¿De nuevo entre los vivos?

El día que esperaba llegó, había conseguido encontrar la forma de hacer que el cuerpo sin vida de Katrina volviera al estado de antes del ataque de los perros del infierno. Hice que recobrara todas sus virtudes, incluyendo la que tanto necesitaba yo… en su vientre.
El siguiente paso era recuperar su alma del infierno, cosa que hice con mucho gusto.

Tal y como me prometió Lilith, me dejó salir del infierno y mi cuerpo esperaba en la salida. Lo volví a poseer en cuanto el otro demonio salió de él. Oh, cuanto había echado de menos aquella envoltura. Mirarme al espejo me ayudaba a tranquilizarme y a pensar que ya había vuelto a salir del infierno.
¿Katrina habría conseguido salir también de la tumba? Le había devuelto la vida y tampoco había enterrado sus restos demasiado profundo para que consiguiera salir con facilidad.
Tenía que comprobarlo con mis propios ojos.
Sin saludar a Sarah ni a ninguno de mis sirvientes, fui directo al lugar donde Katrina estaba descansando en paz… al menos hasta el momento: Su casa.

La casa de Katrina estaba tal y como la dejé hacía 6 meses. Los cristales rotos le daban un toque de abandono pero con una mano de pintura y unas pocas reparaciones la casa volvería a recobrar su pasado esplendor.
Pasé de la casa por ahora, iría directo a la tumba que estaba justo en el linde donde comenzaba el bosque.
Cuál fue mi sorpresa al ver la tumba totalmente abierta. La tierra estaba removida y el ataúd destrozado.

-Tal y como tenía que suceder- me giré levemente para ver la silueta de la casa que se podía ver a lo lejos ¿Qué mejor lugar al que acudir después de salir del infierno?
Volví a aquella fantasmal casa y me asomé a una de las ventanas rotas, desde allí pude verla. No parecía la misma sin la sangre, las costras y la suciedad cubriendo su rostro… bueno la suciedad sí que la seguía teniendo. Lo importante es que allí estaba ella, y con ella continuarían mis planes.

La vi subir las escaleras con una botella de absenta y algunas cosas más ¿Querría olvidar?
Aproveché que el piso de abajo estaba completamente vacío para entrar por una de las ventanas rotas, si utilizaba la puerta principal podría escuchar el sonido de la puerta al abrirse o cerrarse.
La sala estaba toda llena de cristales y en el suelo podían verse los arañazos de los perros que yo mismo había lanzado contra ella para matarla. Qué bonitos recuerdos.
Subí las escaleras con cuidado, mirando donde pisaba para evitar algún crujido o tropezar con algún objeto y así alertarla. Aún no quería que ella supiese que yo me encontraba en la casa. Todo sería desvelado a su debido tiempo.
Una vez en el piso de arribe, vi que del cuarto de baño salía una tenue luz. Al asomarme, mí la habitación llena de velas y a Katrina, de espaldas a mí, metida en la bañera.
En su mano se podía ver un vaso lleno de un líquido de color verde. Sería la absenta.
Desde aquella posición no podía verle las facciones de la cara ni el cuerpo pero permanecí quieto y atento. Quería observarla un rato más antes de descubrirme y que su rabia callera sobre mí.

Vi la pastilla de jabón acercarse a toda velocidad hacia mí. Ups, cerré la puerta en el instante justo para que no me golpease, me había librado por los pelos.
Me hubiera gustado que mi presencia en aquella casa hubiera durado un poquito más, pero bueno, ya no se podía hacer nada más.
Abrió la puerta con furia y yo cerré los ojos dispuesto a recibir toda su cólera de cara. Pero no ocurrió nada. Abrí poco a poco los ojos en el momento justo en el que pasó a mi lado sin si quiera mirarme.
Enarqué una ceja y me dispuse a seguirla hasta su habitación donde se lanzó para tumbarse en la cama. ¿Aquello a que venía?

-¿No me saludas si quiera?- Dije tumbándome sobre ella- ¿Qué tal estás cariño mío? Yo te veo radiante, tu piel en perfecto estado, sin cicatrices y tu pelo parece más sano que nunca… estás bellísima- y le dí un beso en la frente- ¿Qué te ocurre? ¿Te has olvidado ya de mí?

-¿Que si me he olvidado de ti? Pero ¿de qué vas? ¿Te crees que es normal tu forma de actuar? Mi odio hacia ti es infinito, indescriptible. ¿Y tienes el maldito valor de venir a mi casa? Todo lo que he hecho por ti y mira lo que recibí: torturas día y noche, dolor, sufrimiento. ¿Debo recordarte que si no es por mí no estarías ahora mismo entre tus queridos hermanos, y entre los humanos? Me das asco. Te salvé de aquel alquimista por el amor que sentía por ti, ¿y la forma de agradecérmelo es cada tortura que me has hecho? Apártate de mí

-¿Has terminado?- dije agotado- Que sí, que he sido un cabrón, un desgraciado que para ti seguiré siendo un engendro de Cabra, un hijo de Satanás, un hijo de puta y bla bla bla… lo que tu digas. Lo que te ha sucedido es el castigo que te mereces por ser tan osada de hacer un trato con un demonio y tendrías que odiarte solo a ti por ser tan estúpida ¿Pero sabes qué? No te guardo rencor porque estás aquí de nuevo- dije con una sonrisa maliciosa- ¿a caso no has estado recapacitando sobre lo más importante del asunto? Como demonios te has librado de la condena eterna… muy mal Katrina, tendría que haber sido lo primero que tendrías que haber pensado. Solo aquel demonio en posesión de tu contrato podría liberarte del infierno… y así lo he hecho, solo por ti- mentí en cierta manera, ya que algo de verdad en mis palabras sí que había. La necesitaba viva- Te he liberado del infierno después de 6 meses de encierro ¿no estás contenta?

Cabezota como ella misma. Jamás aceptaría que en realidad había sido su propia estupidez la que la había mandado al infierno. Es lo que me pasa por tratar con humanos.

-Te he liberado porque te echaba mucho de menos, no sé porque no me crees- me levanté de encima suyo y comencé a rebuscar en los bolsillos del interior de mi traje. Saqué un papel doblado y se lo lancé para que lo cogiera- Ahí tienes mi prueba de que digo la verdad, hace 6 meses que bajaste al infierno- se trataba de la primera plana de un periódico local con fecha de hoy. No todo lo que salía de mi boca eran mentiras- Pero lo has hecho muy bien allá abajo, no te amedrentaste ni una vez ante el cuchillo de Alistair. Allí abajo solo hacíamos que desperdiciar tu potencial, tu lugar es aquí, en el mundo de los vivos donde podrás jugar con tus amiguitos, crecer, tener hijos…- no pude evitar mirar si vientre. En unos meses tendríamos una grata sorpresa. ¿Tendríamos que celebrarlo? A lo mejor invitar algunos amigos, familiares… me estaba yendo por las ramas- Vamos Katrina, que tampoco habrá sido para tanto, no puedes guardarme rencor eternamente.

-¡¿Eh?! ¡Esto es el colmo! ¿Que no habrá sido para tanto? ¿Quieres que yo te haga todo lo que Alistair me hacía? ¿Quieres probarlo en tus propias carnes? ¡Estaría encantada de mostrártelo. Eres un ser despreciable, y ahora ¡fuera de mi casa!

-Vale, vale… la verdad es que no te veo demasiado receptiva ¿tienes la menstruación?- lo dudaba. En su vientre estaba gestando la semilla de nuestra última unión- Pero como sé que en realidad solo estás un poco mosqueada, te esperaré a bajo a que te tranquilices ¿vale?- y salí de la habitación bajando la escalera a saltitos. Volví al salón donde 6 meses antes, Katrina se había intentado proteger de su cercana muerte. Ahora estaba vivita y coleando justo en el piso de arriba.
Acerqué una silla que había empotrada en una de las paredes y la limpié un poco de restos de polvo y cristales.
Aquella casa necesitaría unos cuantos arreglillos. La madre de mi futuro hijo no podía vivir en una casa tan destartalada… yo pondría el dinero para arreglar todos los desperfectos. En cierta manera aquella destrucción era culpa mía.

-¿Y luego quieres que me crea todas tus mentiras? ¿No te das cuenta que no confío en tí? ¡He estado en el infierno unos sesenta años? ¿Qué te parece? Eres un maldito mentiroso, no sé qué consigues haciéndome sentir así.

-Nada, pero es muy divertido- dije con sinceridad. Estaba a punto de añadir algo más pero no tuve la ocasión pues Katrina salió corriendo de la habitación.
La vi en la cocina, inclinada sobre un barreño y echando hasta la primera papilla.
El primero de muchos síntomas, pero que bien… según mis cálculos llevaba ya casi un mes de embarazo. Pero qué rica- ¿Te encuentras bien Katrina?- pregunté con falsa preocupación- Parece que no te ha sentado muy bien esa absenta que te has tomado sin llenarte el estómago. Hay que beber con conciencia, no a lo loco… hay que ver que niña más mala eres. Vamos que tienes que descansar- la cogí en brazos y la llevé por toda la casa- Directa a la cama, donde descansarás como una reina- al menos hasta que mi hijo salga de tu vientre.

-No quiero estar tumbada ¿Por qué narices te comportas ahora así? Eres un bicho muy raro

-Como duelen esas palabras salidas de tus labios ¿es que nunca llegaras a comprenderme?- lo dudaba. Es más era algo totalmente improbable- Solo es un pago por todo lo que sucedió en el infierno. Tengo que reconocer que se nos fue la mano pero es lo que se suele hacer en el infierno, no nos culpes por ello- Mi mano fue directamente a su vientre, y lo acaricié con una sonrisa siniestra en mi rostro. Allí se estaba gestando algo mágico que pocos podían comprender. Tenía ganas de que naciera ya- Te puedo dejar algo de dinero para que arregles todos los desperfectos, incluso te daré un poco más si quieres ampliarla y hacerla más grande. ¿Aceptaras la ayuda de este honrado demonio? Quiero redimirme por lo mal que me porté en el infierno- puse cara de bueno y todo para darle cierto toque cómico al asunto.

-Es una broma, esto tiene que ser una maldita broma ¡No habrás sido tan hijo de puta para hacerme esto!- dijo furiosa. Mmmm que morbo daba aquello.

-Te he hecho muchas cosas ¿no podrías darme una pista? ¿Te refieres a lo que paso cuando te lleve a fumar opio y luego te desflore? ¿O te refieres a la noche en que te enteraste que tu hermano era un traidor y lo habías resucitad? O tal vez te estás refiriendo al vástago que está creciendo en tu vientre fruto de la última noche que pasamos juntos… - soy un gran cabrón, pero me había quedado todo que ni pintado- ¿Crees que tendríamos que casarnos para que nuestro hijo no sea bastardo? A mi eso me da igual, no sé tú- otra de mis virtudes era sacar un punto cómico a todo momento… era todo un comediante.

-¡Eres un hijo de puta! ¡Te voy a matar! ¡¿Pero qué coño te has creído?! ¡Antes que tener un hijo tuyo prefiero el Infierno!

Eso venga, a pegar al demonio. Claro el único culpable es el que planta la semillita… pues mono al agricultor. Maldita hipócrita ¿enserio había que explicarle que a la hora de reproducirse se necesitaban dos personas? Con tal de pegarme sería capaz de culparme incluso de la muerte de una planta. Mira que llegaba a ser mala.

-Katrina, por dios, deja de pegarme- dije cogiendo por fin las muñecas para que los golpes cesaran- No vas a conseguir nada pegándome y en tu estado no es bueno alterarse- la cogí más fuerte porque le entró otro arrebato de furia. Nota mental: dejar de meter el dedo en la llaga.

Si no conseguía calmarla se pasaría toda la noche pegándome. Un pensamiento fugaz surco mi cabeza.

-Para de una vez Katrina, tenemos mejores cosas en las que pensar. Tenemos que proteger a nuestro hijo, su vida corre peligro- dije actuando- Este niño ha sido engendrado sin el visto bueno de Lilith, si no nos protegemos corremos la suerte de acabar muertos. Katrina reacciona ¿ya no te acuerdas de todo lo que te conté la última vez?- aquella mentira tenía que colar. A mi favor estaba que la cazadora no conocía para nada mi relación con Lilith, por lo que no se imaginaba que ya me hubiera dado el visto bueno. Tenía que conseguir que confiara en mi.

-Si quieres que eso funcione, más vale que te vayas de mi vida, a no ser que quieras que llame yo misma a Lilith Además, ¿a ti que te importa? Seguro que te da igual si tu hijo vive o muere, recuerdo que dijiste que no querías meterte en esos problemas, y fíjate, metido hasta el cuello. Eres un tanto bipolar...- no lo sabes tú bien. Pero el niño que crecía en su vientre era muy importante para mí, era esencial en mi vida y lo quería… y también llegaría a quererlo.

-No te atreverás a llamar a Lilith, te conozco y sé que jamás pondrás en peligro la vida de tu hijo, de nuestro hijo. Y no pienso separarme de su madre, dejaré que le ocurra nada malo a ella ni al niño- ves, por una vez estaba diciendo la verdad. No pensaba dejar que Katrina sufriera algún daño, no podía dejar que sufriera un aborto- Seré tu guardaespaldas y me quedaré junto a ti todo el tiempo que me dejes… no seremos una familia normal, pero al menos será algo parecido… ¿qué me dices?- si conseguía camelármela de aquella forma, quitarle el niño cuando naciera sería de lo más fácil. Solo tenía que conseguir que ella aceptara mi ayuda.