. Me encogí levemente de hombros, ¿qué pretendía aquella puta del diablo? Bueno, no dejaría que me sacara de mis casillas. Al parecer, Mefistófeles había mandado fuera a Sarah y otros dos demonios. Mierda, joder. ¿Y ahora como se supone que puedo salir de allí? Estaba perdida. Miré de reojo a los dos sirvientes que quedaban allí. ¿Y el exorcismo? Eran tres, y podían cerrarme la boca en la primera frase. Descartado.

-Espero que así te sientas más cómoda, quiero que estés lo más a gusto posible

-Sí, a decir verdad me siento muy agusto, una nunca está en una habitación llena de demonios, se hace divertido- dije sarcásticamente.

-Veo que te gusta la comida… a todo esto ¿Qué tal se encuentran tus hermanos?

Me atraganté con la comida y tosí por ello. Me tuve que inclinar hacia el suelo para no ahogarme, me había pillado por sorpresa. Una vez recuperada y cogido el aire suficiente le miré sin expresión alguna.

-No lo sé, tampoco me importa. Mientras no estén bajo tierra me quedo tranquila- dije encogiéndome de hombros, cada mes recibía una carta de Andrei- Por cierto, ¿tanto miedo me tienes? Para tener aquí a dos engendros del infierno como tú, como guardia... debo de aterrorizarte- dije con una mirada penetrante. Solté una risa al final, miré a los dos demonios- Habéis caido muy bajo, todo unos demonios y estáis como sirvientes, pudiendo estar causando estragos en la humanidad. Me dáis pena- dije desviando la mirada a Mefistófeles.

Estaba siendo cruel, y lo peor era que me gustaba, ¿por qué? ¿quizás porque eran demonios? Sí, pudiese ser. Seguí comiendo hasta que ya no pude más y dejé los cubiertos en la mesa.

-Y Sarah, ¿qué es? ¿Tu putita del infierno?- dije en voz lo suficientemente alta como para que me oyera desde fuera y con una media sonrisa en mis adentros.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 10:20 pm

Reí divertido por sus comentarios.

-Y tienes mucha razón, han caído muy bajo… pero saben cuál es su lugar en la jerarquía y si yo les mando servirme deben obedecerme o morir. Es así de simple- el plato que tenía delante ni lo había tocado, tampoco tenía hambre- Si estos dos están aquí es solo por Sarah… no sé por qué no te tiene en muy buena estima. Si por mí fuera nos quedaríamos los dos solos, no sabes cuánto deseo que llegué el momento…

-Y Sarah, ¿qué es? ¿Tu putita del infierno?- le mostré una media sonrisa.

-Por qué lo preguntas ¿estás celosa?- dije inclinándome un poco sobre la mesa- Sarah es mi segunda al mando en esta casa y eso conlleva… ciertos privilegios para ambos. Es una simbiosis perfecta, ella me adora y yo la adoro cuando estamos revolcándonos en la cama. Y te voy a decir una cosa… cuando sucumbas a las torturas y te conviertas en demonio, tú obtendrás su puesto- solo de pensarlo ya me entraban ganas de que ocurriera… era excitante, tal vez esta noche pudiera probar un poco más de Katrina…

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 10:30 pm

Como siempre pasé por alto su comentario. No me importaba que dijera tales barbaridades porque sabía, perfectamente, que no iba a tocarme.

-Por qué lo preguntas ¿estás celosa?

-Uy, sí, super celosa, la estrangularía ahora mismo por ello- dije con una ironía increíble.

-Sarah es mi segunda al mando en esta casa y eso conlleva… ciertos privilegios para ambos. Es una simbiosis perfecta, ella me adora y yo la adoro cuando estamos revolcándonos en la cama. Y te voy a decir una cosa… cuando sucumbas a las torturas y te conviertas en demonio, tú obtendrás su puesto.

-¿Perdona? ¿Tú te crees que diciendo eso me alagas? Das asco Mefistófeles, no sé si te lo había dicho antes, pero das asco. Además, yo no voy a rebajarme a su nivel, ni mucho menos. Y sobre todo, no pienso sucumbir en el Infierno. Me torturen todo lo que quieran, sufra por ello, no me importa, no pienso ser como tú.- Dije con el ceño fruncido.

Me levanté de mi sitio y me dirigí a la puerta. Los dos demonios se pusieron delante con unas sonrisas tétricas de "no vas a pasar por aquí".

-¿No os vais a apartar? Bien. Gritaré. Sarah!!!! ¿Has oído lo que ha dicho tu señor? Piensa sustituirte por mí, ¡qué triste! ¿verdad? Pobre puta infeliz, te crees que te quiere y solo te usa- no cabía en mí de gozo.

Uno de los demonios mi dio un puñetazo en la cara con tal fuerza que me caí al suelo. Con los brazos intenté levantarme, la sangre chorreaba en el suelo. Hijo de puta. Comenzaba a escocerme y a palpitarme por ello.

-A ti te mato seguro, hijo de puta- dije aún levantándome.- ¿A esto llamas hospitalidad, Mefistófeles? Da asco tu hospitalidad.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 10:47 pm

Me levanté de la silla y me acerqué al demonio que había osado desobedecerme.
Le miré con odio y alcé la mano tocando su frente.

-Lárgate…- y de la boca del hombre surgió un humo de color negro que fue directo hacia la chimenea y se perdió por ella. Los que osaban desobedecerme volvían infierno.
La puerta se abrió y apareció la Sarah con una mirada llena de ira.

-Deshazte del cuerpo y busca a otro demonio que me sirva- ordené al sirviente que quedaba. Sarah pasó al lado de Katrina mirándola sin desviar la mirada.

-Lo he escuchado todo, mi señor- dijo cuando estuvo delante de mí.

-¿De verdad?- ella asintió y se quedó a unos centímetros de mi rostro. Luego sonrió y se abalanzó sobre mi dio uno de sus mejores besos. Luego se colocó a mi lado y me abrazó con fuerza.

-Ya lo sabía todo, estúpida- dijo a Katrina- mi señor siempre me lo cuenta todo… y yo solo quiero lo mejor para él y en mi opinión tú no eres la más apropiada para hacerle feliz- giró levemente el cuello para mirarme- mi señor, mátela y déjeme elegir a una a mí, encontraré la perfecta- sonreí cariñosamente y le acaricié el rostro.

-Mi querida Sarah, por eso jamás te quitaré de mi lado, siempre tendrás un lugar en mi lecho- ella sonrió y me dio un pico cariñoso- Ahora vete y déjanos a solas… por favor- A mala gana salió tras el último sirviente que cargaba el cuerpo y la puerta se volvió a cerrar- como ves no tengo secretos para mis sirvientes – me acerqué a ella y le cogí del mentón- parece que ese inútil te ha dado a base de bien, perdónalos por favor.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 10:57 pm

Joder, al parecer aquella maldita demonio lo sabía todo. Había quedado como una estúpida. Me los quedé mirando con odio, era demasiado fuerte lo que estaba viviendo aquella noche.

-Como ves no tengo secretos para mis sirvientes

-No... si ya- me quité un poco de sangre que caía por mi barbilla. Mefistófeles se acercó a mi y me cogió del mentón.

-Parece que ese inútil te ha dado a base de bien, perdónalos por favor.

-Le perdonaré cuando acabe con su existencia- dije mosqueada- No importa, suelen curárseme pronto- dije quitando su mano de mi mentón.

Cogí una servilleta y me la coloqué en la herida. Caminé hasta llegar a un salón donde tuviese sillones o algún sofá. Necesitaba descansar. Me tiré en un sofá, tumbándome en él. Del golpe que me había dado ese infeliz me dolía la cabeza. Limpié mi herida con la servilleta con cuidado, no era una de esas heridas que no hacían daño, no, aquellas sí que dolían.

-Me has traído a traición aquí ¿verdad?- dije mirando al techo.

Había perdido contra él. Mi imbecilidad me había dejado engañar. Había caído como una completa inepta. Quería salir de allí de una vez, estaba agotada de aquella situación.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 11:06 pm

-Me has traído a traición aquí ¿verdad?

-No digas tonterías Katrina…- dije colocándome en el respaldo del sillón donde ella estaba tumbada, apoyándome con los dos brazos.

-Si en vez de demonios tuviera humanos como sirvientes te hubiera traído igual- dije mirándola- se que no puedes confiar en la palabra de un demonio, tampoco deberías, pero lo que digo es cierto. Solo quería brindarte un poco de lujo y comodidad para que pudieras ver que sería lo que te esperaría después de sufrir miles de tormentos en el infierno. Y por favor, guárdate tus quejas y juramentos sobre que jamás te rendirás a mí… estoy agotado de escucharlas[/b]- apoye el mentón sobre uno de los brazos, que yacían cruzados sobre el respaldo del asiento-[b] el golpe que has recibido ha sido un desliz que no se va a volver a repetir, tenlo por seguro… ¿te quedaras entonces?- pregunté. Necesitaba ganarme su confianza para que fuera todo como la seda- si me dices que sí retiraré el perímetro de demonios que he creado para vigilarte. Al menos para esta noche, mañana serás libre de irte cuando quieras.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 11:15 pm

Uy, uy, uy... ¿Y a este que le había dado? ¿Tan amable conmigo? Eso es muy raro. Aunque a decir verdad, aunque retirase a su caballería no podría salir de allí fácilmente, pues Mefistófeles era de la más alta calaña. Suspiré y me levanté del sofá, si me retiraba ya a dormir se me pasaría la noche más rápida.

-Está bien, me quedaré. Pero deseo irme a dormir, estoy cansada- mentira, aún era pronto y no solía dormir hasta entrada la madrugada- ¿De acuerdo?

No le dejé contestar y salí del salón en dirección a las escaleras para ir a mi habitación. No me fue difícil recordar dónde estaba, aunque al pedirme la que estaba más lejos tuve que andar bastante y aquellos tacones me estaban matando. Al llegar a la habitación la cerré, pero no tenía la llave para poder cerrarla completamente, ¡maldita sea! Bueno, en el carruaje me prometió que no iba a pasar nada de nada. Algo era algo, aunque la palabra de un demonio no debías creértela nunca. Bueno, me acostaría en la cama hasta que me durmiera. Me quité los zapatos y el recogido del pelo, dejándomelo totalmente suelto. Después, como pude desabroché las cuerdas que mantenían el vestido donde estaba y al quitármelas cayó al suelo al momento. Me quedé con la ropa interior (las medias, la bajo falda y el corset). No veía más ropa por allí así que tendría que quedarme con aquello puesto. Dejé solo dos velas encendidas y me acosté en la cama sin deshacerla. Cerré los ojos, no podía dormir, pero al menos descansaría un poco la vista. ¿Cómo se habría tomado Mefistófeles que me hubiese ido a dormir? Tampoco es que me quitase el sueño, ya que no podía dormir - río interiormente.

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 11:29 pm

-Está bien, me quedaré. Pero deseo irme a dormir, estoy cansada ¿De acuerdo?

-De acuerdo… - seguí con la mirada la silueta de Katrina hasta que la perdí de vista.

Sarah apareció a mi espalda y rodeo mi cuello con sus brazos.

-¿En serio vas a retirar el perímetro?- me preguntó

-Claro que no, pero diles que se oculten lo mejor que puedan, que Katrina no pueda verlos- ella asintió pero se quedó un rato más pegada a mí.

-¿Quieres que después suba para vigilarla?

-No… de eso me encargo yo- me deshice de sus brazos y salí al gran recibidor donde estaban las escaleras que daban a las habitaciones del primer piso y subí hasta llegar al cuarto de Katrina.
Recuerda Mefisto, no debes ser cargante… ahora eso no te interesa.
Llamé a la puerta con los nudillos y luego abrí la puerta poco a poco

-¿Se puede entrar?- pregunte- supuse que estarías despierta y me preguntaba si querías un poco de compañía- asomé la cabeza pero no miré directamente a Katrina. Por los recuerdos de mi recipiente supe que los caballeros no deben mirar a una dama si ésta no les daba su permiso.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 11:37 pm

-¿Se puede entrar?- llamó Mefisto. Asomó la cabeza pero sin mirarme. Bueno, al menos era respetuoso- supuse que estarías despierta y me preguntaba si querías un poco de compañía.

-Emm... Bueno, por qué no- la verdad es que me aburriría bastante estando sola mirando al techo sin poder dormir- Espera un momento.

Fui a coger el vestido y me lo volví a poner, aunque atarme las cuerdas no sería una tarea nada fácil. Lo intenté a duras penas, solo hice un nudo, al menos aguantaría. Volví a la cama y le dije que pasara.

-¿De qué quieres hablar? ¿De lo mal que lo voy a pasar en el infierno, de lo que vas a torturarme mientras esté allí, de que sucumbiré y me convertiré en un demonio? Puedes ahorrártelo, ya me lo sé todo.

Le miré, ¿qué podemos hacer? Comencé a canturrear de aburrimiento. Rowan decía que cantaba bien, aunque no se podía comparar con mis bailes. A mi no me parecía demasiado.

-¿Cuándo te crearon? ¿Cómo es que eres un demonio de ojos blancos y como llegaste a serlo?- dije de repente- Contesta, sino nos aburriremos como ostras- le dije con una pequeña sonrisa

por **Mefistófeles** Dom Oct 17, 2010 11:45 pm

-¿Cuándo te crearon? ¿Cómo es que eres un demonio de ojos blancos y como llegaste a serlo? Contesta, sino nos aburriremos como ostras

-Ahora mismo no puedo contarte nada sobre eso… porque me es imposible- tenía que conseguir llevármela a mi terreno sin poner en peligro nada sobre mi persona- pero no tenemos porque aburrirnos si no lo deseamos. Tranquila que no he venido para atormentarte, como bien has dicho puedo ahorrármelo.

Poco a poco me acerqué a la cama y me senté en ella, cerca de donde Katrina estaba tumbada.

-Podrías contarme qué clase de criatura te ha traído esta vez a tierras Inglesas- estaba al corriente del tema de la Striga, es más dejé que se quedara con ese absurdo pueblo a cambio de que no se acercara a las grandes ciudades- me gustaría conocer la historia de cómo te deshiciste de la criatura ¿Qué era?- pregunté recostándome un poco en la cama.

por **Katrina Volkova** Dom Oct 17, 2010 11:53 pm

-Bueno... no sé por qué no podrás contármelo, tus motivos tendrás- me encogí de hombros- Está bien. Se trataba de una striga. Una striga es una criatura que se alimenta de los niños, poniéndolos más enfermos hasta la muerte, consiguiendo así juventud eterna. Me mandó el padre Saul a Wells por ello. Me acogieron en una casa donde la susodicha striga había atacado. Con algo de suerte conseguiría que volviese para poder matarla, pues solo puedes acabar con ellas mientras se alimentan. Pues bien, conseguí acabar con ella de un tiro, salvando al pobre muchacho, y la hospitalidad londinense me echó a patadas de la casa, dejándome a mi el muerto.- Dije encogiéndome de hombros- Estoy acostumbrada, ya no es algo que me quite el sueño- dije con una sonrisa- ¿Ah, sabes qué? Antes de esta misión fui a Taiwan por un demonio que estaba causando unos estragos en la ciudad increíbles, un demonio consiguió meterse en mi cuerpo, fue espantoso, lo mejor fue que conseguí controlarme durante unos segundos, gracias a dios que otro cazador, taiwanés hizo el exorcismo, sino, ahora mismo sería un demonio andante sin conciencia. Aquel cazador me hizo una especie de marca o tatuaje que según él, evita que cualquier fuerza maligna se meta en tu cuerpo. Que sea verdad o mentira, eso ya no lo sé. Habría que probarlo- me encogí de hombros.

Me había emocionado contando mis hazañas y batallitas, la verdad nunca me había parado a contarselas a nadie. Me desahogaba poder hacerlo, sinceramente. Y que alguien me escuchase ayudaba muchísimo.

por **Mefistófeles** Lun Oct 18, 2010 12:00 am

Desconecté durante casi toda la historia, al menos hasta que comentó lo de aquel demonio. ¿De quién se habría tratado? Deje muy claro que Katrina era mía y que nadie debía hacerle nada.

-Sí que existen amuletos que protegen de las posesiones, el tatuaje que te debió hacer aquel cazador debió de ser una copia exacta de los amuletos- cada vez me iba recostando más en la cama hasta quedar totalmente tumbado junto a Katrina. Mis deseos por su cuerpo iban aumentando por segundos pero si me abalanzaba ahora mismo lo echaría todo a perder- ¿Vale la pena trabajar para la iglesia? Quiero decir, tu antes actuabas en solitario ¿por qué ahora le haces favores a esa entidad? Es algo que no comprendo muy bien.

por **Katrina Volkova** Lun Oct 18, 2010 12:05 am

-Pues es algo muy simple: el dinero. Si trabajase en solitario no tendría dinero ni para viajar. Es mucho mejor trabajar para la Iglesia, te dan todo lo que necesitas: armas, dinero y ropa.- Me encogí de hombros- ¿A tí no te parecería buena elección?

Me tumbé de lado mirándole. No sabía por qué pero aquella escena me resultaba familiar, ¿por qué? No le di mucha importancia.

-Te estoy contando mucho sobre mí, pero tú no me estás contando nada. ¿Por qué no me cuentas algo? Aunque sea del infierno, no me importa.

por **Mefistófeles** Lun Oct 18, 2010 12:09 am

-Te estoy contando mucho sobre mí, pero tú no me estás contando nada. ¿Por qué no me cuentas algo? Aunque sea del infierno, no me importa.

-Eres una mujer demasiado cabezota Katrina. Ya te dije que aquel lugar no se puede describir con palabras… es imposible incluso para mí- poco a poco me fui acercando a ella. Toda aquella palabrería me estaba poniendo nervioso y me irritaba no poder ser tal y como era.
No pude más, salvé los pocos centímetros que me separaban de su rostro y le di un pequeño pico, luego aparté un mechón de su pelo que cubría su cara con una mano y busque su cuello con mis labios. De perdidos al río… las cartas ya estaban echadas.

por **Katrina Volkova** Lun Oct 18, 2010 12:13 am

Mefistófeles se acercó peligrosamente a mí y acabó por darme un pico en los labios. ¿Pero qué coño? No me dio tiempo a reaccionar, ya había posado sus labios en mi cuello. ¿Pero qué se le estaba pasando por la cabeza?

-¿Qué demonios estás haciendo?- dije intentando separarle de mí- Me prometiste que no ibas a hacer nada, sabía que no podía confiar en tí- dije con el ceño fruncido.

Lo peor de todo es que me estaba embargando muy lentamente el deseo, pero no quería reconocerlo. Dios mío, por qué siempre tenía que pasarme lo peor.

por **Mefistófeles** Lun Oct 18, 2010 12:18 am

-Me prometiste que no ibas a hacer nada, sabía que no podía confiar en ti

-No hace falta que te responda a eso ¿verdad?- ella ya sabía lo que pasaba si confiabas en la palabra de un ser como yo.
Rodeando su cuerpo con mis brazos evité que pudiera alejarse más de mi, quería sentir su cuerpo cerca del mío.

Lamí el lóbulo de su oreja y luego seguí besando su cuello como lo hacía antes. Mis manos recorrían su trasero y su espalda sin estarse quietas.

-No me lo creeré si dices que no te gusta lo que te hago… escucho como se está acelerando tu corazón y como jadeas cuando mis labios tocan tu piel ¿A caso lo niegas?- dije susurrando.

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Mansión del infierno [Katrina]

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