Flagelando la razón con la fé...

Salí de la reconfortante bañera de agua caliente y me sequé el cuerpo todo lo rápido que pude.
Salí del baño secándome el pelo y busqué en el armario ropero algún pantalón cómodo para ponerme.
También saqué un batín de color azul y me lo puse por encima, sin llegar a cerrarlo.

Me dispuse a ir en busca de mi invitada y cerciorarme de que estaba todo en orden.
Catalina había escogido la última habitación del largo pasillo, estaba claro que la cogería por sus vistas.

-¿Que planes tendrá para mi, o para que me habrá pedido quedarme?- preguntó en voz alta cuando yo estaba a punto de cruzar el marco de la puerta.
Estuve a punto de contestar cuando vi que su ropa se deslizó por su cuerpo hasta caer al suelo.
Aquello era arte y lo demás tonterías.
La perdí de vista cuando entró al baño y me dispuse a seguirla.
Cuando su cuerpo se sumergió en el agua, aproveché el momento para entrar en silencio.
Catalina estaba tumbada de espaldas a mí. Me acerqué silenciosamente y me arrodillé para estar a su altura.
Mis manos se deslizaron por sus hombros y aplicaron cierta fuerza para masajear sus músculos.

-¿Aún haciéndote preguntas sobre mis intenciones?- le susurré al oído- Ya te he dicho que lo que busco es corromperte- sonreí cínicamente y continué masajeándola- Y dime ¿La habitación es de tu gusto? Espero que los vestidos también te gustaran, no es fácil buscar ropa de mujer perfecta… Solo quiero que estés cómoda, como en tu casa.

-No es solo sobre vuestras intenciones mi señor, eso me ha quedado claro, es sobre el cómo pretende hacerlo.

-Si te lo dijera… ¿Dónde estaría la gracia?- mis manos seguían masajeando aquella pálida piel. Su frio era intenso aún estando sumergida en agua caliente, parecía que su piel no quería absorber demasiado calor del agua.

-Muchas gracias, la vista es maravillosa y dada la habitación es muy poco el sol que entra, debo felicitarle por su excelente gusto no solo en la decoración si no en las ropas que me ha brindado, aun que aun me sorprende ¿cómo es que dio con mis tallas exactas?

-Tengo buen ojo para la figura femenina- dije riendo- Pero por favor, deja de nombrarme de usted, preferiría que me tuteara- No cabía modales en esta casa, solo para los sirvientes.

-Debo parecerle una chiquilla miedosa pero...

-No digas tonterías, de chiquilla no tienes nada… lo he comprobado con mis propios ojos- le di un leve beso en el cuello y me levanté del suelo- será mejor que te deje un poco de intimidad, creo que te estoy incomodando- me di la vuelta dispuesto a marcharme.

-Sería una grosería de mi parte, pues esta es tu casa, puedes pasear en ella sin importarte nada. Por mi está bien, se que sois todo un caballero y seriáis incapaz de hacer algo en mi contra- ¿Caballero? Solo de apariencia. Pero con lo que me convenía, era mejor no molestar a la dama, no deseaba que se marchara por no sentirse cómoda.

-Entonces me quedaré- dije volviendo mis pasos y apoyándome en el borde de la bañera.

-¿Podríais pasarme una toalla por favor?, si sigo aquí corro el riesgo de que me salga cola y escamas.- Catalina había dejado su cuerpo al descubierto y no perdí el tiempo en miradas de reojo ni tonterías, contemple directamente su cuerpo, deleitándome con cada curva, con cada centímetro de su blanca piel. Sus pechos eran exquisitamente redondos y decorados por unos rosados pezones que parecían ser perfectamente redondos. Sonreí y después de saciar mi curiosidad, me levanté para buscar una toalla del armarito.

La extendí con mis dos brazos para arroparla yo mismo cuando saliera. Cuando su cuerpo salió de la bañera, abracé su cuerpo con la toalla y froté débilmente para secar un poco su piel. Pondría cualquier escusa con tal de poder tocar su piel.

-¿El baño a sido reconfortante?- pregunté cerca de su oído

-Sí, sois un gran anfitrión

-Me alegra escuchar eso- dije orgulloso

-¿Cuanto falta para el amanecer?- Catalina se había desplazado de nuevo hasta su habitación, donde sobre la cama descansaban dos de los vestidos que la había traído.

-Aún quedan unas 2 o 3 horas para que el Sol comience a salir por el horizonte- dije con tono seguro

-¿Cual se me verá mejor? ¿El violeta o el rojo? ¿O deseáis que os deje dormir temprano el día de hoy?- preguntó mi bella invitada.

-¿Estás de broma? Como podría marcharme a la cama teniendo una compañía como la tuya en mi casa- cogí el vestido violeta, lo examiné por los dos lados y luego lo lancé sobre la cama- El rojo- decidí- levantarás pasiones allí por donde pases, te lo aseguro- aunque ella no necesitaba vestidos para conseguirlo, los vampiros gozaban de una sensualidad a la que pocas criaturas eran capaces de resistirse. Cada uno de sus movimientos tenían ciertos toques eróticos- Aún nos queda un poco de noche antes de ir a descansar. Ponte el vestido, quiero ver como te queda.

-¿Me ayudarías? Estas cosas siempre me atraen problemas

-Estaré encantado…- cogí las cintas del corsé y ceñí la prenda a su cuerpo todo lo que pude.

-¿Que quieres hacer las horas que nos quedan?- muchas cosas pasaban por mi mente, cosas que tendrían que estar censuradas.

-Podríamos pasear por el campo que hay detrás de la casa, por la noche es muy bello contemplar las estrellas- susurré. Una vez atadas las cintas vi el reflejo de aquella mujer en el espejo que teníamos en frente…- Estás hermosísima…- mis manos pasaron por sus hombros desnudos y mis labios dejaron un beso en su blanco cuello- pero una mujer tan hermosa como tú no puede salir sin perlas…- fui directo al tocador que había bajo el espejo y abrí uno de los cajones, sacando un largo collar de perlas. Volví a colocarme a su espalda, pasando el collar por su cuello y abrochándolo- Ahora, ahora sí que estás perfecta, toda una dama en su máximo esplendor…- tomé su mano entre las mías y la besé.

Era suerte lo que me había llevado a encontrar a aquel ser en la calle. Pese a su pesada fe y su amor por dios, ella era una compañía que pesaba gozar todo lo que me permitiera

-¿Y si me da una pulmonía?

-Te daré un poco de calor si es lo que quieres…- bromeé
Nos adentramos en el campo que había detrás de la casa.
En la noche, el ruido del viento meciendo las ramas de los árboles y los diversos animalillos que correteaban entre la maleza rompían el preciado silencio

-¿Como dudar sobre la existencia de un Dios ante toda esta belleza?...- sonreí al escuchar aquello.

-¿Pero qué clase de Dios? Ya no puedo negar que todo este mundo se creó gracias a un poder divino. Pero no que se caracterice por ser benévolo y atento ¿Qué clase de Dios abandonaría su creación? Solo uno demasiado arrogante y complejo- Vi no muy lejos un pequeño claro donde nos podríamos sentar sin llegar a estropear la ropa- Siéntate junto a mí…- dije cuando dejé caer mi cuerpo sobre la fina yerba- la religión es un hecho que envuelvo todo en esta vida… que pena que la mayoría de ellas estén equivocadas.

Cuando vi que mi acompañante se había sentado junto a mí, aproveche para poner mi cabeza sobre su regazo, tumbándome para así poder admirar el rostro de ella y a la vez el cielo.

-Pero dejemos la religión a aparte, al menos por esta noche. Mañana seguiremos con el debate hasta que llegue a convencerte de que la fe es solo un engaño para los mortales… estoy dispuesto a convencerte de la manera que sea.

-¿No te aburres de estar solo?, es decir, tienes a tus sirvientes y a esa ama de llaves tuya que más bien pareciera tu mujer. Pero, llegué a pensar que estabais igual de solo que nosotros, somos seres extraordinarios, si bien pertenecemos a un todo, los humanos no conviven con nosotros de la misma forma, es decir, unos son interesados, otros nos temen, y los que dicen querernos lo hacen de una forma muy, extraña. No terminan de aceptarnos después de todo.

-Intentas comprenderme desde un punto de vista humano que no tengo y que jamás tendré. No busco convivir con humanos, es un martirio que debo sufrir por… el “bien” Me siento a gusto rodeado de mis demonios, no es que sean mi familia, ni mucho menos… pero saber que darían su vida si yo la pidiese me da una sensación de poder que me hace sentirme como en casa. Llámalo cruel si quieres, solo soy sincero.

-El cuerpo en el que vives, tú… ¿Te vendió su alma, o lo conocías?

-Para nada, ni lo uno ni lo otro. Nada más salir del infierno fui en busca de un cuerpo que estuviera a mi medida y me topé con este.

-¿El tenia familia?

-Claro que la tenía, y la sigue teniendo. Están un poco preocupados por el cambio radical de su hijo pero no molestan ni yo les molesto… al menos por ahora- llevé la mano sobre la de Catalina- mi corazón late, este cuerpo está completamente vivo, soy yo el que lo mantiene vivo con mi esencia demoniaca- luego alcé la mano y la llevé a su rostro, para luego tomar un mechón de su pelo- ¿Qué te ocurrió para que acabaras siendo una vampira?- pregunté curioso

-Te envidio, quisiera que mi corazón latiera tan fuerte como el de tu poseído, o que mi piel tuviera esa sensación cálida. Es curioso, cuando los seres humanos podemos lograr cosas y tenemos muchas otras, las despreciamos, tomamos otra clase de decisiones o simplemente las subestimamos.

-Esa es una descripción de la naturaleza humana, el peor de sus defectos- y lo que yo aprovechaba para acabar con la poca pureza que les queda.

-Te haré una pregunta algo tonta, ahora no creo en esas palabrerías sin embargo, podríais decirme ¿Es verdad que las mujeres de moral distraída, van al infierno?

-Catalina, no creas que es tan fácil ser condenada al infierno, si no, nosotros no estaríamos aquí arriba intentando conseguir almas para el infierno. No puedes fiarte de los pecados, pues están escritos por el hombre y no por el altísimo. Un humano jamás podrá condenar un alma al infierno ni negar la entrada al paraíso, en el caso que exista dicho paraíso claro está- seguí entretenido con el mechón de su pelo que era muy suave al tacto. Había salido a la calle con una simple bata y unos pantalones de pijama de color negro. El viento helado acariciaba mi torso y me producía escalofríos. Aún así, el paisaje valía la pena- Ha sido un acierto encontrarte esta noche sentada en aquel solitario banco, demuestras ser una perfecta invitada además de alegrarme un poco la vista

off: siento mucho el retraso

"-Esa es una descripción de la naturaleza humana, el peor de sus defectos-", aquellas palabras removieron algo en mi, sabia que así era, sin embargo era exactamente eso lo que muchas veces extrañaba. La debilidad del ser humano, el ser vulnerable y delicada, aun en muchos aspectos lo era, más no de la forma en la que aun deseaba serlo.

"-Catalina, no creas que es tan fácil ser condenada al infierno, si no, nosotros no estaríamos aquí arriba intentando conseguir almas para el infierno. No puedes fiarte de los pecados, pues están escritos por el hombre y no por el altísimo. Un humano jamás podrá condenar un alma al infierno ni negar la entrada al paraíso, en el caso que exista dicho paraíso claro está-", sus palabras era serenas y seguras, tenia la intuición de que no mentía en algo así, cada día descubría más engaños de aquellos en los que alguna vez había confiado tanto, también había aprendido que muchas de esas mujeres eran mejores seres humanos que casi todos los clérigos a los que había conocido, sonreí tiernamente y voltee a verle a los ojos, -En mas de una ocasión habéis hablado del Altísimo y de un paraíso, comienzo a creer que sabes que existe.- dije manteniendo mi sonrisa.

Mantuve por todo aquel tiempo mi diestra en su pecho, sintiendo el calor que recibía de este con su mano, sentía también sus escalofríos por aquel viento helado. "- Ha sido un acierto encontrarte esta noche sentada en aquel solitario banco, demuestras ser una perfecta invitada además de alegrarme un poco la vista-", el demonio era sumamente ágil e inteligente, debo aceptar que si mi condición de fe fuese otra habría caído en sus seductoras garras hacia mucho. -El destino tiene caminos interesantes, y debo confesaros que jamás imaginé que en algún momento de mi larga existencia encontrarme con una potestad infernal, y mucho menos que fuese un encuentro agradable.- expresé recargándome en el tronco del grueso pino bajo el que nos habíamos posado. -¿Que pasó con el alma de tu envase?.- pregunté serenamente...

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-El destino tiene caminos interesantes, y debo confesaros que jamás imaginé que en algún momento de mi larga existencia encontrarme con una potestad infernal, y mucho menos que fuese un encuentro agradable.- porque has tenido suerte, querida… mejor no decir nada.

-Por favor, eres mi invitada ¿Qué clase de anfitrión sería si tu estancia en mi casa fuera la peor de toda tu vida? Prefiero corromperte con educadas palabras que con acosos, malos sueños o torturas… aunque todo se me da bien- concluí con aquella coletilla.

-¿Qué pasó con el alma de tu envase?- preguntó Catalina.

-No hables en pasado, que el pobre William aún puede oírte- dije con una sonrisa maliciosa- poseer un cuerpo quiere decir convivir con otra alma en un mismo cuerpo. El alma de William sigue aquí dentro, junto a mí… solo que por culpa de su debilidad no puede imponerse sobre el demonio poseedor, en este caso yo.- a veces podía escuchar los gritos del condenado en mi cabeza y sentir como hacía el vano intento de echarme de su cuerpo. Mi cabeza era su cárcel y como buen recluso a veces intentaba fugarse… que pena que fuera sin éxito- Mi querido William se siente muchas veces horrorizado por lo que su cuerpo hace sin que sea él el que lo controlé. Es una pena… pero fue él quien me llamó la atención nada más salir del infierno… entre millones de personas en el mundo, él era el elegido.

-¿Te has topado con muchos de los de mi raza?, te sonará bobo pero yo solo he convivido con algunos pocos, al comienzo pensé que no habíamos más que dos o tres, pero al paso del tiempo me he ido convenciendo de que no es así. ¿Es verdad que las mujeres de mi especie son hermosas y...? Tú entiendes, Selena mi creadora, era una mujer hermosa, impactante y sumamente atractiva, dijo que algún día sería como ella. Aun que lo dudo mucho, soy como dirían vulgarmente en la Nueva Galicia una "mojigata mata pasiones"

-Me he topado con algunos de los tuyos y no solo las mujeres sois hermosas, prueba que tengo delante ahora mismo, también los varones poseen una belleza salvaje que hace derretirse a cualquier humano en el posan sus ojos. Los vampiros sois puro erotismo, cada movimiento, cada mirada, cada palabra… todo en vosotros ayuda a crear un complejo hechizo de atracción y seducción con el que engañáis y atraéis a vuestras víctimas, no en tu caso, al menos por ahora…- su amor por los humanos era conmovedor, pero también muy inútil. La sangre de animal no la mantendría tan fuerte como debería… lo único que hacía era dañarse a sí misma- No entiendo esa manía tuya de beber sangre de animal en vez de la de un humano. Tu naturaleza te pide sangre humana y aún así, la rechazas ¿no te das cuenta que estás rechazando los planes que el creador tenía en vosotros? Si ese supuesto dios, os quiere tal y como sois ¿por qué te avergüenzas de desear sangre humana?

-Los tiempos de Dios son perfectos, es algo absurdo pensarás pero... sé que en algún momento caeré y tendré que beber sangre humana, no importa si la victima vive o muere, pero el día que eso pase estaré aún más lejos de aquella debilidad. De mis recuerdos.

Roma no se construyó en una noche, y mucho menos yo iba a conseguir que esta vampira cayera en tentaciones a la misma velocidad. Si seguía respetándola y a la vez no causándola demasiada incomodez, gozaría de su compañía durante varios días y así podría corromperla poco a poco.
Tal vez algún día llegara a agradecérmelo, estaba dispuesto a liberarla de su humanidad y convertirle en una verdadera vampira.

-¿No tienes frío?- preguntó ella.

-Ahora que lo dices, sí, un poco. Pero estas vistas y esta hermosa compañía conseguirían que aguantara hasta la peor de las ventiscas- y así haría, al menos por un ratito más. Las estrellas seguían brillando sobre nuestras cabezas y los ojos de Catalina lo hacían a la par, sus ojos sobrenaturales parecían tener luz propia- Antes has mencionado a una vampira, Selena, tu creadora ¿verdad? ¿Qué fue de ella? ¿Hubo algún motivo por el cuál te separaste de ella?

Escuché su historia con algo de interés pues sus palabras estaban cargadas de sentimientos melancólicos que me molestaban un poco. Aún así, no dejé de mirarla para que no creyera que estaba pasando de ella, con la mente puesta en otro lugar.
Sus dedos se entrelazaban con los míos, como en un juego Para mantener la mente distraída y no sumergirse demasiado en los recuerdos del pasado.


-Desde ese día he vagado sola, tuve oportunidad de conocer solo a tres caballeros de mi raza, un joven caballero del medio oriente, un chico en el norte de América, y a otro cuyo nombre nunca supe pues solo viajamos juntos un par de horas

-Tal vez encuentres felicidad con otros de tu especie. La cosa es que encuentres un buen compañero con el que pasar largos siglos.

-¿Quién es Lilith?- preguntó ella. Me sorprendió un poco que Catalina conociera el nombre de Lilith, pues estaba representada por nombres diferentes en muchas culturas.

-Lilith es mi madre, la madre de todos los demonios. La criatura más poderosa que puedas encontrarte en el infierno. Ella fue la primera de nuestra especia, la hija directa de Lucifer, fue creada con su sangre y más tarde ella encontró la forma de crear más demonios para que la acompañaran… es nuestro amor y nuestra gobernadora… es perfecta- no hacía falta recalcar que se me hinchaba el pecho de orgullo al hablar de ella en voz alta- Es una criatura que más vale mantener contenta… es la demonio que más habría que temer en la tierra.

–Debo parecerte la inmortal más aburrida de toda la tierra.

-Lo que piensen los demás no tendría que ser un problema para ti… si disfrutas comportándote tal y como tú te dictas, los demás tendrían que conformarse con eso.

-¿Sabes?, no todo en el vampirismo es malo, me convertí en una gran cantante y ahora hasta puedo hablar con los animales.- por mucho que ella viera defectos en los de su raza, yo solo veía virtudes en comparación con los humanos. Cuestión de opiniones, que se le va a hacer.

-Me encantaría poder escuchar una canción, si no es molestia claro está.

– ¿Como son las vampiresas con las que has tratado?- La primera vampira que me vino a la cabeza fue Kory, me recorrió un escalofrío al recordarla… tendría que buscarla para un nuevo encuentro.

-Carácter… con mucho carácter- Los tortazos propinados y el techo incendiado cayendo sobre mí no eran recuerdos fácil de olvidar- Y como no, bellas… todas son hermosas criaturas que desearías tener en tu lecho para retozar noche tras noche… sin descanso… Aún no he encontrado ninguna vampira que me hiciera sentir diferente