Sentencia.
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Sentencia.
Me encontraba en mi cama, tumbada, mirando al techo, temerosa. Faltaba un mes escaso para que los perros del Infierno vinieran a por mí y no era algo muy agradable para pensar. ¿Pero quién no puede pensar en que va a morir en un mes y que bajaría al Infierno para ser torturada sin remedio? Era algo horroroso, algo que no desearía a nadie en el mundo por más que le odiase… Aterrador.
El sonido de la puerta hizo que diese un salto. Alguien llamaba, ¿quién sería? Bajé las escaleras y abrí la puerta. Era un hombre joven, de unos 25 años.
-¿Sí? ¿Quién es usted?
-Su salvación- me quedé con la boca medio abierta pensando en qué decir- ¿Sois Katrina Volkova, me equivoco?
-Sí, soy yo…- le miré desconfiada.
-Ya no tienes nada que temer, nunca irás al Infierno.
-¿Qué, cómo dice?- me sonreía plácidamente, y en verdad aquello me interesaba.- Pasad, por favor- dije aún con una mirada desconfiada, apartándome de la puerta para que pudiese pasar.
Aquel hombre se quedó en la entradita mirando todo, pero siempre con una sonrisa en su rostro. Le indiqué que pasase al salón principal y que se sentase en el sofá. Yo me senté frente a él en un sillón.
-¿Puede explicarme por qué ha dicho eso antes?
-Sí, por supuesto. Verá, me llamo Gabriel y mi padre era cazador, como lo sois vos ahora. Mi padre se llamaba como yo y era un cazador especializado en demonios. ¿Vuestro condenador es Mefistófeles?- asintió brevemente- Por eso estoy aquí. Mi padre le envió al Infierno la última vez que estuvo en la Tierra- dije con una sonrisa amistosa. Aunque la última vez que Mefistófeles estuvo en la Tierra fue hace más de medio siglo, era fácil engañar a un humano, más aún cuando se trataba de “su salvación”.- Sé la forma de enviarle al Infierno y antes que retire tu trato, es muy fácil, solo si confiáis en mí- dije con una sonrisa encantadora. ¿Cómo se podía convencer a los humanos tan fácilmente? Estaba claro una cosa, cuando un humano tenía miedo aceptaba sin tapujos.
-Sí, está bien- dije asintiendo nerviosa.- Entonces ¿tú también eres cazador?- pregunté.
-En efecto.- Al menos cuando era humano lo fui, desde que soy alquimista ya no era humano, pues encontré el secreto de la vida eterna. Poder acabar con la existencia de Mefistófeles era algo que me apasionaba. Ya la última vez le mandé al Infierno porque no tuve el tiempo suficiente para encontrar un exorcismo para acabar con su vida definitivamente, ahora tenía la oportunidad- Lo que quiero que hagas, es que por la noche le invoques, con alguna escusa y le lleves al porche de atrás. Allí tendremos un pentagrama dibujado para poder hacer realidad tu sueño.
-De acuerdo…- dije un tanto desconfiada. ¿Quería enviarle al Infierno? Con todo mi corazón, ya que yo iba a ir por su culpa. Lo que más me emocionaba era que iba a salvarme de ir allí. Eso me cegó por completo.
______________________________________________________________
Eran las 11 de la noche. El pentagrama estaba dibujado con perfección en el techo del porche de madera y Gabriel estaba escondido. Yo, mientras tanto, equipada con mi gabardina y en ella guardaba una daga y un revólver, estaba intentando invocar a Mefistófeles. ¿Funcionaría? No lo sabía, nunca había invocado a un demonio a placer, no al menos fuera de un cruce de caminos.
-¿Mefistófeles?
El sonido de la puerta hizo que diese un salto. Alguien llamaba, ¿quién sería? Bajé las escaleras y abrí la puerta. Era un hombre joven, de unos 25 años.
-¿Sí? ¿Quién es usted?
-Su salvación- me quedé con la boca medio abierta pensando en qué decir- ¿Sois Katrina Volkova, me equivoco?
-Sí, soy yo…- le miré desconfiada.
-Ya no tienes nada que temer, nunca irás al Infierno.
-¿Qué, cómo dice?- me sonreía plácidamente, y en verdad aquello me interesaba.- Pasad, por favor- dije aún con una mirada desconfiada, apartándome de la puerta para que pudiese pasar.
Aquel hombre se quedó en la entradita mirando todo, pero siempre con una sonrisa en su rostro. Le indiqué que pasase al salón principal y que se sentase en el sofá. Yo me senté frente a él en un sillón.
-¿Puede explicarme por qué ha dicho eso antes?
-Sí, por supuesto. Verá, me llamo Gabriel y mi padre era cazador, como lo sois vos ahora. Mi padre se llamaba como yo y era un cazador especializado en demonios. ¿Vuestro condenador es Mefistófeles?- asintió brevemente- Por eso estoy aquí. Mi padre le envió al Infierno la última vez que estuvo en la Tierra- dije con una sonrisa amistosa. Aunque la última vez que Mefistófeles estuvo en la Tierra fue hace más de medio siglo, era fácil engañar a un humano, más aún cuando se trataba de “su salvación”.- Sé la forma de enviarle al Infierno y antes que retire tu trato, es muy fácil, solo si confiáis en mí- dije con una sonrisa encantadora. ¿Cómo se podía convencer a los humanos tan fácilmente? Estaba claro una cosa, cuando un humano tenía miedo aceptaba sin tapujos.
-Sí, está bien- dije asintiendo nerviosa.- Entonces ¿tú también eres cazador?- pregunté.
-En efecto.- Al menos cuando era humano lo fui, desde que soy alquimista ya no era humano, pues encontré el secreto de la vida eterna. Poder acabar con la existencia de Mefistófeles era algo que me apasionaba. Ya la última vez le mandé al Infierno porque no tuve el tiempo suficiente para encontrar un exorcismo para acabar con su vida definitivamente, ahora tenía la oportunidad- Lo que quiero que hagas, es que por la noche le invoques, con alguna escusa y le lleves al porche de atrás. Allí tendremos un pentagrama dibujado para poder hacer realidad tu sueño.
-De acuerdo…- dije un tanto desconfiada. ¿Quería enviarle al Infierno? Con todo mi corazón, ya que yo iba a ir por su culpa. Lo que más me emocionaba era que iba a salvarme de ir allí. Eso me cegó por completo.
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Eran las 11 de la noche. El pentagrama estaba dibujado con perfección en el techo del porche de madera y Gabriel estaba escondido. Yo, mientras tanto, equipada con mi gabardina y en ella guardaba una daga y un revólver, estaba intentando invocar a Mefistófeles. ¿Funcionaría? No lo sabía, nunca había invocado a un demonio a placer, no al menos fuera de un cruce de caminos.
-¿Mefistófeles?
Katrina Volkova- Cazador
- Mensajes : 419
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
Re: Sentencia.
-Dime, preciosa…- dije susurrándole en el oído al aparecerme a su espalda- ¿has llamado?- cuando escuché la voz de Katrina llamándome dejé todo lo que tenía entre manos y fui directo a buscarla. Con el poco tiempo que le quedaba en la tierra debería estar desesperada por librarse del infierno ¿Esto sería un intento estúpido? Podría ser, pero el contrato estaba seguro con Lilith y no se rompería- ¿A caso te mueres tanto por mis huesos que no puedes resistirte a verme una vez más antes de morir?...- dije dando la vuelta hasta colocarme justo delante de ella- ¿Qué tal te van tus últimos días de vida? ¿Estarás divirtiéndote no?
Mefistófeles- Demonio
- Mensajes : 537
Fecha de inscripción : 03/10/2010
Re: Sentencia.
-Dime, preciosa… ¿has llamado?- tragué saliva.
Aquel llamamiento había funcionado. Mefistófeles había aparecido tal y como me había dicho Gabriel. No me gustaba ser traicionera e injusta pero era una especie de venganza... Ni si quiera iba a perder el tiempo al preguntarle si podía cancelar mi trato pues sabía que iba a vacilarme para luego decir que no.
-¿A caso te mueres tanto por mis huesos que no puedes resistirte a verme una vez más antes de morir?...- dijo mientras se ponía delante de mí- ¿Qué tal te van tus últimos días de vida? ¿Estarás divirtiéndote no?
-Si tu supieras...- dije con voz depresiva. Esta sería mi maraña para poder engañarle- Tengo miedo, tengo mucho miedo. No quiero morir, ni quiero sufrir. Yo no quiero pasar una eternidad así- dije con voz afectada, pude hacer que una lágrima cayese por mi mejilla. ¿Sería provocada o lo sentía de verdad?- Por favor... sé que me has dicho que no se puede describir el infierno, pero inténtalo, quiero saber cómo es exactamente antes de acabar... allí- se me hizo un nudo en la garganta. No quería saberlo, no quería ni si quiera acabar allí. Tenía mucho miedo- ¿Puedes quedarte esta noche conmigo?- dije poniéndole ojitos.
Esperé su respuesta.
-Bueno... demos un paseo al menos... no quiero quedarme quieta, ya tendré tiempo para eso...- le cogí de la mano y le guié hasta afuera.
¿Por qué le había cogido de la mano? Me sentí rara y no sabía por qué. Me incomodaba un poco, no debería haber hecho aquello, pero era necesario. Paseamos en silencio por aquella noche estrellada, le guiaba hasta el pequeño porche de madera para que Gabriel pudiera convencerle a destruir nuestro trato. Justo estábamos en frente del porche, seguimos andando, estaba un tanto afectada. El andar de Mefistófeles se acabó cuando una fuerza evito que siguiera a mi lado. Me giré mirándole con cierta tristeza, echándome a un lado cuando Gabriel apareció.
-Vaya, vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí, al poderoso Mefistófeles. ¡Qué pena que te hayas quedado atrapado!- dije con una sonrisa triunfante. Había llegado la hora de desquitarme- ¿Sabes? Tengo una sorpresita para tí.- Saqué el libro dónde tenía el exorcismo para acabar con su vida.- Espero que hayas disfrutado tu última estancia en la Tierra... y en el infierno. Pues desaparecerás para siempre.
Le miré extrañada. ¿Qué quería decir con eso? No me digas que... Miré el libro que tenía en su mano.
-¿Y el trato?- dije con el ceño medio fruncido.
-¿El trato?- me partí de risa por su ocurrencia- Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?
Arqueé una ceja. ¿Pero qué estaba pasando?
Aquel llamamiento había funcionado. Mefistófeles había aparecido tal y como me había dicho Gabriel. No me gustaba ser traicionera e injusta pero era una especie de venganza... Ni si quiera iba a perder el tiempo al preguntarle si podía cancelar mi trato pues sabía que iba a vacilarme para luego decir que no.
-¿A caso te mueres tanto por mis huesos que no puedes resistirte a verme una vez más antes de morir?...- dijo mientras se ponía delante de mí- ¿Qué tal te van tus últimos días de vida? ¿Estarás divirtiéndote no?
-Si tu supieras...- dije con voz depresiva. Esta sería mi maraña para poder engañarle- Tengo miedo, tengo mucho miedo. No quiero morir, ni quiero sufrir. Yo no quiero pasar una eternidad así- dije con voz afectada, pude hacer que una lágrima cayese por mi mejilla. ¿Sería provocada o lo sentía de verdad?- Por favor... sé que me has dicho que no se puede describir el infierno, pero inténtalo, quiero saber cómo es exactamente antes de acabar... allí- se me hizo un nudo en la garganta. No quería saberlo, no quería ni si quiera acabar allí. Tenía mucho miedo- ¿Puedes quedarte esta noche conmigo?- dije poniéndole ojitos.
Esperé su respuesta.
-Bueno... demos un paseo al menos... no quiero quedarme quieta, ya tendré tiempo para eso...- le cogí de la mano y le guié hasta afuera.
¿Por qué le había cogido de la mano? Me sentí rara y no sabía por qué. Me incomodaba un poco, no debería haber hecho aquello, pero era necesario. Paseamos en silencio por aquella noche estrellada, le guiaba hasta el pequeño porche de madera para que Gabriel pudiera convencerle a destruir nuestro trato. Justo estábamos en frente del porche, seguimos andando, estaba un tanto afectada. El andar de Mefistófeles se acabó cuando una fuerza evito que siguiera a mi lado. Me giré mirándole con cierta tristeza, echándome a un lado cuando Gabriel apareció.
-Vaya, vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí, al poderoso Mefistófeles. ¡Qué pena que te hayas quedado atrapado!- dije con una sonrisa triunfante. Había llegado la hora de desquitarme- ¿Sabes? Tengo una sorpresita para tí.- Saqué el libro dónde tenía el exorcismo para acabar con su vida.- Espero que hayas disfrutado tu última estancia en la Tierra... y en el infierno. Pues desaparecerás para siempre.
Le miré extrañada. ¿Qué quería decir con eso? No me digas que... Miré el libro que tenía en su mano.
-¿Y el trato?- dije con el ceño medio fruncido.
-¿El trato?- me partí de risa por su ocurrencia- Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?
Arqueé una ceja. ¿Pero qué estaba pasando?
Katrina Volkova- Cazador
- Mensajes : 419
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
Re: Sentencia.
-Si tú supieras. Tengo miedo, tengo mucho miedo. No quiero morir, ni quiero sufrir. Yo no quiero pasar una eternidad así- vi la lágrima que resbaló por su mejilla. Su actuación me conmovió un poco… pero solo un poquito.
-Ea, ea, ea…- dije dándole unas palmaditas en la espalda-… ya verás cómo se te pasara pronto- Eso es, con eso era más que suficiente.
-Por favor... sé que me has dicho que no se puede describir el infierno, pero inténtalo, quiero saber cómo es exactamente antes de acabar... allí ¿Puedes quedarte esta noche conmigo?- enarqué una ceja extrañado. Aquí hay gato encerrado, hay algo que no me cuadra. -Bueno... demos un paseo al menos... no quiero quedarme quieta, ya tendré tiempo para eso...- también cogió mi mano y eso me hizo sospechar aún más. Iba a caer en una trampa casi segura pero no me importó mucho.
Caminamos tranquilos, dejando que Katrina me llevara justo al lugar donde habría una trampa para demonios. De una forma u otra iba a tener que volver al infierno, el contrato seguiría seguro junto a Lilith.
Cuando tuve que detenerme, pues ya había entrado en la trampa de demonios, no me sorprendí para nada. Fue cuando Gabriel entró en escena que casi se me salieron los ojos de sus cuencas ¿Cómo podía ser? Había pasado ya más de un siglo desde que consiguió mandarme al infierno. Y aquí lo tenía, tal y como lo recordaba, sin arrugas, sin canas… no había envejecido.
-Vaya, vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí, al poderoso Mefistófeles. ¡Qué pena que te hayas quedado atrapado! ¿Sabes? Tengo una sorpresita para ti. Espero que hayas disfrutado tu última estancia en la Tierra... y en el infierno. Pues desaparecerás para siempre.
-La misma canción de siempre… ¿sabes que me aburres?- dije impasible- Tienes que contarme tu secreto Gabi… el antiarrugas que usas debe ser muy eficaz pues estás igual que hace un siglo.
-¿Y el trato?- escuché que decía Katrina
-¿El trato? Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?- miré a Katrina sonriente.
-Y luego el cabrón soy yo ¿verdad?
-Ea, ea, ea…- dije dándole unas palmaditas en la espalda-… ya verás cómo se te pasara pronto- Eso es, con eso era más que suficiente.
-Por favor... sé que me has dicho que no se puede describir el infierno, pero inténtalo, quiero saber cómo es exactamente antes de acabar... allí ¿Puedes quedarte esta noche conmigo?- enarqué una ceja extrañado. Aquí hay gato encerrado, hay algo que no me cuadra. -Bueno... demos un paseo al menos... no quiero quedarme quieta, ya tendré tiempo para eso...- también cogió mi mano y eso me hizo sospechar aún más. Iba a caer en una trampa casi segura pero no me importó mucho.
Caminamos tranquilos, dejando que Katrina me llevara justo al lugar donde habría una trampa para demonios. De una forma u otra iba a tener que volver al infierno, el contrato seguiría seguro junto a Lilith.
Cuando tuve que detenerme, pues ya había entrado en la trampa de demonios, no me sorprendí para nada. Fue cuando Gabriel entró en escena que casi se me salieron los ojos de sus cuencas ¿Cómo podía ser? Había pasado ya más de un siglo desde que consiguió mandarme al infierno. Y aquí lo tenía, tal y como lo recordaba, sin arrugas, sin canas… no había envejecido.
-Vaya, vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí, al poderoso Mefistófeles. ¡Qué pena que te hayas quedado atrapado! ¿Sabes? Tengo una sorpresita para ti. Espero que hayas disfrutado tu última estancia en la Tierra... y en el infierno. Pues desaparecerás para siempre.
-La misma canción de siempre… ¿sabes que me aburres?- dije impasible- Tienes que contarme tu secreto Gabi… el antiarrugas que usas debe ser muy eficaz pues estás igual que hace un siglo.
-¿Y el trato?- escuché que decía Katrina
-¿El trato? Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?- miré a Katrina sonriente.
-Y luego el cabrón soy yo ¿verdad?
Mefistófeles- Demonio
- Mensajes : 537
Fecha de inscripción : 03/10/2010
Re: Sentencia.
-La misma canción de siempre… ¿sabes que me aburres? Tienes que contarme tu secreto Gabi… el antiarrugas que usas debe ser muy eficaz pues estás igual que hace un siglo.
-¿Un siglo?!- me quedé boquiabierta. Le miré intrigante.
-¿El trato? Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?- no me hizo ni puto caso. ¿Pero qué coño se creía?
-Y luego el cabrón soy yo ¿verdad?- miré a Mefistófeles durante un segundo, no entendía nada, esperaba que me explicase algo o que Gabriel hablase.
-Practico la alquimia- dije dirigiéndome a Mefistófeles- Me ha ayudado mucho en mi búsqueda de un exorcismo que pudiese destruirte, y aquí está, lo he encontrado, no durarás mucho más aquí.- Comencé a leer el exorcismo.
Estaba atónita. ¿Practicaba magia negra? Había cometido un grave error. Acababa de empezar el exorcismo, parecía que aquel exorcismo le estaba haciéndo más daño que el habitual. ¿Acabaría destruyéndole? No lo permitiría. Pero... ¿por qué no? Mierda... Me dirigí hacia Gabriel para quitarle el libro pero parecía que se lo esperaba y con su espada sin desenvainar me dio un golpe en la cabeza, dejándome casi inconsciente en el suelo.
-¿Ves lo que ocurre con las niñas malas? Que acaban en el suelo y en un poco más de tiempo en el Infierno.- volví a comenzar el exorcismo pues aquella pequeña pausa lo había detenido.
-¿Un siglo?!- me quedé boquiabierta. Le miré intrigante.
-¿El trato? Estás sentenciada a acabar en el Infierno, preciosa. Ya no se puede hacer nada. Y ahora deja hablar a los mayores, ¿entiendes?- no me hizo ni puto caso. ¿Pero qué coño se creía?
-Y luego el cabrón soy yo ¿verdad?- miré a Mefistófeles durante un segundo, no entendía nada, esperaba que me explicase algo o que Gabriel hablase.
-Practico la alquimia- dije dirigiéndome a Mefistófeles- Me ha ayudado mucho en mi búsqueda de un exorcismo que pudiese destruirte, y aquí está, lo he encontrado, no durarás mucho más aquí.- Comencé a leer el exorcismo.
Estaba atónita. ¿Practicaba magia negra? Había cometido un grave error. Acababa de empezar el exorcismo, parecía que aquel exorcismo le estaba haciéndo más daño que el habitual. ¿Acabaría destruyéndole? No lo permitiría. Pero... ¿por qué no? Mierda... Me dirigí hacia Gabriel para quitarle el libro pero parecía que se lo esperaba y con su espada sin desenvainar me dio un golpe en la cabeza, dejándome casi inconsciente en el suelo.
-¿Ves lo que ocurre con las niñas malas? Que acaban en el suelo y en un poco más de tiempo en el Infierno.- volví a comenzar el exorcismo pues aquella pequeña pausa lo había detenido.
Katrina Volkova- Cazador
- Mensajes : 419
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
Re: Sentencia.
Me retorcí en el suelo mientras Gabriel leía aquel estúpido exorcismo que había sacado de sus estúpidos libros de esa estúpida Alquimia… Son todos estúpidos.
Cuando creí que aquello iba a terminar muy mal, el dolor ceso cuando Katrina hizo callar a Gabriel.
Mala chica, eliges muy mal a tus compañías.
En menos de lo que canta un gallo, Katrina estaba inservible por un golpecito de nada. Menuda ayuda.
-¿Ves lo que ocurre con las niñas malas? Que acaban en el suelo y en un poco más de tiempo en el Infierno- y volvió a empezar con el textito de los co***
-Gabi… me has decepcionado… creí que tu y yo éramos amigos… ¿desde cuando has tirado nuestra amistad por la borda?- dije alzándome ante el dolor en un intento de desconcentrarle.
Cuando creí que aquello iba a terminar muy mal, el dolor ceso cuando Katrina hizo callar a Gabriel.
Mala chica, eliges muy mal a tus compañías.
En menos de lo que canta un gallo, Katrina estaba inservible por un golpecito de nada. Menuda ayuda.
-¿Ves lo que ocurre con las niñas malas? Que acaban en el suelo y en un poco más de tiempo en el Infierno- y volvió a empezar con el textito de los co***
-Gabi… me has decepcionado… creí que tu y yo éramos amigos… ¿desde cuando has tirado nuestra amistad por la borda?- dije alzándome ante el dolor en un intento de desconcentrarle.
Mefistófeles- Demonio
- Mensajes : 537
Fecha de inscripción : 03/10/2010
Re: Sentencia.
-Gabi… me has decepcionado… creí que tu y yo éramos amigos… ¿desde cuando has tirado nuestra amistad por la borda?
No hice caso de su palabrería, seguí leyendo el exorcismo, no me quedaba mucho por acabar y aquel ser del Infierno estaría muerto para siempre.
Me dolía mucho la cabeza, no podía moverme, casi no podía moverme. Pero pude meter mi mano en la gabardina en busca de mi revólver. Aún en el suelo, sentía la cabeza ida, si no me equivocaba tenía una brecha por culpa del golpe, hijo de puta. Le apunté con el arma, me miró y una media sonrisa se dibujó en mis labios. El rumbo de la bala iba a cambiar pues giré la mano hacia el techo de madera para poder destruir el pentagrama, dio justo en el blanco, una linea había sido borrada por el agujero que había dejado la bala.
-¡Hija de puta!- desenvainó la espada y se dirigió hacia mi con rapidez.
Lo último que hice fue cerrar los ojos.
No hice caso de su palabrería, seguí leyendo el exorcismo, no me quedaba mucho por acabar y aquel ser del Infierno estaría muerto para siempre.
Me dolía mucho la cabeza, no podía moverme, casi no podía moverme. Pero pude meter mi mano en la gabardina en busca de mi revólver. Aún en el suelo, sentía la cabeza ida, si no me equivocaba tenía una brecha por culpa del golpe, hijo de puta. Le apunté con el arma, me miró y una media sonrisa se dibujó en mis labios. El rumbo de la bala iba a cambiar pues giré la mano hacia el techo de madera para poder destruir el pentagrama, dio justo en el blanco, una linea había sido borrada por el agujero que había dejado la bala.
-¡Hija de puta!- desenvainó la espada y se dirigió hacia mi con rapidez.
Lo último que hice fue cerrar los ojos.
Katrina Volkova- Cazador
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Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
Re: Sentencia.
-¡Hija de puta!- abrí los ojos totalmente después de tenerlos cerrados durante mucho tiempo por culpa del sofocante dolor.
La trampa estaba rota y con ella mi encarcelamiento.
Me levanté de un salto y fui tras Gabriel.
-¡Gabi! ¿Dónde vas?- dije cogiéndole de la muñeca de la mano en la que empuñaba la espalda y luego de la cintura- Después de tanto tiempo sin vernos y me das la espalda de esa manera ¡Bailemos para celebrar nuestro encuentro- dimos vueltas como si estuviéramos bailando un vals. Mi mano apretó su muñeca hasta que se escuchó un crujido y un grito de dolor. La espada cayó al suelo y a continuación el propio Gabriel salió volando hacia el exterior- Pero Gabriel, ¡espérame!...- sonreí mientras lo veía aterrizar estrepitosamente contra el suelo y rodar varias veces hasta quedar rendido e inconsciente.
Me acerqué a Katrina y la levanté con rudeza- Vamos cazadora, vas a tener la oportunidad de vengarte de al menos un cabrón de tu vida- antes de salir del porche, miré el libro que Gabriel había traído… era muy peligroso así que antes de salir de allí le prendí fuego con mi don… así no molestaría más.
La trampa estaba rota y con ella mi encarcelamiento.
Me levanté de un salto y fui tras Gabriel.
-¡Gabi! ¿Dónde vas?- dije cogiéndole de la muñeca de la mano en la que empuñaba la espalda y luego de la cintura- Después de tanto tiempo sin vernos y me das la espalda de esa manera ¡Bailemos para celebrar nuestro encuentro- dimos vueltas como si estuviéramos bailando un vals. Mi mano apretó su muñeca hasta que se escuchó un crujido y un grito de dolor. La espada cayó al suelo y a continuación el propio Gabriel salió volando hacia el exterior- Pero Gabriel, ¡espérame!...- sonreí mientras lo veía aterrizar estrepitosamente contra el suelo y rodar varias veces hasta quedar rendido e inconsciente.
Me acerqué a Katrina y la levanté con rudeza- Vamos cazadora, vas a tener la oportunidad de vengarte de al menos un cabrón de tu vida- antes de salir del porche, miré el libro que Gabriel había traído… era muy peligroso así que antes de salir de allí le prendí fuego con mi don… así no molestaría más.
Mefistófeles- Demonio
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Fecha de inscripción : 03/10/2010
Re: Sentencia.
-Vamos cazadora, vas a tener la oportunidad de vengarte de al menos un cabrón de tu vida.
Sentí que tiraban de mí con rudeza. Me quejé haciendo un ruido. Tenía la cabeza ida, me dolía mucho. Me puse una mano en la cabeza y luego la bajé para mirarla, en efecto, estaba sangrando. Me apoyé en una pared sin dejar de presionar la mano en la cabeza, quieras o no, se me pasaba un poco. Vale, no estaba para pensar, pero sabía qué se hacía con un alquimista.
-Yo no tengo cajas de madera...- dije con voz ida.
Comencé a andar alrededor de la casa para ir al desván haber si encontraba algo. Tenía que apoyarme en la pared para no caer rendida, aquel cabrón me había dejado bastante tocada, tenía ganas de descansar. Por fin llegué al desván, levanté las puertas de madera y bajé las escaleras. Con un fósforo encendí una lámpara de aceite y comencé a buscar. ¿Serviría un armario? Me puse a vaciarlo y una vez hecho rompí las baldas que sujetaban las cosas que habían estado dentro antes.
-Cógelo tú, yo no puedo...- dije apoyándome en una pared intentando respirar para tranquilizarme.
Mientras tanto me puse a buscar cadenas en el baúl y una vez encontradas cogí una pala. Subí las escaleras y lo tiré en el suelo al lado de Mefistófeles.
-Ahora vengo...- dije.
Me di la vuelta dirigiéndome a casa, no sabía si volvería fuera. Fui directa al baño a curarme la herida de la cabeza, joder... necesitaría puntos. Odiaba las agujas. Me puse a buscar en mi habitación hilo y agujas y una vez encontrado volví al baño. Me miré al espejo y comencé a coserme la herida. Intenté aguantar los quejidos por el dolor, era insoportable. Una vez terminé me lavé bien la cara y fui a mi habitación. Me quité la gabardina y me tumbé en la cama. ¿Por qué fui tan estúpida?
Sentí que tiraban de mí con rudeza. Me quejé haciendo un ruido. Tenía la cabeza ida, me dolía mucho. Me puse una mano en la cabeza y luego la bajé para mirarla, en efecto, estaba sangrando. Me apoyé en una pared sin dejar de presionar la mano en la cabeza, quieras o no, se me pasaba un poco. Vale, no estaba para pensar, pero sabía qué se hacía con un alquimista.
-Yo no tengo cajas de madera...- dije con voz ida.
Comencé a andar alrededor de la casa para ir al desván haber si encontraba algo. Tenía que apoyarme en la pared para no caer rendida, aquel cabrón me había dejado bastante tocada, tenía ganas de descansar. Por fin llegué al desván, levanté las puertas de madera y bajé las escaleras. Con un fósforo encendí una lámpara de aceite y comencé a buscar. ¿Serviría un armario? Me puse a vaciarlo y una vez hecho rompí las baldas que sujetaban las cosas que habían estado dentro antes.
-Cógelo tú, yo no puedo...- dije apoyándome en una pared intentando respirar para tranquilizarme.
Mientras tanto me puse a buscar cadenas en el baúl y una vez encontradas cogí una pala. Subí las escaleras y lo tiré en el suelo al lado de Mefistófeles.
-Ahora vengo...- dije.
Me di la vuelta dirigiéndome a casa, no sabía si volvería fuera. Fui directa al baño a curarme la herida de la cabeza, joder... necesitaría puntos. Odiaba las agujas. Me puse a buscar en mi habitación hilo y agujas y una vez encontrado volví al baño. Me miré al espejo y comencé a coserme la herida. Intenté aguantar los quejidos por el dolor, era insoportable. Una vez terminé me lavé bien la cara y fui a mi habitación. Me quité la gabardina y me tumbé en la cama. ¿Por qué fui tan estúpida?
Katrina Volkova- Cazador
- Mensajes : 419
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
Re: Sentencia.
Cuando me di cuenta que Katrina no pensaba volver suspiré contrariado y me quité la levita que llevaba puesta y la colgué en la rama de un árbol cercano, deshice el cuello de la camisa y me quité el pañuelo que rodeaba mi pecho.
-Gabi, Gabi, Gabi… de una forma u otra siempre consigues fastidiarme- dije cogiendo la pala que había traído Katrina y comenzando a cavar el agujero.
Gabriel estaba ya encerrado en el armario y todo cerrado con gruesas cadenas. El agujero lo haría bien hondo para que ni las raíces de los árboles llegaran a tocar la madera.
Tardé toda la noche en hacer el agujero.
Cuando el sol comenzó a despuntar por el horizonte, el agujero ya estaba tapado y la tierra bien alisada- Gabriel, tengo que confesarte que jamás me caíste bien- me sequé el sudor don el pañuelo, me cargue la pala al hombro y cogí la levita que había dejado colgada.
Cuando entré en la casa de Katrina, tiré mi levita contra un mueble y subí los peldaños de las escaleras hasta llegar a su habitación.
Katrina dormía plácidamente. Me apoyé en el marco de la puerta y sonreí.
-Si dormida parece todo un angelito… que cabrón sería al despertarla…- cogí la pala que tenía colgada al hombro y la lancé contra el suelo provocando un gran estruendo- Uy, se me cayó- dije con inocencia- ¿Descansó usted bien Madame? No se te veía muy preocupada mientras yo me pelaba los cojones haciendo el agujerito- le acusé.
-Gabi, Gabi, Gabi… de una forma u otra siempre consigues fastidiarme- dije cogiendo la pala que había traído Katrina y comenzando a cavar el agujero.
Gabriel estaba ya encerrado en el armario y todo cerrado con gruesas cadenas. El agujero lo haría bien hondo para que ni las raíces de los árboles llegaran a tocar la madera.
Tardé toda la noche en hacer el agujero.
Cuando el sol comenzó a despuntar por el horizonte, el agujero ya estaba tapado y la tierra bien alisada- Gabriel, tengo que confesarte que jamás me caíste bien- me sequé el sudor don el pañuelo, me cargue la pala al hombro y cogí la levita que había dejado colgada.
Cuando entré en la casa de Katrina, tiré mi levita contra un mueble y subí los peldaños de las escaleras hasta llegar a su habitación.
Katrina dormía plácidamente. Me apoyé en el marco de la puerta y sonreí.
-Si dormida parece todo un angelito… que cabrón sería al despertarla…- cogí la pala que tenía colgada al hombro y la lancé contra el suelo provocando un gran estruendo- Uy, se me cayó- dije con inocencia- ¿Descansó usted bien Madame? No se te veía muy preocupada mientras yo me pelaba los cojones haciendo el agujerito- le acusé.
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
¡Joder! Salté de la cama. Tardé un poco en cerciorarme de lo que acababa de pasar. Vi una pala en el suelo, me toqué la cabeza, me había vuelto a doler y por ello volví a apollarla en la almohada.
-¿Descansó usted bien Madame? No se te veía muy preocupada mientras yo me pelaba los cojones haciendo el agujerito.
-Sí hasta que tú llegaste... Además... eso es tarea de hombres, así que shh- dije poniendo mi dedo índice en podo de silencio- Siento... lo de ayer. Me dejé engañar cegada por mi salvación y lo único que conseguí fue empeorar las cosas... Estuvo a punto de destruirte por mi culpa...
Me toqué de nuevo la cabeza quejándome débilmente y me levanté de la cama para poder estar frente a Mefistófeles, aunque me volví a sentar en el pie de la cama. Estaba que daba asco.
-¿Descansó usted bien Madame? No se te veía muy preocupada mientras yo me pelaba los cojones haciendo el agujerito.
-Sí hasta que tú llegaste... Además... eso es tarea de hombres, así que shh- dije poniendo mi dedo índice en podo de silencio- Siento... lo de ayer. Me dejé engañar cegada por mi salvación y lo único que conseguí fue empeorar las cosas... Estuvo a punto de destruirte por mi culpa...
Me toqué de nuevo la cabeza quejándome débilmente y me levanté de la cama para poder estar frente a Mefistófeles, aunque me volví a sentar en el pie de la cama. Estaba que daba asco.
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
-Sí hasta que tú llegaste... Además... eso es tarea de hombres, así que shh- los cojones… tuve ganas de decir- Siento... lo de ayer. Me dejé engañar cegada por mi salvación y lo único que conseguí fue empeorar las cosas... Estuvo a punto de destruirte por mi culpa...
-¿Y desde cuando la señora cazadora “pienso acabar con tu vida y mandarte al infierno" Se preocupa por la vida del demonio que sí la va a mandar al infierno?- dije gesticulando mucho con las manos- Da igual, no quiero saberlo, tengo arena hasta detrás de las orejas. Así que si no le importa a la madame, iré a darme un baño para quitarme toda esta suciedad.
Salí de la habitación donde Katrina se debatía entre la consciencia y la inconsciencia y me dispuse a buscar puerta por puerta hasta dar con el baño.
El agua sentó de cine a mi sucio cuerpo. El sudor y la tierra se desprendieron de mi cuerpo y por fin pude suspira relajado- Esto sí que es vida…
-¿Y desde cuando la señora cazadora “pienso acabar con tu vida y mandarte al infierno" Se preocupa por la vida del demonio que sí la va a mandar al infierno?- dije gesticulando mucho con las manos- Da igual, no quiero saberlo, tengo arena hasta detrás de las orejas. Así que si no le importa a la madame, iré a darme un baño para quitarme toda esta suciedad.
Salí de la habitación donde Katrina se debatía entre la consciencia y la inconsciencia y me dispuse a buscar puerta por puerta hasta dar con el baño.
El agua sentó de cine a mi sucio cuerpo. El sudor y la tierra se desprendieron de mi cuerpo y por fin pude suspira relajado- Esto sí que es vida…
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
-¿Y desde cuando la señora cazadora “pienso acabar con tu vida y mandarte al infierno" Se preocupa por la vida del demonio que sí la va a mandar al infierno?
Me quedé cabizbaja. Es verdad Katrina, ¿desde cuando? No me había dado ni cuenta que Mefistófeles había salido de la habitación. Me quedé traspuesta, no sabía lo que me ocurría o por qué me preocupaba por él. Me tenía que arreglar un poco, así que busqué en mi armario algún vestido con el que no pasar mucho calor. Puff... ninguno, tendría que comprar más. Fui a la habitación de Ekaterina a ver si encontraba alguno, y justo, en el baúl que había dejado lleno de cosas encontré un vestido blanco y azul marino. Me quedaría más corto de lo normal, pero bueno, estábamos en primavera. Volví a mi habitación y me puse las medias, la bajo falda y el corset, tras ello me coloqué el vestido que me quedaba justo por debajo de las rodillas, sí que me quedaba más corto de lo normal, debería llegar hasta la mitad de la pierna, por lo menos. Me puse unos zapatos azul marino y fui directa a peinarme el pelo. Fui hacia el baño y entré sin mirar a penas. Cuando alcé la vista vi a Mefistófeles en la bañera y me di la vuelta de inmediato.
-Lo siento, es que... necesito el espejo. ¿No te importa verdad? Ale- me dirigí al espejo sin mirarle y me peiné.
Cuando llegué al flequillo me lo levanté y miré cómo estaba la herida. Aún me dolía pero no parecía ir mal. Me lavé la cara y me la sequé. Estaba hecha una mierda si soy sincera.
-¿Fuiste humano alguna vez Mefistófeles?- pregunté.
Me quedé cabizbaja. Es verdad Katrina, ¿desde cuando? No me había dado ni cuenta que Mefistófeles había salido de la habitación. Me quedé traspuesta, no sabía lo que me ocurría o por qué me preocupaba por él. Me tenía que arreglar un poco, así que busqué en mi armario algún vestido con el que no pasar mucho calor. Puff... ninguno, tendría que comprar más. Fui a la habitación de Ekaterina a ver si encontraba alguno, y justo, en el baúl que había dejado lleno de cosas encontré un vestido blanco y azul marino. Me quedaría más corto de lo normal, pero bueno, estábamos en primavera. Volví a mi habitación y me puse las medias, la bajo falda y el corset, tras ello me coloqué el vestido que me quedaba justo por debajo de las rodillas, sí que me quedaba más corto de lo normal, debería llegar hasta la mitad de la pierna, por lo menos. Me puse unos zapatos azul marino y fui directa a peinarme el pelo. Fui hacia el baño y entré sin mirar a penas. Cuando alcé la vista vi a Mefistófeles en la bañera y me di la vuelta de inmediato.
-Lo siento, es que... necesito el espejo. ¿No te importa verdad? Ale- me dirigí al espejo sin mirarle y me peiné.
Cuando llegué al flequillo me lo levanté y miré cómo estaba la herida. Aún me dolía pero no parecía ir mal. Me lavé la cara y me la sequé. Estaba hecha una mierda si soy sincera.
-¿Fuiste humano alguna vez Mefistófeles?- pregunté.
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
-Lo siento, es que... necesito el espejo. ¿No te importa verdad? Ale
-¿Cómo iba a importarme?- dije mientras me acomodaba más en la bañera. La miré mientras se peinaba su larga melena rojiza. Mi mente divagaba en un futuro que podría ser próximo o distante. En un futuro en el que Katrina pasaba a ser una de los nuestros. Torcí el gesto al pensar que aquel cuerpo tan bonito iba a desperdiciarse… podría pedir a algún demonio que lo guardara hasta que Katrina volviera como demonio.
-¿Fuiste humano alguna vez Mefistófeles?- su pregunta me sacó de mi embelesamiento.
-No lo recuerdo…- dije simplemente- lo primero que recuerdo es despertar ante nuestro cabecilla. Fue ella quien me dio mi nombre y mi posición… lo demás te lo podrás imaginar- dije mientras jugaba con el agua, salpicando un poco por el simple hecho de ver las gotas caer de nuevo sobre el agua.
-¿Cómo iba a importarme?- dije mientras me acomodaba más en la bañera. La miré mientras se peinaba su larga melena rojiza. Mi mente divagaba en un futuro que podría ser próximo o distante. En un futuro en el que Katrina pasaba a ser una de los nuestros. Torcí el gesto al pensar que aquel cuerpo tan bonito iba a desperdiciarse… podría pedir a algún demonio que lo guardara hasta que Katrina volviera como demonio.
-¿Fuiste humano alguna vez Mefistófeles?- su pregunta me sacó de mi embelesamiento.
-No lo recuerdo…- dije simplemente- lo primero que recuerdo es despertar ante nuestro cabecilla. Fue ella quien me dio mi nombre y mi posición… lo demás te lo podrás imaginar- dije mientras jugaba con el agua, salpicando un poco por el simple hecho de ver las gotas caer de nuevo sobre el agua.
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
-Mmm... vaya, que pena...- dije aún mirándome en el espejo- Debe ser horrible no recordar algo así...- me senté en el suelo apoyándome en la pared y le miré- ¿Quién es vuestro líder?- dije interesada.
No sabía mucho sobre demonios en su propio "país" y eso era algo de lo que me acababa de entrar curiosidad. Me puse a jugar con algún lazo que tenía el vestido mirando en el suelo, pero pronto volví a mirarle. Me enrrojecí al hacerlo y desvié la mirada. ¿Pero qué coño te pasa Katrina? Esto no es normal. Te preocupas por su vida, te enrrojeces cuando le miras, te da miedo pensar en él... ¿No me jodas que... ¡Dime que no estás enamorada de ese demonio! ¡¡Dímelo, por favor!!
Estaba teniendo un pequeño combate mental y quería salir de él.
-¿Cuántas veces has estado en la Tierra? ¿Te ha pasado algo interesante mientras estabas allí abajo?
No sabía mucho sobre demonios en su propio "país" y eso era algo de lo que me acababa de entrar curiosidad. Me puse a jugar con algún lazo que tenía el vestido mirando en el suelo, pero pronto volví a mirarle. Me enrrojecí al hacerlo y desvié la mirada. ¿Pero qué coño te pasa Katrina? Esto no es normal. Te preocupas por su vida, te enrrojeces cuando le miras, te da miedo pensar en él... ¿No me jodas que... ¡Dime que no estás enamorada de ese demonio! ¡¡Dímelo, por favor!!
Estaba teniendo un pequeño combate mental y quería salir de él.
-¿Cuántas veces has estado en la Tierra? ¿Te ha pasado algo interesante mientras estabas allí abajo?
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
-¿Quién es vuestro líder?- preguntó Katrina curiosa. Mostré una media sonrisa y dejé de jugar con el agua para alzar el rostro y mirar el techo.
-Te sorprenderá saber que entre los demonios tenemos nuestra propia religión. Hay creyentes, agnósticos incluso ateos. Los que somos creyentes adoramos a una deidad que tu religión teme. Ya te imaginarás de quien estoy hablando… de Lucifer. Lucifer, antes de ser sellado en algún lugar, creó al primero de nuestra raza, al primer demonio. Fue ella quien consiguió el secreto de crear más demonios… y por eso la seguimos como nuestra Mesías. Su nombre es Lilith- un escalofrío me recorrió el cuerpo al pronunciar aquel nombre- Los que no creen en nuestra religión, temen y siguen a Lilith porque es la más poderosa de nuestra raza.
-¿Cuántas veces has estado en la Tierra? ¿Te ha pasado algo interesante mientras estabas allí abajo?
-He venido tantas veces a la tierra que no puedo recordar todas mis aventuras. Al ser uno de los cabecillas del infierno, fui de los primeros demonios que hubo en el infierno. Junto a mis hermanos de jerarquía paseamos por el mundo en busca de almas corrompibles para poder engrosar nuestros ejércitos.
Vamos que era un mandado… hasta que por fin tuvimos suficientes peones que podían encargarse ellos solitos del trabajo. A mí y a mis hermanos solo nos utilizaban en casos especiales… mientras tanto teníamos vía libre para hacer lo que nos diese la gana. A que es guay- dije sonriente- Pero si buscas un cuento o algo por el estilo ya puedes ir buscándolo en otro lugar ¿o es que tengo cara de cuentacuentos?
-Te sorprenderá saber que entre los demonios tenemos nuestra propia religión. Hay creyentes, agnósticos incluso ateos. Los que somos creyentes adoramos a una deidad que tu religión teme. Ya te imaginarás de quien estoy hablando… de Lucifer. Lucifer, antes de ser sellado en algún lugar, creó al primero de nuestra raza, al primer demonio. Fue ella quien consiguió el secreto de crear más demonios… y por eso la seguimos como nuestra Mesías. Su nombre es Lilith- un escalofrío me recorrió el cuerpo al pronunciar aquel nombre- Los que no creen en nuestra religión, temen y siguen a Lilith porque es la más poderosa de nuestra raza.
-¿Cuántas veces has estado en la Tierra? ¿Te ha pasado algo interesante mientras estabas allí abajo?
-He venido tantas veces a la tierra que no puedo recordar todas mis aventuras. Al ser uno de los cabecillas del infierno, fui de los primeros demonios que hubo en el infierno. Junto a mis hermanos de jerarquía paseamos por el mundo en busca de almas corrompibles para poder engrosar nuestros ejércitos.
Vamos que era un mandado… hasta que por fin tuvimos suficientes peones que podían encargarse ellos solitos del trabajo. A mí y a mis hermanos solo nos utilizaban en casos especiales… mientras tanto teníamos vía libre para hacer lo que nos diese la gana. A que es guay- dije sonriente- Pero si buscas un cuento o algo por el estilo ya puedes ir buscándolo en otro lugar ¿o es que tengo cara de cuentacuentos?
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
Sabía perfectamente que los demonios tenían su propia religión, cuyo Dios era Lucifer. Lo que no sabía y me asombraba es que tuvieran mesías, la tal Lilith. ¿Y eso de que los demonios pueden ser creyentes, agnósticos o ateos? Increíble. Nunca te irás a acostar sin saber una cosa nueva.
No me extrañaba en absoluto que no recordase muchas de sus subidas a la Tierra, ¿cuántos años tendría? ¿Millones? Solo con pensarlo me daba vueltas la cabeza, así que decidí no hacerlo. ¿Los peones serían aquellos demonios de ojos negros? Supuse que serían ellos, no eran tan poderosos y podías engañarlos fácilmente.
-Pero si buscas un cuento o algo por el estilo ya puedes ir buscándolo en otro lugar ¿o es que tengo cara de cuentacuentos?
-Mmm... ahora que lo dices, sí, tienes cara de contar cuentos a los niños pequeños, seguro que te dan abrazos y te dicen "te quiero cuentacuentos", tienes toda la pinta- dije, no intentaba ser sarcasmo, para que así se lo creyera algo más- Una pregunta, los demonios, ¿podéis tener hijos? Porque, supongo, que el que funcionará será el humano en el que estéis, pero ¿adquirirán algún dote especial?- dije con mucho interés- Es que te veo con un niño entre tus brazos, un hijo tuyo... clavado. ¡Qué mono!- dije intentando no reirme, aunque al final no pude evitarlo.
No me extrañaba en absoluto que no recordase muchas de sus subidas a la Tierra, ¿cuántos años tendría? ¿Millones? Solo con pensarlo me daba vueltas la cabeza, así que decidí no hacerlo. ¿Los peones serían aquellos demonios de ojos negros? Supuse que serían ellos, no eran tan poderosos y podías engañarlos fácilmente.
-Pero si buscas un cuento o algo por el estilo ya puedes ir buscándolo en otro lugar ¿o es que tengo cara de cuentacuentos?
-Mmm... ahora que lo dices, sí, tienes cara de contar cuentos a los niños pequeños, seguro que te dan abrazos y te dicen "te quiero cuentacuentos", tienes toda la pinta- dije, no intentaba ser sarcasmo, para que así se lo creyera algo más- Una pregunta, los demonios, ¿podéis tener hijos? Porque, supongo, que el que funcionará será el humano en el que estéis, pero ¿adquirirán algún dote especial?- dije con mucho interés- Es que te veo con un niño entre tus brazos, un hijo tuyo... clavado. ¡Qué mono!- dije intentando no reirme, aunque al final no pude evitarlo.
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
Ignoré por completo su comentario, a veces se me olvidaba el pobre sentido del humor que tenía esta muchacha.
-Sí, podemos tener hijos con humanos. Vosotros creo que lo llamáis “anticristo”. Son seres excepcionales la verdad, poderosísimos para ser solo mitad demonios… tienen poderes que ni si quiera los demonios podríamos soñar. Pero para que se engendre un niño de esos necesitamos la bendición de Lilith. Los pocos que han nacido sin su consentimiento han muerto en sus manos junto a los inconscientes que se atrevieron a desobedecerla. Es que tiene un poco de carácter- comenté refiriéndome a Lilith. En realidad tenía demasiado carácter- pero esos niños son muy difíciles de tratar, su parte humana es un contratiempo… malditos sentimientos y moralidad, lo único que consiguen es confundir y hacer daño ¿Es que nadie se da cuenta?- era hora de salir del agua pues ya estaba completamente limpio.
Salí de la bañera y pasé delante de Katrina hasta llegar al armario, donde saque una toalla que utilicé para secarme.
-¿Tienes más preguntas o vas a dejar de acosarme?- dije mirándola mientras me secaba la melena.
-Sí, podemos tener hijos con humanos. Vosotros creo que lo llamáis “anticristo”. Son seres excepcionales la verdad, poderosísimos para ser solo mitad demonios… tienen poderes que ni si quiera los demonios podríamos soñar. Pero para que se engendre un niño de esos necesitamos la bendición de Lilith. Los pocos que han nacido sin su consentimiento han muerto en sus manos junto a los inconscientes que se atrevieron a desobedecerla. Es que tiene un poco de carácter- comenté refiriéndome a Lilith. En realidad tenía demasiado carácter- pero esos niños son muy difíciles de tratar, su parte humana es un contratiempo… malditos sentimientos y moralidad, lo único que consiguen es confundir y hacer daño ¿Es que nadie se da cuenta?- era hora de salir del agua pues ya estaba completamente limpio.
Salí de la bañera y pasé delante de Katrina hasta llegar al armario, donde saque una toalla que utilicé para secarme.
-¿Tienes más preguntas o vas a dejar de acosarme?- dije mirándola mientras me secaba la melena.
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
¿Anticristo? ¿Más poderosos que un demonio completo? Joder... Al menos tenían su parte humana que normalmente te hechaba hacia atrás en condiciones que no te parecen buenas. Me parecía interesante.
Mefistófeles salió de repente de la bañera, la mirada se me clavó en el suelo al instante. Podía avisar ¿no? Estúpido... Me quedé con la vista clavada en el suelo bastante rato, al menos hasta que se tapase con la toalla.
-¿Tienes más preguntas o vas a dejar de acosarme?
-Mmm... sí, tengo una más. ¿Lilith te dejaría tener un hijo a tí? Al fin y al cabo eres de su misma jerarquía. Y... ¿tú querrías a tu propio hijo?- dije meditando mis preguntas.
¿Un demonio podía querer a sus propios hijos? Eso era la pregunta del millón. A saber... si no son capaces ni de querer a una persona como para querer a un hijo.
-¿Y qué harías con ese hijo tuyo?
Mefistófeles salió de repente de la bañera, la mirada se me clavó en el suelo al instante. Podía avisar ¿no? Estúpido... Me quedé con la vista clavada en el suelo bastante rato, al menos hasta que se tapase con la toalla.
-¿Tienes más preguntas o vas a dejar de acosarme?
-Mmm... sí, tengo una más. ¿Lilith te dejaría tener un hijo a tí? Al fin y al cabo eres de su misma jerarquía. Y... ¿tú querrías a tu propio hijo?- dije meditando mis preguntas.
¿Un demonio podía querer a sus propios hijos? Eso era la pregunta del millón. A saber... si no son capaces ni de querer a una persona como para querer a un hijo.
-¿Y qué harías con ese hijo tuyo?
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
-Mmm... sí, tengo una más. ¿Lilith te dejaría tener un hijo a tí? Al fin y al cabo eres de su misma jerarquía.
-¿Estás de broma?- dije enrollándome la toalla alrededor de la cintura- a esos seres hay que crearlos solo cuando son necesarios. Ahora mismo sería una locura engendrarlos, a los de arriba no les gustaría ni un pelo y por ahora están bien guapos allí arriba. Es mucho más divertido si no meten las narices en los asuntos terrenales.
-Y... ¿tú querrías a tu propio hijo?- no quise responder. Cualquier respuesta sería demasiado humana para un demonio.
-¿Y qué harías con ese hijo tuyo?
-Jugaría con él, lo bañaría, le contaría cuentos y lo arroparía…- dije con sarcasmo- lo utilizaría su poder en beneficio propio, ya te he dicho que son muy poderosos.
-¿Estás de broma?- dije enrollándome la toalla alrededor de la cintura- a esos seres hay que crearlos solo cuando son necesarios. Ahora mismo sería una locura engendrarlos, a los de arriba no les gustaría ni un pelo y por ahora están bien guapos allí arriba. Es mucho más divertido si no meten las narices en los asuntos terrenales.
-Y... ¿tú querrías a tu propio hijo?- no quise responder. Cualquier respuesta sería demasiado humana para un demonio.
-¿Y qué harías con ese hijo tuyo?
-Jugaría con él, lo bañaría, le contaría cuentos y lo arroparía…- dije con sarcasmo- lo utilizaría su poder en beneficio propio, ya te he dicho que son muy poderosos.
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
¿Los de ahí arriba? ¿Se refería a los ángeles? Pensándolo muy bien sí que podrian enfurecerlos, pues como había dicho Mefistófeles eran los "anticristos". Aún así no me había respondido a la pregunta de si Lilith le dejaría tener un hijo. Bueno, lo pasé por alto. Tampoco contestó a mi otra pregunta, ¿no sabía si lo querría o no? Eso era muy raro, sientas lo que sientas es un sí o un no, no un no sé. Bueno, qué le voy a hacer, suficiente era que me estaba respondiendo algunas curiosidades.
-Jugaría con él, lo bañaría, le contaría cuentos y lo arroparía…- dijo con sarcasmo- utilizaría su poder en beneficio propio, ya te he dicho que son muy poderosos.
-Eso es inhumano- dije en voz baja- bueno, tú eres un demonio... No me parece bien que uses a tu propio hijo, ¿no has pensado que podría enfrentarse a tí y podría acabar contigo? Mmm... no sé, además, yo no creo que una madre te diese a su propio hijo, aunque sea tuyo también, por lo menos, por mi parte, yo no entregaría a mi propio hijo, sea lo que sea, es mi hijo y nadie lo toca- dije encogiéndome de hombros- Cualquier madre protegería a su hijo.- Le miré y sonreí- Ya era hora de que te tapases.
Me levanté del suelo y salí del baño.
-¿Tienes hambre? Podría hacer algo para comer. Y no te preocupes, no tendrá sal. ¡Ah! Y evita tus "ingeniosos" comentarios acerca de que vaya a cocinar, no querrás que te se me escape el cuchillo- dije con una risa al final.
Bajé las escaleras de la casa para ir a la cocina. La verdad era que yo también tenía hambre. Mientras se vistiese prepararía el desayuno. Café, leche, pan, queso, mermelada, mantequilla... ¿faltaba algo? No. Lo coloqué todo en la mesa mientras el pan se tostaba. Una vez hecho lo coloqué en un plato encima de la mesa.
Me senté esperando a Mefistófeles y le miré, tenía la cabeza apoyada en las dos manos, los codos apoyados en la mesa.
-¿Sabes? Lo que te dije anoche era cierto... Tengo miedo al Infierno...
-Jugaría con él, lo bañaría, le contaría cuentos y lo arroparía…- dijo con sarcasmo- utilizaría su poder en beneficio propio, ya te he dicho que son muy poderosos.
-Eso es inhumano- dije en voz baja- bueno, tú eres un demonio... No me parece bien que uses a tu propio hijo, ¿no has pensado que podría enfrentarse a tí y podría acabar contigo? Mmm... no sé, además, yo no creo que una madre te diese a su propio hijo, aunque sea tuyo también, por lo menos, por mi parte, yo no entregaría a mi propio hijo, sea lo que sea, es mi hijo y nadie lo toca- dije encogiéndome de hombros- Cualquier madre protegería a su hijo.- Le miré y sonreí- Ya era hora de que te tapases.
Me levanté del suelo y salí del baño.
-¿Tienes hambre? Podría hacer algo para comer. Y no te preocupes, no tendrá sal. ¡Ah! Y evita tus "ingeniosos" comentarios acerca de que vaya a cocinar, no querrás que te se me escape el cuchillo- dije con una risa al final.
Bajé las escaleras de la casa para ir a la cocina. La verdad era que yo también tenía hambre. Mientras se vistiese prepararía el desayuno. Café, leche, pan, queso, mermelada, mantequilla... ¿faltaba algo? No. Lo coloqué todo en la mesa mientras el pan se tostaba. Una vez hecho lo coloqué en un plato encima de la mesa.
Me senté esperando a Mefistófeles y le miré, tenía la cabeza apoyada en las dos manos, los codos apoyados en la mesa.
-¿Sabes? Lo que te dije anoche era cierto... Tengo miedo al Infierno...
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
Acepté su proposición de comer algo, después de todo sería como una especie de pago por toda la información que me había sonsacado. Pensándolo mejor, prefería cobrar de una forma más… física. Pero mejor no tentar a la suerte, no vaya a ser que acabe con el desayuno en la cara.
Me vestí con tranquilidad. La camisa estaba un poco sucia pero ya me cambiaria cuando llegara a casa. Tapé la prenda sucia con la levita y bajé las escaleras hasta el comedor.
-Mírala…- Mefisto, recuerda su amenaza, no queremos estropear más la ropa- Buenas- dije carraspeando y sentándome en una de las sillas libres que rodeaban la mesa.
-¿Sabes? Lo que te dije anoche era cierto... Tengo miedo al Infierno...- cogí una tostada y unté un poco de mermelada.
-Entonces vas perfectamente- dije llevándome la tostada a la boca. Cuando tragué, continué hablando- Tienes miedo al propio miedo ¿qué esperabas? Pero una vez estés allí las cosas cambiaran- volví a dar otro bocado a la tostada- durante todo este año me he estado preguntando una cosa ¿Cuánto tiempo aguantaras ahí abajo?
Me vestí con tranquilidad. La camisa estaba un poco sucia pero ya me cambiaria cuando llegara a casa. Tapé la prenda sucia con la levita y bajé las escaleras hasta el comedor.
-Mírala…- Mefisto, recuerda su amenaza, no queremos estropear más la ropa- Buenas- dije carraspeando y sentándome en una de las sillas libres que rodeaban la mesa.
-¿Sabes? Lo que te dije anoche era cierto... Tengo miedo al Infierno...- cogí una tostada y unté un poco de mermelada.
-Entonces vas perfectamente- dije llevándome la tostada a la boca. Cuando tragué, continué hablando- Tienes miedo al propio miedo ¿qué esperabas? Pero una vez estés allí las cosas cambiaran- volví a dar otro bocado a la tostada- durante todo este año me he estado preguntando una cosa ¿Cuánto tiempo aguantaras ahí abajo?
Mefistófeles- Demonio
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Re: Sentencia.
-Tienes miedo al propio miedo ¿qué esperabas? Pero una vez estés allí las cosas cambiaran; durante todo este año me he estado preguntando una cosa ¿Cuánto tiempo aguantaras ahí abajo?
No sabía qué responder, simplemente seguí con la mirada perdida en el café mientras giraba la cucharilla. Yo no quería ser un demonio, ¿pero quién era el listo que duraba toda la eternidad en el Infierno siendo torturado? ¿No había una oportunidad de ir al cielo? Me daba mucho miedo, aquello sería horrible, pensarlo no estaba siendo muy adecuado pues estaba entrándome un miedo que no me dejaba vivir. Acabé por no contestar a su pregunta y comencé a desyunar con él, tan solo me tomé el café y un trozo de queso, se me había quitado el apetito. Me levanté sin decírle nada y sin mirarle en lo absoluto y me dirigí a la pequeña biblioteca. Tenía libros guardados del Vaticano. Busqué un libro en especial: Demonis del Infierno, algo que narrase quienes y cómo eran los demonios de más alto rango.
Me dirigí al salón y me tumbé en el sofá abriendo el libro y buscando a Mefistófeles. Lo leí con atención, al parecer era el mal encarnado y un demonio de muy alto estatus con afán aristocrático. Increíble, el libro le había descrito tal y como le conocía.
-Aquí pone que estás por encima de Astaroth, Azazel y Behemoth, no me lo esperaba- dije gritando un poco, no sabía si se hayaba en el salón o en la cocina aún pues el libro me estaba dejando embelesada- También pone que no te gusta "hacer el trabajo de campo" que prefieres que los demonios hagan el trabajo sucio por tí... Pues que egocéntrico eres ¿no?
No sabía qué responder, simplemente seguí con la mirada perdida en el café mientras giraba la cucharilla. Yo no quería ser un demonio, ¿pero quién era el listo que duraba toda la eternidad en el Infierno siendo torturado? ¿No había una oportunidad de ir al cielo? Me daba mucho miedo, aquello sería horrible, pensarlo no estaba siendo muy adecuado pues estaba entrándome un miedo que no me dejaba vivir. Acabé por no contestar a su pregunta y comencé a desyunar con él, tan solo me tomé el café y un trozo de queso, se me había quitado el apetito. Me levanté sin decírle nada y sin mirarle en lo absoluto y me dirigí a la pequeña biblioteca. Tenía libros guardados del Vaticano. Busqué un libro en especial: Demonis del Infierno, algo que narrase quienes y cómo eran los demonios de más alto rango.
Me dirigí al salón y me tumbé en el sofá abriendo el libro y buscando a Mefistófeles. Lo leí con atención, al parecer era el mal encarnado y un demonio de muy alto estatus con afán aristocrático. Increíble, el libro le había descrito tal y como le conocía.
-Aquí pone que estás por encima de Astaroth, Azazel y Behemoth, no me lo esperaba- dije gritando un poco, no sabía si se hayaba en el salón o en la cocina aún pues el libro me estaba dejando embelesada- También pone que no te gusta "hacer el trabajo de campo" que prefieres que los demonios hagan el trabajo sucio por tí... Pues que egocéntrico eres ¿no?
Katrina Volkova- Cazador
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Re: Sentencia.
-Aquí pone que estás por encima de Astaroth, Azazel y Behemoth, no me lo esperaba- escuché. Terminé de beberme el café con un largo trago y me levanté de la mesa- También pone que no te gusta "hacer el trabajo de campo" qué prefieres que los demonios hagan el trabajo sucio por tí... Pues que egocéntrico eres ¿no?
Seguí su voz hasta llegar a un pequeño salón donde la vi tumbada leyendo un libro.
Cuando estuve a su altura, le quité el libro de las manos y lo repasé por encima.
-No puedes fiarte de lo que dicen los libros escritos por humanos, ellos apenas nos conocen- cerré el libro y lo lancé contra uno de los sillones vacíos- La única que es superior a los demás es Lilith, los demás solo somos humildes siervos. Aunque eso de que me gusta que me hagan el trabajo sucio… lo han clavado, soy un poco vago para con mis obligaciones. No puedo evitarlo, la comodidad puede conmigo…- acepté agachando la cabeza- ¿Y esa curiosidad hacia mi persona? Tengo que reconocer que me tratas demasiado bien para ser enemigos ¿sabes?
Seguí su voz hasta llegar a un pequeño salón donde la vi tumbada leyendo un libro.
Cuando estuve a su altura, le quité el libro de las manos y lo repasé por encima.
-No puedes fiarte de lo que dicen los libros escritos por humanos, ellos apenas nos conocen- cerré el libro y lo lancé contra uno de los sillones vacíos- La única que es superior a los demás es Lilith, los demás solo somos humildes siervos. Aunque eso de que me gusta que me hagan el trabajo sucio… lo han clavado, soy un poco vago para con mis obligaciones. No puedo evitarlo, la comodidad puede conmigo…- acepté agachando la cabeza- ¿Y esa curiosidad hacia mi persona? Tengo que reconocer que me tratas demasiado bien para ser enemigos ¿sabes?
Mefistófeles- Demonio
- Mensajes : 537
Fecha de inscripción : 03/10/2010
Re: Sentencia.
-¿Y esa curiosidad hacia mi persona? Tengo que reconocer que me tratas demasiado bien para ser enemigos ¿sabes?
-¿A sí? No me había dado cuenta...- dije con un tono de voz lento.
Volví a por el libro, lo cogí y lo volví a abrir. Busqué algún otro demonio. Recordaba que Mefistófeles había mencionado alguna vez a un tal Alistair, así que fue el siguiente.
-Alistair: es un demonio que se encarga de torturar las almas que caen de la Tierra, no es el único pero se le reconoce por ser el "Maestro de la Tortura". Normalmente prefiere permanecer en el Infierno pues disfruta torturando a sus víctimas... Oh dios mío, ¿puedes hacerme un pequeño favor? Tortúrame tú en el Infierno, tú u otro demonio que no sea Alistair, lo prefiriría. También prefiriría a otro demonio antes que a tí- Normal... no soportaría que Mefistófeles me torturase, no me afectaría bien psicológicamente.- ¿Me concedes ese último deseo?- dije poniendo ojitos.
-¿A sí? No me había dado cuenta...- dije con un tono de voz lento.
Volví a por el libro, lo cogí y lo volví a abrir. Busqué algún otro demonio. Recordaba que Mefistófeles había mencionado alguna vez a un tal Alistair, así que fue el siguiente.
-Alistair: es un demonio que se encarga de torturar las almas que caen de la Tierra, no es el único pero se le reconoce por ser el "Maestro de la Tortura". Normalmente prefiere permanecer en el Infierno pues disfruta torturando a sus víctimas... Oh dios mío, ¿puedes hacerme un pequeño favor? Tortúrame tú en el Infierno, tú u otro demonio que no sea Alistair, lo prefiriría. También prefiriría a otro demonio antes que a tí- Normal... no soportaría que Mefistófeles me torturase, no me afectaría bien psicológicamente.- ¿Me concedes ese último deseo?- dije poniendo ojitos.
Katrina Volkova- Cazador
- Mensajes : 419
Fecha de inscripción : 19/09/2010
Edad : 32
Localización : El mundo
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