compagnon charmant [Dylan]

-Agradezco sus intenciones madame, pero ya no soy el niño indefenso de 6 años que tuvieron que esconder, si no había regresado antes fue porque soy feliz en el monasterio, no porque siguiera escondiéndome, desde hace varios años pude regresar a hacerme cargo de los negocios y propiedades, pero no lo desee, ahora soy un cazador, he peleado con numerosos vampiros y demonios, que son la opción principal de sospecha, sé cómo eliminarlos pero aprendí a no desear la venganza así que tampoco eso me trajo, cuando cazamos es normal ausentarse unos días pero no tantos, Kurt salvo mi vida y también le debo a él ser quien soy ahora, así que no dudare en arriesgarla de nuevo para salvarlo si lo necesita.-

Sacrificaría mi vida de ser necesario para salvarlo, él era la persona más preciada para mí y haría todo lo necesario para encontrarlo.

-Estoy de acuerdo mi Lady- levante la mano indicando al mesero que se acercara.

Pedí la cuenta, el mesero llevo la nota, deje el dinero para pagarla y un 50% mas como propina, muy pocas veces comía en restaurantes, así que preferí dejar una cantidad mayor a una cantidad mínima, además nos habían atendido muy bien.

Me levante, camine hasta su lado y con una mano la ayude a levantarse mientras con la otra recorría su silla, luego tome el paquete para llevar y ofrecí mi brazo cara caminar juntos.

Pregunté muy en contra de mis hábitos.

-Le agradezco haber aceptado la invitación y haberme regalado un poco de su tiempo.- había pasado un rato inigualable, la compañía y conversación de una hermosa dama simpática, agradable y educada y una comida deliciosa.

-¿Gusta hacer algo más?- pregunto la bella joven.

-Ahora que lo dice en realidad deseo darle algo, pero está en mi casa ¿hay algún inconveniente si pasamos a recogerlo?- pregunte mientras caminábamos por el jardín del restaurant hacia el carruaje.

Llegamos al carruaje, la tome de la mano y le ayude a subir, una vez ella estaba sentada dentro, subí yo y entonces comenzamos a movernos

-Ah cierto usted quería probar la ensalada, puede llevarse si gusta-

Moví la cabeza un poco, esta mujer tenía ideas muy extrañas pero graciosas, comenzamos el camino hacia mi casa, le entregue el recipiente con la ensalada.

-Le recomiendo que no tarde mucho en comerla, porque el limón se volverá amargo y arruinara el sabor de todo lo demás.-

Conversamos un poco mientras llegamos, la distancia era corta así que fue rápido el camino.

-Sera un verdadero honor recibirla si gusta pasar, está en su casa, si prefiere esperarme aquí lo entiendo perfectamente y no tardare.-

Nos quedamos en silencio un par de segundos viéndonos a los ojos, luego abrí la puerta del carruaje, baje y me quede esperando su respuesta, para ayudarle a bajar o para entrar por lo que veníamos a recoger.

-Muy bien madame, no tardare- Era lo que esperaba, que prefiriera esperar.

Camine hasta la reja, el señor James bajo del carruaje, y comenzó a caminar hacia mí, él traía la llave, mire a todos lados y las calles estaban solas, me tomo un segundo saltar la reja, para cuando él termino de rodear el carruaje yo ya estaba dentro.

-Joven ya le he dicho que no haga eso, si alguien lo ve hará un escándalo.-. abrió la reja para cuando yo regresara.

-Tiene razón, pero si me cercioré que nadie me viera.- comencé a caminar hacia la casa cruzando los jardines, mientras James movía la cabeza señalando su desaprobación, él había sido sirviente de mis padres desde antes que yo naciera, realmente no se desde cuando esta casa es su hogar, él fue uno de los que presenciaron aquella noche.

Corrí, abrí la puerta de la casa, subí las escaleras, entre a mi habitación y busque el pequeño cofre de madera que tenía guardado en uno de los cajones, Era una de esas cajas chinas que debes acomodar con una combinación específica para poder abrirla, era más un recuerdo que algo de seguridad, ya que siendo de madera simplemente se quebraba si se deseaba robar algo de su interior, de cualquier forma ahí guardaba cosas que para una persona normal no tenían valor, cosas del monasterio que traje conmigo.

-Aquí esta.- tome una pañoleta y lo envolví, no tenía una envoltura mejor por el momento, además era algo que acababa decidir regalárselo, no lo tenía preparado.

Abrí la ventana y salte por ella, no quería hacer esperar mas, corrí hacia el carruaje, James me esperaba ya con la reja de par en par.

-Gracias- le dije a James al llegar.

-Es algo sencillo pero de un valor incalculable, mientras lo porte estará segura, disculpe que no tuviera una envoltura decente.- le entregue el envoltorio de tela, en el había un pequeño colige, un medallón sagrado.



-Este sagrado medallón protegerá su esencia de la energía obscura y la maldad, me refiero a que mientras lo tenga colgando de su cuello ningún vampiro u hombre lobo podrá transformarla en uno de su raza, ningún demonio podrá poseerla, ninguna maldición podrá ser ejecutada sobre usted… es el escudo más importante que tenemos los cazadores del monasterio.-

-Muchas gracias, le aseguro que está en buenas manos-

Ella abrió el envoltorio, tomo el medallón y escucho atenta mis palabras mientras lo observaba.

- Me acaba de dar lo mejor del mundo porque soy un imán para monstruos, no saldré a la calle sin esto de ahora en adelante.-

-Excelente decisión madame, nunca se sabe cuando se necesitara.-

Estaba muy interesada y feliz por el regalo, a mi me alegraba que le hubiera gustado y me tranquilizaba estar seguro que ella estaría protegida.

-Bien mi Lady ahora podemos ir a donde usted guste.- ya habíamos recogido de mi casa el presente, así que si deseaba podíamos llevarla a su casa a cualquier lugar que le se le ocurriera.

Ella cambio drásticamente la dirección de las acciones con su petición de comenzar el entrenamiento inmediatamente y expresando la posibilidad usar mi ropa para ello.

Me agrado mucho ver su entusiasmo y deseo por aprender y le di más importancia a eso que a los posibles contras que encontraría si meditaba demasiado la situación, de cualquier forma para el anochecer ya habríamos terminado y seria entonces cuando comenzaría con la nueva ronda de investigación sobre el paradero de mi tío.

-Muy bien madame, comenzaremos hoy mismo.- dije con una sonrisa en el rostro.

La reja todavía estaba abierta y ella no había bajado del carruaje, las cortinas estaban cerradas, ella las levantaba un poco para asomarse, así que nadie la había visto dentro del carro, si entraba en el carruaje y bajaba ya dentro de la mansión nadie sabría que ella estaba ahí y no se harían chismes.

-James entra con el carruaje hasta la caballeriza, yo cerrare la reja.- me entrego la llave.

-Si baja del carruaje ya dentro nadie podrá hacer habladurías.- le dije a la hermosa joven.

Los caballos comenzaron a caminar, al cruzar la entrada jale ambas puertas y cerré con llave.

Camine siguiendo el carruaje, una vez llegaron a las caballerizas los alcance y abrí la puerta, la tome de la mano ayudándole a que bajara, venga acompáñeme, caminamos hasta el interior de la casa, subimos las escaleras ahí la lleve hasta el cuarto de mi tío, él es más bajo de estatura que yo, así que seguramente su ropa seria más acorde a sus medidas.

-Escoja la prenda que prefiera, puede tomar lo que guste de todo el closet, esta ropa es de mi tío, creo que le quedara mejor que la mía, las cosas más privadas de mi tío las guarda en el viñedo así que no se preocupe, no se molestara si es que se llega a dar cuenta de que le falta un cambio de ropa.-

-Bien me retiro para que se cambie, si necesita algo toque la campana y una de las sirvientas acudirá a su llamado, está en su casa, tómese confianza plena en todo, incluso una vez que haya escogido las prendas mas cómodas la señora Bridget hará ajustes para que le quede mejor, es una experta, no le tomara más que unos minutos hacer que la ropa sea de su talla.-

-Con su permiso madame.- hice una reverencia y salí de la habitación cerrando la puerta para darle la privacidad que necesitaba.

off: Cerrado