Tercera llamada [Libre]

Esa era una noche especial; no como cualquiera. Me había enterado que en el Theatre Royal iba a presentarse Hamlet; mi obra favorita de Shakespeare, muchas tenían encanto pero para mí esa era especial, embelesadora. El teatro había estado cerrado un tiempo, por allí de 1794, debido a que le hicieron mejoras para prevenir que volviera a quemarse, sin embargo sabía que ya estaba esplendido y lleno de vida.

Ordené que mi landó fuera preparado para salir mientras me ataviaba con un magnifico vestido de cintura alta y mangas cortas realizado meticulosamente en muselina; cubrí la enorme cicatriz del brazo con unos guantes largos y elegantes, me alegraba no tener que mostrarla. Un chal de fina seda traída de Lyon me adornaba la espalda.

Reservé para mí sola el palco izquierdo más cercano al escenario; no quería compañía alguna, incluso me tapaba el rostro con un abanico al pasar entre la gente. Con audacia subí las escaleras que me llevarían a mi privilegiado asiento. Reconocí varios rostros poco amigables en el camino, por suerte no tendría que saludarlos. Sigilosa, corrí la cortina de mi balcón privado, apagué las velas; deseaba estar sumida en la obscuridad, no ver nada que no fuera el escenario y sobre todo no ser observada. Emocionada me senté a esperar la tercera llamada.

-En realidad me voy precisamente por lo mismo mosieur, hay gente a la que prefiero no encontrarme- expresé un poco risueña por saber que una idea parecida le había cruzado por la mente – Creo que ya me estará esperando mi carruaje.

Quizá sonó a que despreciaba su compañía por lo que traté de componer un poco-. Disculpe la pregunta, ¿Vino usted caminando? – Para mí era de lo más normal pero incluso yo sabía que para no darles de que hablar a las viejas arpías de mi clase, debía utilizar el carruaje cuando tuviera que encontrarme en el mismo hábitat con ellas.

Por supuesto además la distancia era demasiada, tan sólo recorrer los jardines de mi hogar a veces me parecía una tortura, procuraba no retirarme demasiado de ella y pasear únicamente por los sitios cercanos en lugar del alborotado centro de la ciudad. No era bueno abusar del ejercicio.

-Para mí sería un placer llevarlo a su casa – Era extraño que una dama fuera la que hiciera tales ofrecimientos, pero por suerte todavía no teníamos decenas de miradas encima y podía darme el lujo de llegar a mi mansión a la hora que deseara – Espero no haber sonado demasiado atrevida; lo digo sin malas intenciones.

A veces tratar de aclarar la cosas resultaba peor pero parecía un hombre sincero, fui directa, además no sabía si estaba comprometido y podía meterlo en problemas, al menos en la mano no cargaba sortija de matrimonio; aunque eso no significaba demasiado porque las costumbres chinas eran diferentes y el seguramente practicaba varias.

Wesh obediente me estaba esperando a la entrada, me dio gusto verlo y cuando me trató con tanta cortesía le di una sonrisa furtiva, al igual que algunos de los sirvientes ya era parte de nuestra extraña familia; a los caballos les hizo bien salir un rato de casa, tenían mucho espacio para correr y estaban bien atendidos por el joven pero siempre es bueno un cambio de paisaje.

-Dejaremos al señor en su hogar y después iremos a la mansión – le dije, él puso un gesto de incredulidad, sabía que yo no era muy sociable pero de eso a que de pronto acompañara a un caballero a su hogar, era bastante extraño; me vio con una sonrisa juguetona y confianzuda que me hizo avergonzarme, me acerqué y le susurre algo – No me mire así, ya vera cuando lleguemos.

Él sabía que en parte estaba bromeando pero también estaba conciente del gran genio que mostraba en algunas ocasiones, prefirió hacerme caso no sin antes guiñarme un ojo, sólo me llevé la mano a la frente como diciendo “No, no… éste muchacho; dame paciencia Dios".

- Adelante señor – anuncié a Dougherty en tono serio sin darle oportunidad de que se diera cuenta que vacilaba, sabía muy bien que las damas van primero; al ver su rostro de incredulidad, me reí y entre en el carruaje – Sólo quería asegurarme de protegerlo de los monstruos que hay dentro de ese teatro y están a punto de salir ya que seré responsable de su vida en el camino mi Lord.

Él iba dando las indicaciones para que llegáramos a nuestro destino, mientras platicábamos de asuntos triviales como lo que significaba cada parte de la obra para cada uno; otros libros y cosas simples pero que hacen pasar un rato agradable.

-Me imagino que sus padres lo echarán mucho de menos ahora que no está en China – Dije riéndome, era una persona bastante agradable, el tipo de gente que seguro se consideraría una perdida no tenerla cerca por varios días-. Deben de estar deseando su regreso.

- Ya sé que no considera a este país su hogar pero me imagino que algo debe de gustarle al menos, o algún buen recuerdo de la infancia debe de tener – opiné, incluso yo tenía en la mente momentos alegres – Tenebrosa pero sigue siendo una ciudad bastante hermosa, ¿no?

-Tiene razón madame, la ciudad es muy hermosa y si tengo varios recuerdos gratos de mi niñez aquí, precisamente en el teatro tengo muchos- Dijo con el acento ingles algo desacostumbrado, seguro no lo hablaría demasiado en China.

-Es que es imposible no pasarla bien allí- Contesté con toda naturalidad, extrañando viejos tiempos que no regresarían jamás, sólo me quedaba evocarlos y atesorarlos con cariño.

-Con respecto a mis padres, su muerte fue la causa de mi partida hacia oriente, ellos fueron acecinados, yo sobreviví y mi tío me escondió en un monasterio en china, donde he vivido estos últimos 20 años- Si vivió en Inglaterra hasta los 6 y tenía 20 años en oriente, ya sabía con facilidad su edad, no me equivoqué en que era mayor que yo.

-De nuevo lo siento; no me imaginaba algo así – Era la segunda vez en la noche que tenía que disculparme por llevarlo a recordar un momento doloroso – Usted ha dicho que lo escondió, entonces me figuro que el criminal sigue suelto, ¿considera que ha tenido que ver algo con la desaparición de su tío?

- Perdón, me deje llevar por la impresión olvidando que seguramente no quiere pensar en eso en este momento – En mi rostro ya no se dibujaba una sonrisa, ahora denotaba preocupación-. Mis padres también están muertos, comprendo que son temas delicados.

-¿Tan seguro se encuentra de que no lo han atrapado? – Que espantoso, pero en fin, las autoridades no debían de estar haciendo bien su trabajo para que hubiera tantas muertes en la ciudad, hechas por mortales o inmortales, ya era hora de que pusieran un remedio.

-No se preocupe, en realidad a mi madre no la recuerdo y lo de mi padre fue hace varios años- Aparenté que no me afectaba, no pensaba armar un drama, ya habíamos visto uno y era suficiente para un día; entonces lo sentí más cerca, sus brazos estrechaban mi cuerpo, no estaba acostumbrada a tanta confianza con un caballero, mucho menos a uno que acababa de conocer.

-En verdad lo siento mucho.- susurró en mi oído, como música traída por el viento desde el cielo; no sabía como responder, que palabras decir. Mi mente estaba en blanco, me dediqué a corresponder su abrazo en silencio.

-Fue extraño pero no se preocupe – Regresé a mi lugar de inmediato como si nada hubiera pasado, sería mejor olvidarse de ello, las costumbres eran distintas, no pensaba hacer un berrinche por algo tan simple y espontáneo.

-¿En que estábamos? – Me había distraído completamente de la conversación, el estar a su lado se sentía tan cálido y no hablaba por supuesto solamente del calor de la primavera… era algo más poderoso.

¿Será amor a primera vista?, reflexioné primero como una adolescente tonta, por supuesto eso no existía, es sólo que la sensación que me daba jamás me había ocurrido con alguien antes. En fin, tenía cosas más importantes en las cuales pensar; hacía dos noches que me había confesado y gozaba por el momento de paz interna, una de las razones que me había permitido poder disfrutar tan tranquila una noche de teatro pero eso no me quitaba la vista de mis objetivos.

-Yo también como podrá notarlo- agaché la cabeza tratando de recordar de que hablábamos antes de entrar en el escabroso tema de nuestros padres muertos; recordé que le pregunté sobre el criminal que asesinó a los suyos ya que sin haber estado tanto tiempo en Inglaterra me parecía extraño que estuviera tan seguro de que no lo habían atrapado.

-¿usted tiene familiares aquí madame?- preguntó, me llevé la mano a la cabeza y la sobé un poco pensando la respuesta indicada, saltábamos de un tema incomodo a otro, si se hubiese tratado de otra persona tal vez me habría limitado a no decir nada e irme, sin embargo íbamos en un carruaje y él me agradaba.

-La casa que gobierna Inglaterra en estos instantes es Hannover- Hice una pausa, con eso le decía todo, obviamente tenía bastante familia regada por allí y emparentada con la realeza y era normal que él no lo supiera – Sin embargo me temo que no estamos tan en buenos términos, tampoco nos llevamos mal claro pero no los frecuento. ¿Qué me dice de usted?

-Yo no tengo familiares en la ciudad, y los que tengo no son cercanos, ni siquiera nos reconoceríamos si nos llegáramos a cruzar y supongo que la familia ha crecido desde que me fui, así que muchos no los conozco, el único con quien tenía contacto es mi tío Kurt.- Comencé a pensar que nuestra situación era parecida por lo que probablemente también estaba prácticamente solo en la ciudad -. ¿Desea ir a comer mañana conmigo?

-¿A comer…? – Pregunté torpemente como si no hubiera escuchado, más bien estaba incrédula por la precipitada invitación; realmente no podía decir que estuviese atareada o tuviera un compromiso pero no quería aceptar inmediatamente – Tengo algunas cosas que hacer pero…

Hice como si estuviera dudando que responderle; finalmente acepté-. Moveré de horario lo que sea necesario caballero, será un placer.

-Excelente madame, entonces mañana pasare por usted a su mansión en uno de mis carruajes, ¿a las 12 le parece bien?- Sonreí un poco; la verdad se me hacia un poco temprano considerando la hora en que habíamos salido del teatro pero seguramente aunque no fuéramos a comer estaríamos despiertos a esa hora.

-Sí, no hay ningún problema, lo estaré esperando – Al decir eso ya estaba repasando en la mente que vestido sería el apropiado para vestir al día siguiente, era un reflejo que la mayoría de las mujeres no podían evitar cuando quedaban de verse con alguien; el carruaje se detuvo abruptamente.

-Me parece que aquí es señor – Dijo Wesh a mi acompañante, al parecer una gran reja impedía seguir con el camino y deseaba que le dieran instrucciones sobre lo que debía hacer a continuación.

- Espere un momento – Insistí a Dougherty mientras buscaba algo en mi bolso apresurada, recordaba que tenía una tarjeta de visita con mi nombre, las tenía porque era uno de tantos requisitos de una buena aristócrata pero no había tenido la oportunidad de utilizarlas; cuando la encontré se la dí, con ella era más fácil dar con mi dirección-. Tome Monsieur

-Muchas gracias madame, me temo que yo no tengo una mía para darle, necesitare que me enseñe varias cosas para ser menos extraño hacia las demás personas.- Me costaba trabajo el pensar que en otros países algo tan simple resultara anormal; yo era poco común no estaba segura de ser una maestra apropiada pero no quería rehusarme.

-No creo poder enseñarle demasiado pero si en algo puedo serle de utilidad lo haré con gusto caballero – Traté de repasar en la cabeza la etiqueta básica, él no era un hombre mal educado por lo que no le costaría trabajo adaptarse a las costumbres inglesas.


-¿Gusta pasar? puedo ofrecerle chocolate caliente, vino, lo que guste.- Lo dijo tan naturalmente y sin maldad en la mirada que en lugar de reclamar me sonrojé de nuevo, parecía tener el poder de hacer que me avergonzara.

- Lo lamento mi Lord, por la hora no creo que sea conveniente – Era un ofrecimiento infame para una señorita, definitivo necesitaba aprender un par de cosas para hablar con los demás que seguramente no lo tratarían con tanta indulgencia como yo. Le dirigí una última sonrisa–. Será mejor que lo vea mañana, es bastante tarde. Buenas noches.