Deambulando por el Museo Británico [Libre]

Voy deambulando por los pasillos del Museo Británico. Sin rumbo fijo, sin seguir flechas ni ningún orden, simplemente perdida en mis pensamientos sobre los numerosos fósiles, minerales, joyas, ornamentos, objetos de culto, monedas antiguas y demás elementos expuestos. Y pensar que este gran museo se fundó con las colecciones de una sola persona... Hans Sloane debió dedicar toda su vida a reunir todas estas piezas... Y a la colección de este hombre, se le suman todos los objetos que se han traido al museo desde su fundación en 1753...
Contemplando algunos objetos, puedo imaginar el lugar y la época de donde fueron sacados, su uso... Me interesan especialmente objetos mágicos, amuletos, talismanes y demás reliquias usadas antiguamente para conjurar espíritus y causar o anular maldiciones... Algunos inútiles, únicamente usados para utilizar la superstición del pueblo, otros con auténtico poder, ahora inútiles, encerrados en vitrinas y expuestos como curiosidades.
Perdida en mis pensamientos sobre el origen y la historia de las diversas piezas expuestas, camino por las diferentes salas... Hasta que me choco con alguien.

(Off: La piedra Rosetta fue llevada al museo en 1802, el año que viene XD Es una putada, mi Pj tb querría verla...)
- No es solo vuestra culpa... Yo también iba distraída, así que disculpadme- respondo, sonriendo- Aquí hay cosas capaces de distraer a cualquiera, el pasado puede ser apasionante.
Me fijo en la mujer que tengo delante... Hermosa, pálida... Y con un aura inconfundible: es una vampiresa. Vaya, últimamente no hago más que cruzarme con inmortales...

(Off: ah, ok... Es que como en el foro pone que es 1801... XD Ah, y siento los post tan cortos, los cibers hacen que tenga prisa)

- Efectivamente, un museo no mata a las obras, las pone al alcance de la mayoría de la gente... Aunque mucha gente no se lo merezca, ni sepa apreciar las obras expuestas...
"O usarlas" pienso, al recordar el poder de algunos de los amuletos que había visto.
Oigo su pregunta... ¿Acompañarme? Supongo que no pasará nada, si le entra hambre o me ha elegido como víctima sabré defenderme, si no, no habrá ningún problema.
- Por supuesto, no me importa que me acompañéis. Si hay una forma de recorrer un museo mejor que sola y perdida en tus pensamientos, es acompañada por alguien capaz de apreciar lo que ve- respondo- no seguía ningún orden particular en mi visita... ¿Queréis ver algo en especial...? Vaya, ahora recuerdo que no sé vuestro nombre, ni vos el mío. Me llamo Erzsebeth Harsányi.

[[Off: Nada mujer, intentare escribir poco para que no gaste mucho dinero ]]

- Muy bien, madame Harsányi. Kory Bouguereau, es el mío. Bueno, a veces es bueno perderse en un museo sola, pero este museo ya lo he visitado muchas veces de ese modo, estaría bien saber cómo puedo pasármelo acompañada. – dice.
Perfecto, siempre viene bien recorrer un lugar con alguien que lo conoce... Además,
Veo cómo desvía sus ojos y sonríe.
– Mmmh, la verdad es que sí, mi razón primordial para venir es ver los mármoles del Partenón (1801-1805 xD) (Off: XD siento si parezco muy estricta con lo de las fechas... A veces soy demasiado perfeccionista) que han traído. Acompáñeme.
Antes de terminar de hablar ya ha avanzado por la sala para ir a la contigua. La sigo, nada más entrar puedo comprobar que aquí están los mármoles que mi acompañante ha venido a contemplar... Sin embargo, ella se ha detenido bruscamente.
- ¿Os ocurre algo, Lady Bouguereau?
"Que lejos estáis de vuestra tierra... Casi tanto como yo de la mía. Para mí el viaje implicó una mejora, aunque dejara cosas atrás... ¿y para vosotros, seres de piedra?" pienso, mientras recorro con la vista las esculturas expuestas y espero la respuesta a mi pregunta.
Siempre hay problemas con las obras sacadas fuera de su país... Problemas difíciles de resolver, porque como todo, la cuestión no es blanca ni negra, hay pros y contras a favor de todas las opiniones.

- ¿Os ocurre algo, Lady Bouguereau?
Giré mi cabeza para mirar a la joven. – Solo que…no lo recordaba así.- comenté volviendo mi cabeza hacia aquello. – Siempre he pensado que todo debe quedar de la manera como fue originado, y esto…- Mi rostro reflejó la desaprobación. – creo que me costará mucho aceptar lo que ven mis ojos.

Me separé de la joven para acercarme a uno de los relieves. En el perímetro exterior del Partenón hay esculpido distintos relatos mitológicos, ya sea gigantonomaquia, centauronomaquia, amazonomaquia, y la guerra de Troya.
Pues bien, lo que tenía delante era de éste último, unos jinetes del friso oeste del templo, gracias al genial Fidias, sonreí débilmente.
Aparté mis ojos y ví "las tres Parcas" éstas estaban en la esquina del frontón oriental. Moví la mano con impetu para que la joven se acercase.
También nos rodeaban otros frisos, como el de las Panateneas.

- Es precioso ¿verdad? Fíjese en el detalle de los peplos, como caen ¡cuánto detalle! y estamos en el s. V a .C. – me llevé la mano a la boca tapando mi fascinación. Me quedé así un buen rato. Giré mi cabeza cuando me di cuenta de que no estaba sola.

- ¿Y vos qué estabais buscando? En el caso de que así fuera.- pregunté sonriendola.

Tres Parcas:

Gira la cabeza y me mira.
– Solo que…no lo recordaba así.- comenta, mirando de nuevo los mármoles – Siempre he pensado que todo debe quedar de la manera como fue originado, y esto… creo que me costará mucho aceptar lo que ven mis ojos.
- Sí: supongo que en la Acrópolis, sobre el Partenón y en perfecto estado, estas esculturas serían aún más grandiosas... ¿Las habéis visto en su estado y lugar original? Por vuestras palabras se diría decir que sí- Pregunto.
Se separa de mí, acercándose a los relieves. Puedo ver cómo sonríe débilmente.
Sus ojos cambian de dirección, fijándose en "las tres Parcas". Mueve la mano con impetu para que me acercase, por lo que lo hice, avanzando hacia ella.
- Es precioso ¿verdad? Fíjese en el detalle de los peplos, como caen ¡cuánto detalle! y estamos en el s. V a .C. – se lleva la mano a la boca, quedándose así un buen rato.
Sí, es cierto, los detalles de las esculturas griegas son impresionantes... Los pliegues, los cabellos, y los rostros de las personas y deidades que representan, son de un realismo que deja sin palabras a cualquiera que sabe apreciarlo. Es una lástima que "Las tres Parcas" no conserven sus cabezas, sería interesante ver el rostro que los griegos atribuían a las Moiras, a aquellas mujeres que, según la mitología, controlaban su destino.
Kory gira su cabeza, como recordando de pronto que no estaba sola.
- ¿Y vos qué estabais buscando? En el caso de que así fuera.- pregunta sonriendome.
- Oh, nada en particular... Me interesan particularmente los objetos que en un pasado se consideraban mágicos, pero hoy había venido a recorrer el museo, no tenía ningún objetivo fijo. Aunque sí pretendía visitar, antes de irme, la sala de lectura de la Biblioteca Británica que, por lo que sé, forma parte del museo- sonrío- los libros son mi gran pasión, sobretodo los antiguos.

Esbozo una media sonrisa al escuchar su respuesta "¿Y en qué época lo viste, Kory?"

- Con que mágicos… Bien, podré acompañaros a la gran Biblioteca, a mí especialmente me gusta la de Oxford, pero la de aquí debo reconocer que no está mal.- dice, alzando una ceja.
- La biblioteca de Oxford... Tendré que visitarla algún día.
– Sois muy sabia, los libros antiguos esconden muchas cosas…
Se acerca a mí un poco, apartándose rápidamente... "Espero, por el bien de ambas, que no haya decidido que mi sangre le resulta lo suficientemente apetitosa como para matarme"
-Os acompaño.- termina diciendo.
- Como queráis- sonrío- Aunque os aviso de que es probable que os termine ignorando completamente si algún libro llama mi atención... No me juzguéis descortés, simplemente me apasionan los libros antiguos.

Entramos en la biblioteca. Mis ojos recorren las estanterías, mientras una sonrisa asoma a mis labios.
Me separo de Kory, recorriendo la estancia, pasando mi mirada por los títulos, buscando algo que me interese. Sonrío un segundo al pasar delante de la "w" y leer la palabra "witchcraft" en uno de los títulos. Brujería... ¿Qué sabrán estos libros sobre brujería? ¿Tendrán información de verdad, o simples supersticiones? Es probable que tengan información sobre la caza y quema de brujas...
"H"... "Hungary" ¿Tal vez algo sobre mi querida hungría...? O aún mejor...
Abanzo hasta la "E". Erzsébet Bathory, la condesa sangrienta... Suspiro al leer su nombre en la cubierta de un libro. Echo de menos mi nombre bien escrito, pero los ingleses no tienen acentos de ningún tipo, por lo que tuve que modificarlo un poco...
Cojo el libro y me siento en una mesa a hojearlo... Noto que alguien me está mirando, por lo que levanto la vista y veo a Kory sonriéndome. Le devuelvo la sonrisa, volviendo a mi libro poco después.

Me sobresalto ligeramente al oirla coger la silla ¬¬ Odio no saber lo que tengo a mi alrededor. Escucho sus preguntas sonriendo.
- Sí, supongo que se le puede llamar brujería... ¿Habéis oído hablar de la condesa sangrienta? Erzsébet Bathory, de Hungría. La acusaron de practicar la magia roja, magia que utiliza sangre y órganos. El pueblo la temía y la consideraba una vampiresa, se dice que torturaba a sus sirvientas jóvenes, se bañaba en su sangre, la bebía... Famosa por su sadismo y crueldad, cometió el error de matar o torturar a alguna joven noble, y fue emparedada. No se sabe cuánto de su historia es leyenda y cuánto es real. Hay quien la considera una bruja, y quien cree que era una no muerta. Y, por supuesto, quien cree que era una simple humana, aunque muy sádica. Es un personaje que siempre ha despertado mi curiosidad.

– Por lo que veo creéis en ese tipo de historias. Aquella mujer debía ser una desequilibrada.- vaya, parece enfadada... - No niego que puede ser una historia de lo más entretenida, y que llame vuestra atención. Pero no deja de ser una asesina. Así que el castigo que le fue encomendado fue lo mejor que podía pasarle.
Se queda pensativa unos segundos mirando la vidriera, cuando cayó en algo. – Sumamente curioso… compartís nombre. Perdonadme, ¿compartís algo más?
Sonrío.
- No que yo sepa, a no ser que le gustaran los libros antiguos, tuviera una hermana y una sirvienta chifladas y empleara magia negra además de roja- respondo. No acostumbro a hablar sobre mí, pero... ¿Por qué no, antes de descubrirla?- Aunque es más probable que una vampiresa como vos comparta más cosas con ella que yo, sinceramente. Y lo de creer esas historias...- añado, contestando a su pregunta- Bueno, se sabe que existió, y la emparedaron por algún motivo. Obviamente, es imposible que sea igual que en las leyendas, pero si era una vampiresa es natural que bebiera la sangre de sus víctimas. Y torturar a los sirvientes era una práctica común en esa época, la mayoría de los nobles lo hacían. Ella, según algunas biografías, lo sacó de su marido.

Resulta gracioso verla enarcar una ceja al mencionar yo a la sirvienta chiflada (¿es que acaso hay otra palabra para calificar a Priscila?) y extrañarse al oírme decir lo de la magia negra, pero aún así me contengo, aunque no puedo evitar sonreír al ver cómo su piel palidece (a pesar de ser ya muy blanca) cuando la llamo vampiresa.
- Sí, por desgracia tiempo atrás incluso en este, la tortura está a la orden del día.- dice con tranquilidad. Acerca su rostro a mi oreja... El oído está peligrosamente cerca del cuello, pero también es cierto que la biblioteca está llena de gente, por lo que no me preocupo – Y dígame… ¿Cómo sabe lo que soy? ¿Acaso he hecho algo mal?- sonríe mientras levanta la mano para acariciar un mechón de mi pelo, aunque al hacerlo la aparta. Me resulta extraño, ya que no estoy acostumbrada a que la gente se tome tantas confianzas.
- Oh, no, actuáis perfectamente... Pero vengo de la tierra de Erzsèbet Bathory, la condesa sangrienta, y he visitado la de Vlad Tepes, el Empalador; he visto regiones de los Cárpatos en las que todavía se cree firmemente en los vampiros; conozco a alguien que dedica su vida a investigar la inmortalidad; he tenido una licántropa de invitada en mi casa... Y no es tan fácil confundir el aura de una vampiresa. Eso, unido a vuestra palidez y a que sois capaz de acercaros a mí sin que lo note (creedme, no es tan fácil para un humano) hace que sea muy poco probable que me haya equivocado. Y acabáis de confirmar que mis suposiciones no eran erróneas.

–Vuestra valentía me deja sin aliento, ¿no me tenéis ni una pizca de miedo?
- Claro que sí. Si no os tuviera ni una pizca de miedo no sería valiente, sería necia. Pero soy consciente de que no os conviene cometer un asesinato delante de toda esta gente, aunque podríais hacerlo. Y, por si acaso, creedme, no estoy del todo indefensa.
La miro mientras se levanta, corre como un rayo para coger un libro y vuelve igual de rápido. Me fijo en la cubierta... Seres sobrenaturales. Interesante. Si compruebo que es verídico lo que dice tendré que recomendárselo a Daph.
-¿No te habré asustado, no?-pregunta, aparentemente preocupada, ríe y se sienta de nuevo. Abre el libro por la página de los Licántropos. - ¿Habéis dicho…que tuvisteis de invitada a una…?- veo cómo sonríe, mientras mira la página. Sigo su mirada y mis ojos se encuentran con un grabado en el que se podía ver a una bestia peluda. – Que grotesco ¿no?¿Cómo fue la experiencia?- pregunta con curiosidad.
- ¿Grotesco? Es como una persona cualquiera, solo que capaz de transformarse cuando quiere en un lobo. Acababa de pelearse con un vampiro cuando me crucé con ella...- suspiro- esos prejuicios que os llevan a creer que debéis odiar a todos los de la raza contraria me parecen estúpidos. Pero bueno, volviendo a tu pregunta, fue completamente normal, como acoger a una humana, aunque la conversación fue más interesante de lo que sería, probablemente, con muchas personas normales. Y también con más interrupciones, todo hay que decirlo, no se puede hablar de licántropos, brujería y vampiros delante del servicio.

(off: jajajajajajaja cuentaaaame )

(Off: que cabrona... Ahora tardaré más en responderte, JUM. XD Un "no lo sé" quedaría muy soso, me inventaré alguna leyenda, pero leyenda al fin y al cabo, no soy quién para decir cómo se crearon los licans)
[Off 2: por fin, entre las clases, otras historias y los otros post, he conseguido inspirarme... XD No es lo mejor que he escrito, pero es lo que pasa cuando se llama a la inspiración y no viene ella sola (es aún más cabrona que tú, Kory XD)]
-No dudo de vuestra capacidad de protegeros. Con uñas y dientes se defienden muchos. No te preocupes de momento, no tengo en mente acabar con vuestra existencia– dice.
- Si queréis llamar uñas y dientes a la magia...- respondo, cerrando mi libro y mirándola- Y me alegra que no penséis matarme. Nos ahorra contratiempos a ambas.
Mientras hablo mantiene los ojos fijos en lasi lustraciones de los libros. Cuando termino de hablar la veo sonreir.
–Así que como una persona cualquiera…-asiento, pasando la vista por la página por la que Kory tiene el libro abierto- ¿Se peleo con un vampiro? ¡Ah! ¿Se supone que debemos llevarnos mal?
- No. Algunos licántropos y vampiros lo suponen, pero no creo que sea más que prejuicios. Por lo que decís, parece que vos no pensáis así.
-¿Te sabes la historia de por qué ese odio?- vaya pregunta...
- La verdad, no. Algún licántropo que enfadó a un noble vampiro, alguna pelea por motivos normales que acabó involucrando a más miembros de cada raza... Pudo ser cualquier cosa, y ha acabado en un montón de prejuicios y peleas inútiles.
-Interesante…interesante…espero conocer a algún lobito.- comenta con una sonrisa inocente.
–Pero decidme… ¿sabéis cómo surgieron esos seres? Contadme historias.
- ¿Saberlo? No, claro que no lo sé... Hay leyendas... Demasiadas para saber cuál es real. Además, contar historias no es lo mío, aunque puedo contaros una. Pero intentaré que suene parecido a cómo la escuché yo, aunque será difícil, hay ancianas que parecen haber nacido y envejecido sólo para contar leyendas... Trataré de imitarla- digo, comenzando a contar aquella leyenda que escuché hace tanto tiempo.

<<No sabría situar esta historia en el tiempo, tampoco sé si sucedió alguna vez... Sin embargo sí sé dónde ocurriría: en una aldea situada al Norte de los Cárpatos, rodeada de bosques. En lugares así es normal que de vez en cuando los lobos acaben con parte del ganado, algún pastor o algún niño. También es normal que haya una "bruja" del pueblo, a menudo una señora mayor, que se limita a murmurar cosas como "su hijo no debería haber molestado a mi gato" cuando un niño cae enfermo, consiguiendo la reputación necesaria dentro de la aldea.
Sin embargo aquí no era así. En este pueblo la "bruja" era una mujer joven, amable y hermosa, que convivía perfectamente con los aldeanos. Curaba a los enfermos, y con su reputación se aseguraba de que no la molestaran. Decían que era capaz de curar cualquier enfermedad... Salvo la muerte.

Sin embargo, era humana, y por mucha magia que tuviera no pudo evitar enamorarse de un joven del pueblo. Un muchacho sencillo, que aunque sabía a qué se dedicaba ella, ignoraba todas las leyes de la magia. Tal vez lo consiguiera con sus pócimas o fuera natural, pero el caso es que él la correspondió. No tardaron en casarse, y tuvieron un hijo. Todas las noches que esta mujer salía a recolectar plantas e ingredientes para sus brebajes, se llevaba a su hijo con ella, y hay quien murmuraba que realizaba rituales para ahuyentar a los malos espíritus o darle suerte al bebé.

Pero toda la suerte del mundo puede ser insuficiente.

Una noche de luna llena, cuando el pequeño tenía apenas un año, mientras ella recogía diversas plantas mágicas y curativas, una manada de lobos la rodeó. Abrazando a su hijo, gritó pidiendo ayuda, y como aún no se había alejado demasiado de su casa, su marido pudo oírla.
Llegó corriendo, armado, pero aun así la escena que lo esperaba demostraba que no se había dado la suficiente prisa: su hijo, cubierto de sangre, en los brazos de su mujer, que lloraba desconsolada, con un cuchillo de plata que usaba para cortar las plantas en la mano, y mordiscos en los brazos. En el suelo, delante de ella, se encontraba el cadaver de un lobo, con sangre en los colmillos, y a su alrededor, dispuesto a atacar, el resto de la manada.
Consiguió ahuyentarlos, y rápidamente se volvió hacia su mujer, cuyas lágrimas seguían cayendo sobre el cadaver del pequeño.
“Sálvalo”
“No puedo... Está muerto”
“¡Salvas a todo el pueblo, tienes que poder salvar a nuestro hijo!” Sin embargo no esperó su respuesta. Le arrancó el cuerpo de las manos y le quitó el cuchillo. Cogió del suelo un libro de magia que ya había leído otras veces, llevado por la curiosidad. No tardó en encontrar la página que tanto le había llamado la atención.
“¿Qué haces? ¡No tienes magia! ¡Y eso jamás saldrá bien!”Su mujer intentó detenerlo, pero estaba herida y él era más fuerte. Murmuró la invocación que da vida a los muertos, hundiéndose el cuchillo en el pecho, pero asegurándose de que la herida no fuera mortal... Según el libro, el alma de su hijo podría vivir en su cuerpo si la suya lo abandonaba, o quedaba lo suficientemente débil para permitirle la entrada, aunque en ese caso, convivirían dos almas en un solo recipiente.
Pero su hijo no era el único muerto de aquella noche. Y su alma infantil era menos fuerte que la de un lobo adulto.
Su herida sanó en segundos, y se transformó en lobo ante los ojos llorosos y atónitos de su mujer, dejando caer el cuerpo del bebé al suelo. Aulló a la luna llena mientras ella se lanzaba a recoger el niño... Y reanudó la cacería.

A la mañana siguiente, el hombre se despertó con sangre en las uñas y los dientes. Sus ropas se habían rasgado, y estaba cubierto de sangre... Pero no tenía ni una herida, tan solo una cicatriz en el pecho. Estaba tirado en la aldea... Y a su alrededor se encontraban los cadáveres de todos sus vecinos. Al recordar lo que había pasado, corrió desesperado hasta llegar al claro en el que todo había sucedido. Allí le esperaban los cadáveres de su mujer y su hijo, cuya sangre todavía manchaba sus manos.

No cayó en la cuenta de que seguía conviviendo con el alma del lobo... A la próxima luna llena el suceso se repitió, pero esta vez extendió su mal: una de sus víctimas no murió, aunque sí recibió varios mordiscos.
Nunca pudo olvidar la imagen de su mujer y su hijo muertos en un claro del bosque. Al observar que no envejecía, debido al hechizo que pretendía burlar a la muerte, terminó suicidándose...

Pero desde entonces, los licántropos son una raza más en este mundo. Algunos consiguen dominar al lobo y controlarlo... Otros están condenados a despertar preguntándose a quién habrán matado>>

(Off: Gracias, me alegra que te haya gustado XD Es normal que no supieras de esa historia, me la he inventado entera, sí que es mía... Y claro que no tengo por qué inventarme una historia, creo que los libros de Anne Rice ya explican el origen de los vampiros. Ah, y estoy de acuerdo con tu personaje, los lobos son animales muy hermosos... Pero eso no quita que tengan hambre y sean carnívoros XD )

Mientras contaba la historia, advertí una lágrima en su mejilla, aunque la secó rápidamente.
-Es una historia…realmente sobrecogedora. Es terrible.- junta sus manos mirándome.
–Así que fue la magia.
- Sí, según esta leyenda... No olvides que no es más que eso. Tal vez tenga algo cierto, pero dudo que todo lo sea. Otras leyendas dirán que es por los vampiros, el diablo, un juramento roto, un castigo de la naturaleza... La que te he contado es simplemente una historia que me gustó de las varias que he oído, la que mejor recuerdo. Supongo que porque menciona la magia - "y seguramente también porque me gustó la idea de un padre que sabe y respeta que su mujer sea una bruja" pienso.
- Sabes… ¿sabes si nosotros también venimos de la magia?- pregunté en un susurro que solo ella podría escuchar.
- No, sólo he oído las clásicas quejas de gente que recuerda alguna víctima de un vampiro y que afirma que sois demonios... Lo cual es poco probable.