Día de mercado [LIBRE]

Me encantan los días de mercado. Los vendedores anuncian su mercancía, y hay algunos puestos que tiene cosas exóticas y curiosas. Si de algo me puede tachar la gente, es de derrochadora: me encanta comprar cosas nuevas para mi palazzo en Venecia, y decorarlo. Pero si había algo mejor que eso, eran las noches. La ciudad respiraba vida, y la noche era el momento para lucir las joyas y vestidos más hermosos. Me encontraba en una terraza, charlando con unas conocidas, observando a la gente pasar, y disfrutando del ambiente. Una fresca brisa hace que me estremezca, pero cuando pasa, la temperatura es agradable. Las señoras se va excusándose y me quedo sola.

Una mujer se choca conmigo, y rápidamente se disculpa.
-Disculpe, iba distraída, que pena. ¿Esta usted bien?-me dice algo nerviosa.
-No se preocupe.-la tranquilizo sonriendo.
Pero mi sonrisa se congela en mi rostro, porque un escalofrío recorre mi espalda al descubrir su naturaleza. Puede que los vampiros puedan parecer humanos a los ojos de la gente, pero para las que son como yo no. Me fijo en sus ropajes, propios de alguien que está en buena situación económica, y a sus sirvientes. Puede que sea una inmortal, pero también es alguien de clase alta, como yo.

-¿Está bien?-me pregunta, esbozando una sonrisa. Se nota que no quiere mostrar sus colmillos.
A juzgar por las apariencias, sus sirvientes son humanos, y desconozco si ellos son conscientes de la naturaleza de su señora... Por si acaso, seré discreta.
-Sí.-le contesto-Sólo me ha sorprendido ver a alguien de su clase por aquí.Espero que haya comprendido a qué clase me refiero, y que sus criados sólo crean que me refiero a clase social... Debo de ser tonta, quedándome a charlar con una no-muerta a la que probablemente le pareceré un apetitoso bocado... definitivamente, soy tonta.

-No es tan extraño, la gente como yo somos noctámbulos por naturaleza, y esta noche es demasiado bella como para encerrarse en casa.- dice mirándome.

-Tal vez tenga usted razón.-le digo amablemente recuperando la confianza en mí misma.

-No se preocupe señorita, yo ya he cenado.- al decir esto sonríe. Este gesto me tranquiliza, ya que no tiene aspecto de ser una sanguinaria vampira.
Realmente estas criaturas y demás inmortales me fascinan bastante.
-Disculpe mi anterior reacción-digo-Pero usted comprenderá que es natural.-le sonrío.

-No se preocupe, no quiero ser entrometida pero por su expresión, puedo pensar que no ha tenido encuentros muy amigables con la gente como yo.- dice.
-Es cierto que no es la primera vez que me cruzo con alguien como usted...

Mientras hablo, sus criados miran a unas muchachas, y ella los reprende.
-Disculpe, soy algo moralista en algunos aspectos.-me dice sonriendo.
-Es usted alguien muy... original. Pero permitame presentarme: soy Lenore Berneri...

Se presenta como Catalina León.
-Si, soy muy anticuada y toda una renegada entre los míos. Debió haberme conocido hace un año, era mucho más diferente a los demás que ahora.-.. dice, sonriendo aún más. Le veo los colmillos, lo que le hace parecer peligrosa, aun sin dejar de ser bella.
-Ser diferente no está mal. Sin duda, usted debe ser alguien con mucha fuerza, para vivir esa forma de vida ¿no? Sentémonos.-la invito ofreciéndole una silla.

-Y, ¿de dónde es usted? Si no es una indiscreción.- le pregunto con curiosidad.

Manda a sus criados que traigan velas y vino.
-Mi fuerza viene de un ser superior señorita, la fe tiene grandes misterios entre ellos, nos da fuerzas que no sabíamos eramos poseedores.-me confiesa. Ésta mujer no deja de darme sorpresas, desde luego.
-¿Es usted creyente?-le pregunto sorprendida.-Eso sí que no me lo esperaba.-sonrío.

A mi pregunta, me responde:
-Vengo del nuevo continente, para ser exacta de la nueva Galicia.

-¿El nuevo continente? Estoy demasiado enamorada de la vieja Europa, pero me encantaría visitarlo.
Sus criados traen el vino y nos lo sirven.

-Es una de las pocas cosas buenas que tiene el ser como yo, podemos viajar por años sin problema alguno.- dice.
-Eso es una gran ventaja. Pero esperemos que con esta revolución en la industria que está ocurriendo, sobre todo en Inglaterra, los transportes mejoren y podamos viajar más rápido a otros países.
-Disculpe mi intromisión, pero me parece sumamente joven para haber enviudado, ¿su esposo era mayor que usted?.-pregunta educadamente.
-Bastante más mayor que yo. Me casé con diecinueve años: imagínese lo que es gastar tu juventud al lado de un anciano.-hago una mueca.-Jamás le perdonaré el haberme casado con él a mi padre.
Luego, con una suave sonrisa le digo:
-Pero ésta es la sociedad en la que me ha tocado vivir.
Cojo mi copa de vino y me la llevo a los labios.

-¿Que edad tenia su marido?- pregunta curiosa.
-Cuando nos casamos él tenía 59 años... Y murió con 65, es decir, cuando yo tenía veinticinco. Además no me trataba muy bien: no es que me pegase ni nada de eso, pero para él sólo era un simple objeto sexual...-contesto.
Escucho sus palabras, que las dice con rencor. Desde pequeña para mi padre fui un bien más de su hacienda, que debía vender al mejor precio. Y mi madre, que es una mujer de poco carácater, le obedecía en todo.
-Disculpe, pero por la rabia en sus palabras intuyo que usted ha estado cercana a una situación similar.-digo.

(off: ups, fallo técnico en las fechas xD Murió con 65...)
-Directamente no, mas algunas de mis hermanas corrieron la misma suerte que usted, sin embargo ellas no tuvieron la buena fortuna de que sus maridos murieran, una de ellas murió por las graves heridas que le dejó una golpiza propinada por su marido, ella tenia 19 años y el 58.- dice, serena pero con una mirada dura.
-Eso es horrible. Lo siento...-¿cómo la llamo? ¿señora/ señorita León o Catalina?
-Parece mentira que dicen que la sociedad a evolucionado.
-Bueno, puede que en algunos aspectos sí. La Revolución Industrial, por ejemplo. Pero incluso en esos avances hay una parte negativa: sino, mire la explotación de los trabajadores, y en especial de los niños y mujeres en las fábricas. O que aún las mujeres estemos infravaloradas...- digo apasionadamente.

"-Bueno, puede que en algunos aspectos sí. La Revolución Industrial, por ejemplo. Pero incluso en esos avances hay una parte negativa: sino, mire la explotación de los trabajadores, y en especial de los niños y mujeres en las fábricas. O que aún las mujeres estemos infravaloradas...-", en mucho ella tenia razón, nosotras eramos más que contenedores de crías bueno en el caso de las mujeres mortales, pero todas eramos subestimadas, era curioso que muy pocos hombres valorasen a la mujer verdaderamente, incluso mi madre sufría de maltratos por mi padre. No la golpeaba ni mucho menos pero, el daño emocional siempre estaba presente.

Tomé un poco de vino, mientras dirigía mi mirada a aquella hermosa mujer, las damas Europeas nunca terminaban de asombrarme, eran bellas y refinadas, en mi país las cosas eran muy diferentes. -Esto seguirá por siglos, ojala no estuviera aquí para verlo.- aun sentía amargura por saber que la muerte quizás nunca llegaría a mi, añoraba la libertad y la fragilidad de la mortalidad...

OFF: Disculpa >.< el trabajo y otras cosas me habían sacado del rol por unos días :-$.

Bebo un poco más de vino, saboreándolo. Es delicioso. Catalina me mira y dice:
-Esto seguirá por siglos, ojalá no estuviera aquí para verlo.-noto en su voz un deje de amargura, por lo que sonrío para confortarla.
-No diga usted eso.-digo-Tanto la mortalidad como la inmortalidad tienen sus ventajas e inconvenientes. Piense que su belleza jamás se marchitará, mientras que la de las mortales es pasajera y no permanece. Cierto es que la idea de no morir da miedo, pero usted podrá ver cómo cambia este mundo: no sé si a mejor o a peor. Y todo el tiempo que tiene para visitar sus confines. Y respecto al tema del que estábamos hablando, pienso que la situación de la mujer cambiará. Yo me siento algo liberada, pero las que no lo están se rebelaran, tarde o temprano.-sonrío mirándola.-Se puede decir que tengo fe en el progreso humano.
Off: no pasa nada ^^

-El mantener una belleza externa por toda la eternidad o hasta que Dios quiera llevarme no es fácil, la perdería con gusto por solo sentir el calor de la arena en las playas durante el medio día, o por ver el reflejo de la luz en la nieve en el invierno.-dice sonriendo melancólicamente.
-Por su actitud, me atrevería a decir que no sólo usted es bella por su aspecto, sino también por su alma.
-Se que algún día las mujeres nos levantaremos y al menos habrá menos injusticias y abusos, sin embargo no creo que un ser deba vivir tanto para soportar en soledad tanto tiempo. El tiempo es una lapida que pesa demasiado y cargarla a solas es muy triste.
-Yo no puedo juzgar eso, pero la inmortalidad no tiene por qué vivirse sola. Existen los amigos, los seres queridos... Aunque el concepto de tener tanto tiempo es...abrumador. Y no creo que las mujeres tarden mucho en reclamar sus derechos.
Escucho sus palabras con interés. Se nota que su fe es fuerte y sincera, y sus convicciones, profundas.
-Creo que todo el mundo tiene fe en algo. Si no, no podríamos afrontar el día a día. Fe en Dios, en los demás, en tus sueños, en ti mismo...-suspiro- Tener fe es tener esperanza, al fin y al cabo ¿y qué es lo que nos mueve sino la esperanza?