Cruce de caminos: Un trato [Mefisto]

No podía ser, tenían que estar engañándome.
A gritos les ordené a todos que esa llamada era mía, si alguien osaba interponerse moriría instantáneamente.
Era algo que no me cuadraba ¿Ella invocando a un demonio? Tenía que ser una trampa… o tal vez no.

Cuando me aparecí en el cruce de caminos donde habían hecho el llamamiento por fin me creí lo que habían dicho los demás demonios: Katrina Volkova quería hacer un trato.
La última vez que la vi la dejé en un cuarto mugriento de una casa abandonada, asustada bajo mi influencia. Hice correr el rumor de que todo aquel que se atreviera a poner una mano sobre ella pagaría muy cara su osadía. Katrina Volkova era mía y no iba a dejar que me quitaran el gusto de mandarla al infierno.

-Increíble…- mi voz la sobresaltó y se giró con rapidez para mirarme-… corrían rumores pero yo no me los quería creer: Katrina Volkova queriendo hacer un trato ¿A caso la niña buena quiere jugar con cosas malas? ¿Quieres que te de un azotito? – reí durante unos segundos para luego recobrar la compostura- Buenos, has llamado y aquí me tienes ¿Qué puedo hacer por ti, mi linda cazadora?

-Tenías que ser tú, Mefistófeles, quien tenía que aparecer ¿Por qué no me sorprende?

-Vamos, si sé que soy tu demonio preferido- dije acercándome a ella- es más, dicen las malas lenguas que te mueres por mis huesos- le guiñe un ojo juguetonamente y volví a reír.

- Verás... quiero que encuentres al nigromante que acabó con mi familia y me des las fuerzas necesarias para acabar con su existencia ¿Puedes hacerlo?

-¿Y me lo pides así? ¿Sin una copa de vino, una pequeña conversación? No sé un “que tal tu vida, que tal tu familia” A no espera, que están muertos… fallo mío bueno el caso es que consigues hacerme sentir como un objeto- dije con cara de dolido, una mano en el pecho y un tono de voz de falsa indignación.
Su semblante serio me obligó a dejar bromear y comenzar a hacer negocios de una vez.

-Bien, si has decidido invocar a un demonio sabrás cual es el pago a cambio de hacer un trato… tu alma- dije con una media sonrisa- Pero te voy a proponer algo diferente a lo que tú has pedido- me incliné para acercarme más a su rostro y a sus ojos- te ofrezco tu alma… a cambio de la vida de tu madre. Espera no, aún mejor por la vida de dos de tus hermanos ¿Qué me dices, mi pequeña cazadora? Tienes por delante una difícil elección: Elegir el camino de la venganza o el camino del amor. Los dos te llevaran al mismo sitio, pero uno te llevara al infierno sabiendo que has dado tu vida por algo bueno y el otro… más o menos igual de cómo te sientes ahora pero con una víctima más cobrada- me encantaba confundir a los humanos. Era tan fácil leer sus sentimientos que me encantaba jugarlos a mi favor para divertirme un poco más con sus dilemas morales. Es la repera prescindir de algo tan asqueroso como es la Moral.

-¿Disfrutas haciendo esto? ¿Venía con mis ideas claras y ahora me sacas eso?- fruncí los labios y puso cara de pensativo durante unos segundos.

-Sí, disfruto haciendo sufrir a los demás- dije simplemente.

-Trato hecho, devuélveme a Andrei y Svetlana. Diez años para pasar con mis hermanos. Me parece mucho mejor que la venganza. Gracias...

-Ah, ah , ah…- dije negando con el dedo- No vayas tan rápido preciosa. Se trata de un intercambio de dos almas por una sola… salgo perdiendo si te doy tantos años. Les devolveré la vida a tus dos hermanos a cambio de tu alma, sí… pero solo te daré un año ¿Lo tomas o lo dejas?

-¡¿Qué?! ¡Estás loco! ¿Porqué me das tan poco tiempo? ¿Sabes lo que es un puñetero año en este mundo? ¡Nada! No puedes hacerme esto...

¿Cómo que no? Ya lo estoy haciendo. Pero no quise meter más leña al fuego. Palabras equivocadas podrían fastidiar todo el trato y yo me quedaría sin Katrina en el infierno.

-Ya que de normal, serían 5 años los que tendrías que darme, por qué no devuelves a la vida también a mi otra hermana, Ekaterina, y quedamos en paz. Ni para tí ni para mí, me tendrían que quedar 3 años, pero como sé que no vas a aceptar, me quedo con ese año y cumples ese deseo más ¿Trato hecho entonces?

-Aiiiss… de acuerdo, trato echo. Esque no puedo negarle nada a mi cazadora preferida- dije agarrándola del moflete y pellizcándoselo

-Les devuelves a la vida, pero en Moscú eh!- puse cara de desagrado. Porras, ya me habían fastidiado la broma, podría haberles resucitado en las tumbas y esperar a que se muriesen otra vez ahogados.

-Pues ya esta entonces, ahora solo queda cerrar el trato- cogí a Katrina por el mentón y alcé su cara para poder besarla. Bese sus labios despacio, luego introduciendo mi lengua dentro de su boca- el trato se cierra siempre con un beso, no te enfades preciosa- dije cuando me separé de ella- Ya está todo arreglado, tus hermanos vivos en Moscú preguntándose cómo han vuelto a casa y porque. Tú y yo tendremos una cita dentro de un año, cuando vuelva a cobrar mi recompensa. Ah y otra cosa antes de irme, si intentas romper el trato de alguna forma tus hermanos volverán a morir de una forma terrible ¿de acuerdo?- dicho esto me di la vuelta dispuesto a marcharme

-Sí, de acuerdo. Mefistófeles, espera. Esto... ¿Puedes quedarte conmigo esta noche? Es que aún tengo curiosidad por... el Infierno y eso. No es que tenga miedo ¡eh! No, no, solo que... me gustaría saber más ¿Qué me dices?

-Ya te dije que si te contaba más cosas del infierno no dejaría nada para la imaginación y la gracia se pierde- la miré enarcando una ceja, puse los ojos en blanco y suspiré derrotado- de acuerdo haré de niñera esta noche pero como llores o babees me voy y si hay que cambiarte… que te cambie tu madre, la resucitaría con tal de no mancharme las manos con… puaggg, eso- dije poniendo cara de mucho asco- Bueno, que es lo quieres saber sobre tu futuro.

Vi como se sentaba en un pequeño banco que había cerca. Comencé a impacientarme al ver que no preguntaba ni decía nada ¿Entonces para que quería que me quedara? Saqué del bolsillo la pitillera de metal pero me paré en seco antes de abrirlo, recordando su comentario de antes. Me llevé una mano a la boca y tiré el aliento un par de veces sobre ella para luego olerlo. Tampoco era para tanto, que coño…
Abrí la pitillera y saqué un cigarrillo que encendí al instante.

-¿Qué va a pasarme? ¿En qué me voy a convertir? ¿Se sufre mucho?- de no hablar a soltarlo todo de golpe. Bingo, me había tocado el gordo.

-Cosas inimaginables querida. Aunque nos pasáramos toda la noche hablando, cosa que no va a suceder, no sería capaz de enumerarte todas las torturas que son capaces de hacerte ahí abajo. Cada día de tu estancia ahí abajo desearas morir, pero cada vez que terminen de torturarte curaran tu cuerpo para poder seguir al día siguiente, esperando a que tu voluntad ceda y pases a convertirte a uno de los nuestros… un demonio, como yo... no tan fuerte ni guapo pero serás un demonio.

-No cederé... no quiero acabar siendo un demonio. No sería yo misma, habrían acabado con mi humanidad y mi sentido del juego limpio. Nt, nt, nt. De eso nada.

-Si así te sientes feliz- dije echando el humo por la boca.

-¿No tan fuerte ni guapo como tú? Eso no te lo crees ni tú querido.- se acercó a mi hasta quedar a escasos centímetros de mi- Te he dicho que no, qué manía por dios- me cogió el cigarro de la boca y se lo llevó para darle una calada y luego tirarlo.

-No intentes cambiarme, nena- dije forzando una voz de hombretón. Giré la muñeca con estilo y por arte de magia el cigarrillo apareció en perfectas condiciones en mi mano.

-Ya te gustaría a ti tener este cuerpo. Soy la pasión, el erotismo y la lujuria en persona. Así que shhh!

-Si tuviera tu cuerpo no tendría el gusto de poder admirarlo con estos ojos de aquí- dije señalándolos con dos dedos de mi mano libre- es una pena que no se arrugue ni deforme con el paso del tiempo… pues vas a morir en un año- le di una calada a mi cigarrillo, enarcando las cejas un par de veces mientras aspiraba el humo. Meter el dedo en la llaga era algo muy divertido, cuando no lo hacían contigo claro está- pero mírame a mi- dije dando una vuelta alrededor de mi mismo con la clase de todo un caballero- no pude mejor suerte de encontrar este disfraz. Será eternamente joven gracias a mi ¿Qué te parece? Y no me mientas que sé cómo me miras el culo cuando me doy la vuelta- dije meneando las caderas.

-¿Te han dicho antes que eres un creído? Tu apariencia es el cuerpo que has poseído, por dentro, a saber qué eres. –me quedé callado durante unos segundos.

-Pero estoy bien bueno, a que si- dije dando otra vuelta con la misma elegancia que la anterior.

-Necesito una copa y un sitio agradable. ¿Quieres ir de copas? Donde tú quieras, necesito distraerme

-Quieres irte de copas con la persona que te ha condenado al infierno ¿con tu verdugo? Cada vez me sorprendes más Katrina Volkova, ya no puedo imaginarme que podrá ser lo siguiente- tiré el cigarrillo al suelo y lo apagué con la suela del zapato- de acuerdo el verdugo acepta la invitación de su víctima- la tomé del brazo y la llevé hacia la ciudad. Mientras caminaba aproveche para susurrarle- No me trataras de la misma manera cuando sea yo quien te ate al potro de torturas.

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Después de una larga caminata llegamos al centro de roma donde los tugurios de mala muerte abundaban. Pero sin quererlo acabamos en una taberna de nivel medio donde los borrachos escaseaban de momento.
Nos dirigimos a la barra y me senté en uno de los taburetes libres, apoyando un brazo sobre la barra.

-Pide lo que quieras, hoy invita el demonio.

-Para mí que sea un buen baso de ginebra…- dije terminando la frase en un suspiro.
Cogí el vaso y me acerqué a Katrina esquivando mesas y alguna que otra persona.

-No te acostumbres mucho a los regalos… esto es un acto de buena fe que pocas veces se repetirá- le comenté mientras me sentaba en frente de ella.
Vi como daba un largo trago a su bebida y yo por lo contario, di un pequeño sorbo a mi ginebra dejando después el vaso sobre la mesa- Como bebas asó: 1. Pronto dejarás sin existencias a la taberna y 2. Se te va a subir enseguida a la cabeza- hice una seña al tabernero para que se acercara.- Traiga la botella de vodka, la vamos a necesitar- dejé algunas monedas sobre su mano y al rato volvió con la botella- Gracias…- y volví a llenar su mano de dinero.

Cogí la botella de Vodka con una mano y la estuve observando mientras Katrina seguía bebiendo sin control.

-¿Has pensado que vas a hacer en este año que te queda?...- vi que su vaso se había vaciado y comencé a llenarlo-… ¿o solo piensas emborracharte hasta que llegue el día en el que venga a buscarte?

-No me importaría. Lo que haga este año será... sí, estar con mis hermanos, hay muchas cosas que explicarles: mentiras. Voy a morir sola, sin haber conocido el amor, habiendo desperdiciado mi vida y virgen. Patético.

-Yo podría evitar que murieses virgen preciosa- giré medio cuerpo sobre la silla, apoyando un brazo sobre el respaldo de la silla y sonriendo divertido al borracho que acababa de hablar.
Luego giré el cuello para mirar a Katrina y mostrarle la misma sonrisa a ella. Ella por su parte saco un revolver que lanzó contra la mesa.

-¿Queremos problemas?- dijo amenazante.

-Katrina por favor ¿Tratas así a los hombres que te ofrecen ayuda para que pases un mal trago?- dije escandalizado. Giré de nuevo el cuello para mirar al borracho- Perdónela, buen caballero. El vodka juega malas pasadas y entre usted y yo…- hice señas para que se acercara y coloqué una mano al lado de mi boca para que Katrina no me viera mover los labios aunque escucharme si que me iba a escuchar porque iba a susurrarlo con un tono bastante alto- la chica esta es un poco de campo, ya sabéis un poco basta. No os dejéis engañar por sus finas vestimentas, ya conoceréis el dicho: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda- Volví a mi posición inicial y guiñe un ojo a Katrina, mostrándole una de mis mejores sonrisas amistosas.

Observe divertido como la cazadora salía de la taberna dando tumbos. Tenía la esperanza de que tropezara consigo misma y acabara gateando por el suelo intentando salir de allí con la poca dignidad que le hubiera quedad… no siempre los deseos se cumplen ¿Donde había un demonio cuando se le necesitaba?
Me levanté de la silla y después de darle unos manotazos en el hombro al borracho que seguía bebiendo como un descosido salí de la taberna siguiendo los pasos de Karina.
La vi a unos cuantos metros de la puerta de donde yo salía.
Estuve a punto de soltar algún comentario ingenioso de los míos pero de repente fue como si alguna fuerza me obligara a salir de mi recipiente, como si algo me estuviera estirando con mucha fuerza.

-Exorcizamus te, omnis immundus spiritus, omnis satanica potestas, omnis... – y la fuerza cesó. Recobré la compostura y la miré enseñando una sonrisa cínica.

-¿Qué ha ocurrido? ¿No te acuerdas de cómo sigue? Qué pena ¿verdad?- la cogí del cuello y la levanté del suelo- Ya te dije que no intentaras joderme, Katrina ¿Sabes que podría tomarme esto como un vano intento de romper nuestro trato? Estoy pensando en ir a buscar a tus hermanitos y acabar de nuevo con sus vidas como hizo aquel Nigromante. Mejor, haré una obra de arte con sus entrañas ¿A que es divertido?

-Me estás ahogando. Y si quieres desquitarte hazlo aquí y ahora, a ellos déjalos en paz. Aunque si acabas con su vida, recuerda lo que te digo, tú mismo habrás roto el trato. Te lo tomas muy a pecho ¿sabes? Has sido tú quien me ha dejado por los suelos ahí dentro, has sido tú quien me ha quitado la poca dignidad que me quedaba, has sido tú quien me ha condenado al Infierno en un años. ¿Qué más quieres demonio? Estas acabando con mis existencias, debería bastarte eso.

Al final acabé soltándola por pura misericordia. Tarde o temprano acabaría siendo mía.

-No fui yo quien invoco al demonio para hacer un trato y tampoco te apunté con una pistola en la cabeza para que aceptaras el trato. Podrías haberte negado y seguir con tu larga vida esperando el día en que yo encontrara una manera de poder enviarte al infierno. Pero tus sentimientos humanos, esos asquerosos sentimientos me han puesto en bandeja lo que más deseaba en este mundo desde que te vi en la iglesia y me acuchillaste y disparaste a traición: Tu alma.- mientras hablaba, daba vueltas a su alrededor. Ella estaba tirada sobre la nieve, de rodillas mirando el suelo- No me culpes de tu mala suerte porque tu solita te la has buscado. Pero no estés triste, no estarás sola en el infierno. Yo bajaré contigo para no perderme nada. Estaré en cada tortura y participare en alguna que otra… hasta el momento en que te conviertas en una de los nuestros y te unas a nuestras filas como mi súbdita