Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
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Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Recuerdo del primer mensaje :
Revisar los libros que encontré en el sepulcro de mi madre había sido una tarea casi imposible ya que la mayoría estaba en lenguas que yo no entendía y no conocía a nadie que pudiera ayudarme a traducirlos. Aunque lo conociera, necesitaba saber que era una persona relativamente confiable puesto que no sabía cual era el contenido que encontraría entre esas viejas hojas.
Prejuiciosa como siempre, supuse que los más grandes serían los poseedores de secretos e información valiosa, sobre todo por su gran cantidad de páginas. Los pequeños los dejé al último y me llevé una gran decepción al darme cuenta de que uno de ellos era algo parecido a un diario escrito por mi madre. Me puse furiosa de no haberme dado cuenta antes.
Con cariño saboreé las palabras, me encantaba su estilo elegante y melancólico. La mayor parte del texto estaba escrito en ingles y latín lo cual me facilitaba las cosas; sin embargo al igual que otros tomos, tenía códigos indescifrables para alguien como yo. Después de comparar con pergaminos encontrados en la biblioteca, descubrí que uno de los idiomas era el córnico, lamentablemente se decía que estaba en desuso.
En una de las hojas se describía mediante dibujos como abrir un libro que más bien parecía una caja metálica llena de cerraduras; la aparente llave se veía llena de joyas. Intrigada busqué por toda la mansión el mentado cofrecito pero no encontré nada, gracias a una corazonada y un sueño, fui una vez más al cementerio con la esperanza de haber olvidado allí el estuche, sin embargo el resultado fue el mismo.
Ya desesperada, a mi pesar abrí el sarcófago donde descansaba mi creadora; el olor era fétido, tuve que contener las nauseas. Metí la mano entre sus restos con un sentimiento de culpa; colgando de su cuello podrido se encontraba la llave, mas del libro no había rastro en ninguna parte del ataúd. En ella se observaban talladas las siguientes palabras:
Prejuiciosa como siempre, supuse que los más grandes serían los poseedores de secretos e información valiosa, sobre todo por su gran cantidad de páginas. Los pequeños los dejé al último y me llevé una gran decepción al darme cuenta de que uno de ellos era algo parecido a un diario escrito por mi madre. Me puse furiosa de no haberme dado cuenta antes.
Con cariño saboreé las palabras, me encantaba su estilo elegante y melancólico. La mayor parte del texto estaba escrito en ingles y latín lo cual me facilitaba las cosas; sin embargo al igual que otros tomos, tenía códigos indescifrables para alguien como yo. Después de comparar con pergaminos encontrados en la biblioteca, descubrí que uno de los idiomas era el córnico, lamentablemente se decía que estaba en desuso.
En una de las hojas se describía mediante dibujos como abrir un libro que más bien parecía una caja metálica llena de cerraduras; la aparente llave se veía llena de joyas. Intrigada busqué por toda la mansión el mentado cofrecito pero no encontré nada, gracias a una corazonada y un sueño, fui una vez más al cementerio con la esperanza de haber olvidado allí el estuche, sin embargo el resultado fue el mismo.
Ya desesperada, a mi pesar abrí el sarcófago donde descansaba mi creadora; el olor era fétido, tuve que contener las nauseas. Metí la mano entre sus restos con un sentimiento de culpa; colgando de su cuello podrido se encontraba la llave, mas del libro no había rastro en ninguna parte del ataúd. En ella se observaban talladas las siguientes palabras:
“Sit misericordia tua Domine super nos sicut expectavimus te”
Recordaba haberlas visto en alguna ocasión, decía: Sea sobre nosotros tu misericordia, oh señor, según hemos esperado en ti. Probablemente en la biblia, sin embargo mi madre sabía bien que no era una verdadera cristiana; eso lo hacía todo aún más extraño. El día siguiente me dediqué a seguir examinando las habitaciones; si tenía la llave, probablemente el libro también estaba entre sus pertenencias. Los sirvientes me observaban ir y venir pensando que me había vuelto loca.
Para la noche quedé agotada, eran decenas de cuartos y sólo dí una vuelta por los principales, seguramente en algunos no había entrado mi familia en bastantes años, que yo lo hiciera sería una perdida de tiempo. Tragándome el orgullo de hacer todo por mi cuenta, decidí hablar con la vieja sirvienta Mary. Resultó que después de morir mi padre, Agustus donó algunos objetos al museo ya que eso daba algo más de nivel a la familia en la sociedad; la caja se veía antigua y llena de grabados extraños, al moverla no sonaba nada dentro por lo que supuso no tenía dinero ni nada de importancia ya que ni siquiera estaba entre las cosas de valor. La llevó y no la abrieron tanto por miedo a destruir el contenido como ya había ocurrido en otras ocasiones con objetos viejos, como por supersticiosos, debido a que tenía simbología pagana.
-¿Por qué no lo dijo antes? – Pregunté furiosa por tantas horas desperdiciadas.
-Porque no me lo preguntó niña – Respondió la anciana.
-…….- No tenía palabras para esa respuesta que no me hicieran quedar como tonta o maltratar a mi nana.
En cuanto amaneció me dí una vuelta por el museo; efectivamente la pequeña arca se encontraba en un rincón. En la casa teníamos una exhibición de los tesoros familiares pero muchos ricos recurrían a los museos donde podían ser vistos por mucha más gente sin necesidad de que se dieran una vuelta por sus mansiones. En una estantería de cristal se lucía con su grabado superior del árbol de la vida, ya me había familiarizado con la imagen celta.
Como había sido un donativo era casi imposible que me la regresaran, al menos no en una gran cantidad de meses y papeleos innecesarios. Preguntar sólo me haría sospechosa si de pronto no aparecía. El asunto dio varias vueltas por la noche en mi cabeza. Pasé toda la tarde analizando como una mujer podía entrar y salir evitando peleas.
Recordé cuanta gente se había quedado accidentalmente encerrada en alguna ocasión; el museo británico tenía apenas alrededor de cuarenta años de haber sido abierto, por fortuna eran pocos los tontos que se habían aventurado a tratar de robarlo y más porque la mayoría de objetos eran grandes y difíciles de transportar.
Al día siguiente conseguí un traje perfecto de caballero, me daba mayor movilidad; cuando entró un grupo grande de gente, me colé entre ellos aunque adentro seguimos caminos diferentes. Daba pasos elegantes con un hermoso bastón de mango metálico, dirigiéndome a la exhibición egipcia, justo al lado de donde estaba mi objetivo. Con más asco que gusto, cuando se hizo tarde y se fue quedando sólo el lugar, aproveché un descuido para meterme a un sarcófago el cual compartí con una momia; era una suerte no creer en maldiciones. Allí esperé a que se hiciera de noche.
Cuando calculé que había pasado mucho tiempo, salí. El lugar tenía algunas velas prendidas, las suficientes para que los veladores revisaran; los guardias vigilaban por fuera. Me quité el saco y lo coloqué sobre el vidrio que me separaba de la caja, con ello trataba de ahogar el sonido; respiré hondo y dí el primer golpe con el mango del bastón, efectivamente era mucho menos audible pero no lo suficientemente fuerte para romperme. Como deseé que la tal “Rosetta Stone” que habían adquirido precisamente un par de semanas antes, fuera más pequeña para golpearlo con ella. Seguí intentando, cuidando que no viniera nadie. Si tenía suerte, me metería al ataúd egipcio con ella, esperaría la tarde siguiente y saldría del museo como si nada. Un plan con muchas deficiencias pero debía arriesgarme.
Para la noche quedé agotada, eran decenas de cuartos y sólo dí una vuelta por los principales, seguramente en algunos no había entrado mi familia en bastantes años, que yo lo hiciera sería una perdida de tiempo. Tragándome el orgullo de hacer todo por mi cuenta, decidí hablar con la vieja sirvienta Mary. Resultó que después de morir mi padre, Agustus donó algunos objetos al museo ya que eso daba algo más de nivel a la familia en la sociedad; la caja se veía antigua y llena de grabados extraños, al moverla no sonaba nada dentro por lo que supuso no tenía dinero ni nada de importancia ya que ni siquiera estaba entre las cosas de valor. La llevó y no la abrieron tanto por miedo a destruir el contenido como ya había ocurrido en otras ocasiones con objetos viejos, como por supersticiosos, debido a que tenía simbología pagana.
-¿Por qué no lo dijo antes? – Pregunté furiosa por tantas horas desperdiciadas.
-Porque no me lo preguntó niña – Respondió la anciana.
-…….- No tenía palabras para esa respuesta que no me hicieran quedar como tonta o maltratar a mi nana.
En cuanto amaneció me dí una vuelta por el museo; efectivamente la pequeña arca se encontraba en un rincón. En la casa teníamos una exhibición de los tesoros familiares pero muchos ricos recurrían a los museos donde podían ser vistos por mucha más gente sin necesidad de que se dieran una vuelta por sus mansiones. En una estantería de cristal se lucía con su grabado superior del árbol de la vida, ya me había familiarizado con la imagen celta.
Como había sido un donativo era casi imposible que me la regresaran, al menos no en una gran cantidad de meses y papeleos innecesarios. Preguntar sólo me haría sospechosa si de pronto no aparecía. El asunto dio varias vueltas por la noche en mi cabeza. Pasé toda la tarde analizando como una mujer podía entrar y salir evitando peleas.
Recordé cuanta gente se había quedado accidentalmente encerrada en alguna ocasión; el museo británico tenía apenas alrededor de cuarenta años de haber sido abierto, por fortuna eran pocos los tontos que se habían aventurado a tratar de robarlo y más porque la mayoría de objetos eran grandes y difíciles de transportar.
Al día siguiente conseguí un traje perfecto de caballero, me daba mayor movilidad; cuando entró un grupo grande de gente, me colé entre ellos aunque adentro seguimos caminos diferentes. Daba pasos elegantes con un hermoso bastón de mango metálico, dirigiéndome a la exhibición egipcia, justo al lado de donde estaba mi objetivo. Con más asco que gusto, cuando se hizo tarde y se fue quedando sólo el lugar, aproveché un descuido para meterme a un sarcófago el cual compartí con una momia; era una suerte no creer en maldiciones. Allí esperé a que se hiciera de noche.
Cuando calculé que había pasado mucho tiempo, salí. El lugar tenía algunas velas prendidas, las suficientes para que los veladores revisaran; los guardias vigilaban por fuera. Me quité el saco y lo coloqué sobre el vidrio que me separaba de la caja, con ello trataba de ahogar el sonido; respiré hondo y dí el primer golpe con el mango del bastón, efectivamente era mucho menos audible pero no lo suficientemente fuerte para romperme. Como deseé que la tal “Rosetta Stone” que habían adquirido precisamente un par de semanas antes, fuera más pequeña para golpearlo con ella. Seguí intentando, cuidando que no viniera nadie. Si tenía suerte, me metería al ataúd egipcio con ella, esperaría la tarde siguiente y saldría del museo como si nada. Un plan con muchas deficiencias pero debía arriesgarme.
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
- Mensajes : 583
Fecha de inscripción : 06/10/2010
Edad : 37
Localización : Inglaterra
Re: Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Escuche una perta cerrarse a varias salas de aquí, alguien había entrado o salido, cualquiera de las 2 opciones había que investigar, corrí por el pasillo esquivando sotos los espectros, iba tan rápido que formaba una ráfaga de viento a mi paso que sacudía con fuerza las cortinas de los ventanales, llegue en cuestión de segundos hasta la puerta cerrada, intente empujarla pero una energía azul me lanzo contra la pared, me levante y comencé a golpear la puerta con la varilla de hierro, cada golpe hacia visible la barrera de energía, cada impacto sacaba hondas azules como cuando se golpea el agua cristalina.
Seguramente la fuente de la energía que nos tenía atrapados estaba dentro, lo preocupante es que la puerta se hubiera cerrado cuando Natasha entro.
-¿¡Natasha, está ahí señorita!?- grite esperando escucharla del otro lado, en lugar de eso sonaron carcajadas graves y tenebrosas.
Rápido me vi rodeado de espectros, tuve que hacerlos desaparecer y esquivar sus ataques al mismo tiempo, era muchos más que en cualquier otro lugar de museo que hubiera visto hasta este momento. Tenía que estar en constante movimiento para no ser alcanzado, por cada fantasma que me deshacía aparecían 2, tenía que estar saltando, deslizándome, corriendo, girando y demás movimientos para evitar los golpes letales, si no se me ocurría algo más, pronto serian tantos que me rebanarían en trozos.
Seguramente la fuente de la energía que nos tenía atrapados estaba dentro, lo preocupante es que la puerta se hubiera cerrado cuando Natasha entro.
-¿¡Natasha, está ahí señorita!?- grite esperando escucharla del otro lado, en lugar de eso sonaron carcajadas graves y tenebrosas.
Rápido me vi rodeado de espectros, tuve que hacerlos desaparecer y esquivar sus ataques al mismo tiempo, era muchos más que en cualquier otro lugar de museo que hubiera visto hasta este momento. Tenía que estar en constante movimiento para no ser alcanzado, por cada fantasma que me deshacía aparecían 2, tenía que estar saltando, deslizándome, corriendo, girando y demás movimientos para evitar los golpes letales, si no se me ocurría algo más, pronto serian tantos que me rebanarían en trozos.
Raymond Rheinhardt- Vampiro - Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 14/10/2010
Edad : 42
Re: Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Estaba petrificada por semejante espectáculo, en mi vida había visto algo así; alguna vez sentí los ojos de las muñecas o esculturas sobre mí pero lo justificaba culpando a la paranoia o algo parecido. No me moví hasta tenerlas casi encima, mis ojos no creían lo que veían.
-¡Maldición!- Articulé molesta; con la varilla golpee a una de las estatuas pero nada pasó, lo peor es que siendo objetos dudaba mucho que eso les fuera a doler. Lo hice por segunda ocasión con mayor fuerza, a mi favor tenía que eran bastante viejas, la cabeza de una salió volando y se despedazó contra la pared - …Esa era una de mis favoritas.
Estaba justo en medio de todo el caos, tendría que abrirme paso y tratar de abrir la puerta por la que llegué o alguna de las de los lados; como fuera, el centro me volvía un blanco fácil, comencé a golpearlas agresivamente. Por la falta de articulaciones más que caminar, se deslizaban de forma temible.
-¿No tienes un mejor truco? – No me había logrado tocar ni una sola; romper tantas me estaba quitando el estrés. Debí callarme mientras podía porque comenzaron a flotar los jarrones, espadas, armaduras, lanzas y otros objetos griegos de la habitación; siendo lanzados a mí paulatinamente como si de una catapulta invisible se tratara. No me quedaba otra que desviar, esquivar y esconderme tras las esculturas.
Seguir esa ritmo era cada vez más pesado; estaba agotada, en un descuido una de las espadas me abrió la mejilla y se clavó a mis espaldas, por escasos centímetros pudo volarme la cabeza. No tenía tiempo de calar la cerradura a pesar de haber llegado a la puerta que ahora lucía más como un alfiletero.
Me molesté y me sentía tan acorralada que por mucha culpa que me causara tendría que recurrir a otras habilidades, ¿pero cuál?...
-¡Maldición!- Articulé molesta; con la varilla golpee a una de las estatuas pero nada pasó, lo peor es que siendo objetos dudaba mucho que eso les fuera a doler. Lo hice por segunda ocasión con mayor fuerza, a mi favor tenía que eran bastante viejas, la cabeza de una salió volando y se despedazó contra la pared - …Esa era una de mis favoritas.
Estaba justo en medio de todo el caos, tendría que abrirme paso y tratar de abrir la puerta por la que llegué o alguna de las de los lados; como fuera, el centro me volvía un blanco fácil, comencé a golpearlas agresivamente. Por la falta de articulaciones más que caminar, se deslizaban de forma temible.
-¿No tienes un mejor truco? – No me había logrado tocar ni una sola; romper tantas me estaba quitando el estrés. Debí callarme mientras podía porque comenzaron a flotar los jarrones, espadas, armaduras, lanzas y otros objetos griegos de la habitación; siendo lanzados a mí paulatinamente como si de una catapulta invisible se tratara. No me quedaba otra que desviar, esquivar y esconderme tras las esculturas.
Seguir esa ritmo era cada vez más pesado; estaba agotada, en un descuido una de las espadas me abrió la mejilla y se clavó a mis espaldas, por escasos centímetros pudo volarme la cabeza. No tenía tiempo de calar la cerradura a pesar de haber llegado a la puerta que ahora lucía más como un alfiletero.
Me molesté y me sentía tan acorralada que por mucha culpa que me causara tendría que recurrir a otras habilidades, ¿pero cuál?...
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
- Mensajes : 583
Fecha de inscripción : 06/10/2010
Edad : 37
Localización : Inglaterra
Re: Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Algunas de las salas no solo tenían puerta hacia el pasillo, también hacia las salas de los lados, lo más probable era que también estuvieran selladas pero no tenía nada más que hacer mientras esquivaba ataques y desaparecía fantasmas, entre saltos giros y golpes logre deshacerme de la suficiente cantidad de fantasmas para llegar a la sala siguiente y entrar.
Efectivamente tenía puerta hacia la otra sala pero estaba cerrada y al intentar golpearla la energía azul me lo impidió, pero pude ver que la barrera se limitaba a la puerta, la pared parecía no estar energizada.
Comencé a golpear y patear la pared, con la varilla iba tumbando pedazo a pedazo el grueso y fuerte muro, lo destrozaba tan rápido como me lo permitían los espectros con sus constantes ataques, me habían alcanzado un par de veces en la espalda, volteaba y despachaba un puñado de fantasmas para luego volver a la pared y tirar un pedazo mas y repetir la acción.
Efectivamente tenía puerta hacia la otra sala pero estaba cerrada y al intentar golpearla la energía azul me lo impidió, pero pude ver que la barrera se limitaba a la puerta, la pared parecía no estar energizada.
Comencé a golpear y patear la pared, con la varilla iba tumbando pedazo a pedazo el grueso y fuerte muro, lo destrozaba tan rápido como me lo permitían los espectros con sus constantes ataques, me habían alcanzado un par de veces en la espalda, volteaba y despachaba un puñado de fantasmas para luego volver a la pared y tirar un pedazo mas y repetir la acción.
Raymond Rheinhardt- Vampiro - Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 14/10/2010
Edad : 42
Re: Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Fuego, maldición… mi mejor alternativa era el elemento que más despreciaba, el pensar que si lo usaba terminaría quemando tantos valiosos objetos me hacía sentir aún peor. No… esa no era la alternativa más acorde a la situación, ¿qué me ganaba con causar un infierno sí mi atacante no daba la cara?
Seguía sin poder darle la espalda, en cualquier momento una espada podría atravesarme de lado a lado y el esfuerzo de ir a conseguir el libro no habría valido la pena. Desgraciado sádico, me tenía atrapada en su red como a una mosca; de fondo sus risas no paraban de oírse alrededor de la habitación, al tiempo que una de las paredes parecía ser golpeada una y otra vez.
Esa noche me di cuenta de algo especial, necesitaba entrenamiento, lo que era ahora no bastaba para sobrevivir en un mundo lleno de anomalías; mi orgullo quedaba de lado, era una simple humana que no podía enfrentarme a todo y salir bien librada. Si lograba escapar, la próxima vez no sería un blanco fácil.
Seguía sin poder darle la espalda, en cualquier momento una espada podría atravesarme de lado a lado y el esfuerzo de ir a conseguir el libro no habría valido la pena. Desgraciado sádico, me tenía atrapada en su red como a una mosca; de fondo sus risas no paraban de oírse alrededor de la habitación, al tiempo que una de las paredes parecía ser golpeada una y otra vez.
Esa noche me di cuenta de algo especial, necesitaba entrenamiento, lo que era ahora no bastaba para sobrevivir en un mundo lleno de anomalías; mi orgullo quedaba de lado, era una simple humana que no podía enfrentarme a todo y salir bien librada. Si lograba escapar, la próxima vez no sería un blanco fácil.
Natasha Von Hannover- Humano - Clase Alta
- Mensajes : 583
Fecha de inscripción : 06/10/2010
Edad : 37
Localización : Inglaterra
Re: Una noche en Mountague House [Raymond y libre]
Logre abrir un pequeño orificio hasta el otro lado de la pared, pude darme tiempo para mirar y ver a Natasha esquivando un sinfín de objetos lanzados hacia ella, su rostro sangraba, introduje la varilla y la deje caer al otro lado de la pared, una fracción de segundo después pase a través del orificio en forma de neblina. Al recobrar mi forma natural tome la varilla y comencé a bloquear tantos ataques como podía, los demás los esquivaba.
Mi aparición distrajo a la joven y por poco la golpea una gran estatua de cantera, entre su reacción y un empujo de mi parte salió ilesa.
Comencé a mirar hacia todos lados, podía sentir esa presencia fría y tenebrosa, pero ¿Dónde se estaba escondiendo?
Mi aparición distrajo a la joven y por poco la golpea una gran estatua de cantera, entre su reacción y un empujo de mi parte salió ilesa.
Comencé a mirar hacia todos lados, podía sentir esa presencia fría y tenebrosa, pero ¿Dónde se estaba escondiendo?
Raymond Rheinhardt- Vampiro - Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 14/10/2010
Edad : 42
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