Flagelando la razón con la fé...

-¿Que haces?- preguntó la vampira con la voz entrecortada.
No pensaba responder, claro esta. Dejar de hacer el trabajo durante un segundo me haría perder todo lo que había conseguido hasta el momento. Pero la respuesta hubiera sido obvia “Darte placer, bella Catalina” y así seguí esperando con ansias que el éxtasis recorriera su cuerpo para ver como su cuerpo vibraba de placer.
No dejé de mover mi lengua, tampoco mis dedos.
Podía notar el calor de sus fluidos bañar mis labios pero no me molestó, seguí con ello con más ganas.

Sus gemidos no dejaban de salir de su boca y cada vez eran más continuos y largos. Las sabanas quedaban alborotadas y arrugadas pero no dejaba de ser un lecho en el que consumíamos nuestra atracción.
Vamos Catalina, sé que estás apunto de caer… quise decir, pero mi boca no se separó de su sexo ni por un momento.

Separé mi boca del sexo de Catalina. Sus gemidos eran música para mis oídos pero la envidia pudo conmigo. No veía justo que ella disfrutara de mis habilidades sin yo ganar nada a cambio.
Subí besando su vientre y sus pechos hasta volver a colocar mi cuerpo entre sus piernas.
Gracias a la humedad y a la erección de mi pene, éste entro dentro de ella de nuevo con mucha facilidad.
Sentir de nuevo su sexo apretando mi miembro era una delicia que quería seguir degustando.
Me moví como las veces anteriores en busca del clímax mutuo que ambos nos merecíamos de una vez por todas.
Mi lengua lamió su oreja en un intento de olvidar las sacudidas de mis caderas contra su cuerpo al igual que sus uñas clavarse en mi espalda a causa del placer.
Gemíamos a ton y son sin importar los oídos curiosos que podría escucharnos. Que escuchen si eso es lo que quieren, no conseguirán desconcentrarme. Quería que Catalina tuviera una primera vez formidable.

-No te detengas
¿Y porqué iba hacerlo? Aquello estaba siendo fantástico, una delicia.
Mi pene siguió entrando y saliendo de ella sin tregua, sabiendo que el final estaba cerca pues ni yo mismo era capaz de controlarme llegados a este punto.
Estábamos descontrolados y ya no éramos capaces de orientarnos. ¿Dónde estaba arriba y abajo, derecha e izquierda? Solo podíamos pensar en el placer que nos daban nuestros sexos.
Al fin vimos las estrellas.
Yo la colmé con mi semen y ella explotó de placer en un último gemido incomparable a los demás.
Juntos nos mantuvimos mientras recobrábamos el aire, sofocados.
Caí rendido a su lado, acariciándome la melena empapada en sudor.
Cuando mi respiración se volvió más tranquila, me coloqué de lado para mirarla.

-¿Era como tu te habías imaginado?- pregunté esperando una sincera respuesta.

-Fue mejor de lo que esperaba.- dijo mirándome a los ojos.

-Y tú negándote a ello durante tantos años- pasé un brazo por su cintura y la atraje a mí. Su frescura me ayudaría a recobrarme con más facilidad, apagando mi agobio y el calor que ahora tenía- Ahora verás la lujuria de otra manera ¿me equivoco? ¿Será para ti un acto censurable o una liberación para ti? Dime ¿te arrepientes de lo que ha sucedido esta noche?- sus pechos estaban totalmente apretados contra mi pecho y mi aliento cálido chocaba contra su fría piel.
Mis dedos acariciaban la zona donde mi mano estaba apoyada, mientras esperaba respuestas a mis preguntas. Y de verdad tenía curiosidad por sus respuestas ¿Habría conseguido abrirle los ojos a un nuevo mundo? ¿Habría conseguido que viera los pecados carnales como algo sin importancia y a partir de ahora se lanzaría los brazos de la lujuria con más facilidad? Quería que contestase ya para yo llevarme una grata sorpresa o una gran decepción.
Si no lo tenía claro estaba dispuesto a repetirlo todas las veces que hiciera falta.

-La lujuria es algo distinto, al menos en la concepción que yo entiendo, es un juego de egolatría y egoísmo, es solo sentir yo para mi placer, en cambio y aun que te suene absurdo, cuando es un acto de entrega mutua no podría ser lujuria.

-Dos personas pueden entregarse a la lujuria de mutuo acuerdo, solo porquer sentir, sin sentimiento… hay de todo en este mundo- contesté.

-No, no me arrepiento- finalizó con un deso lento y tierno.

-Me alegro, así será más fácil volver a repetirlo- reí cuando nos separamos. Estaba a punto de amanecer, si no lo había echo ya y la vampira tenía que descansar para la siguiente noche- Será mejor que duermas, mañana te esperaré en el salón de abajo. Buenas noche, o buenos días- la besé y salí del cuarto para ir a dormir a mi cama.


Dormí durante casi todo el día, atardecía cuando salí de la habitación y fui a refrescarme un poco en el cuarto de baño.
La noche llegó rápida y con ella el despertar de mi invitada.
Como le dije, estaba en el salón de abajo, sentado en el sillón, esperando a que bajara para que se reuniera conmigo.

-Buenas noches- escuché el saludo y me costó reaccionar pues me había quedado un tanto amodorrado por la espera.
Me despejé moviendo la cabeza y me levanté devolviéndole la sonrisa.

-Buenas noches Catalina ¿Pasaste una buena noche?- señalé con la mano un sofá donde poder sentarse, yo lo hice junto a ella.
Vi que se había puesto un vestido de color negro, era bonito, pero a una mujer como a ella le quedaban mejor los colores vivos- Como pediste ayer cuando aceptaste mi invitación, el servicio te ha facilitado un poco de sangre de animal- me agaché para sacar de debajo de la besa una pequeña botella de brandy que había sido vaciada y rellenada con un nuevo líquido de color rojo. Se la tendí para que la cogiera- ¿Pero no sería mejor dejar a un lado la sangre de animal?- dije curioso- Ayer por la noche te ofreciste a probar algo que era completamente nuevo para ti ¿No quieres hacer hoy una excepción con la sangre?- Desabotoné el cuello de la camisa y lo dejé abierto- Mi oferta sigue en pie, puedes morder cuando quieras si ese es tu deseo…- tentaciones… excelentes tentaciones.

Baje hasta el salón donde me encontraría con Mefistófeles, algo extraño estaba pasándome, algo había cambiado en mi pero no en la fe que aun tenia, no estaba segura de que hacer o que decir pero estaba segura de que esta nueva Catalina debía vivir mas y conmiserarse menos de si misma, al final tendría toda la eternidad para pedir perdón por mis pecados, por que pese a todo seguía teniendo fe. Vi al demonio sentado cómodamente, se veía seductor y malicioso, aun sentía algo por el pobre hombre del cual había robado su cuerpo. “-Buenas noches Catalina ¿Pasaste una buena noche?-“ me pregunto sonriéndome y señalándome un lugar para sentarme a su lado mientras me acercaba. –Dormí muy bien muchas gracias, la cama es muy cómoda y la prefiero a dormir en un ataúd.- me burle de mi misma incluso, noté como me veía -¿No me veo bien?.- pregunte ante su expresión al momento de tomar asiento junto a el. “ -Como pediste ayer cuando aceptaste mi invitación, el servicio te ha facilitado un poco de sangre de animal-“ me dijo sacando de debajo de la mesa una botella de alcohol rellenada con sangre, estaba aun tibia no tendría mucho de ser ordeñada, y mejor para mi pues podría morir al beber sangre no fresca, frente a nosotros estaba una hermosa copa de cristal cortado, me dio la botella y vertí el contenido hasta casi llenar la copa. Estaba muriendo de hambre.

“-Pero no sería mejor dejar a un lado la sangre de animal?-“ me dijo mirándome como un niño que estaba pensando en alguna travesura, bebí un poco de la copa sintiendo como entraba en mi sistema y me revitalizaba lentamente el prosiguió intentando envolverme otra vez, era un encantador tentador y me estaba costando resistirme a sus palabras “- Ayer por la noche te ofreciste a probar algo que era completamente nuevo para ti ¿No quieres hacer hoy una excepción con la sangre?-“ bebí otro poco y volví la mirada hasta el, sonreí ligeramente mostrando mis colmillos al darme cuenta que estaba desabotonando su camisa dejando al descubierto su magnifico cuello. “- Mi oferta sigue en pie, puedes morder cuando quieras si ese es tu deseo…-“, bebí de golpe aquel elixir rojizo que me hacia entrar en un frenesí que nublaba mi razón, tiré la copa al suelo y me abalancé lenta y sensualmente sentándome sobre el con las piernas abiertas, me acerqué a su cuello y lo olfateé para luego lamerlo, de abajo a arriba hasta su oído –Esta noche no cariño.- dije a media voz…

Después de proponerle mí oferta, con la seducción y sensualidad propia de una vampira, se abalanzó sobre mí, sentándose en mis piernas y pasando sus brazos por mi cuello.
Luego su lengua hizo acto de presencia. Me recorrió un escalofrío cuando su humedad pasó por mi cuello hasta llegar a mi oreja.

–Esta noche no cariño- Eso ya lo veremos, pensé.

Cogí su pelo con una de sus manos y lo estiré un poco para que echara la cabeza hacia atrás para que su cuello quedara más accesible. Le devolví el lametón pero yo llegué hasta su mentón, luego bajó su rostro de nuevo y ataqué su boca.

-Eso lo dices ahora- le dije con la misma sensualidad que ella había tenido conmigo- La noche es larga, y mis artimañas infinitas ¿Cuántas veces serás capaz de negarme? Me gustaría verlo la verdad- mis manos recorrían su espalda de arriba abajo, recreándome en lo que sucedió la noche pasada. Me relamería toda la noche solo recordándolo sucedido en el lecho- Que comience el juego entonces, Catalina. Esta vez está en juego tu sed de sangre ¿Quién ganara esta vez? Dejémoslo en manos del destino.